Mi vuelta a Londres hace un mes, no fue como me lo esperaba. Quería a ver regresado con Giovanni a mi lado. Pero la última vez que nos vimos en casa de mi madre, no acabó como yo esperaba. Cuando salí de casa, fui a ver a Enzo, le pedí que fuera a por mi maleta, pude cambiar el billete y mi vuelo salía en unas horas, otra vez escapando.
En algo no le mentí, nunca va a ver a su hija. Estuve preparando la llegada de Giovanni a la empresa, le esperamos en una semana, le asigné una oficina, justo al lado de la mía, dios sabrá cómo va a salir todo esto. Ni siquiera hemos hablado, todo ha sido a través de mis hermanos.
Vinieron un par de días, con sus chicas. Fin de semana sin niños, dijeron. Se los empaquetaron a mi madre, la cual quedó encantada. Los hombres, se fueron a jugar al golf. Y yo, me llevé a mis cuñadas, de compras y luego para relajarnos, al spa. Luego las llevé a comer, al Core by Clare Smyth, un restaurante de comida francesa, con tres estrellas Miche
-Mami, mami –me giro para ver a mi guerrera. La abrazo, la beso y la vuelvo a abrazar. Cuanto tiempo sin sus cariños. Como la echo de menos –estoy con el abuelo De Luca. -Te estás divirtiendo? –pregunto sonriendo y mirando a mi padre, asiente con un fuerte movimiento de cabeza –me alegro mi pequeña. -Hija, que haces aquí. Te dije que lucharas por tu hombre, baja y actúa como debe hacerlo un De Luca. Nosotros estamos bien –miro a la niña que está feliz y radiante. Ese vestido blanco inmaculado, le queda perfecto. Y esa melena morena, está preciosa –tu lugar es ahí abajo. Giovanna se pone triste, cuando lloras, cuando os ve pelear. Quiere a sus padres felices y juntos. -Mami, no llores. Desde que estoy aquí, no tengo dolores. El abuelo, tampoco y eso que es viejo. Vuelve con papá y dile que le quiero mucho –la mano de mi pequeña se aleja, no quiero que se valla, por favor, mi nena…y su mano se agarra a la de su abuelo. Los dos se van felices, miran para atrás y
Una semana en Londres y hoy, va a ser el primer día que salgo a la calle. He tenido al mejor enfermero que se pueda tener, me ha cuidado, mimado. Ya puedo caminar sin cansarme, le he pedido ir a pasear y que me acompañe a un sitio. No sabe lo que le depara la mañana. Hace tiempo que no llevo flores a mi pequeña y ya es hora que él la vea. Estos días, nos ha dado para hablar y mucho, sobre nosotros, la niña. Sabe todos los detalles del embarazo, del parto, de su corta vida, no le quedó nada por preguntar. -Donde quiere ir a pasear, mi reina? –pregunta mientras me ofrece su brazo, para que me apoye. -Primero vamos a tomar un café y luego vamos ahí –le digo señalando el cartel “Cementerio Paddington”, noto como se tensa –ese osito le encantaba. Vimos la película, los dibujos, luego salió una serie y la vimos. Esa película la vio el mismo día, como cuatro veces. Pero el record lo tiene La sirenita –me mira riendo –en un día la vio diez veces, pero como yo estaba trabajan
Que bien sienta, volver al trabajo. Entre visitas de compañeros y ponerme al día, la jornada se me pasó volando. Estoy agotada y casi no he hecho nada.Llevo desde anoche sin saber nada de Giovanni, ni siquiera cuando llegó a Italia, ni mi hermano para decirme que lo había recogido. Valla dos insensatos. La verdad que es raro, él nunca estaría tanto tiempo sin enviarme aunque sea un simple mensaje. Son las diez de la noche, suena el teléfono, es mi hermano Salva.-Buenas noches hermanito. Estaba esperando tu llamada anoche, estaba preocupada.-Y se puede saber, porqué te tenía que llamar? Estabas bien acompañada, no quería interrumpir nada –sonrío al pensar en nuestra despedida en el coche –que tal tu primer día de trabajo.-El trabajo agotador, pensaba irme pronto a descansar. Y me tenías que haber llamado cuando recogiste a Giovanni en el
