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Capítulo 5. Todos me defraudan

Los meses pasan, sin pena ni gloria. Gracias a dios, que tengo mis clases, las cuales me van genial, tengo buenos profesores y saco buenas notas. Nueve meses de casados, nueve meses tirados por la borda. Seguimos aparentando lo que no somos, la gente dice, que tenemos un matrimonio perfecto, habría que preguntarles, que clase de vida llevan ellos. 

Giovanni, me ha conseguido un abogado, si las cosas se ponen feas, dice que me saca del país y bien lejos. Mi querido marido, está encantado de lo que supone nuestro enlace. Le ha abierto la puerta de muchos negocios, aunque me da la impresión que no es de agrado de muchos de sus nuevos socios. Todavía no sé que beneficios le dio a mi familia este enlace, nuestros hoteles son de los mejores de Italia, las sucursales que tenemos alrededor del mundo, están mejor que nunca, tampoco es que me cuenten mucho, ya saben que para ellos, las mujeres no valen para los negocios.

Me veo con Vanni a escondidas, cuando Beltrán está en sus locales, cuando digo que voy con alguna amiga, que no existe, por supuesto. No piensen mal de mí. Entre nosotros no hay nada, no hemos hecho nada que luego tengamos que arrepentirnos. Hablamos, conocemos cosas el uno del otro, puedo decir, que es mi mejor amigo, aunque también tenemos una química, que en algún momento, nos va a traer problemas. Cada día me enamoro más de él. Me parece increíble, que dos hermanos, criados por los mismos padres, sean tan diferentes.

Confío en él. Me respeta y eso lo valoro. Me contó lo ocurrido con Anna, la noche en que le fui a buscar. Es más, duda que haya podido hacer nada, no en las condiciones en las que se encontraba, totalmente borracho.

Hoy hay fiesta, en casa de mi suegra, que novedad, verdad? Celebran la jubilación de mi suegro y será Beltrán quien prosiga con su trabajo. Gracias a los estudios, el día me pasa rápido, he tenido clases online y presentar un par de trabajos. Los exámenes están cerca y los estoy preparando a conciencia. Carlo me ayuda en materias de estudio y Giovanni con las de números.

Me asustan las campanillas del ascensor, es pronto, por lo que tengo que recoger mis apuntes, para que no los vea. Salgo a mirar quien és, y me encuentro a Beltrán borracho, viene acompañado de dos amigos.

-Mirar chicos…mi querida esposa. Pero en papel, porque en mi cama, no la he visto y mira que está buena...

-Para eso tienes a tus amiguitas. Mírate en que condiciones estás, tenemos que ir a la fiesta de jubilación de tu padre, no puedes ir así.

-Voy como me da la gana, me oyes! –se deben de creer, que por gritar, son más hombres. Hace amago de acercarse y levantarme la mano, para pegarme, pero uno de sus amigos, lo coge a tiempo y le frenó.

-Atrévete y es lo último que haces en esta puta vida, desgraciado.

Se quiere enfrentar a mí, pero ellos lo impiden. Subo a mi cuarto, cojo toda la ropa y neceser para esta noche. Me voy a casa de mis suegros, allí podré descansar y luego me puedo preparar para la fiesta.

-Querida llegas pronto, donde está Beltrán? –me pregunta Emma, saliendo del salón.

-No creo que pueda venir. Él…-me callo cuando veo salir a Giovanni con su padre.

-El qué, Erika? –es la fiesta por mi suegro, voy a fastidiársela –habla ya, niña. Nos tienes intrigados.

-No se encontraba bien –miro de reojo a Vanni.

-Y que se supone que tengo, esposa? –oigo decir a Beltrán detrás de mi, la madre se lleva las manos a la boca asustada, como si nunca lo hubiera visto en esas condiciones –venga, dime porque no iba a venir –dice mientras viene hacia mí. Doy pasos para atrás –diles, estamos ansiosos de escucharte. Vas a decirles, que siempre estoy borracho, pues sí, es la única manera de aguantar mi matrimonio con…ésto.

-Pues ya que estamos contando verdades y sincerándonos, me toca a mí –digo mirando a mi suegro –no sé que negocios tienes con mi familia, pero lo siento mucho, voy a pedir el divorcio, llevo meses aguantando insultos, vejeces, pero lo de hoy…lo de hoy no lo pienso tolerar.

-Qué te hizo? –pregunta Giovanni, tiene la voz furiosa y mira con recelo al hermano.

-Sus amigos le frenaron, pero venía directo a levantarme la mano. Acepté casarme por negocios, no para ser el saco de boxeo de nadie. Solo sabe decir que no valgo para nada, insultarme…me cansé. Es la última fiesta que acudo como su esposa, como parte de vuestra familia. No os preocupéis, no os pediré nada, sólo quiero un divorcio rápido y tranquilo. Olvidarme que estuve con él.

