Bueno, buenoooo las cosas se están poniendo intensas por acá. Espero que los capítulos les estén gustando, ya la historia está cerca de acabar. Besooooos.
Gabriel se encuentra sentado en el despacho de Marcus junto a este y el muchachito que no ha dejado de temblar como una hoja desde que lo sacaron de los calabozos. Sus ojos detallan al chico tratando de encontrar en él algún resquicio de mentira o maldad, pero lo único que consigue ver es a un niño asustado.Entonces ¿Cómo demonios terminó siendo parte de todo esto? Las preguntas se acumulan en su cabeza y la falta de respuestas ante tantas cosas está poniendo su humor más negro de lo que ha estado en la última semana desde que Sofía lo dejó.Y es por eso que el gruñido que sale de él en esos momentos es bajo y cien por ciento animal mientras que se apoya en los reposabrazos de la silla en la que el crío se encuentra y acercando su rostro al suyo le dice con voz grave:—Este es el momento en el que empiezas a hablar y no tengas dudas que, si me entero que me estás mintiendo no solo voy a matar al fenómeno de la celda, sino que además me voy a encargar de convertirte en comida para cer
Sofía se encontraba en la penumbra de su habitación, con las sábanas pegadas a su cuerpo sudoroso. El silencio de la noche se rompió bruscamente con los gritos desgarradores que resonaban en su mente, una cacofonía de peticiones desesperadas. Sus ojos se abrieron de par en par, y el corazón le latía con fuerza, incapaz de escapar del eco de aquellos lamentos. Los gritos de ayuda y dolor reverberaban en sus oídos, llevándola al borde de la desesperación. Sofía, sintiendo la urgencia de la situación, se lanzó hacia la puerta de su habitación, aunque sabía que estaba encerrada, como cada noche. Golpeó con furia, cada golpe resonando como un latido acelerado de su propio corazón. La desesperación la llevó a un frenesí, sin percatarse de la fuerza desmedida que ejercía en la débil puerta. En uno de esos golpes desesperados, la puerta cedió, saliendo volando de sus bisagras. El desconcierto se apoderó de Sofía, pero no tenía tiempo para reflexionar sobre lo que acababa de pasar. Un nuevo
Un mes había pasado un mes desde que Azaleia le había hablado de su precedencia mágica y aunque al inicio estuvo en negación total. Día tras día los recuerdos se iban haciendo más fuertes en su mente y cada uno de ellos solo confirmaba las palabras de Azaleia.La bruja dedicada dos horas diarias a tratar de eliminar el bloqueo que al parecer alguien había puesto sobre su magia y aunque no habían avanzado mucho, ahora al menos Sofía podía sentirla, ahí dentro de ella como si de un ser viviente se tratara, solo que cada vez que intentaba tomarla esta corría de su alcance.—Esto es inutil— dejó salir finalmente abriendo los ojos.Se sentía exhausta y aunque solo tenía cuatro meses de embarazo, eso es versión lobo alfa correspondía a unos siete meses normales, por lo que el cansancio, la hinchazón de pies y el libido lo tenía a mil. Y mejor ni hablar de la forma en que su vientre había crecido.—No lo es si te concentras, pero si vas a estar quejandote cada cinco minutos entonces no vamos
El dolor de cabeza fue lo que hizo que Gabriel finalmente se despertara. El sol apenas se estaba asomando en el horizonte, pero como ya era costumbre no podía dormir más. Podía sentir sus sienes latiendo con intensidad igual que cada mañana. El alcohol se había convertido en su más cercano amigo y aunque cada noche se decía que sería la última, él mismo sabía que estaba mintiendo. Con parsimonia se levantó del catre en que estaba durmiendo y miró el lugar a su alrededor. La mansión hace tiempo había quedado atrás, pues desde que emprendió la búsqueda de los malditos seguidores de Lucyus no ha dejado de moverse. Él había ido a buscar a Azaleia cuando se enteró de quién era el lobo que iban a resucitar, sin embargo llegar a la ciudad de las brujas fue imposible, había sido como si un millar de accidentes cósmicos se pusieran de acuerdo para impedirlo, por lo que tuvo que conformarse con una simple llamada en la que le dijo muy por encima que el maldito lobo que volvería, era el que él
