Gianna palideció. El muro mental de Darragh se desplomó por la impresión de verla ahí, pero ella ni quiso indagar en sus pensamientos.—Yo… —¡Oh! —exclamó Cornelia y bajó con un delicado salto del escritorio—. Perdón, ¿tenían una reunión?—Gianna… —empezó Darragh—. Puedo explicarlo.«Puedo explicarlo», esas dos frases hicieron hervir la sangre en Gianna. La loba apretó los puños, respiró hondo y dijo:—Me confundí, disculpen.Gianna retrocedió, cerró la puerta y giró sobre los talones. Beth, quien había visto todo, la dejó pasar. —¡Espera! —gritó él al abrir la puerta. Beth se sobresaltó—. ¡Gianna!Pero su Luna ya había salido de la oficina y caminaba grandes pasos entre las hileras de mesas. Las lágrimas se le aglomeraron en los ojos, sus puños temblaban de ira y estaba segura de que si permanecía un minuto más frente a esos dos terminaría estrellándole algo en la cabeza a su mate.«¿Mate?», se repitió y la primera lágrima cayó. Un mate no haría eso, jamás.—¡Gianna! ¡Te ordeno qu
—¿Planeas hacer un striptease? —preguntó Kilian a Darragh mientras éste se quitaba el saco y abría los primeros botones superiores de su camisa.—Tengo calor —contestó Darragh y abrió la ventana de la oficina, el aire acondicionado no estaba ayudando demasiado—. ¿Ustedes no?—No —contestó Aleksi—. Estás sudando.Darragh asintió y se paseó en círculos detrás del escritorio; no comprendía por qué de pronto sentía que estaban a cuarenta grados centígrados y no quince grados como indicaba su celular.Kilian subió los pies al lujoso escritorio de caoba de su hermano, pero Aleksi lo pateó para que los bajara.—No sé qué me sucede… Es como si el calor brotara de mi estómago —explicó Darragh—. Y me siento… desesperado, no sé.—¿Por ir a ver a Gianna? El amor te está pegando duro, hermano —bromeó Kilian.Darragh apretó la quijada y trató de intimidarlo haciendo cambiar sus ojos de color, pero su hermanito respondió igual; entonces el mayor sólo puso los ojos en blanco. Era complicado intimidar
Darragh recargó la frente en la puerta y dijo:—Mañana es luna llena, se abrirán los terrenos de la mansión por si deseas ir y no pasar tu transformación en la ciudad…Gianna se recargó en la puerta, mas no respondió.Darragh se marchó unos minutos después, entonces la loba regresó con su amiga, quien la recibió con un abrazo.—Lo lamento —murmuró la rubia—. ¿Estás segura de lo que hiciste?—No —admitió Gia. Las lágrimas seguían cayendo y su corazón dolía; sólo quería que Darragh la abrazara y la hiciera sentir especial, no una más de sus mujeres—, pero era necesario… Lo siento mucho por la Diosa Luna y los planes que tenía para nosotros…Su celular emitió un timbre, era una notificación. Gianna lo revisó, era un aviso sobre su ovulación prevista para el día siguiente.Beth contempló la pantalla, luego a su amiga y supo al instante lo que estaba planeando.—No puedes presentarte ahí en tu ovulación, lo entiendes, ¿verdad?—¿Por qué? ¿Darragh enloquecería al ver a tantos hombres intere
Beth supuso que todo estaba bien, ¿no? Es decir, Gianna y Darragh estaban juntos, el lobo no parecía demasiado enojado y su amiga tendría su protección. Pensó que ya nada podía salir mal, hasta que escuchó un refunfuño a sus espaldas.Cornelia caminaba hacia donde se encontraban Beth y Harry. Avanzaba a grandes pasos y con los puños apretados. La rubia, como buena amiga de Gia, reaccionó de la única forma en que se podía: metiéndole el pie a Cornelia.La prometida de Darragh se fue de boca hacia el suelo, pero logró meter las manos antes. Sin embargo, su precioso vestido blanco se llenó de tierra. Alrededor, los lobos que no se habían marchado hacia el bosque, miraron la escena un poco divertidos. Cornelia tampoco era muy querida por todos ellos gracias a su arrogancia.—¡¿Por qué hiciste eso?! —gritó Cornelia a Beth.Beth retrocedió. Ella no sabía pelear, nada, se agitaba hasta corriendo en la caminadora de su casa. Era una «loba de sala» como solía llamarse a sí misma. —Perdón, fue
