Vinimos a buscar esposa

En solo unos minutos estuvieron de vuelta en la azotea del instituto, pero aun así Cristal tuvo que correr a su aula si quería llegar más o menos a tiempo. Afortunadamente era la hora de la profe Oriana, que al verlos llegar tarde solo los saludó animadamente.

Darien fue el último en llegar, de nuevo con un uniforme escolar intacto e impecable. ¿Qué tantos uniformes tenía?

El resto de la clase pasó normalmente hasta la hora de salida, donde Cristal como siempre esperó en la puerta por Sara para ir juntas a casa, pero fue el quinteto el que se le acercó antes en lo que su hermana se despedía de sus amigos.

—Hola, Cristal —Bryan la saludó animadamente.

—Hola —contestó secamente, desanimándolo visiblemente.

—Mañana no hay clases, así que queríamos invitarte de nuevo al departamento para hablar más tranquilamente —Darien fue directo al grano.

—Uh, claro, es mejor a que me secuestren, supongo. —Se encogió de hombros.

—Y trata de no romper las lámparas cuando estés allá —se burló Silver, a lo que Cristal le lanzó una mirada fulminante.

Iba a contrarrestar su comentario, pero justo en ese momento su hermana se acercó a ellos corriendo.

—¡Cristal! —gritó alegremente con sus ojos mieles fijos en ella, sin notar el charco de jugo de uva que un idiota había derramado en medio del camino.

—¡Sara, cuidado!— trató de advertirla pero fue demasiado tarde, su hermana inevitablemente acabó tropezando con el charco y chilló mientras caía, pero afortunadamente dos manos alcanzaron a sujetar sus muñecas antes de que se impactara contra el suelo, impulsándola hacia arriba de inmediato de modo que terminó en los brazos de Silver, que fue el que la había ayudado.

—Oh… Ho-Hola, Silver… —Sara se sonrojó profundamente apartándose para luego hacer una profunda reverencia—. ¡M-muchas gracias por salvarme! —tartamudeó de forma adorable como siempre era ella.

—No tienes que exagerar tanto, no fue nada. —Silver le restó importancia—. Solo ten cuidado… —Sin más se dio la vuelta comenzando a retirarse dejando a Sara roja y aturdida.

—Bien… Nos vemos, Cristal. —Bryan agitó una mano antes de retirarse con el resto del quinteto siguiendo a Silver.

Bufando, Cristal tomó la muñeca de su hermana, que se había quedado estática en su lugar seguramente fantaseando con su flechazo del mes con el que realmente logró tener un "episodio romántico".

—No puedo creer que él te guste —riñó de camino a casa, mirando mal las mejillas aún rojas de su hermana.

—¿Qué tienes contra Silver? Es lindo —pronunció su nombre con sumo deleite—. Y es amigo de Bryan, por lo que no nos separaran, incluso podríamos tener citas dobles, o una boda doble o…

—¡Agh, ya, por todos los cielos, para! —pidió horrorizada con los delirios que estaba balbuceando. –Me darás pesadillas… Y ya te dije que no hay nada entre Bryan y yo, es como un hermano para mí. Solo me recuerda a nuestro hermano.

—Oh, hablando de Ivan… —Sara se llevó un dedo a la barbilla al pensar en su hermano –Olvide mencionarte que hoy viene a visitarnos… —Sonrió tímidamente.

—¿Qué? ¡Sara! ¡¿Cómo pudiste olvidar decirme algo así?! —refunfuñó pisoteando.

—Lo siento, he estado ocupada y… —Su sonrojó se profundizo— y Jimmy y yo hemos paseado un poco así que…

—Agh, olvídalo, no quiero saber.

—Ivan vendrá con su novia, por cierto… —comentó Sara inocentemente, tratando de sonar casual como si ese fuera un dato sin importancia.

—¡Sara! —Ahora sí que la miró mal—. ¿Y desde hace cuánto se supone que Ivan tiene novia? —Eso la tomó por sorpresa.

—Es muy reciente, pero quiso presentarla de inmediato a la familia. ¡Qué tierno!

—Lo que digas…

Llegaron a su casa con Sara dando brinquitos de la emoción por conocer a la dichosa novia.

Se sorprendieron cuando fue su hermano quien las recibió en la puerta.

—¡Hermano, ya estás aquí!— salió disparada a abrazarlo.

—¡Ivan! —Cristal debía admitir que no estaba menos emocionada, pero se conformó con simplemente sonreírle.

—Wow, hola… Vaya, que grandes están… —Abrazó a Sara por los hombros y revolvió el cabello de la menor de las gemelas—. Sí que han crecido mucho… —Casi hizo un mohín, obviamente nada contento con la idea de ver a sus pequeñas hermanitas tan grandes.

—No te parecería así si vinieras por aquí más seguido. —Cristal lo golpeó juguetonamente en el hombro, nada delicadamente.

