Franchesca: La bella chica de cabello dorado no daba fe de lo que iba hacer. Era increíble y casi imposible. Si en algún momento de su pasado le decían que ella cabaria escapando de su casa para refugiarse con un extraño y criar dos bebes con el, les habría llamado ridículos. Pero allí estaba ella, intentando disimular el torrente de emociones que se arremolinaba en su corazón, mientras mordía nerviosa su labio inferior, atenta a las posibles miradas de los empleados. Sin embargo nadie miro dos veces en su dirección. Su mal temperamento y actitud de perra le habían dado la posibilidad de camuflarse en aquel mundo, logrando imponer una actitud muy mala, pero de ciertaforma ventajosa en aquel tipo de ocasiones. Franchesca caminaba por los pasillos de la mansión como si fuera la reina del maldito mundo, lo cual en parte guardaba ciertos matices de verdad. Ella era dueña de una fortuna casi incalculable. Sus hijos y nietos tendrían una vida llena de lujos que solo los reyes podían dars
Franchesca:La rubia preciosa trago duro, mientras sostenia la mirada de su padre, luchando con todas sus fuerzas para que las emociones y sentimientos no la delataran ni evidenciaran.Pero aquello era totalmente imposible, en especial si se tenia en cuenta que su padre ya la habia observado con especial detenimiento, leyendo cada una de las emociones que se concentraban en el interior de su ser.—¿Quién es Daniel?—volvió a insistir su padre, con un tono autoritario y demandante, con los dientes apretados igual que un animal salvaje colmado de rabia.—No es nadie relevante—respondio ella, intentando sonar creible, pero su tono flaqueo y su labio inferior tembló de terror.Los labios de su padre se apretaron aun mas, captando aquellas palabras no dichas.—¿Te acostaste con el?—siseo su padre con desprecio—. Dejaste que un cualquiera te macillara.Las mejillas de Franchesca ardieron ante la vergüenza de escuchar aquellas palabras. El pánico apoderándose completamente de su ser. No tenia
Franchesca:Todo era una maldita pesadilla, su vida se estaba yendo por el desagua ante sus ojos. Lo peor imaginable le estaba ocurriendo en ese preciso segundo.Los dos hombres a los que mas temia y odiaba estaban juntos en una misma habitacion, disctaminando los términos de su presente y futuro, sin que ella pudiera hacer nada al respecto. Solo respirar y suplicar en silencio que la mierda no fuera demasiado grande para ella.Que no acabara con su existencia.—Maldito…—dijo el padre de Franchesca con los dientes bien apretados, mientras observaba al hombre que habia embarazado a su hija con cierto odio y admiración—¿Qué quieres?Max sonsrio, igual que un gato con un canario atrapado entre sus patas. La rubia preciosa sintió como una punzada de asco se instauraba en su estomago. Estaban pautando su futuro, su vida.Ella quedaría atada a ese hombre, ese maldito ser cruel y despreciable, que lo único que generaba en ella era asco y desprecio.—Quiero la fortuna de Franchesca, pasara a
Bianca:Muerto, Alexander estaba muerto, y no habia nada que hacer al respecto. Todos sus sueños y proyectos concluían ahí, en ese mismo momento, junto a la vida del hombre que tanto habia amado.Pero a quien jamás se habia atrevido a confesar ese sentir.—No sabia que podias llorar—dijo el caza fortunas mirando a Bianca al otro lado de la habitacion.Durante algunos minutos, ella se habia olvidado por completo de la presencia del hombre allí. Simplemente se deslizo al interior de su mente, donde el recuerdo de la sonrisa brillante, alegre y feliz del millonario seguía aturdiendo sus sentidos. En especial el sentido de la pena de saber que jamás volvería a disfrutar de esa calidez en persona.—Es lo que pasa cuando te arruinan la existencia—se quejo Bianca, con los dientes apretados, mientras tragaba duro, sintiendo como la angustia se transformaba en un veneno tan amargo como la rabia.Ella sostuvo la mirada del hombre durante algunos minutos, desafiándolo en silencio. Ahí estaba el,
