Tengo frío, mucho frío. Llevo días encerrado en un zulo, cuatro paredes frías y húmedas. Sin ventana alguna, no sé si es de día o de noche. La única puerta que hay, es de hierro oxidada, con una trampilla, que usan para pasarme la bandeja con algo de comida y bebida.
Casi prefiero el primer lugar donde me tenían, allí había una pequeña ventana, con cristales rotos y podía ver el cielo, aunque entrara el frío. Ahí sabía donde estaba, por lo menos el país, desde esa ventana, divisaba el osito favorito de nuestra hija.
Parece que fue hace miles de años, que me obligaron a escribir esas cartas a Erika. Habrá entendido mi mensaje, sabrá que no me fui voluntariamente? Espero que sepa lo mucho que la quiero.
No entiendo lo que quieren de mí, les he dicho que mi familia tiene dinero y es como si no les importara. Oigo el ruido de la puerta, está oscuro, me tienen sin una triste bombilla.
-Tápate la cabeza con este saco –me dice el hombre con voz distorsionada
Los días en la oficina son un martirio, lo peor es llegar a casa y no tener noticias. Mi sobrina es una buena distracción. La ayudo con la tarea del cole, nos inventamos peinados, nos gusta escaparnos a comer un helado antes de la cena, pero nada ayuda a aliviar mi corazón. Le echo de menos. El jefe Smith, no da señales de vida, es como si me tuvieran aislada. Salva estos días está ausente, algo le pasa y creo que lo sé. Él odia Londres y por mi culpa ha tenido que desplazarse.Durante la cena, mi hermano evade mi mirada, suelto los cubiertos y tiro la servilleta encima del plato. Me levanto enfadada y voy a salir del comedor, pero algo dentro de mí me dice que le cante las cuarenta:-Todo bien Salva? –sin mirarme asiente –seguro, Salva? –sigue afirmando con la cabeza, mirando a su comida.-Pues como está bien, mañana tú y tu familia os vais de mi casa y volv&ea
A mi familia no le cayó bien que contratara a Thomas. Ya han pasado cinco meses, desde que desapareció Giovanni, según la policía, ya se perdió el interés, por esas cartas que escribió y el no tener noticias. No lo entiendo, primero investigan y luego pasan de todo. Los padres de él, ni siquiera me llaman, deben de estar enfadados, desilusionados. Pero más estoy yo, que se creyeron esas mentiras.No me abandonó, no estoy loca cuando lo digo. Me gusta sentarme en el porche de mi casa, y columpiarme en este sillón, que Giovanni me hizo. Hace una noche despejada, puedo ver las estrellas y también a mis ángeles.Durante mi convalecencia, nos sentábamos aquí de noche, tomando un té caliente y me decía “si quieres la luna, subo y te la bajo para la hora de la cena”. Sonrío al pensar en él.Un ruido que viene de los arbustos,
El vuelo se me hizo largo y pesado. Las ganas de ver a mi amor, supongo que sería. Volver a tenerlo entre mis brazos.-Erika, no te hagas ilusiones, vale? –asiento nerviosa –lo digo en serio. Estás preparada? –niego. Miro la fachada del hospital por cuarta vez, sería por si cambia de color.-Venga, lista –mentira cochina, pero me agarro a su brazo, como si me fuera la vida en ello.Las enfermeras le saludan, incluso la policía de la puerta. No son horas de visitas, pero creo que detrás de todo, está el jefe Smith.-Entras sola? –niego, abriendo los ojos asustada. Abre la puerta y entra, yo voy detrás de él, como si me escondiera –Giovanni, no son horas de visita, pero vine acompañado –salgo detrás de Salva, por un momento, vi un brillo en los ojos de mi amor, como si me reconociera –te acuerdas de Erika?Me mira de arriba abajo, sin parpadear. Quiere hablar, pero no le salen las palabras. Yo estoy nerviosa, no sé qué hacer, ni donde mirar.-Claro que la conozco, es Erika mi…-trago sal
