Que bien sienta, volver al trabajo. Entre visitas de compañeros y ponerme al día, la jornada se me pasó volando. Estoy agotada y casi no he hecho nada.
Llevo desde anoche sin saber nada de Giovanni, ni siquiera cuando llegó a Italia, ni mi hermano para decirme que lo había recogido. Valla dos insensatos. La verdad que es raro, él nunca estaría tanto tiempo sin enviarme aunque sea un simple mensaje. Son las diez de la noche, suena el teléfono, es mi hermano Salva.
-Buenas noches hermanito. Estaba esperando tu llamada anoche, estaba preocupada.
-Y se puede saber, porqué te tenía que llamar? Estabas bien acompañada, no quería interrumpir nada –sonrío al pensar en nuestra despedida en el coche –que tal tu primer día de trabajo.
-El trabajo agotador, pensaba irme pronto a descansar. Y me tenías que haber llamado cuando recogiste a Giovanni en el
Dos semanas ese tiempo, es el que llevamos sin noticias de Giovanni. Policías entrando y saliendo de mi casa. Investigando a cada empleado de los hoteles, incluso a los del clubs. Una locura. Nuestros padres, se han instalado aquí, no se mueven hasta que sepan algo. No se quieren ir, ni a casa de él, prefieren quedarse conmigo. No me molestan, la verdad es que me dan conversación y me hacen compañía. Me hacen los días, más llevaderos.Hay cosas que no cuadran en todo este asunto. Su abogado sigue en las mismas, él no tiene nada que ver en el tema de la llamada telefónica. Me han informado, que todos los departamentos, están limpios de micros y de cámaras, sobre todo mi oficina. Los ordenadores, ya tengo el control sobre ellos. Como no sabemos en quien confiar, un informático amigo de los policías, va a ser el nuevo integrante de la plantilla, lo que el resto no sabe, es que &eacu
Ese olor…que bien huele, es su perfume favorito. Me doy la vuelta en la cama y ahí está. El hombre que hace volar miles de mariposas en mi estómago, el que con sólo tocarme, saltan chispas. Me mira y sonríe, no habla. Me acaricia la mejilla y me vuelvo a quedar dormida. Ese olor…Despierto y al abrir los ojos, no lo encuentro a mi lado. Me pongo ropa cómoda y bajo a buscarle. La familia debe de estar feliz, con su regreso. Entro en el salón con una sonrisa, nuestros padres, se giran a mirarme.-Donde está? En la cocina, preparando café? Se debió de levantar, cuando me quedé dormida –digo buscándolo desde la ventana, por si salió al jardín.-De quién hablas, hija –pregunta mi madre.-De quien va a ser madre, de Giovanni. Estaba tan cansada, nos pusimos a hablar y me quedé dormida –la cara de Enma de susto, no tiene
Estará bien, sufrirá? Necesito tener la mente ocupada, para no pensar en él, aunque me es imposible.Las noches las paso en vela, pienso en Giovanni, en nuestra hija. Le echo tanto de menos. Intento ocultarle a mi hermano, mi estado de ánimo, sobre todo delante de Alana. Es la que me hace sonreir por las mañanas, incluso sin café. Durante el día, me mantengo ocupada con el trabajo. La oficina de Thomas, ha sido ocupada por uno de los detectives. Para no llamar la atención, le dijimos a todos, que es el ayudante de Salva y mío, que solamente trabaja para nosotros, como enlace de Italia, así nadie le molestará. Su trabajo es mirar papeles, montañas de papeles, informes y el ordenador de Thomas, minuciosamente, por si algo nos puede llevar a Giovanni.Algo encontraron, pero no suelta nada. Él contesta que tiene que ser el jefe Smith, y de ahí no le sacas.Anna sigue vi
Tengo frío, mucho frío. Llevo días encerrado en un zulo, cuatro paredes frías y húmedas. Sin ventana alguna, no sé si es de día o de noche. La única puerta que hay, es de hierro oxidada, con una trampilla, que usan para pasarme la bandeja con algo de comida y bebida. Casi prefiero el primer lugar donde me tenían, allí había una pequeña ventana, con cristales rotos y podía ver el cielo, aunque entrara el frío. Ahí sabía donde estaba, por lo menos el país, desde esa ventana, divisaba el osito favorito de nuestra hija. Parece que fue hace miles de años, que me obligaron a escribir esas cartas a Erika. Habrá entendido mi mensaje, sabrá que no me fui voluntariamente? Espero que sepa lo mucho que la quiero. No entiendo lo que quieren de mí, les he dicho que mi familia tiene dinero y es como si no les importara. Oigo el ruido de la puerta, está oscuro, me tienen sin una triste bombilla. -Tápate la cabeza con este saco –me dice el hombre con voz distorsionada
