Al final Gabriel no había podido desayunar con su luna y en cambio había tenido que aguantarse no solo a la malcriada hija de Joseph, sino que también a su madre hablando estupideces sobre el día que llevarían a cabo al ritual.Él había mandando a Blake a que subiera el desayuno a Sofía y había conseguido escribirle una nota de rapidez disculpandose por no estar con ella, sin embargo, había una sensación de incertidumbre en su pecho que no se iba y que no conseguía entender.Cómo si su cuerpo le dijera que algo muy malo estaba a punto de pasar, pero no sabía qué era o si tenía que ver con la fierecilla.—¡Gabriel! ¿No estás escuchando nada de lo que estamos diciendo?El alfa llevó sus ojos hasta donde su madre se encontraba y no pudo evitar que un gruñido bajo saliera de él al tiempo que sus garras se alargaban sobre la mesa del desayuno. Estaba harto, el desayuno ya había terminado y él llevaba más de una una maldita hora entera escuchando sobre preparativos, y vestidos de una boda q
Gabriel estaba corriendo junto a Blake y al menos cinco de sus mejores hombres hacia el lugar donde ocurrió la explosión, pero por raro que sea con cada paso que daba lejos de la mansión sentía como su lobo interno se alteraba, como si le estuviera advirtiendo que debía dar media vuelta.Sin embargo, por más que él quisiera estar en esos momentos con Sofía, él sabía que dentro de la mansión encerrada y protegida en su habitación ella estaría segura, en cambio su gente era la que podía estar herida o en peligro en esos momentos y era su responsabilidad hacer algo.El humo se iba haciendo cada vez más espeso a medida que se acercaban al lugar de la detonación, podía escuchar los gritos de las personas, pero por más que agudizó sus sentidos no olía sangre por ningún lugar, lo que le hacía saber que hasta el momento no se habían topado con ningún herido y eso solo volvía más extraña la situación.A lo lejos puede ver la figura del lobo de Blade corriendo directamente hacia él, puesto que
Sofía había tratado de mantenerse despierta dentro del auto en el que iba junto a Azaleia, un hombre que no conocía y que se había presentado como Ron y Sven, para poder tener en la mente el camino, pero al parecer no lo consiguió porque cuando nuevamente abrió los ojos sobresaltada, se quedó boquiabierta con lo que veía por la ventana.El bosque se extendía a ambos lados de la carretera de manera majestuosa y más adelante podía ver la imponente entrada empedrada de lo que debía ser la ciudad de las brujas. Sus ojos no dejaban de absorber todo a su alrededor y en el instante en que pasaron la entrada empedrada, sintió que la respiración se le quedó atascada en el pecho ante lo que veía.Era sencillamente hermoso. Parecía una ciudad sacada de un libro de fantasía y ella no pudo evitar pegarse aún más a la ventanilla para verlo mejor. No era tan impresionante como la ciudad de Gabriel, pero no por eso era menos hermosa.El simple pensamiento del alfa hizo que la sonrisa en sus labios se
Una semana. Había pasado una maldita semana desde que ella se había ido de su lado pensando que todo lo que había pasado entre ellos había sido una completa mentira.Gabriel no se arrepentía, ni siquiera un poco, de haber mandado a encerrar a su madre en una de las habitaciones que se encontraban en la torre más olvidada de la mansión, cuando finalmente le confesó que ella había dejado salir a Sofía y había hecho todo para que la escuchara hablar con la maldita hija de Joseph sobre su supuesta unión y como él iba a reclamar a la maldita mujer como su luna.Lo cuál era una completa mentira, aunque sabía que gran parte de todo lo que estaba pasando era su culpa. Por no haber sido lo suficientemente valiente para haberla reclamado. Lo suficiente honesto para haberle contado lo que estaba tramando su madre. Joder, lo cierto era que con la fierecilla había hecho todo mal.Sin embargo, no estaba dispuesta a dejarla ir. No iba a permitir que ella se fuera de su lado y si eso lo convertía en
