Bianca fruncio el ceño, mientras observaba el estrecho espacio en el que se suponía que debia introducir su cuerpo.A su lado, con paciencia, Simon la observaba, mientras le sonreía de manera ligera.—Entiendo la intención, y te lo agradezco… pero ni en mi peor pesadilla entraría allí—dijo Bianca con una incipiente sonrisa en su dirección.El chico de cabello tintado roto la mirada, mientras negaba. No iba a ponerse a discutir con ella, tampoco lucharía para que ella ingresara al sauna húmedo. Simplemente asintió mientras liberaba un ligero suspiro.—Seran solo masajes—informo el a un grupo de mujeres allí cerca.—¿Qué?—pregunto con cierto temor la bella prostituta mientras sentía como su corazón se aceleraba.Pero Simon no dijo una sola palabra, mientras el grupo de mujeres acompañaba a Bianca hacia una camilla cercana. Antes de que pudiera hacer algo, o simplemente quejarse, las mujeres la ubicaron y comenzaron a realizarle los masajes.Bianca libero un pequeño gemido, mientras se
El millonario paso una mano por su cabello dorado, mientras se mantenía de pie ante los folletos que exhibían en el escritorio, su mirada viajaba de uno en uno, sin lograr decidirse por uno u otro.—¿Necesita ayuda, señor Thompson?—pregunto con delicadeza una de las empleadas.—Si yo… quiero una luna de miel—comenzó a decir el, sin apartar la mirada de los viajes posibles para realizar—. Me casare hoy y deseo algo especial.La mujer asintió, mientras buscaba en un archivo cercano.Alexander se habia decidido esa misma mañana, luego de que Franchesca se fuera de su casa, de su deseo por viajar con Bianca.Una semana, quizás dos. El aprobecharia aquel tiempo a solas con la bella prostituta para conquistarla, ganar su corazón.Ella le gustaba, le encantaba su forma de ser y su espíritu tan ardiente, valeroso. Su corazón habia sido entregado a la bella chica de pasado oscuro y sonrisa brillante.Por eso, el pondría todo en juego para ganarla, para lograr conquistarla. No daría su brazo a
El cuerpo de la bella prostituta temblaba debajo de aquel vestido fino y elegante. Se sentía tonta y ciertamente absurda, mientras que las palabras de Arrobin y el padre de Alexander sacudían su mente.Aquellas palabras, cargadas con tal nivel de odio y desprecio, estaban bien encaminadas. Ella no era mas que una prostituta, una mujer de la noche. En muchas ocasiones la mala de la historia.Pero de cierta forma, de alguna manera, el millonario habia logrado conseguir que el enfoque de su mirada, de su latir de corazón, cambiara aquel pensamiento tan triste y retorcido, mientras se acercaba al altar en medio del campo verde.Simon tenia muy buen gusto para el diseño de todo eso, el habia logrado crear algo verdaderamente fascinante con solo una semana de anticipación.Ella intento buscar al chico de cabello tintado con la mirada, pero sus ojos estaban clavados en el millonario. Alexander el final de aquel pasillo floral la esperaba, con una sonrisa que era una mezcla perfecta entre bel
Alexander se quedo petrificado, mientras se obligaba a esbozar una sonrisa forzosa en dirección a Daniel. La conversación que habia tenido lugar entre ambos hombres aun abrumaba los pensamientos del millonario. Dan estaba vestido de un modo que jamás lo habia imaginado capaz. Con un elegante y sofisticado traje oscuro que realzaba su semblante y lo envolvía en un aura de misterio y refinamiento. Cualquiera que lo observara por algunos segundos se quedaría prendado de aquella imagen tan magnifica y colosal. Semejante a contemplar un dios del olimpo habitando una tierra mundana. Los dientes de Alexander se apretaron con rabia, mientras se preparaba para que la hermosa mujer que ahora se habia convertido en su esposa de mentira, se marchara con el. Pero sus pensamientos volvieron a fallarle, sus suposiciones no podían estar mas en desacuerdo. —Dan, estas muy guapo… el traje te sienta bien—dijo ella con una sonrisa encantadora—. Pero prefiero bailando esta pieza con mi esposo. El co