—Veo que estás mucho más fuerte también, Cristal… —Soltó a la gemela mayor para sobarse la zona afectada—. Y ambas están muy bellas. —A las dos les revolvió el cabello.

—Estoy tan feliz de que estés de nuevo en casa, hermano. —Sara volvió a abrazarse a él. —¡Pero ya!— se apartó de él de un salto, moviendo las manos de arriba a abajo con una mirada frenética de emoción—. ¿Dónde está la chica, dónde está tu novia? —Miró de un lado a otro.

—Oh, está con nuestro padre, vengan, se las presentaré. —Ivan sonrió caminando hacia la sala. Sara lo siguió absolutamente extasiada, jalando a Cristal—. Sara, Cristal, ella es mi novia. —Señaló a la mujer junto a su padre—. Oriana, una de sus profesoras. —Se sentó al lado de ella y le rodeó los hombros con el brazo.

—¡Vaya, tu novia es muy linda y… y…! Esperen, ¿no es una profesora de mi escuela? —Sara estaba feliz pero confundida, pero Cristal se había quedado petrificada.

—¡¿P-profe Oriana?! —Su boca cayó abiertísima. ¿Pero qué rayos?

—¡Oh, Cristal! —Oriana la saludó animadamente. —¡Me alegra finalmente poder contarte de mi noviazgo con tu hermano! —Se abrazó a Ivan—. Es algo reciente pero ya no podía callármelo teniendo en cuenta que eres mi alumna.— soltó una risita y luego le sonrió dulcemente. –Esperó que esto no sea muy extraño para ti. —Tomó la mano de Ivan en la suya.

—N-no… e-estoy muy feliz por ustedes, pero… —Calló, no creyendo buena idea terminar la frase.

—¿Pero? —Su hermano y su novia pestañearon sin comprender.

¿Qué pasó con Ulises?, quiso preguntar Cristal… pero decidió callar.

—Nada… T-tengo algo q-que hacer… con unos amigos… ¡Vuelvo en unas horas! —Salió corriendo fuera de la casa.

—¡Pero, Cristal…!... —Oyó el llamado de su hermano pero lo ignoró.

Pero. Qué. Rayos.

¿Qué demonios era todo esto?

Todos en su escuela pensaban que había algo entre la profe Oriana y Ulises por todo el tiempo que han pasado juntos, y los del quinteto habían dicho que era su novia. Ella era la personificación de la inocencia y Ulises todo lo contrario, aparte de que nunca pensó que fuera del tipo de su hermano… aunque si la impresionaba que tal chica linda se fijara en él.

Pero aun así… era raro, muy raro.

Sacó su celular de su bolso, agradeciendo no haber borrado el número de su amigo hombre lobo, y le envió un mensaje.

"Oye, Bryan. ¿No habían dicho que la profe Oriana y Ulises son novios?"

Le contestó casi de inmediato.

"¿Hola, no? Y sí, eso dijimos… aunque no lo son exactamente, pero es obvio que no falta mucho para que lo sean."

"Bueno, yo no estaría tan segura de eso… ¿Sabían ustedes que tiene un novio?"

Esta vez la respuesta tardó bastante en llegar.

"¿Estás segura de eso?"

"Claro, su novio es mi hermano mayor. Acaban de presentarse oficialmente como pareja."

De nuevo, la respuesta se demoró mucho.

"M*****a sea… pensábamos que… había algo especial entre ella y Ulises."

"Sí, yo igual."

"Y ahora él está muy deprimido, creo que también lo pensaba."

"¡¿Le contaste?! ¡¿Eres idiota o qué?!"

"Es complicado, nosotros… Uhh… ¿tienes tiempo ahora? ¿Crees que podamos tener esa visita de mañana hoy?"

"De acuerdo. Envíame su dirección."

"Iremos por ti, dime dónde estás."

"Por el parque de la estatua cerca de la fuente."

"Bien, espera unos minutos."

Tal como dijo, en solo unos minutos Darien estuvo ahí.

¿De nuevo él?, se preguntó con una mueca.

—Vamos —dijo en cuanto la vio, señalándole con la cabeza un callejón oscuro.

—¿Otro paseo en lobo? —preguntó con desanimo, la experiencia de saltar de edificio en edificio no fue de sus favoritas.

—Es la forma más rápida. —Se encogió de hombros y se transformó, de nuevo rompiendo toda su ropa, luego se agachó para que subiera a su espalda en cuanto estuvieron fuera de la vista de las personas—. Trata de relajarte…— murmuró en tono condescendiente

—Como sea… —Ella bufó resignada y enredó las manos en su cuello y las piernas alrededor de su cuerpo.

Él pronto empezó brincar hacia un edificio, y de ese a otro, y a otro. En realidad, ahora que estaba segura de que no la soltaría, era bastante entretenido, podía sentir la adrenalina…

Sin embargo, pronto lo escuchó gruñir de forma gutural que hasta le dio miedo.