Mientras todos hablan durante la cena, yo me pongo a pensar en las palabras de Giovanni. Es verdad que me llamó tita bella y él lo escuchó. Pero eso último que dijo “eres mia, bella” esa frase era la que me decía y repetía constantemente.Lo tengo sentado enfrente de mí, Anna a su lado, totalmente ignorada por la familia. En cambio a mí, me regalan los oídos, cosa que la enfurece por momentos.-Anna, le diré al chófer, que te lleve a casa –todos nos quedamos callados y mirando hacia ellos, después de que tirara la bomba, ella le mira sin dar crédito –no pongas esa cara. Acabo de salir del hospital, necesito tranquilidad y volver a recuperar mi memoria.-Puedes hacerlo en nuestra casa, conmigo. Soy tu esposa! –le grita –ni tienes porqué estar con tus padres, hoy mismo nos vamos y no voy a discutir sobre eso –y sigue cenando,
Dejo mi maleta en la puerta del comedor. Las miradas de Giovanni y de Salva, son dignas de ser grabadas. Una parte de mí quiere quedarse con él, pero mi otro yo vengativo, está deseando hacerle sufrir. Un poco, tampoco me voy a pasar. Me siento en la mesa, junto a todos. Mis suegros miran la maleta, pero no dicen nada. -Vas de viaje, tita? –pregunta Alana, la única inocente en todo esto, o no…la veo ir caminando hacia el jardín. -Si mi niña, me vuelvo a Londres, aquí no hago nada –digo mientras me sirvo café, miro a mis suegros –gracias por dejarme quedar aquí –no dicen nada –como veo que el gato, ha comido la lengua a todos, hablaré yo. -Erika por favor –dice Salva –sabemos que estás enfadada, pero no lo pagues en los Sres Ricci. -No lo pago con nadie, Salva. Me habéis mentido, hecho creer algo que no es cierto, me has visto llorar por este imbécil. Debéis de estar pensado que soy idiota, que lo soy, porque me lo creí todo. Hubo momentos que
Me duele todo el cuerpo, el sofá no es nada cómodo para dormir, me despierto y lo primero que veo, es la cara de Giovanni. Está dormido, plácidamente dormido. Me desperezo y me giro hacia el chico que me vuelve loca. Le miro, mientras sonrío como una idiota, me voy acercando poco a poco. Le acaricio los labios con mi dedo índice, lo hago despacio. Le paso las manos, por las mejillas, le pongo mis manos es su nuca, me sigo acercando, pero cuando me doy cuenta, él ya me cogió por la cintura y me sentó a horcajadas sobre él. Abre los ojos, sin decirnos nada, nos besamos.-Te he echado de menos, bella –dice mientras sus manos suben y bajan por mis muslos –llegué a pensar que nunca te volvería a ver –sus manos quedan fijos en mi trasero, no le dejo hablar, poso mis labios sobre los suyos. Sigo tocándole, me parece mentira tenerlo conmigo –te quiero mi reina –me
Mi cuñada sigue en cuidados intensivos, dos semanas sin ninguna mejoría, mi madre se trasladó a Londres, para dar apoyo a Enzo y cuidar a mi sobrino. Carlo y su mujer tampoco están bien después de lo ocurrido. Ellos se han venido, instalándose en casa de mi madre, hasta que se recuperen. La sucursal de Londres, a partir de esta semana vuelven a estar activas, pero desde Verona. Han reformado la biblioteca de la casa de los Ricci, ahora es una espectacular oficina, con todos los aparatos electrónicos que pueda existir en este mundo, como no, obsequio del gran Giovanni Ricci. No me dejan volver a Inglaterra, aunque tampoco me dejan salir, ni a comprar el pan.Me han puesto seguridad las veinticuatro horas del día, el jefe Smith ha venido a traernos el informe del incendio y contarnos como va el caso.Según las investigaciones, fue intencionado, cosa que ya sabíamos desde el principio, pero lo que no sa
Según los informes de los bomberos, el edificio de Londres, no es seguro para reabrir las oficinas, las estructuras han sido dañadas, fue un trabajo muy metódico y sabían lo que hacían, cuando organizaron todo. He leído en informe cientos de veces, siempre acabo llorando, pensando en los fallecidos y en Tina. Enzo ha pedido el traslado a Italia, a uno de los mejores hospitales.Los padres de ella, también quieren tenerla aquí. Mi madre no nos da buenas noticias sobre su estado. Vuelvo a leer el informe, como si haciendo eso, dijera otra cosa diferente. Enma entra en la oficina, con una bandeja con café, mi madre me dejó a su cargo, puedo decir que me cuidan demasiado bien.Sin decirme nada, deja la bandeja en la mesa y viene a abrazarme.-Ni siquiera puedo hablar con Enzo, todo es por mi culpa. Me tiene que odiar.-Deja de decir tonterías, no te odia, es tu hermano. Cuando est&ea