Los meses pasan, sin pena ni gloria. Gracias a dios, que tengo mis clases, las cuales me van genial, tengo buenos profesores y saco buenas notas. Nueve meses de casados, nueve meses tirados por la borda. Seguimos aparentando lo que no somos, la gente dice, que tenemos un matrimonio perfecto, habría que preguntarles, que clase de vida llevan ellos.
Giovanni, me ha conseguido un abogado, si las cosas se ponen feas, dice que me saca del país y bien lejos. Mi querido marido, está encantado de lo que supone nuestro enlace. Le ha abierto la puerta de muchos negocios, aunque me da la impresión que no es de agrado de muchos de sus nuevos socios. Todavía no sé que beneficios le dio a mi familia este enlace, nuestros hoteles son de los mejores de Italia, las sucursales que tenemos alrededor del mundo, están mejor que nunca, tampoco es que me cuenten mucho, ya saben que para ellos, las mujeres no valen para los negocios.
Me veo con Vanni a escondidas, cuando Beltrán está en sus locales, cuando digo que voy con alguna amiga, que no existe, por supuesto. No piensen mal de mí. Entre nosotros no hay nada, no hemos hecho nada que luego tengamos que arrepentirnos. Hablamos, conocemos cosas el uno del otro, puedo decir, que es mi mejor amigo, aunque también tenemos una química, que en algún momento, nos va a traer problemas. Cada día me enamoro más de él. Me parece increíble, que dos hermanos, criados por los mismos padres, sean tan diferentes.
Confío en él. Me respeta y eso lo valoro. Me contó lo ocurrido con Anna, la noche en que le fui a buscar. Es más, duda que haya podido hacer nada, no en las condiciones en las que se encontraba, totalmente borracho.
Hoy hay fiesta, en casa de mi suegra, que novedad, verdad? Celebran la jubilación de mi suegro y será Beltrán quien prosiga con su trabajo. Gracias a los estudios, el día me pasa rápido, he tenido clases online y presentar un par de trabajos. Los exámenes están cerca y los estoy preparando a conciencia. Carlo me ayuda en materias de estudio y Giovanni con las de números.
Me asustan las campanillas del ascensor, es pronto, por lo que tengo que recoger mis apuntes, para que no los vea. Salgo a mirar quien és, y me encuentro a Beltrán borracho, viene acompañado de dos amigos.
-Mirar chicos…mi querida esposa. Pero en papel, porque en mi cama, no la he visto y mira que está buena...
-Para eso tienes a tus amiguitas. Mírate en que condiciones estás, tenemos que ir a la fiesta de jubilación de tu padre, no puedes ir así.
-Voy como me da la gana, me oyes! –se deben de creer, que por gritar, son más hombres. Hace amago de acercarse y levantarme la mano, para pegarme, pero uno de sus amigos, lo coge a tiempo y le frenó.
-Atrévete y es lo último que haces en esta puta vida, desgraciado.
Se quiere enfrentar a mí, pero ellos lo impiden. Subo a mi cuarto, cojo toda la ropa y neceser para esta noche. Me voy a casa de mis suegros, allí podré descansar y luego me puedo preparar para la fiesta.
-Querida llegas pronto, donde está Beltrán? –me pregunta Emma, saliendo del salón.
-No creo que pueda venir. Él…-me callo cuando veo salir a Giovanni con su padre.
-El qué, Erika? –es la fiesta por mi suegro, voy a fastidiársela –habla ya, niña. Nos tienes intrigados.
-No se encontraba bien –miro de reojo a Vanni.
-Y que se supone que tengo, esposa? –oigo decir a Beltrán detrás de mi, la madre se lleva las manos a la boca asustada, como si nunca lo hubiera visto en esas condiciones –venga, dime porque no iba a venir –dice mientras viene hacia mí. Doy pasos para atrás –diles, estamos ansiosos de escucharte. Vas a decirles, que siempre estoy borracho, pues sí, es la única manera de aguantar mi matrimonio con…ésto.
-Pues ya que estamos contando verdades y sincerándonos, me toca a mí –digo mirando a mi suegro –no sé que negocios tienes con mi familia, pero lo siento mucho, voy a pedir el divorcio, llevo meses aguantando insultos, vejeces, pero lo de hoy…lo de hoy no lo pienso tolerar.
-Qué te hizo? –pregunta Giovanni, tiene la voz furiosa y mira con recelo al hermano.
