Gianna apretó el vaso desechable de café cuando esa imagen volvió a su mente. Cada vez que esa escena se reproducía en su cabeza, una pequeñísima jaqueca la embargaba, pero así como llegaba también se iba. Darragh le envió un mensaje en ese momento; el lobo acababa de aterrizar en Alemania. Gianna no lo acompañó porque tenía trabajo y, aunque podía tomarse unos días libres porque su prometido era el jefe, decidió ser responsable y no aprovecharse del favoritismo. Esa tarde tenía una cita importante con Beth. La boda debía ser pronto y el primer paso era buscar a un organizador de bodas que se encargara de todo. Y Gianna se sentía tan extraña.Unos días atrás había peleado a muerte con un vampiro, esa tarde pensaba en su boda, ¿cómo su vida se había convertido en eso? ¡Meses atrás sólo pensaba en reunir el dinero de la renta!La loba bebió un poco del café y pensó en esas imágenes que iban y venían de su mente; eran recuerdos, estaba segura. La imagen de su madre había regresado var
Gianna empezaba a tener miedo de esas enormes carreteras solitarias que eran tan comunes en Estados Unidos, mucho más de las desviaciones, como la que tomó Harry en ese momento. No había un solo señalamiento que pudiera indicar a dónde se dirigían, pero llevaban más de dos horas de viaje.Darragh rondaba su mente, aunque su presencia era débil. La distancia repercutía en su vínculo, al parecer todavía debían fortalecerlo más y no sabía cómo hacerlo; Gianna creía que quizá era cuestión de tiempo. —Oh, por la Diosa Luna, siento que en cualquier momento terminaremos en una escena de la Masacre de Texas —soltó Beth cuando no pudo contenerse más—. Perdón.Harry rió. Beth le agradaba, era una chica guapa y alegre, pero muy lejos de sus ligas porque era la hija de los betas; imposible ofrecerle algo decente a una loba como ella. —Estamos muy lejos de Texas. —La calmó Gianna.—Rodeadas por las montañas de Los Apalaches, ¡qué tranquilidad! —ironizó la rubia.Gianna y Harry compartieron una
Darragh supo que algo estaba mal. No sabía cómo, pero su corazón le dijo eso y se sintió ridículo por sentir que un órgano humano podría decirle semejante cosa. Incluso se preguntó, ¿y si tenía un poco del extraño don de Aleksi? Aunque pronto lo descartó, era evidente que esa «corazonada» era por su vínculo con Gianna.En Nueva York todavía no había anochecido, probablemente su Luna estaba entrenando u ocupada con el trabajo. Gia era una empleada responsable y eso explicaría por qué no había respondido las diecisiete llamadas.Dieciocho. Darragh gruñó por lo bajo y guardó el celular en el interior de su elegante abrigo negro. La temperatura había bajado considerablemente y era el único que se mantenía en el balcón del recinto donde era la fiesta. No era un tipo sociable, nunca lo fue, aunque la mayoría creía que disfrutaba de las reuniones; él sólo estaba ahí porque era lo que se esperaba del futuro alfa. La compañía había adquirido una prometedora empresa tecnológica y la fiesta e
Gianna atravesó por el medio de la larga hilera de escritorios que antecedían el pasillo que conducía a la oficina de su mate.Esa mañana no tenía ánimos para vestir de forma presentable, pero lo hizo. Llevaba un elegante conjunto en color azul marino, la cabellera roja recogida en una trenza y una ligera capa de maquillaje para disimular las ojeras por culpa de no dormir toda la noche.Pero es que no pudo pegar el párpado con las imágenes que llegaban a su cabeza. No eran recuerdos, sino imaginaciones suyas, pero cada una era peor que la anterior. Gianna creaba escenas en las que Darragh la arrebataba de los brazos de su madre cuando eso era imposible porque en ese tiempo él también era joven, aunque… ya tenía más fuerza que el promedio.Y luego imaginaba a su madre peleando con todas sus fuerzas sin poder ganar, porque por algo estaba ella ahí, porque su madre no pudo defenderla más.¿La habían matado? ¿Ella fue la causante de la muerte de su madre?Las lágrimas volvieron a arremoli
