Encuentros sobrenaturales

Darien Galvagnin gruñó de forma bestial al escuchar el grito de Cristal.

En ese momento, sus colmillos parecieron disminuir de tamaño, pero ella estaba tan asustada que ni siquiera se dio cuenta.

—Por Dios, Cristal, cállate —dijo completamente fastidiado. Cristal solo grito más fuerte cuando dio un paso más cerca de ella, a lo que él suspiró más que exasperado. –Bryan, tranquilízala —habló con voz de mando.

—Sí, su alteza. —De repente, una mano cubrió su boca y otra rodeó su cintura, levantándola del suelo. –Cálmate, Cristal. Esto tiene una buena explicación, en serio —dijo la voz de Bryan en su oído. Ella solo se revolvió y lucho por librarse de su agarre, pero era de hierro.

¡¿Cómo era posible que fuera tan fuerte?! Ella era una chica fuerte que iba constantemente al gimnasio, ¡pero no podía moverlo ni un poco!

—Por favor, Cristal, quieta. Si no te calmas no puedo soltarte.

—Tenemos que irnos de aquí. —Silver salió de la nada con la vista fija en su computadora. –Sus gritos seguramente llamaron la atención, la policía no tardara en venir.

—¿Pero qué hacemos con la chica? —Joe también salió de la nada. –Ella ya conoce nuestras caras, la oscuridad no sirve para disfrazarnos, no podemos solo desmayarla y largarnos como siempre hacemos, ya vio al capitán como lobo.

—¡Cristal, cálmate, por favor, nadie va a hacerte daño! —Con todo el esfuerzo que ella estaba haciendo para zafarse, Bryan estaba teniendo problemas para contenerla.

Las sirenas de policía comenzaron a sonar a la distancia.

—¡Maldición no hay tiempo, tendremos que llevárnosla con nosotros! —exclamó Silver, bastante enfadado como para finalmente dejar su videojuego, la tomó fuera de los brazos de Bryan y se la cargó al hombro como costal de papas.

—Silver, ¿quién te dijo que…?... —La oración de Darien se quedó a medias cuando Cristal volvió a gritar espantada al volver a fijar su vista en el cadáver, que ahora se estaba volviendo polvo junto con cualquier rastro como la sangre. Las sirenas comenzaron a sonar más cerca, pero ya no encontrarían ese cuerpo.

¡¿Por qué?! ¡¿Cómo era posible que se hubiera vuelto polvo?!

—Muy bien, vámonos. —De repente, los cuatro chicos saltaron con tanto impulso que lograron llegar al techo de un edificio, para luego saltar a otro y a otro.

¿Qué…?...

Cristal no entendía nada, todo lo que su mente aterrada pudo procesar fue que estos chicos no eran humanos… antes de desmayarse.

Cuando despertó se sintió casi como si estuviera recostada sobre un malvavisco gigante.

Sus pestañas revolotearon y sus ojos se abrieron enormemente cuando todos los recuerdos de lo que había pasado la llenaron de terror. Miró frenéticamente a su alrededor sin atreverse a levantar el rostro de la almohada, dándose cuenta de que estaba en una habitación lujosa.

En una situación normal ya estaría saltando de la cama y dándole la paliza de su vida a quien se haya atrevido a llevarla a un lugar extraño sin su consentimiento, pero era muy consciente de que ella no estaba tratando con ladrones psicópatas, no, ella no tenía idea de con quiénes estaba tratando, lo único de lo que estaba segura era que no podían ser humanos y eran asesinos, aunque… lo que mataban tampoco parecía humano…

¿Qué demonios estaba pasando? ¿Tal vez solo estuviera alucinando, como todas esas otras personas? ¿Era una víctima más del asunto de la alucinación colectiva? Rogaba con todas sus fuerzas porque sí.

—¿Qué se supone que vamos a hacer con ella? —Se congeló ante el sonido de la voz de Joe y rápidamente cerró los ojos fingiendo aun estar inconsciente—. ¡Lo vio todo! ¡Al capitán como un lobo y al chupa sangre volviéndose polvo… Y creo que la traumamos…

—Pensé que serías más precavido, capitán —se burló la voz de Silver. –Siempre nos regañas para que no nos expongamos y fuiste tú el que traumó a una de nuestras compañeras de clase.

—Oh, cállate, Silver, tú eras el que debía vigilar. Es tu culpa por no despegar nunca la vista de tu computadora y tu bobo videojuego —acusó Bryan.

—¡Estaba en el último nivel! —se defendió infantilmente—. ¡Y yo no tendría por qué vigilar! ¡Ese era el trabajo de Ulises! Ahora yo tengo que hacer todas sus tareas porque tiene novia y recién me estoy acostumbrando a la sobre carga de trabajo. No es justo.