-Y de qué vas a vivir, muerta de hambre. No tienes donde dormir, si no fuera por mí, dormirías en la calle –me sigue gritando, su madre no da crédito. Su padre le quita la copa de mano y le intenta llevar al salón.

-Yo no crié a ningún maltratador, ni borracho. Ella te pone la botella en la mano? Pone a esas mujeres en tu cama? –su padre le grita en la cara, está enfadado y no es para menos –me decepciona saber, en lo que te has convertido. Erika, por los negocios no te preocupes. Tienes abogado? –asiento, me da una tarjeta –esta es del suyo, que se pongan en contacto, para resolver esto lo más pronto posible.

-Vincenzo, siento hacer esto, el día de tu fiesta. Lo siento de verdad, no quería sacer a relucir todo esto –le digo acercándome –os habéis portado tan bien conmigo y estoy siendo una impertinente.

-Te han dado una casa y te portas así con ellos…que mala nuera eres, mala, mala –dice alejándose con la copa en la mano –y tú, hermano, no vas a decir nada?

-Esta pelea no me incumbe. Pero papá tiene razón, no nos ha criado de esa manera.

-Chicos, falta unas horas para la fiesta. Porqué no vais a vuestras habitaciones, descansáis, para luego bajar a la fiesta. Erika, querida, ya sabes cual es tu cuarto. Un sueño, un baño y estarás reluciente –me coge de los hombros y me da un beso en la cabeza –yo le contaré a tus padres, tu decisión. No te preocupes por nosotros.

-Enma, os aprecio muchísimo. No quiero estropear esta noche.

Me acompaña a la habitación, me abraza y me deja entrar a descansar. Ya sola, pienso en todo lo ocurrido. Tendré que hablar con mis hermanos, ellos me ayudarán a salir de todo esto. Oigo unos leves toques en la puerta, escucho a Giovanni que me dice que le abra.

-Contraseña para entrar….-le digo mientras me río detrás de la puerta.

-Abre la puerta, ahora mismo. O me verás enfadado.

-Creo que esa no es…-sigo riendo.

-Erika, me pueden pillar, no seas cabrona –dice medio enfadado. Le abro y le sonrío. –si me llegan a pillar, prepárate, tu castigo iba a ser tremendo.

-Enserio… bueno, al fin y al cabo, me porté mal. Si quieres me puedes castigar –le digo con voz mimosa y acercándome a él.

-No tenemos tiempo, porque si no… -me dice poniendo sus brazos en mi cintura y trayéndome hacia él.

-Porque si no…qué Vanni? –le pregunto, mientras rodeo su cuello y a la vez, salto y mis piernas hacen lo mismo en su cintura.

-Estamos jugando con fuego y nos vamos quemar, mi reina –dice con nuestras bocas devorándose –si no paramos, más difícil será más tarde.

-No quiero parar, quiero que me hagas tuya -enserio dije yo eso? Mi yo interior, se está desmelenando.

Esa sonrisa es preciosa, me tiene loca. Baja mi cuerpo despacio, acariciando cada centímetro de él. Me quita la camiseta y desabrocha la falda, dejándola caer al suelo. Quedo en ropa interior, me mira. Hace que me gire sobre mi misma, para su deleite.

-Bellísima. No voy a tener vidas suficientes, para adorarte.

Sus caricias queman, sus besos arden. Me quita el sujetador, sus movimientos son suaves, deleitándose, como un niño con lujuria. Me coge en brazos y con suavidad, posa sobre la cama. No dejamos de miramos, le pido que me deje quitarle la ropa, me dice que no, yo quieta y que me deje hacer. Veo como se quita la ropa. Admiro ese cuerpo que tantas veces he tocado, para ser sincera, nunca le vi sin ropa. Aunque la imaginación la ponía a trabajar. Me repite que no tenga miedo, que va a ir con cuidado.

-Cierra los ojos. Quiero que disfrutes de cada momento, beso, caricia, mi bella.

Le hago caso. Me relajo. Noto un beso en el pie. Va subiendo, despacio. Sabe bien lo que se hace, se nota su experiencia, en cambio yo, no sé ni donde poner mis manos. Llega a los muslos, mi respiración se dispara. Un beso por encima de mis bragas, me mira sonriendo.

-Esto lo dejaremos, para cuando te tenga toda la noche, para mí sólo. Que viendo los últimos acontecimientos, no será muy tarde.

Sigue besando mi abdomen, me estoy relajando, cuando su mano se mete en mi ropa interior, me sobre salto, pero me gusta. Me quita despacio las bragas y me pide que abra las piernas, le obedezco. Mete sus dedos en mi interior, me hace arquear mi espalda, a la vez que suelto un gemido, estoy ardiendo en deseo. Lo quiero dentro de mí

-Vanni, por favor. Por favor –le veo sonreir, está jugando conmigo –sé que no tengo mucha experiencia, pero te juro que estoy a punto de explotar –se ríe, mientras me vuelve a pegar la espalda a la cama, busca le entrada, le ayudo en esos menesteres. No soy capaz a quitar los ojos de encima de él.