Bianca:La bella prostituta cruzo los brazos sobre su pecho, mientras miraba a Andres desde las alturas. La cabeza del hombre colgaba ligera como una pluma a un lado, por encima de su hombro, mientras sus ojos permanecían cerrados, alejados de toda realidad posible.Bianca, con ayudo de las pocas fuerzas que aun conservaba, logro sostenerlo el tiempo suficiente como para atarlo a una barra metálica en un lugar cercano, el cual muy probablemente en algún momento del pasado habría servido como base de una baranda o algo semejante.No tenia mucho tiempo a su disposición, no hasta que Andres comenzara a despertar. Ella debia enfocarse, volver a adoptar esa mirada de rabia y dolor antes de comenzar a jugar bajo sus términos, bajo sus malditas cartas.Un quejido bajo fue la única advertencia que recibió de que Andres estaba volviendo a recobrar la consciencia, antes de que sus ojos se abrieran abruptamente y se posarab en los de ella algo desorientados y desorbitados.Lentamente el comenzó
Alexander:El millonario paso una mano por su cabello dorado, mientras reclinaba la espalda contra el sillon de la casa de sus padres. Ese era el ultimo lugar al que deseaba ir en ese preciso instante, su mente le pedia a gritos abandonar la mansión. Pero el millonario sabia que allí era donde debia estar.Nadie en el mundo podría ayudarle realmente, no del modo en que sus padres podrían llegar a colaborar en su causa.—Entonces… ¿Todo fue un engaño?—pregunto la madre del millonario con tono frio y seco, sus labios apretados en una fina línea mientras tragaba duro.Alexander libero un pequeño suspiro, mientras mordisqueaba su labio inferior. Luego de todo, de las mentiras, engaños y ficciones, el millonario habia tomado la decisión de sincerarse totalmente con sus padres.Era lo mas justo teniendo en cuenta el sacrificio que les pediría hacer en respuesta.Sin embargo, la pregunta de su madre lo habia tomado por sorpresa.—Fue un engaño hasta cierta parte—comenzó a explicar el, mient
Bianca:Max la habia inmovilizado por la espalda completamente, y en cuestión de solo segundos logro desmayarla por la falta de oxigeno, debido a la mano que cubria su rostro con fuerza brutal.Sus ojos se habían cerrado pocos segundos mas tarde, quedando en la oscuridad absoluta.—¿Seguiras durmiendo mucho tiempo mas, perra?—canturreo una voz profunda y masculina contra el rostro de la bella prostituta.Pocos segundos mas tarde, un dolor insoportable naciente de su pierna expuesta la arranco de la ensoñación, con un brutal grito de dolor.Sus ojos llenos de lagrimas que se negaban a caer se dispararon con gran velocidad a su alrededor, mientras su corazón latia violentamente, desesperado por buscar una salida a aquella agonia abrazadora.—¡Dejala de una maldita vez!—arremetio una voz muy conocida para ella.Lentamente, la bruma que numblaba su buen juicio se disipo, y ante sus ojos apareció Max, con un cigarrillo apretado entre sus dedos. Este estaba apagado, su propia pierna habia
Alexander:El millonario aguardo a que la conversación entre Max y Franchesca se trasladara a otra habitacion, antes de irrumpir en la mansión.Las intenciones del hombre no eran osadas ni descabelladas, no era la violencia ciega la que lo guiaba, sino la desesperada necesidad por recuperar a Bianca. Porque habia algo que no terminaba de cuadrar en la historia, en el descenlace de los hechos que habían ocurrido ante sus ojos.Con movimientos lentos y casi ligeros como pisadas de ángeles, el millonario camino por el cuarto, ocupando lugar en un pequeño sillon cercano.El sabia que Max no volvería a ingresar allí, o al menos tenia ese fuerte presentimiento.Si sus ideas estaban bien encaminadas, Franchesca lo llevaría a la otra habitacion para firmar las pautas de su nuevo acuerdo. Pero no se volverían a ver, no realmente hasta el dia de la boda.No habia amor ni deseo en su unión de vinculo, solo un ajuste de necesidades bien claras para ambos.Y tal como el lo habia imaginado, treinta