Dos días habían pasado desde que Gabriel se internó en las tierras de las brujas en busca de Sofía. El alfa se movía con agilidad y sigilo, evitando ser detectado por cualquier ojo indiscreto. La capucha de su abrigo viejo cubría su rostro, y su figura se deslizaba entre las sombras de la noche.Sabía que estaba cerca de las tierras de las brujas, pero también era consciente que alguno de los desvíos que había tomado para no ser visto lo había dejado más desorientado de lo que le gustaría admitir. Dejando salir un gruñido frustrado, cruzó a la derecha en el frondoso bosque por mero instinto esperando no equivocarse.Sin embargo, solo diez minutos después la voz de una mujer pidiendo ayuda llegó hasta sus oídos consiguiendo que sus músculos se tensaran de inmediato. Las posibilidades de que fuera una trampa eran enormes, pues para nadie era un secreto los métodos de ataque de los rebeldes y los carroñeros. Pero ¿Qué pasaría si no lo era?Él era el alfa supremo y si no podía salvar a su
Temblando, así era como se encontraba Sofía en esos momentos, se sentía como una gelatina mientras que veía la furia refulgir en los ojos de Gabriel. Ella tuvo que tragar en seco mientras que instintivamente se llevaba una mano al vientre pronunciado, consiguiendo que los ojos de el alfa siguieran de inmediato el movimiento y un gruñido saliera de él. Todo su cuerpo se puso en tensión al escucharlo y a su lado Sven dio un paso hacia adelante cubriendola con su cuerpo, y aunque ella sabía que lo hacía para protegerla, no tenía duda de que ese gesto solo iba a enfurecer más a la bestia que era Gabriel en esos momentos. Y no se equivocó, pues pudo ver como una sonrisa totalmente carente de alegría y totalmente aterradora se formó en sus labios antes de decir: —Mira nada más como el amante sale en su rescate.— sus palabras la golpean como si de un golpe se tratara, pero antes de poder reaccionar, él sigue hablando— ¿Se divirtieron viendome la cara de idiota? ¿Creían que no los encontrarí
Gabriel estaba hecho una furia y los nervios y el miedo se estaban apoderando de él al punto de que no podía quedarse quieto y el hecho de que Azaleia no le permitiera acercarse a Sofía. así sea para sostenerle la mano, estaba empeorando todo.Sus ojos seguían cada movimiento que la bruja hacía, parecía un león a punto de atacar a su presa, sin embargo, muy a su pesar sabía que si había alguien que podía ayudar a Sofía en esos momentos, esa era la bruja.Finalmente, la mujer dejó salir un suspiro al tiempo que la expresión de la fierecilla se relajó y su pecho comenzó a subir y bajar de manera pausada. Solo entonces Azaleia se enderezó y dejó salir un suspiro cansado.—Va a estar bien después de descansar— dijo la bruja caminando hacia donde él se encontraba. Por primera vez desde que empezó a revisar a Sofía, la mujer lo miró a los ojos y agregó—Sin embargo, su embarazo es delicado y las impresiones fuertes no le hacen bien, asi que si aún tiene la más mínima intención de regresar c
Gabriel sintió las palabras como un golpe, como si hubiesen cogido su corazón y lo estrujaran y reventaran por completo. Sabía que ella tenía razón, que se habían hecho daño, que él se había equivocado desde el inicio haciendo cada vez más grande la desconfianza que había, pero eso no significaba que estaba dispuesta a perderla. Ni de madre.—Existió— dijo él y sintió como su voz salió como una exhalación, al tiempo que Sofía apretaba con fuerza los labios para que estos dejaran de temblar—Sabes que existió, pero soy consciente de que lo arruiné, que hice las cosas mal y lo lamento, nena. No sabes cuanto lo hagoSofía había intentado mostrarse lo más fuerte posible, sin embargo a esas alturas ya todo se había vuelto demasiado y no pudo más. Escuchó como un sollozo salió de ella y de inmediato se llevó ambas manos a sus labios para tratar de ahogarlo, pero era demasiado tarde, notó como los ojos de Gabriel la miraron con ese gris fundido en preocupación y lo odio por ello.—No lo hagas