Dos semanas ese tiempo, es el que llevamos sin noticias de Giovanni. Policías entrando y saliendo de mi casa. Investigando a cada empleado de los hoteles, incluso a los del clubs. Una locura. Nuestros padres, se han instalado aquí, no se mueven hasta que sepan algo. No se quieren ir, ni a casa de él, prefieren quedarse conmigo. No me molestan, la verdad es que me dan conversación y me hacen compañía. Me hacen los días, más llevaderos.Hay cosas que no cuadran en todo este asunto. Su abogado sigue en las mismas, él no tiene nada que ver en el tema de la llamada telefónica. Me han informado, que todos los departamentos, están limpios de micros y de cámaras, sobre todo mi oficina. Los ordenadores, ya tengo el control sobre ellos. Como no sabemos en quien confiar, un informático amigo de los policías, va a ser el nuevo integrante de la plantilla, lo que el resto no sabe, es que &eacu
Ese olor…que bien huele, es su perfume favorito. Me doy la vuelta en la cama y ahí está. El hombre que hace volar miles de mariposas en mi estómago, el que con sólo tocarme, saltan chispas. Me mira y sonríe, no habla. Me acaricia la mejilla y me vuelvo a quedar dormida. Ese olor…Despierto y al abrir los ojos, no lo encuentro a mi lado. Me pongo ropa cómoda y bajo a buscarle. La familia debe de estar feliz, con su regreso. Entro en el salón con una sonrisa, nuestros padres, se giran a mirarme.-Donde está? En la cocina, preparando café? Se debió de levantar, cuando me quedé dormida –digo buscándolo desde la ventana, por si salió al jardín.-De quién hablas, hija –pregunta mi madre.-De quien va a ser madre, de Giovanni. Estaba tan cansada, nos pusimos a hablar y me quedé dormida –la cara de Enma de susto, no tiene
Estará bien, sufrirá? Necesito tener la mente ocupada, para no pensar en él, aunque me es imposible.Las noches las paso en vela, pienso en Giovanni, en nuestra hija. Le echo tanto de menos. Intento ocultarle a mi hermano, mi estado de ánimo, sobre todo delante de Alana. Es la que me hace sonreir por las mañanas, incluso sin café. Durante el día, me mantengo ocupada con el trabajo. La oficina de Thomas, ha sido ocupada por uno de los detectives. Para no llamar la atención, le dijimos a todos, que es el ayudante de Salva y mío, que solamente trabaja para nosotros, como enlace de Italia, así nadie le molestará. Su trabajo es mirar papeles, montañas de papeles, informes y el ordenador de Thomas, minuciosamente, por si algo nos puede llevar a Giovanni.Algo encontraron, pero no suelta nada. Él contesta que tiene que ser el jefe Smith, y de ahí no le sacas.Anna sigue vi
Tengo frío, mucho frío. Llevo días encerrado en un zulo, cuatro paredes frías y húmedas. Sin ventana alguna, no sé si es de día o de noche. La única puerta que hay, es de hierro oxidada, con una trampilla, que usan para pasarme la bandeja con algo de comida y bebida. Casi prefiero el primer lugar donde me tenían, allí había una pequeña ventana, con cristales rotos y podía ver el cielo, aunque entrara el frío. Ahí sabía donde estaba, por lo menos el país, desde esa ventana, divisaba el osito favorito de nuestra hija. Parece que fue hace miles de años, que me obligaron a escribir esas cartas a Erika. Habrá entendido mi mensaje, sabrá que no me fui voluntariamente? Espero que sepa lo mucho que la quiero. No entiendo lo que quieren de mí, les he dicho que mi familia tiene dinero y es como si no les importara. Oigo el ruido de la puerta, está oscuro, me tienen sin una triste bombilla. -Tápate la cabeza con este saco –me dice el hombre con voz distorsionada
Los días en la oficina son un martirio, lo peor es llegar a casa y no tener noticias. Mi sobrina es una buena distracción. La ayudo con la tarea del cole, nos inventamos peinados, nos gusta escaparnos a comer un helado antes de la cena, pero nada ayuda a aliviar mi corazón. Le echo de menos. El jefe Smith, no da señales de vida, es como si me tuvieran aislada. Salva estos días está ausente, algo le pasa y creo que lo sé. Él odia Londres y por mi culpa ha tenido que desplazarse.Durante la cena, mi hermano evade mi mirada, suelto los cubiertos y tiro la servilleta encima del plato. Me levanto enfadada y voy a salir del comedor, pero algo dentro de mí me dice que le cante las cuarenta:-Todo bien Salva? –sin mirarme asiente –seguro, Salva? –sigue afirmando con la cabeza, mirando a su comida.-Pues como está bien, mañana tú y tu familia os vais de mi casa y volv&ea