La misión

—Es cierto, Cristal, no somos humanos —reconoció Bryan y Cristal casi se sintió como si pudiera desmayarse de nuevo, pero temía demasiado por su vida como para permitírselo. –Pero te juro que no te haremos daño, ni somos asesinos. ¿Pudiste notar que la cosa que mató el capitán… quiero decir, Darien, no era humana, verdad?

Aunque vacilante, ella asintió.

—Esa cosa no es como nosotros, no era una persona, era un vampiro asesino y despiadado, nosotros los licántropos nos deshacemos de ellos por seguridad tanto nuestra como de los humanos.

—¿Li-licántropos?... —Sus ojos se abrieron de ancho en el entendimiento. -¿Ustedes son… hombres lobo?...

Era ridículo, absolutamente ridículo, pero de algún modo sabía que era cierto… eso o estaba alucinando.

Se sentía como si de un momento a otro ellos fueran a estallar en carcajadas (incluso los serios de Darien y Ulises) y se burlarían de la estúpida conclusión a la que llegó, confesando que todo era una broma, un programa de cámara oculta, un producto de su imaginación o lo que sea…

Pero ellos solo la miraron seriamente, y supo que no era ninguna broma, era real, por más imposible que sonará, por más que desafiaba todo hasta lo que en ese momento había creído, sabía que era real.

—Lo somos, Cristal, pero como puedes ver, no somos muy diferentes a ti, a los humanos normales. —Bryan seguía intentando calmarla. –Hemos visto sus películas raras sobre licántropos y vampiros, pero no somos como ustedes imaginan, sobre todos los vampiros… ellos son seres que solo se guían por su sed de sangre, en especial de mujeres… tanto mujeres licántropas como mujeres humanas…

—Estamos aquí porque necesitamos ayuda de los humanos, no somos ninguna amenaza para ustedes. Solo matamos chupa sangres, nunca los lastimaríamos. Los necesitamos.- entre palabra y palabra, Bryan había estado acercándose a ella cautelosamente, y ahora estaba a solo un par de pasos—. Te lo explicaremos todo, pero tranquilízate. —Le sonrió suavemente.

Cristal seguía sin entender nada, su mente se sentía a punto de colapsar de tanta información loca sobre acumulada, estaba confundida y asustada, pero por alguna razón decidió confiar en la sonrisa del que ya no estaba segura de sí era su amigo, y asintió.

Se sentaron en dos sofás que estaban en la habitación lujosa y no había notado antes, ella entre Bryan y Joe y los demás frente a ellos en el otro sofá.

—Entendemos que estés confusa —dijo Joe. –Y tienes derecho, sabemos que a algunos de ustedes la idea de que exista seres sobrenaturales es… ajena o perturbadora, pero realmente no somos muy diferentes.

—Ahora escucharas algunas cosas que te parecerán imposibles, pero por favor estate atenta y no interrumpas… ni grites, ni te desmayes, contestaremos todas tus preguntas al final. —Bryan le puso una mano en el hombro antes de retirarla cuando ella le lanzó una mirada fulminante.

—Venimos de un país oculto llamado Wolfreing. —Cristal volteó hacia Darien, sorprendida de que él diera las explicaciones cuando normalmente era tan callado.

–Está oculto entre Asia y Europa, y llegó a convertirse en un país tecnológicamente más avanzado que sus mejores potencias mundiales, y es gracias a eso que aún no ha sido descubierto por los humanos.

—Este país tiene un rey. Él mismo en persona tuvo una conferencia conmigo y me ordenó dirigir esta misión y llevarla a cabo por cualquier medio que sea necesario. Estoy tratando de hacerlo por el medio más pasivo y moralmente aceptable según los ideales de la humanidad. —Se cruzó de brazos, su tono tranquilo y apático como de costumbre.

—¿Q-qué misión es esa?...

El quinteto compartió unas inquietantes miradas antes de que todos voltearan a ver a su líder.

—Como ya habrás notado… —continuó— nosotros no somos a quienes deben temer, sino a los vampiros.

—¿E-en verdad son reales…?

—Muy reales —confirmó implacable—. Y son capaces de muchas cosas horribles, tantas que no te lo diré por temor a perturbarte.- ¿perturbarla más de lo que ya estaba? ¿Hablaba en serio?

—No solemos relacionarnos con humanos, usualmente no interferimos con ustedes, pero… el problema con los vampiros se salió de control.

Oh, oh… ya intuía a dónde iba esto…

—Los vampiros siempre fueron una amenaza, pero hay vampiros inteligentes, y se supone que teníamos un tratado de no meternos el uno con el otro, pero… lo rompieron. Cometieron atrocidades en contra de mi pueblo… cosas que no quiero ni recordar. —Apartó la mirada con pesar.