—Cierren la boca todos ustedes. —Cristal no pudo evitar estremecerse al reconocer la voz de Darien—. Hasta ahora de todos nosotros Ulises Carter es el que más exitosamente está cumpliendo con la misión por la que nos mandaron aquí en primer lugar, nuestro deber es apoyarlo y ayudarlo en la medida que nos sea posible. No quiero seguir escuchando quejas al respecto. Solo obedezcan las órdenes.

—¿Pero qué vamos a hacer con la chica?

—Podríamos matarla, ya saben… —Cristal casi no se contuvo de gritar al escuchar las palabras de Silver, llenas de indiferencia.

—¡Nadie va a matarla, es mi amiga! —Bryan la defendió y Cristal sintió un aleteo de esperanza llenar su corazón.

—Y es una chica ardiente —agregó Joe con voz de pervertido.

—Oigan, solo estaba bromeando. —Silver aparentemente tenía un pésimo sentido del humor, al menos en opinión de Cristal.

—No hay otra opción, tendremos que decirle la verdad.

—¡¿Qué?! —Los otros tres se exaltaron ante la sugerencia de su líder.

—Y si insiste en ponerse histérica usaremos el último recurso.

—¿Matarla? —volvió a hablar el idiota aficionado a los videojuegos.

—No, borrar su memoria con la tecnología especial que diseñaron los científicos reales.

—¡Nadie va a borrarle la memoria! —Bryan estaba comenzando a caerle aún mejor a Cristal—. Eso la va a dejar estúpida a la pobre chica, ya vimos con ese pobre tipo al que le borramos la memoria una vez en la ciudad pasada.

—Es verdad, puede hacerle un gran daño cerebral a una simple humana tan joven como ella —dijo Joe sonando extrañamente serio.

—Por eso dije que era el último recurso. Por mientras, trataremos de hablar con ella. No quisiéramos "dejarla estúpida" siendo la chica por la que Bryan está interesado.

¿Qué ella qué?

—¡E-ella no es la chica que me interesa! —chilló algo demasiado agudamente Bryan—. ¡Solo es una amiga!

—Aja, claro —se burló Joe.

—S-su alteza, pido por favor que no diga esas cosas, menos teniendo en cuenta que ella está aquí dormida —suplicó patéticamente.

—Como quieras, ese no es mi problema. Pero es muy despistado de tu parte no notar que tu chica lleva mucho tiempo despierta, Bryan. —Cristal se incorporó de golpe ante las palabras de Darien, tan rápido que terminó cayéndose de la cama.

—¡Ella no es mi chica! —grito Bryan, un segundo antes de notar que ella se había levantado.

—No, no lo soy. No soy chica de nadie. —Llena de miedo, pero con mucha cautela, Cristal volvió a incorporarse en sus dos pies lo más dignamente posible, pegándose luego a la pared, tratando de alejarse lo más posible entre ellos.

Miró a su alrededor, notando una lámpara sobre la mesilla junto a la cama, a lo que de inmediato la tomó y la alzó amenazante, cualquier cosa podía servir como un arma, después de todo.

—¡No entiendo nada de lo que está pasando aquí! ¡Pero ni se les ocurra acercarse a mí! —Blandió su lámpara.

Los cuatro chicos se le quedaron mirando por un momento, antes de que Joe estallara en un ataque de risa que lo tiró al suelo, mientras que Bryan solo parecía estar haciendo esfuerzos para no reírse, Silver sonreía burlonamente y Darien solo se la quedaba mirando sin mostrar ningún tipo de reacción en absoluto.

De pronto, Ulises ingresó a la habitación y miró al líder del quinteto ya completo, luego la miró a ella, y después volvió su mirada al joven de cabello albino.

—¿Esa no es una de nuestras compañeras de clase? —preguntó en su tono vacío como siempre que estaba lejos de la profesora Oriana—. ¿Acaso ella es la elegida de alguien? ¿Uno ya completo la misión?

—¿Qué no notas que la chica nos está amenazando oh-tan-intimidantemente con una lámpara? —Silver milagrosamente dejó su consola de lado para contestarle a Ulises—. Ella presenció cuando exterminábamos a un vampiro y al capitán en su forma de lobo, y claro que nos reconoció fácilmente y ahora creo que ya debe haber adivinado que no somos humanos.

Cristal no pudo evitar soltar la lámpara ante la confirmación de sus imposibles sospechas.

—¡Oye! ¡¿Quién va a pagar eso?! —se quejó el rubio de ojos verdes, o sea Silver, al ver los trozos de la lámpara, cuyo foco había estallado.

—Cristal, cálmate por favor. —Bryan levantó ambas manos.

—¿Qué son ustedes?...

Cristal retrocedió espantada hasta la otra punta de la habitación, tratando de alejarse aún más de esos… esos seres sobrenaturales…

—¿Qué son?... —Su corazón latía desbocado y aterrado en su pecho.

Aquello no podía estar pasándole. ¡Tenía que ser mentira, un sueño o una especie de alucinación, pero simplemente no podía ser real! ¡¿Verdad?! ¡No podía!

Rogaba estar alucinando.

Rogaba que esto no fuera real.

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