—¿Entonces te iras de verdad? —pregunta Sue muy triste, acercándose a mí para abrazarme.

—Sabes que mi hogar no está aquí, está al lado de mi alfa, así que debo marcharme.

—Los niños se sentirán tan tristes sin ti… Promete que volverás a visitarnos, ya no puedes estar lejos de tu familia, eso es algo que no voy a permitir.

Finalmente pasó, mi tiempo en la manada del Norte terminó, y ahora podía regresar al lado de la persona que amo y mi nuevo hogar: La manada del Sur.

Pase un par de días junto a mi familia antes de irme, ya que no sé cuándo podré regresar para visitarlos. De esa forma conocí al mate de mi hermana y los niños que tuvieron juntos, dos pequeños y guapos sobrinos con el cabello rubio y ojos azules típicos de mi familia, niños a los cuales adoré desde el primer minuto que conocí.

Después de pasar unos últimos días mágicos en mi manada, en los que pude despedirme de todos mis amigos y familia, y además tomar más de mis cosas personales de la mansión de Adan, estaba lista p