Gianna alisó la falda de su vestido marrón mientras aguardaba en la sala de espera. Ni ella entendía por qué simplemente no había cancelado la cita con el organizador de la boda, es decir, llevaba tres días sin pisar el penthouse de su mate y hablando lo mínimo con él para el trabajo.Darragh, por su parte, estaba a punto de escalar por las paredes por la pura frustración. ¿Qué demonios significa eso de «darse un tiempo»? Él no entendía nada de esas cosas, ¡hasta se sintió anciano!¡Ya tenía el cabello blanco, no faltaba nada!La loba sabía que su mate acababa de llegar al edificio, podía sentirlo recorriendo los límites de su subconsciente y tratando de entrar para susurrarle mil veces que lo perdonara; pero ella se mantenía firme.Gianna amaba a Darragh con locura; sin embargo, no podía asimilar que le ocultó algo tan importante por todo ese tiempo y que ni a través de su vínculo fue capaz de verlo.La pelirroja estaba asombrada del poder mental de su mate; esperó algún día poder h
—¿Un club nocturno? —inquirió Gianna cuando se detuvieron frente no a cualquier club nocturno, sino a uno de los más exclusivos y costosos de Manhattan.Para entrar a dicho lugar necesitabas una reservación con semanas o meses de anticipación, además pertenecer a la esfera alta de la sociedad y ser físicamente casi perfecto; menos mal que Darragh entraba en todas las categorías, pensó Gia.—Sí, así es —respondió Darragh—. Harry ya espera por nosotros.—¿Por qué aquí?—Es uno de los negocios del vampiro.Gianna enarcó ambas cejas y volvió a mirar la fachada que tenía en letras neón en color rojo el nombre del lugar, «Red bites».«Tiene sentido», reflexionó ella.—Nunca imaginé a un vampiro regentando un club nocturno.Darragh respiró hondo e hizo un asentimiento al chico del valet parking para indicarle que podía acercarse.—Si uno fue presidente, lo de menos es el club nocturno.Gianna dejó caer la quijada.—¿Uno fue presidente? ¿Quién?Darragh sonrió y abrió la puerta de la camioneta
Esta vez la pareja no tropezó con todos los muebles a su paso, conocían mejor el departamento y habían hecho ese mismo recorrido muchas veces cuando la pasión ganaba. Darragh giró entre sus brazos a su Luna, la empujó contra la isleta de la cocina y subió su falda.Gianna apretó las piernas por la tensión, pero su mate la obligó a abrirlas y metió la mano por debajo de la ropa interior hasta tocar ese punto sensible que la hizo gemir. Él la sujetó por el cuello y la hizo ladear la cabeza para morderla donde el pulso era más fuerte en la garganta.Fue una mordida suave, sólo con la presión necesaria para dejarle unas marcas, pero Gianna percibió el dolor como un choque de placer. Los dedos de Darragh resbalaban entre los pliegues húmedos de su Luna; la hizo doblarse sobre la isleta y empezó a penetrarla con los dedos. Gianna gemía; ni había tenido tiempo de quitarse los zapatos de tacón, pero no imaginaba que a Darragh eso le gustaba más. El orgasmo de Gianna llegó rápido; había pa
Si Gianna no había pensado en su boda, mucho menos en una cena de compromiso. Ni siquiera estaba segura de que siempre se realizaran o sólo fuera en las películas, pero de primera mano estaba comprobando que… sí, se hacían y que ella tendría una. Frederick la pasó difícil organizándola en el plazo de dos semanas, pero lo logró con el presupuesto infinito de Darragh; de lo contrario, habría sido imposible. Gianna se miró en el espejo de la habitación. Portaba un esplendoroso vestido beige con piedrecitas que reflejaban los brillos de las luces. Su cabello estaba sujeto en un elaborado chongo, con flores y una tiara que la hacía lucir como una verdadera princesa.Afuera, el murmullo de los invitados recorría los pasillos. La cena de compromiso se realizaría en una elegante casa con un amplio jardín en donde sería la fiesta; Gianna se encontraba terminando de alistarse en una de las habitaciones. Beth irrumpió como un torbellino en la habitación sin parar de parlotear sobre todos los