Los días en la oficina son un martirio, lo peor es llegar a casa y no tener noticias. Mi sobrina es una buena distracción. La ayudo con la tarea del cole, nos inventamos peinados, nos gusta escaparnos a comer un helado antes de la cena, pero nada ayuda a aliviar mi corazón. Le echo de menos. El jefe Smith, no da señales de vida, es como si me tuvieran aislada. Salva estos días está ausente, algo le pasa y creo que lo sé. Él odia Londres y por mi culpa ha tenido que desplazarse.Durante la cena, mi hermano evade mi mirada, suelto los cubiertos y tiro la servilleta encima del plato. Me levanto enfadada y voy a salir del comedor, pero algo dentro de mí me dice que le cante las cuarenta:-Todo bien Salva? –sin mirarme asiente –seguro, Salva? –sigue afirmando con la cabeza, mirando a su comida.-Pues como está bien, mañana tú y tu familia os vais de mi casa y volv&ea
A mi familia no le cayó bien que contratara a Thomas. Ya han pasado cinco meses, desde que desapareció Giovanni, según la policía, ya se perdió el interés, por esas cartas que escribió y el no tener noticias. No lo entiendo, primero investigan y luego pasan de todo. Los padres de él, ni siquiera me llaman, deben de estar enfadados, desilusionados. Pero más estoy yo, que se creyeron esas mentiras.No me abandonó, no estoy loca cuando lo digo. Me gusta sentarme en el porche de mi casa, y columpiarme en este sillón, que Giovanni me hizo. Hace una noche despejada, puedo ver las estrellas y también a mis ángeles.Durante mi convalecencia, nos sentábamos aquí de noche, tomando un té caliente y me decía “si quieres la luna, subo y te la bajo para la hora de la cena”. Sonrío al pensar en él.Un ruido que viene de los arbustos,
El vuelo se me hizo largo y pesado. Las ganas de ver a mi amor, supongo que sería. Volver a tenerlo entre mis brazos.-Erika, no te hagas ilusiones, vale? –asiento nerviosa –lo digo en serio. Estás preparada? –niego. Miro la fachada del hospital por cuarta vez, sería por si cambia de color.-Venga, lista –mentira cochina, pero me agarro a su brazo, como si me fuera la vida en ello.Las enfermeras le saludan, incluso la policía de la puerta. No son horas de visitas, pero creo que detrás de todo, está el jefe Smith.-Entras sola? –niego, abriendo los ojos asustada. Abre la puerta y entra, yo voy detrás de él, como si me escondiera –Giovanni, no son horas de visita, pero vine acompañado –salgo detrás de Salva, por un momento, vi un brillo en los ojos de mi amor, como si me reconociera –te acuerdas de Erika?Me mira de arriba abajo, sin parpadear. Quiere hablar, pero no le salen las palabras. Yo estoy nerviosa, no sé qué hacer, ni donde mirar.-Claro que la conozco, es Erika mi…-trago sal
Mientras todos hablan durante la cena, yo me pongo a pensar en las palabras de Giovanni. Es verdad que me llamó tita bella y él lo escuchó. Pero eso último que dijo “eres mia, bella” esa frase era la que me decía y repetía constantemente.Lo tengo sentado enfrente de mí, Anna a su lado, totalmente ignorada por la familia. En cambio a mí, me regalan los oídos, cosa que la enfurece por momentos.-Anna, le diré al chófer, que te lleve a casa –todos nos quedamos callados y mirando hacia ellos, después de que tirara la bomba, ella le mira sin dar crédito –no pongas esa cara. Acabo de salir del hospital, necesito tranquilidad y volver a recuperar mi memoria.-Puedes hacerlo en nuestra casa, conmigo. Soy tu esposa! –le grita –ni tienes porqué estar con tus padres, hoy mismo nos vamos y no voy a discutir sobre eso –y sigue cenando,