-Sus amigos le frenaron, pero venía directo a levantarme la mano. Acepté casarme por negocios, no para ser el saco de boxeo de nadie. Solo sabe decir que no valgo para nada, insultarme…me cansé. Es la última fiesta que acudo como su esposa, como parte de vuestra familia. No os preocupéis, no os pediré nada, sólo quiero un divorcio rápido y tranquilo. Olvidarme que estuve con él.
-Y de qué vas a vivir, muerta de hambre. No tienes donde dormir, si no fuera por mí, dormirías en la calle –me sigue gritando, su madre no da crédito. Su padre le quita la copa de mano y le intenta llevar al salón.
-Yo no crié a ningún maltratador, ni borracho. Ella te pone la botella en la mano? Pone a esas mujeres en tu cama? –su padre le grita en la cara, está enfadado y no es para menos –me decepciona saber, en lo que te has convertido. Erika, por los negocios no te preocupes. Tienes abogado? –asiento, me da una tarjeta –esta es del suyo, que se pongan en contacto, para resolver esto lo más pronto posible.
-Vincenzo, siento hacer esto, el día de tu fiesta. Lo siento de verdad, no quería sacer a relucir todo esto –le digo acercándome –os habéis portado tan bien conmigo y estoy siendo una impertinente.
-Te han dado una casa y te portas así con ellos…que mala nuera eres, mala, mala –dice alejándose con la copa en la mano –y tú, hermano, no vas a decir nada?
-Esta pelea no me incumbe. Pero papá tiene razón, no nos ha criado de esa manera.
-Chicos, falta unas horas para la fiesta. Porqué no vais a vuestras habitaciones, descansáis, para luego bajar a la fiesta. Erika, querida, ya sabes cual es tu cuarto. Un sueño, un baño y estarás reluciente –me coge de los hombros y me da un beso en la cabeza –yo le contaré a tus padres, tu decisión. No te preocupes por nosotros.
-Enma, os aprecio muchísimo. No quiero estropear esta noche.
Me acompaña a la habitación, me abraza y me deja entrar a descansar. Ya sola, pienso en todo lo ocurrido. Tendré que hablar con mis hermanos, ellos me ayudarán a salir de todo esto. Oigo unos leves toques en la puerta, escucho a Giovanni que me dice que le abra.
-Contraseña para entrar….-le digo mientras me río detrás de la puerta.
-Abre la puerta, ahora mismo. O me verás enfadado.
-Creo que esa no es…-sigo riendo.
-Erika, me pueden pillar, no seas cabrona –dice medio enfadado. Le abro y le sonrío. –si me llegan a pillar, prepárate, tu castigo iba a ser tremendo.
-Enserio… bueno, al fin y al cabo, me porté mal. Si quieres me puedes castigar –le digo con voz mimosa y acercándome a él.
-No tenemos tiempo, porque si no… -me dice poniendo sus brazos en mi cintura y trayéndome hacia él.
-Porque si no…qué Vanni? –le pregunto, mientras rodeo su cuello y a la vez, salto y mis piernas hacen lo mismo en su cintura.
-Estamos jugando con fuego y nos vamos quemar, mi reina –dice con nuestras bocas devorándose –si no paramos, más difícil será más tarde.
-No quiero parar, quiero que me hagas tuya -enserio dije yo eso? Mi yo interior, se está desmelenando.
Esa sonrisa es preciosa, me tiene loca. Baja mi cuerpo despacio, acariciando cada centímetro de él. Me quita la camiseta y desabrocha la falda, dejándola caer al suelo. Quedo en ropa interior, me mira. Hace que me gire sobre mi misma, para su deleite.-Bellísima. No voy a tener vidas suficientes, para adorarte.
Sus caricias queman, sus besos arden. Me quita el sujetador, sus movimientos son suaves, deleitándose, como un niño con lujuria. Me coge en brazos y con suavidad, posa sobre la cama. No dejamos de miramos, le pido que me deje quitarle la ropa, me dice que no, yo quieta y que me deje hacer. Veo como se quita la ropa. Admiro ese cuerpo que tantas veces he tocado, para ser sincera, nunca le vi sin ropa. Aunque la imaginación la ponía a trabajar. Me repite que no tenga miedo, que va a ir con cuidado.
-Cierra los ojos. Quiero que disfrutes de cada momento, beso, caricia, mi bella.
Le hago caso. Me relajo. Noto un beso en el pie. Va subiendo, despacio. Sabe bien lo que se hace, se nota su experiencia, en cambio yo, no sé ni donde poner mis manos. Llega a los muslos, mi respiración se dispara. Un beso por encima de mis bragas, me mira sonriendo.
-Esto lo dejaremos, para cuando te tenga toda la noche, para mí sólo. Que viendo los últimos acontecimientos, no será muy tarde.