La chica se llevó las manos a la frente, tratando de asimilar toda la extraña información. Lo que estaba diciendo el líder del quinteto sonaba a… un asunto sumamente importante del que podría depender todo un país.

¿Qué hacía ella, una simple chica de preparatoria, recibiendo toda esta información?

—No entiendo… ¿qué tiene que ver mi escuela con todo esto?- negó con la cabeza, aún sin salir de su incredulidad—. ¿Qué quieren de nosotros? ¿Por qué nos necesitan a los humanos?

—Los vampiros son muchos, pero muchos de ellos están movidos solo por la sed de sangre y poseen muy poca inteligencia. La guerra realmente no estaba pareciéndonos la extinción de nuestra especie hasta que… —Cristal se sorprendió al notar como la voz le temblaba.

Sorpresivamente, Silver le colocó una mano en el hombro a su líder, cosa rara ya que Cristal antes solo los había visto pelear a esos dos, nunca apoyarse.

—Hasta que desataron una enfermedad entre nuestra gente —concluyó Silver por su líder.

–No pudimos hallar la manera de encontrar la cura a tiempo —siguió Joe—. Nos invadieron por sorpresa y mordieron a miles, pero no para beber sangre, sino para inyectar veneno. Estuvieron experimentando con su propia especie para contagiar un veneno con su mordida, un veneno que nos enfermaba. Y prácticamente la mitad de los nuestros perdieron la vida. —Apretó la mandíbula con impotencia.

Sin embargo, Cristal pudo notar en sus ojos que algo ocultaba, pero pudo ver el dolor y la incomodidad de ellos respecto al tema así que decidió permanecer en silencio, tal vez solo fuera un asunto personal…

—L-lo siento… —susurró ya más convencida de sus palabras, a este punto dudaba que mintieran.

Sus miradas eran tan transparentes… al menos la de los Silver, Joe y Bryan, e incluso Darien no podía ocultar del todo sus emociones al respecto.

—En cuanto a qué tiene que ver tu escuela con esto —volvió a hablar el líder del quinteto. –No es nada que requiera un alboroto ni la movilización nacional de ningún país, solo… requerimos de voluntarios. —Se removieron incómodos.

—¿Voluntarios? ¿Voluntarios para qué? —Aquello ya le estaba sonando mal.

—Cómo te decíamos, la enfermedad que esos miserables chupa sangres propagaron en nuestro pueblo mato a casi la mitad de la población —volvió a hablar Silver. –Así que estamos tratando de reclutar humanos que llenen… ciertos puestos que nos son vitales para garantizar la supervivencia de nuestra especie.

Cristal arrugó la nariz. ¿Por qué sentía que no le estaban diciendo todo?

—¿Y cómo planean hacer eso? ¿Secuestrando caperucitas rojas como los lobos feroces que son?

Por ahora no insistiría reclamando por la verdad, tal vez solo fueran impresiones suyas, aunque fiarse de seres sobrenaturales que podían transformarse en perros gigantes nunca podría ser algo recomendable, seguía sin parecerle buena idea.

No quería hacer enfadar a tipos que podían saltar edificios y arrancar su cabeza de una mordida, muchas gracias.

—No creo que ninguna chica prefiera nuestra apariencia de lobos, normales ya somos bastante guapos ¿no? —Bryan rio haciendo amago de pasarle un brazo por los hombros, pero ella lo apartó de un manotazo.

Después de hoy le costaría trabajo recuperar esa confianza con ella.

—Y no vamos a secuestrar a nadie. —Resopló Darien, tal vez molesto por la interrupción. –Te dije que buscaremos voluntarios, que se presten voluntariamente —le explicó como si fuera idiota. –Por eso estamos aquí, tratando de integrarnos en su extraño estilo de vida poco avanzado. Tratamos de encontrar personas en las que podamos confiar para revelarles la verdad sobre nosotros y así estén dispuestos a ayudar a nuestro país y nuestra especie.

—Eso es un plan horrible. —No pudo evitar exclamar—. ¿Quién creería semejante tontería? ¿Quién querría dejar todo lo que conoce para ir a otro país llenos de locos que se pueden transformar en lobos gigantes? —La sola idea la hacía palidecer.

—Aunque no lo creas, ya hubo dos personas que lo hicieron. —Silver sonrió con superioridad. –Solíamos ser siete, cada uno de nosotros debe encontrar un voluntario, dos ya encontraron a los suyos por lo que se fueron de vuelta a nuestro país. Y nosotros no podemos volver hasta tener a nuestro elegido —murmuró con una mueca de obvio desagrado ante la idea.