-Bella, no quiero hacerte daño. Voy a ir despacio, de acuerdo? –asiento. Estoy nerviosa, siempre oí decir que ese momento duele, pero haciéndolo con la persona adecuada, es una gozada.

Entra dentro de mí despacio, nuestras respiraciones cada vez se aceleran. Se para, me mira con tanto cariño, que me derrite.

-Cariño, va a doler, pero estoy aquí para ti –empuja, noto un leve dolor, le agarro más fuerte. El dolor se desvanece, a base de ricos besos de Giovanni. Se para, deja de moverse, hasta que le digo que siga, que no me duele. Mis lágrimas, son de felicidad. Me las besa, le sonrío. Se mueve despacio y poco a poco acelera. Llegamos juntos al orgasmo. Abrazados. Es lo mejor que me ha pasado.

-Te quiero Giovanni -no me importa decírselo, es la verdad y no quiero ocultarlo por más tiempo.

-Te quiero mi bella Erika.

Estuvimos más de media hora abrazados, echados en la cama. Sin hablar, solamente notando sus caricias en mi cuerpo. Nos despedimos entre besos y más besos.

-Bailarás conmigo? Somos familia, nadie sospecharía nada –dice antes de marcharse.

-Tendré que ver, como está mi tarjeta de baile, caballero -pega su torso en mi espalda y me besa tiernamente en el cuello.

-Voy a tener que espantar a mucho trepa esta noche. Recuerda que eres mía, solamente mía –me susurra en el oído. Le respondo con un beso largo y apasionado, no queremos separarnos y nuestros cuerpos menos.

Me doy un baño, oigo música, ya debió de empezar la fiesta. No tengo prisa por bajar. Elegí para hoy un vestido de color rojo, ajustado a mi cuerpo. Los hombros al descubierto, en palabra de honor. Pelo recogido, pero a la vez despeinado, echo por mí, no iba a salir muy bien. Sin más accesorios, no me van mucho las joyas muy cantosas, esa es una de las cosas, por las que discutía con mi madre. Es mi última fiesta, pediré el divorcio y viviré mi vida junto a Giovanni.

Bajo las escaleras, me está esperando Enma, que alaba mi vestido. La sonrio.

-Me voy a divorciar igualmente, no importa, lo guapa que me encuentres. No puedo seguir con todo esto. Las humillaciones de Beltrán, me hacen mucho daño. Si hoy no fuera por sus amigos…

-Querida, lo entiendo. Lo hemos hablado y te apoyamos. Nosotros se lo diremos a tus padres, ya has pasado bastante, para que tengas que enfrentarte a ellos –me da un beso –vamos al salón. Vino una invitada de última hora, quisiera que la conocieras. No es de mi agrado, pero tengo que soportarla. Tú serás un buen aliado.

Vamos hablando cuando entramos en el salón. Muchas cabezas se giran a mirarme, como le gusta a Enma presumir de familia. Beltrán sigue con la copa en la mano, la levanta hacia mí, como haciendo un brindis. Giovanni me come con la mirada, es más, diría que me desnuda sin tocarme. Me guiña un ojo. Cuando se mueve, veo a su lado a Anna.

-Anna te presento a mi nuera Erika. Ella es la novia de Giovanni -me dice. Mientras miro a éste, que niega con la cabeza. Me pidió que confiara en él y eso hago.

-La conozco. Encantada de volver a verte –la saludo dándole la mano. Giovanni me ofrece una copa de vino, nuestras manos se rozan, saltan chispas y más mariposas de mi barriga revolotean como tontas.

-Igualmente. Pensé que a estas alturas, serías la ex de Beltrán. Pero claro, a las de la alta sociedad, os educan, para aguantar esto y más, verdad? Todo sea por tener una posición en esta vida –me dice tan fresca. Luego se gira a mi suegra –tengo que decirles algo, ya que estamos entre familia, es el mejor momento –se coge a Giovanni, me entran unas ganas de matarla, que se debe de notar en mi cara -Vincenzo, tenemos un regalo para ti, es muy especial. Estoy embarazada, vais a ser abuelos –miro a Vanni, que la mira como si estuviera loca.

-Es imposible Anna. Hace tiempo que tú y yo, no estamos juntos. Eso es mentira!! –le dice bajo para que los demás no lo oigan.

-Eso es una noticia muy buena. Hijo, enhorabuena, me vas a hacer abuelo, me encanta mi regalo –veo como todos la abrazan, felicitan a Giovanni. Él me busca con la mirada, niega con la cabeza. Mis lágrimas me estropean el maquillaje, pero me da igual. Quiero huir, quiero desaparecer, quiero morir.

Saco mi móvil y llamo a mi hermano Carlo. Le explico todo rápidamente..

-Carlo, necesito desaparecer. Irme lejos. Ayúdame!!!!!!

-Diez minutos en la puerta de atrás de la casa de tus suegros. Coge lo que tengas en esa casa. No vas a volver.

-Perfecto, aquí te espero.

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