Sigue besando mi abdomen, me estoy relajando, cuando su mano se mete en mi ropa interior, me sobre salto, pero me gusta. Me quita despacio las bragas y me pide que abra las piernas, le obedezco. Mete sus dedos en mi interior, me hace arquear mi espalda, a la vez que suelto un gemido, estoy ardiendo en deseo. Lo quiero dentro de mí
-Vanni, por favor. Por favor –le veo sonreir, está jugando conmigo –sé que no tengo mucha experiencia, pero te juro que estoy a punto de explotar –se ríe, mientras me vuelve a pegar la espalda a la cama, busca le entrada, le ayudo en esos menesteres. No soy capaz a quitar los ojos de encima de él.
-Bella, no quiero hacerte daño. Voy a ir despacio, de acuerdo? –asiento. Estoy nerviosa, siempre oí decir que ese momento duele, pero haciéndolo con la persona adecuada, es una gozada.
Entra dentro de mí despacio, nuestras respiraciones cada vez se aceleran. Se para, me mira con tanto cariño, que me derrite.
-Cariño, va a doler, pero estoy aquí para ti –empuja, noto un leve dolor, le agarro más fuerte. El dolor se desvanece, a base de ricos besos de Giovanni. Se para, deja de moverse, hasta que le digo que siga, que no me duele. Mis lágrimas, son de felicidad. Me las besa, le sonrío. Se mueve despacio y poco a poco acelera. Llegamos juntos al orgasmo. Abrazados. Es lo mejor que me ha pasado.
-Te quiero Giovanni -no me importa decírselo, es la verdad y no quiero ocultarlo por más tiempo.
-Te quiero mi bella Erika.
Estuvimos más de media hora abrazados, echados en la cama. Sin hablar, solamente notando sus caricias en mi cuerpo. Nos despedimos entre besos y más besos.
-Bailarás conmigo? Somos familia, nadie sospecharía nada –dice antes de marcharse.
-Tendré que ver, como está mi tarjeta de baile, caballero -pega su torso en mi espalda y me besa tiernamente en el cuello.
-Voy a tener que espantar a mucho trepa esta noche. Recuerda que eres mía, solamente mía –me susurra en el oído. Le respondo con un beso largo y apasionado, no queremos separarnos y nuestros cuerpos menos.
Me doy un baño, oigo música, ya debió de empezar la fiesta. No tengo prisa por bajar. Elegí para hoy un vestido de color rojo, ajustado a mi cuerpo. Los hombros al descubierto, en palabra de honor. Pelo recogido, pero a la vez despeinado, echo por mí, no iba a salir muy bien. Sin más accesorios, no me van mucho las joyas muy cantosas, esa es una de las cosas, por las que discutía con mi madre. Es mi última fiesta, pediré el divorcio y viviré mi vida junto a Giovanni.Bajo las escaleras, me está esperando Enma, que alaba mi vestido. La sonrio.
-Me voy a divorciar igualmente, no importa, lo guapa que me encuentres. No puedo seguir con todo esto. Las humillaciones de Beltrán, me hacen mucho daño. Si hoy no fuera por sus amigos…
-Querida, lo entiendo. Lo hemos hablado y te apoyamos. Nosotros se lo diremos a tus padres, ya has pasado bastante, para que tengas que enfrentarte a ellos –me da un beso –vamos al salón. Vino una invitada de última hora, quisiera que la conocieras. No es de mi agrado, pero tengo que soportarla. Tú serás un buen aliado.
Vamos hablando cuando entramos en el salón. Muchas cabezas se giran a mirarme, como le gusta a Enma presumir de familia. Beltrán sigue con la copa en la mano, la levanta hacia mí, como haciendo un brindis. Giovanni me come con la mirada, es más, diría que me desnuda sin tocarme. Me guiña un ojo. Cuando se mueve, veo a su lado a Anna.
-Anna te presento a mi nuera Erika. Ella es la novia de Giovanni -me dice. Mientras miro a éste, que niega con la cabeza. Me pidió que confiara en él y eso hago.
-La conozco. Encantada de volver a verte –la saludo dándole la mano. Giovanni me ofrece una copa de vino, nuestras manos se rozan, saltan chispas y más mariposas de mi barriga revolotean como tontas.
-Igualmente. Pensé que a estas alturas, serías la ex de Beltrán. Pero claro, a las de la alta sociedad, os educan, para aguantar esto y más, verdad? Todo sea por tener una posición en esta vida –me dice tan fresca. Luego se gira a mi suegra –tengo que decirles algo, ya que estamos entre familia, es el mejor momento –se coge a Giovanni, me entran unas ganas de matarla, que se debe de notar en mi cara -Vincenzo, tenemos un regalo para ti, es muy especial. Estoy embarazada, vais a ser abuelos –miro a Vanni, que la mira como si estuviera loca.
