En compañía de su chofer, Andrew llegó a casa de los Cook, donde una muy animada Alisson lo esperaba, y apenas verlo se lanzó a sus brazos. Él, medio emocionado también, no pudo evitar alzarla, aunque la timidez lo invadió al ver a los padres de su emplea… de su pareja, que lo estudiaban con cuidado.La señora, Martha, estaba afanada en la cocina preparando algo, en tanto el señor inflaba globos, aunque se detuvo para abrirle la puerta.—¡Vamos a hacerle una fiesta sorpresa a mami esta noche! Papi, ¡definitivamente tienes que venir, ¿oíste?! ¡Va a ser la mejor fiesta del mundo mundial! —celebró Alisson, ya en el suelo.Él se aclaró la garganta, un poco avergonzado, y se dirigió a la nena con mesura.—Ali, no puedo asistir a una fiesta en la casa de tus abuelos así como así, ¿sabes?.—¡Pero eres amigo de mamá, ¿verdad?! —instó la nena con firmeza, no abierta a debates.—Sí, pero…—¡Entonces ven! Te divertirás mucho.Andrew se quedó con la palabra en la boca ante la resolución de la peq
Andrew no se sorprendió por la pregunta, pues pensó que llegaría tarde o temprano, así que le dio una sonrisa.—Hannah y yo empezamos a salir hace no mucho, y en realidad nadie lo sabe… hasta ahora. Ella no quiere decirlo porque necesita saber si podemos trabajar bien juntos antes de ilusionar a Ali. Alisson es lo más importante para ella, y lo entiendo. —Se volvió a ver a la niña, que se subía a un tobogán.Trevor frunció el ceño con ligereza. Desde que supo que su nieta llamaba papá a ese hombre y él no se quejaba, pensó que había algo más ahí, y esa sospecha creció con cada contacto con él. La posición social era lo de menos para el mayor.—Hannah pasó por un divorcio complicado; además de la desatención de su exesposo con Ali, él la engañó. Ellos se conocían desde la secundaria, así que eso la lastimó muchísimo. Ella siempre ha priorizado a Ali, incluso sobre sí misma.El mirar de Andrew cayó con ligereza. Si bien Hannah le contó lo del engaño, desconocía la parte del tiempo, lo q
Edward Jones, o el misterio del malparido que la engañó con otras y que lastimó a su hija todos estos años. ¿Qué hacía aquí?—¿No se suponía que estabas en Estados Unidos con tus chicas? —comentó Hannah con obvia molestia.Lo último que esperaba era ver a este desgraciado aquí.—¿No me vas a invitar a pasar? En realidad traigo algo para tus padres, y tú y yo tenemos que hablar de algo importante. —Se encogió de hombros y entró como perro por su casa.—Espera…Él le pasó por el lado como si nada y entró al salón, donde vio a Martha y a una Alisson que enseguida se agarró a la pierna de Andrew, y al castaño, que lo contempló con cierta inquietud.Edward frunció el ceño al verlo, y enseguida volteó hacia una Hannah cuyo semblante fastidiado fue evidente.—No me jodas, Hannah, ¿ya te estás enrollando con otro tipo? ¡Ja! Eres una putita, ¿eh? De seguro te vendiste al primero que te pasó por el frente.El ambiente en el salón se volvió pesado al instante, y Hannah frunció el ceño con decisi
Envuelta en el cariñoso abrazo del castaño, y por el cansancio del día, Alisson pronto empezó a cabecear.—Papi, ¿me puedes llevar arriba a dormir, por favor? —preguntó inocente la pequeña, aunque aquello era algo muy íntimo.Él frunció el ceño y miró a Hannah y a sus padres, que aceptaron sin decir mucho.La levantó y ella apoyó la cabeza en su hombro, se despidió de sus abuelos y el muchacho la llevó escaleras arriba en compañía de Hannah.Una vez en el cuarto, la recostó y arropó, tal como lo haría un padre real, y le acarició la cabeza al verla bostezar y con los párpados pesados.—Hoy tuviste un día ajetreado, ¿eh? —bromeó Andrew y se sonrió.La nena correspondió a esa sonrisa con un ligero asentimiento y, aferrándose a la colcha, quizá un poco nerviosa, le dijo:—Gracias por ayudarme hoy, papi, te quiero mucho. Tú eres mi único papi, nadie más, ¿entiendes?La impresión y una inmensa calidez se regaron a partes iguales en el interior del castaño, seguida de una auténtica emoción