Gianna quiso intervenir, pero pronto supo que Darragh iba ganando cuando reconoció que todos los chillidos y quejidos eran de Mark.El futuro alfa lo dejó inconsciente y bañado en sangre. Gianna observó atónita el cuerpo de Mark en su forma de lobo; se veía tan insignificante ahí cuando la había hecho sentir que ella era la poca cosa. El sonido de otros lobos los advirtió. Darragh no supo si iban por el olor de la sangre a ver qué sucedía o los atacarían, así que mordió suavemente el torso de su Luna y señaló el camino libre por delante.Gia entendió; pero estaba en shock. Demoró unos segundos más en reaccionar y escapar. Los lobos corrieron a toda prisa en medio del bosque bañado por la oscuridad. Los animales escapaban a su paso.Un par de venados pasaron corriendo frente a ellos. Gianna vio el terror en sus ojos, sin embargo, los lobos continuaron con su trayecto por un largo rato.Atravesaron otro riachuelo, caminaron por sus aguas claras por un rato y luego volvieron a interna
—Están en el calabozo —anunció Aleksi.Gianna casi dejó caer la taza de café que sostenía, ¿cómo que tenían un calabozo?Darragh ajustó mejor el nudo de la bata que cubría su desnudez; acababan de regresar del bosque y se encontraban en la recepción de la mansión. Él en su forma de lobo llevó a Gianna sobre el lomo, ella no tuvo energías para transformarse nuevamente. Kilian, adivinando que su hermano era un macho celoso, había pedido que colocaran un morral sobre su torso cuando se convirtiera en lobo, así pudo llevar consigo una bata para Gianna sólo por si las dudas. Por eso la mujer regresó cubierta y sin morir de pena frente a los hermanos de su mate.—Eran cinco, incluido Mark —dijo Darragh—. ¿Los encontraron a todos?—Sí, intentaban huir de los terrenos, pero los atraparon antes —contestó Kilian—. Cornelia ayudó.Gianna frunció el entrecejo, ¿cómo era posible eso? Quizá la loba no sabía que aquellos tipos estuvieron a punto de hacerle la vida más fácil, consideró la pelirroja.
Gianna no supo si era mejor o peor que sus suposiciones fueran erróneas. Ella siempre imaginó que los vampiros vivían en sitios preciosos y cubiertos de lujos; es decir, algunos habían vivido siglos y de seguro poseían muchísimo dinero. Sin embargo, en ese momento se encontraban frente a una vieja fábrica abandonada en medio del bosque que para nada lucía lujosa, sino tétrica y a punto de derrumbarse.—¿Es aquí? —inquirió Cornelia y se abrazó a sí misma—. Es horrible.Darragh suspiró hondo y demoró un momento en responder, pues estaba observando la camioneta de carga que continuaba sacudiéndose de un lado a otro aunque estuviera estacionada. Era evidente que los vampiros ya habían escuchado de su llegada, sus sentidos estaban mucho más desarrollados que los de los hombres lobo.—Es la guarida de un vampiro —explicó Darragh—. Fue quien entregó la sangre eterna a mi abuelo.—¿Y sabe que vendremos? No parece que le gusten las visitas sorpresa —dijo Gianna.—No, no avisé, es decir, no us
—El vampiro que viste se llama William —reveló la misteriosa mujer vampiro con un acento inglés notorio.Gianna estaba tan asustada que sus defensas flaqueaban. Los recuerdos continuaban mezclándose con su presente y le costaba mantener cerrada la puerta de su subconsciente.Darragh la miró, todos lo hicieron.—No sé —murmuró Gia—. Eso creo, era muy pequeña.La vampira sonrió, así parecía inofensiva, pero estaban seguros de que era letal.—Tus años son un pestañeo para nosotros, debe seguir cerca —suspiró la mujer.Gianna rogó que no fuera así. La mujer rió y todos los lobos sintieron un escalofrío descender por su columna.»Viste su rostro real, loba, no muchos pueden contar eso.—Escapé… —No —contradijo el vampiro—. Te dejó escapar, tal vez sólo se estaba divirtiendo.—La eternidad a veces es aburrida —sonrió la mujer—. Si lo vuelves a ver, envíale saludos.Gianna rogó a la Diosa Luna que eso jamás volviera a suceder. El vampiro también sonrió y dijo:—Aceptamos tu regalo, Ashbour