-Es imposible Anna. Hace tiempo que tú y yo, no estamos juntos. Eso es mentira!! –le dice bajo para que los demás no lo oigan.
-Eso es una noticia muy buena. Hijo, enhorabuena, me vas a hacer abuelo, me encanta mi regalo –veo como todos la abrazan, felicitan a Giovanni. Él me busca con la mirada, niega con la cabeza. Mis lágrimas me estropean el maquillaje, pero me da igual. Quiero huir, quiero desaparecer, quiero morir.
Saco mi móvil y llamo a mi hermano Carlo. Le explico todo rápidamente..-Carlo, necesito desaparecer. Irme lejos. Ayúdame!!!!!!
-Diez minutos en la puerta de atrás de la casa de tus suegros. Coge lo que tengas en esa casa. No vas a volver.
-Perfecto, aquí te espero.
Llego a casa agotada. El día fue largo, mucho trabajo, pero es lo que necesito, estar ocupada. Después de un baño, me preparo algo de cenar y me echo una copa de vino. Es el peor momento del día, cada vez llego más tarde a mi casa, estoy sola y los recuerdos se agolpan en mi cabeza. Mañana vienen mis hermanos, su avión aterriza a primera hora. Este día, siempre lo pasan conmigo. Han sido un gran apoyo y mis cuñadas merecen un monumento, por aguantarme. El día que le pedí a Carlo desaparecer…lo hice, no iba a dejar que nadie mangonease mi vida, orgullosa estoy de todo lo que conseguí en este tiempo, pero triste por todo lo pasado. Durante unos días, me quedé en el apartamento de mi hermano, escondida. Cuando Giovanni dejó de ser un incordio y mis padres dejaron mi búsqueda, consiguieron sacarme de Italia. Me vine a parar a Londres. Nueva ciudad, nueva vida, nueva Erika. Vivo en Notting Hill, una de las zonas más caras de esta ciudad, mis hermanos como
Sigo en Verona. Hace dos semanas que enterramos a mi padre. Hoy es la lectura del testamento, en casa de mis padres. Todavía no entiendo que hacen aquí, la familia Ricci, pero bueno, al tener negocios en común, será eso.He decidido, que después de que se valla toda esta gente de la casa, voy a hablar con mi madre, y contarle de Giovanna. Tiene derecho a saberlo. Sé que tengo que contárselo también a Giovanni, pero ese momento es más difícil, no me va a perdonar nunca, no llamarle, no decirle… Miro sonriente la foto de mi pequeña, una de las últimas que le hice. Esa sonrisa…enamoró a todo el personal del hospital.Tocan a la puerta, guardo rápido la foto.-Ha llegado el abogado, tenemos que bajar –dice Salva extendiéndome la mano, para que le enseñe la foto –son iguales Erika, no va a tener dudas.-Le hablé a pap
Mi vuelta a Londres hace un mes, no fue como me lo esperaba. Quería a ver regresado con Giovanni a mi lado. Pero la última vez que nos vimos en casa de mi madre, no acabó como yo esperaba. Cuando salí de casa, fui a ver a Enzo, le pedí que fuera a por mi maleta, pude cambiar el billete y mi vuelo salía en unas horas, otra vez escapando. En algo no le mentí, nunca va a ver a su hija. Estuve preparando la llegada de Giovanni a la empresa, le esperamos en una semana, le asigné una oficina, justo al lado de la mía, dios sabrá cómo va a salir todo esto. Ni siquiera hemos hablado, todo ha sido a través de mis hermanos. Vinieron un par de días, con sus chicas. Fin de semana sin niños, dijeron. Se los empaquetaron a mi madre, la cual quedó encantada. Los hombres, se fueron a jugar al golf. Y yo, me llevé a mis cuñadas, de compras y luego para relajarnos, al spa. Luego las llevé a comer, al Core by Clare Smyth, un restaurante de comida francesa, con tres estrellas Miche
-Mami, mami –me giro para ver a mi guerrera. La abrazo, la beso y la vuelvo a abrazar. Cuanto tiempo sin sus cariños. Como la echo de menos –estoy con el abuelo De Luca. -Te estás divirtiendo? –pregunto sonriendo y mirando a mi padre, asiente con un fuerte movimiento de cabeza –me alegro mi pequeña. -Hija, que haces aquí. Te dije que lucharas por tu hombre, baja y actúa como debe hacerlo un De Luca. Nosotros estamos bien –miro a la niña que está feliz y radiante. Ese vestido blanco inmaculado, le queda perfecto. Y esa melena morena, está preciosa –tu lugar es ahí abajo. Giovanna se pone triste, cuando lloras, cuando os ve pelear. Quiere a sus padres felices y juntos. -Mami, no llores. Desde que estoy aquí, no tengo dolores. El abuelo, tampoco y eso que es viejo. Vuelve con papá y dile que le quiero mucho –la mano de mi pequeña se aleja, no quiero que se valla, por favor, mi nena…y su mano se agarra a la de su abuelo. Los dos se van felices, miran para atrás y