—¿Uh? ¿Qué pasa? —gritó a pesar de que sabía que los lobos no hablaban y que no debería gritar o llamaría la atención, pero el sonido del viento soplando veloz a penas la dejaba escuchar sus propios pensamientos.

—Me estás ahorcando… —se quejó él, con voz grave y ronca muy aterradora, sorprendiéndola tanto que casi la suelta, y solo recién ahí Cristal se dio cuenta de lo fuerte que se estaba abrazando a él.

—Eh… lo siento. —Aflojó su agarre—. Oye, pero… ¿Por qué nunca habías hablado antes? Pensé que no podías hablar como lobo.

—Mi voz como lobo no es… muy agradable —admitió, con esa voz tan grave y bestial, y ella entendió muy bien su punto.

—Bueno, sí, da un poco de miedo, pero… es bueno hablar un poco. —Sonrió, sintiéndose un poco más cómoda con él.

Él solo volvió a gruñir y ella volvió a abrazarse más a su cuello, apretando su pelaje e inhalando su aroma a menta e invierno.

A pesar de que el viento era muy frío, se sentía muy relajante ir viajando por los cielos, era casi como volar…

—¿Esto es increíble, no? Debe ser genial ser capaz de hacerlo por ti mismo todos los días… —Sonrió cerrando los ojos y echando la cabeza un poco hacia atrás, permitiendo al viento despeinar sus cabellos libremente.

—No realmente, esto ya es algo normal para mí —comentó con sequedad.

Ugh, que amargado. ¿Por qué no había ido a llevarla Bryan? Él era mucho más divertido.

—No tienes idea de lo que los humanos daríamos por poder hacer esto. —Echó la cabeza más hacia atrás, disfrutando enormemente de este viaje por los cielos.

—Realmente no, no tengo ni idea —le contestó él con completa indiferencia.

Agh, que tipo irritante. ¿No podía al menos fingir ser agradable?

—Lo que digas… —Sonrió suavemente el resto del camino que por desgracia fue demasiado corto para su gusto.

Aterrizaron en la azotea del edifico que por desgracia Cristal presentía que vería mucho más y Darien se ocultó tras las cajas y salió de nuevo como humano y vestido, luego la dirigió hacia el interior por una puerta que daba a unas escaleras.

—Cristal… —musitó mientras bajaban—. ¿Te has dado cuenta que yo estoy a cargo de esta misión, verdad?

—Lo note. Aunque no estoy segura de sí sé cuál es su verdadera misión, es bastante obvio que ayer me ocultaron información.

—Eres tan inteligente como pensé. —Ese comentario le valió un sonrojo—. Y porque eres inteligente es que sé que elegirás ayudarme.

—¿Eh?

—Esos chicos son mi responsabilidad, Cristal —dijo mortalmente serio—. Y haré lo que sea necesario para enviarlos a casa con su misión cumplida. Pero no puedo hacerlo solo. —Se frenaron a mitad de las escaleras, mirándose fijamente—. Por eso solicitó humildemente tu ayuda. —Se arrodilló ante ella, que retrocedió sorprendida.

—¿Eh?...

—Es verdad que te omitimos información —continuó aun arrodillado—. Sobre la enfermedad, y la misión. La verdad es que… —Respiró profundamente—. La enfermedad que los vampiros desataron sobre nosotros… solo afectaba a… las mujeres…

—¿Qué?

—Todas nuestras mujeres… —siguió con la amargura pesando en su voz—. Todas ellas, murieron debido a esa m*****a enfermedad. Ancianas, adultas, niñas, bebés, todas con género femenino contrajeron la enfermedad y murieron a los días u horas. Las mataron sin piedad, arrasaron con ellas de una forma despiadada y horrible.

—Solo quedaron un puñado insignificante de ellas, y fueron las estériles, y aun así, fue solo un pequeño porcentaje de ellas. Las únicas mujeres que quedaron están contadas y son menos de cincuenta. —Cristal se quedó sin aliento. No podía hablar en serio, ¿solo cincuenta mujeres en todo un país?

—Esto pasó hace diez años, por supuesto que con esto se agotaron los nacimientos y cada día más de los nuestros mueren, necesitamos mujeres, necesitamos nacimientos, o será el fin de nuestra especie, la extinción.

Cristal estaba congelada con la gravedad del asunto y el dolor en la voz de Darien le advertía que ni siquiera debía considerar la posibilidad de que no hablará en serio, ¿quién inventaría una cosa así?

Repasando sus palabras, el entendimiento de algo la golpeó.

—Si necesitan más mujeres, entonces su misión es…

—Veo que ya lo has deducido, realmente eres muy inteligente. Y sí —La miró aún inclinado ante ella—, nuestra misión es encontrar mujeres dispuestas a irse con nosotros a nuestro país y darnos hijas, hijas hibridas que sobrevivan a la enfermedad… Vinimos aquí a buscar esposa.

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