El grito le heló la sangre a una Hannah que salió a toda prisa casi sin pensarlo hacia la cocina, que se encontraba al fondo. Al llegar, vio una bandeja rota en el suelo; Justin estaba ahí con cara de espanto y había sangre, Lenna tenía también cara de susto y sostenía una galleta, como pasmada, y el brazo de Alisson, de su pequeñita, rezumaba sangre mientras ella se removía y gritaba.—¡Aaaaaah, me duele, me dueleee!A Hannah se le paralizó todo y fue incapaz de moverse.—¡Qué pasó aquí, qué hiciste! —gritó de pronto, sintiendo que todo se le revolvía por dentro y las entrañas se le volvían ácidas.—¡Yo no hice nada, ella quiso agarrar la bandeja y se le cayó! —protestó la rubia, indignada.Andrew enseguida se arrodilló cerca de la nena y miró la herida, preocupado por la cantidad de sangre que brotaba.—Ali, vas a estar bien, ¿de acuerdo? Solo no te muevas mucho.—¡Papiii! —La niña lloró, aferrándose a él con su otro brazo.—Hannah, dame uno de los paños que está en esa gaveta —Seña
Pero aquello no era posible, para nada…Hannah miró a todas partes y luego se fijó en el médico.—Doctor, eso es imposible. Mi exesposo tenía un conteo de esperma bajo, así que para tener un hijo tuvimos que recurrir a tratamientos de fertilidad, y Alisson fue concebida por fertilización in vitro. Mi exesposo y yo decidimos hacer el procedimiento aquí en Alemania tras tomar una licencia de vacaciones, pero él es su padre, fue el donante.Sin embargo, el doctor negó categóricamente con la cabeza.—El señor es el padre de la niña, señorita. El ADN no miente, y ya fue confirmado por dos pruebas.La realidad les cayó como un mazazo; sin embargo, el médico, al ver la incertidumbre y el pequeño revuelo que él mismo creó, decidió seguir indagando. Se dirigió a Andrew y le preguntó:—Señor Cook, ¿alguna vez donó esperma?El castaño frunció el ceño, yendo al pasado en un segundo, y asintió con la cabeza.—No fue exactamente una donación. Mi esposa y yo siempre quisimos tener hijos, pero ella n
Tras salir del bar, los caminos de Dominik y Andrew se separaron, y el segundo fue directo al hospital, pues Alisson sería dada de alta, aunque tendría que guardar reposo por algunos días.Cerca de las nueve, llegó con su chofer al centro médico, y no tardaron en emprender el camino de regreso a casa de los Roth.Ali iba inusualmente silenciosa, pero eso no incomodó a nadie y, al llegar a casa, le pidió a sus abuelos que la ayudaran a cambiarse y acomodarse, dejando abajo a un Andrew y una Hannah que la sentían diferente; sin embargo, como los últimos días habían girado en torno a la pequeña, con poco o ningún tiempo para ellos mismos, y en el caso del castaño también ocupado con la empresa, cualquier momento era bienvenido.—¿Te apetece ir afuera? —inquirió el muchacho—. Tomemos aire en el jardín.Eran casi las nueve de la noche, así que afuera estaba fresco, y al salir los recibió la ligera brisa del otoño.—Por fin volvimos a casa —murmuró la castaña y se recostó en la baranda—. Me
El shock se extendió por la sala y se apoderó de cada uno de ellos.Hannah miró a Andrew, que tenía los ojos bien abiertos, perplejo, y luego se volvió a su hija con cierta premura.—Espera, Ali, ¿qué dices? ¿Estás segura de lo que hablas?Ella nunca le había contado a su hija sobre la antigua esposa de Andrew, mucho menos decirle su nombre, y era algo que sus padres sabían, por lo que también se sorprendieron. En ese momento recordó la vez en la casa de Alana, un instante que pasó por alto. Justo antes de tener aquel berrinche, Ali le preguntó a Lenna que qué sabía ella de Rose.—Alisson, ¿cómo conoces ese nombre? —inquirió Alana con tacto, consciente de que se enfrentaban a algo que carecía de explicación lógica.La niña se volvió hacia ella como si nada y le contestó afable:—Es porque ella me lo dijo, abuelita. La escucho desde hace mucho tiempo. Creo que vivimos juntas, ¿saben? Yo conocía la cara de papi porque la veía en mi cabeza, así que apenas verlo supe que era él.Andrew y