—Hemos estado haciendo esto por cinco años, por cierto… —masculló Bryan, a lo que Cristal dejó caer su boca abierta.

—¿Y no me están contando esto para que yo sea la voluntaria de alguien, verdad? —indagó pálida.

—No, te lo contamos porque eres amiga de Bryan, y aunque no quieras ser su voluntaria esperamos confiar en que no dirás nada o… tendremos que borrar tu memoria. —Darien no estaba siendo amable al respecto, claramente la estaba amenazando.

—Cómo si fuera a decir algo… ¿Quién demonios iba a creerme? —Alzó una ceja, veneno goteando en su tono de voz—. Y no querría que mi familia piense que… ¡Oh, demonios! —El recuerdo la golpeó como una bofetada en la cara—. ¡Mi familia! ¡¿Qué hora es?! —Si Sara ya iba a matarla con o sin secuestro de hombres lobos, ahora iba a despellejarla viva…

—Oh, sí, tu hermana me llamó preguntando por ti hace una hora y eso… —Bryan se frotó la nuca con cara del estúpido que era.

—¡Idiota, me lo hubieras dicho antes! —Le pisó el pie, sorprendiéndose gratamente de que a pesar que era un hombre lobo y todo eso aún podía hacerlo chillar como niñita—. ¡Mi hermana debe estar deshidratándose en llanto de la preocupación! —Se llevó una mano al pecho, la culpa pesando en su corazón.

—Tranquila, le dije que habías ido a comer con nosotros…

Cristal se quedó en blanco por un momento, antes de pisarlo con más fuerza.

—¡IDIOTA! ¡Ahora creerá que salgo contigo y no me dejara en paz! —Eso era aún peor que ser despellejada—. ¡Esto es su culpa, así que llévenme a mi casa inmediatamente! —Pisoteó, accidentalmente pisando a Bryan otra vez aunque esta vez sin intención, pero igual no iba a disculparse.

—De acuerdo, yo la llevare —se ofreció Silver aunque de mala gana.

—Voy con ustedes —dijo Darien saliendo de la habitación seguramente ya para ir al auto o dragón volador o lo que sea que estos chicos tuvieran.

—Bien, vamos, señora de las lámparas —se burló Silver y Cristal se sonrojó ante el recuerdo de haberlos amenazado con una lámpara, si alguno se lo volvía a recordar lo golpearía.

Salieron de la habitación donde había estado confinada y finalmente pudo apreciar que se encontraban en el Pent-house de un hotel, pero Silver no la dejó ver mucho y rápidamente la adentró en un ascensor.

El viaje hacia el estacionamiento fue sumamente incómodo, al menos para ella, que estaba tratando de reorganizar sus pensamientos y aún conservaba la más leve llama de esperanza de estar alucinando. Y Silver solo jugaba con su computadora.

Llegaron a un lujosísimo auto donde ya los esperaba Darien en el asiento del pasajero y, siempre con rapidez, Silver la metió en el auto, en los asientos traseros y de inmediato emprendió el viaje.

Cristal le hubiera indicado donde vivía de no ser porque todo el mundo conocía la clínica de su familia, se había vuelto muy popular desde que su padre las obligaba nuevamente a ella y a Sara a usar los uniformes de enfermeras. A menudo Joe se iba a rondar por ahí también junto con sus amigos pervertidos.

Se frotó la frente, la cabeza le dolía. Nunca era bueno tener encuentros con hombres lobos, nop, altamente no recomendado.

Llegaron a su casa más pronto de lo que hubiera pensado y antes de que pudiera abrir la puerta Darien salió de su asiento y la abrió para ella, tendiéndole unas bolsas en cuanto estuvo fuera del auto, las bolsas de sus compras.

Pestañeó mirándolo confundida.

—Las recogí para ti, lamento haberte asustado y que las tiraras. —Su tono y su expresión eran los de siempre, pero aun así Cristal sonrió y tomó las bolsas sin vacilar, apreciando enormemente el gesto.

—Gracias.

Darien asintió.

—Seguramente mañana cuando estés más tranquila tendrás más preguntas que quieras hacer. No dudes en buscarnos en el almuerzo, contestaremos todas tus dudas. Sin más volvió al auto y ordenó a Silver regresar.

Cristal avanzó a paso lento hacia su hogar.

¿Tener preguntas para mañana?

Preguntas tenía en ese momento, y quería respuestas ahora, como por ejemplo que le dijeran toda la verdad respecto a su misión.

Se notaba a leguas que, si bien probablemente no mintieron, si omitieron detalles o simplemente no quisieron decirle toda la historia, también había algo raro con respecto a esa guerra y esa enfermedad…

Algo era seguro, esa noche no iba pegar el ojo.

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