Marcus lo estaba guiando por los calabozos de su manada, el olor a sangre y podredumbre estaba impregnado en todo el ambiente , junto a los quejidos bajos de aquellos que se encontraban detrás de las celdas. Vio como su amigo se detuvo enfrente de una celda en especifico que tenía al menos tres guardias apostados afuera y entonces se giró hacia él con el ceño fruncido antes de decirle: —Aquí tenemos al que no es del todo lobo— le dijo y Gabriel sintió todo su cuerpo tensarse, porque la realidad era que no sabía qué demonios esperar. Sus ojos se fueron de inmediato a donde Marcus estaba y no había pasado por alto como todos los guardias parecían tensos afuera de la puerta. —¿A qué te refieres cuándo dices que no es del todo lobo? Vio como su amigo negó con la cabeza al tiempo que dejaba salir un suspiro y daba un paso más cerca de él para decir en voz lo suficientemente baja, que solo él alcanzara a escuchar: —Amigo, no lo se. Podría tratar de explicarte qué demonios es lo que es,
Gabriel se encuentra sentado en el despacho de Marcus junto a este y el muchachito que no ha dejado de temblar como una hoja desde que lo sacaron de los calabozos. Sus ojos detallan al chico tratando de encontrar en él algún resquicio de mentira o maldad, pero lo único que consigue ver es a un niño asustado.Entonces ¿Cómo demonios terminó siendo parte de todo esto? Las preguntas se acumulan en su cabeza y la falta de respuestas ante tantas cosas está poniendo su humor más negro de lo que ha estado en la última semana desde que Sofía lo dejó.Y es por eso que el gruñido que sale de él en esos momentos es bajo y cien por ciento animal mientras que se apoya en los reposabrazos de la silla en la que el crío se encuentra y acercando su rostro al suyo le dice con voz grave:—Este es el momento en el que empiezas a hablar y no tengas dudas que, si me entero que me estás mintiendo no solo voy a matar al fenómeno de la celda, sino que además me voy a encargar de convertirte en comida para cer
Sofía se encontraba en la penumbra de su habitación, con las sábanas pegadas a su cuerpo sudoroso. El silencio de la noche se rompió bruscamente con los gritos desgarradores que resonaban en su mente, una cacofonía de peticiones desesperadas. Sus ojos se abrieron de par en par, y el corazón le latía con fuerza, incapaz de escapar del eco de aquellos lamentos. Los gritos de ayuda y dolor reverberaban en sus oídos, llevándola al borde de la desesperación. Sofía, sintiendo la urgencia de la situación, se lanzó hacia la puerta de su habitación, aunque sabía que estaba encerrada, como cada noche. Golpeó con furia, cada golpe resonando como un latido acelerado de su propio corazón. La desesperación la llevó a un frenesí, sin percatarse de la fuerza desmedida que ejercía en la débil puerta. En uno de esos golpes desesperados, la puerta cedió, saliendo volando de sus bisagras. El desconcierto se apoderó de Sofía, pero no tenía tiempo para reflexionar sobre lo que acababa de pasar. Un nuevo
Un mes había pasado un mes desde que Azaleia le había hablado de su precedencia mágica y aunque al inicio estuvo en negación total. Día tras día los recuerdos se iban haciendo más fuertes en su mente y cada uno de ellos solo confirmaba las palabras de Azaleia.La bruja dedicada dos horas diarias a tratar de eliminar el bloqueo que al parecer alguien había puesto sobre su magia y aunque no habían avanzado mucho, ahora al menos Sofía podía sentirla, ahí dentro de ella como si de un ser viviente se tratara, solo que cada vez que intentaba tomarla esta corría de su alcance.—Esto es inutil— dejó salir finalmente abriendo los ojos.Se sentía exhausta y aunque solo tenía cuatro meses de embarazo, eso es versión lobo alfa correspondía a unos siete meses normales, por lo que el cansancio, la hinchazón de pies y el libido lo tenía a mil. Y mejor ni hablar de la forma en que su vientre había crecido.—No lo es si te concentras, pero si vas a estar quejandote cada cinco minutos entonces no vamos