Una semana en Londres y hoy, va a ser el primer día que salgo a la calle. He tenido al mejor enfermero que se pueda tener, me ha cuidado, mimado. Ya puedo caminar sin cansarme, le he pedido ir a pasear y que me acompañe a un sitio. No sabe lo que le depara la mañana. Hace tiempo que no llevo flores a mi pequeña y ya es hora que él la vea. Estos días, nos ha dado para hablar y mucho, sobre nosotros, la niña. Sabe todos los detalles del embarazo, del parto, de su corta vida, no le quedó nada por preguntar. -Donde quiere ir a pasear, mi reina? –pregunta mientras me ofrece su brazo, para que me apoye. -Primero vamos a tomar un café y luego vamos ahí –le digo señalando el cartel “Cementerio Paddington”, noto como se tensa –ese osito le encantaba. Vimos la película, los dibujos, luego salió una serie y la vimos. Esa película la vio el mismo día, como cuatro veces. Pero el record lo tiene La sirenita –me mira riendo –en un día la vio diez veces, pero como yo estaba trabajan
Que bien sienta, volver al trabajo. Entre visitas de compañeros y ponerme al día, la jornada se me pasó volando. Estoy agotada y casi no he hecho nada.Llevo desde anoche sin saber nada de Giovanni, ni siquiera cuando llegó a Italia, ni mi hermano para decirme que lo había recogido. Valla dos insensatos. La verdad que es raro, él nunca estaría tanto tiempo sin enviarme aunque sea un simple mensaje. Son las diez de la noche, suena el teléfono, es mi hermano Salva.-Buenas noches hermanito. Estaba esperando tu llamada anoche, estaba preocupada.-Y se puede saber, porqué te tenía que llamar? Estabas bien acompañada, no quería interrumpir nada –sonrío al pensar en nuestra despedida en el coche –que tal tu primer día de trabajo.-El trabajo agotador, pensaba irme pronto a descansar. Y me tenías que haber llamado cuando recogiste a Giovanni en el
Dos semanas ese tiempo, es el que llevamos sin noticias de Giovanni. Policías entrando y saliendo de mi casa. Investigando a cada empleado de los hoteles, incluso a los del clubs. Una locura. Nuestros padres, se han instalado aquí, no se mueven hasta que sepan algo. No se quieren ir, ni a casa de él, prefieren quedarse conmigo. No me molestan, la verdad es que me dan conversación y me hacen compañía. Me hacen los días, más llevaderos.Hay cosas que no cuadran en todo este asunto. Su abogado sigue en las mismas, él no tiene nada que ver en el tema de la llamada telefónica. Me han informado, que todos los departamentos, están limpios de micros y de cámaras, sobre todo mi oficina. Los ordenadores, ya tengo el control sobre ellos. Como no sabemos en quien confiar, un informático amigo de los policías, va a ser el nuevo integrante de la plantilla, lo que el resto no sabe, es que &eacu
Ese olor…que bien huele, es su perfume favorito. Me doy la vuelta en la cama y ahí está. El hombre que hace volar miles de mariposas en mi estómago, el que con sólo tocarme, saltan chispas. Me mira y sonríe, no habla. Me acaricia la mejilla y me vuelvo a quedar dormida. Ese olor…Despierto y al abrir los ojos, no lo encuentro a mi lado. Me pongo ropa cómoda y bajo a buscarle. La familia debe de estar feliz, con su regreso. Entro en el salón con una sonrisa, nuestros padres, se giran a mirarme.-Donde está? En la cocina, preparando café? Se debió de levantar, cuando me quedé dormida –digo buscándolo desde la ventana, por si salió al jardín.-De quién hablas, hija –pregunta mi madre.-De quien va a ser madre, de Giovanni. Estaba tan cansada, nos pusimos a hablar y me quedé dormida –la cara de Enma de susto, no tiene