Bianca mordio su labio inferior, mientras se alejaba de la pista de baile de la mano de Alexander.El millonario, si bien guardaba una actitud un poco reservada, parecía ser el mismísimo rey del mundo. Con su porte elegante y altanero que daba la impresión de su seguridad y total confianza.—Alec… siento que todo el mundo nos observa—admitio ella con algo de nerviosismo, mientras sentía como la mirada aguda de una mujer mayor se posaba en ella, seguida de otras cuantas mas.La cena con la familia de Alexander en aquel evento de caridad habia sido una pequeña y lejana pieza remota que ahora no se comparaba con las emociones que atravesaba. Se sentía como un sapo de otro pozo.—Y tienes toda la razón, Bianca, no es una sensación es real—susurro el millonario contra su oído—. Te observan a ti, con envidia, porque eres la novia mas hermosa del mundo.Al oir aquellas palabras, las mejillas de Bianca se volvieron rosas por la vergüenza, mientras conseguia el valor suficiente para atreverse
Bianca no tenía el más mínimo deseo de separarse de Alexander, él millonario estaba verdaderamente inclinado ante el mismo deseo. Sin embargo, ante la insistencia de ambos, y con la atenta mirada de todos los presentes clavada en ellos, accedieron a regañadientes.Bianca se fue con el padre de Alexander, quien seguía un muy buen ritmo de baile, incluso aunque su edad era avanzada.—Al final, te casaste con mí hijo—dijo el hombre con una mueca ladeada en sus labios finos.—Suelo cumplir las cosas que digo que haré —se limito a responder Bianca, mientras evitaba mirar demasiado en dirección al lugar donde Alexander y Franchesca bailaban enérgicamente.La bella prostituta sentía celos ante aquella situación, aunque le costará demasiado admitirlo.Por su parte, y con la misma astusia que su hijo, el padre de Alexander capto aquellas emociones ocultas en el rostro de la bella prostituta.—¿Me acompañarias a la cocina un minuto?—pidio el hombre con la mirada verde clavada en ella.—Yo... No
El millonario, Alexander Thompson, se forzó a sonreír mientras asentía en dirección a Franchesca.No quería bailar con ella, no deseaba hacerlo, no realmente, pero no tenía muchas opciones.Aunque era un adulto, su padre seguia interfiriendo en su vida como le diera la gana. El le afectaba demasiado. Incluso más de lo que podría llegar a querer admitir.—Estas algo distraído... Creo que hice mal en interrumpir tu momento con Bianca— dijo con tono triste Franchesca, mientras una media sonrisa ladeada se apoderaba de sus labios.Ante aquellas palabras, el millonario centro totalmente su atención en ella, mientras tragaba duro e intentaba ignorar a Bianca y su deseo por ir con ella.—Resulta extraño bailar con otras personas en mí día de bodas—admitio a medias Alexander.—Pero, Alec, esta no es una boda real—susurro ella inclinándose ligeramente hacía adelante.Un escalofrío recorrió el cuerpo del millonario, mientras se obligaba a sonreír en su dirección. Sus palabras habían sido bien i
Alexander sintió la mano de Franchesca aferrarse a su brazo, y su voz llamándole, hablándole para que permaneciera a su lado.Deseaba con todas sus fuerzas ir con Bianca, llegar hasta ella, pero aquello parecía ciertamente improbable. Solo tenía que permanecer unos minutos más junto a Franchesca y luego podría retirarse de manera educada.Pero ese no era el plan de Franchesca.La bella chica de cabello dorado tenía otro plan en mente. Una misión que iba mucho más allá de lo esperado.Max se había comunicado con ella ese mismo día temprano, exigiéndole que fuera su pareja en la boda, para así poder tener una entrada garantizada sin llamar la atención de nadie.Ahora, su objetivo era distraer a Alexander e intentar seducirlo.Aunque, ciertamente, no estaba teniendo exito con la primera y mucho menos con la segunda.—¿De que, Franchesca?— pregunto el millonario, intentando sonar amable, pero se notaba que deseaba terminar con eso rápido.Franchesca trago duro, mientras mordía nerviosa su