Una semana transcurrió en una tranquilidad casi idílica. Matteo y Lia establecieron una rutina. Por las mañana se levantaban temprano e iban a surfear, en las tardes salían a caminar sin rumbo fijo y a veces regresaban hasta bien entrada la noche. También aprovecharon para pasar tiempo con los padres de Lia. Si sus padres ya estaban enamorados de Matteo, ahora era como una especie de héroe para ellos.
Ella misma no podía evitar amarlo más cada día. Él no solo la había acompañado, sino también estaba allí para ella. Desde que habían llegado habían sido pocas las veces que Matteo había tenido que atender una llamada de trabajo y siempre había tratado de tardar poco, pese a que ella le dijo que no había problema.
Conformes los días pasaron Lia se fue sintiendo mejor y el dolor se fue haciendo más llevadero. Sonreía con m
Lia tomó un respiro profundo antes de bajar del auto. Matteo estaba esperándola fuera con la mano extendida. Miró la estación de policía y se preparó para lo que venía. Era seguro que no sería fácil, pero debía hacerlo.—¿Estás segura de esto? —preguntó Matteo.Había tomado la decisión de venir a Chiara el día de anterior en la noche. Era algo que necesitaba para terminar de cerrar algunos ciclos. Aunque el juicio sería dentro de una semana necesitaba hablar con ella antes.—Sí —respondió tratando de no mostrar que tenía sus dudas.Matteo tomó su mano y la dirigió dentro de la estación de policía. Uno de los tantos abogados que habían contratado ya los esperaba allí. En cuanto los vio él se acercó a un oficial de policía y el los gu
Lia y Matteo estaban de regreso en el departamento. Después de pasar dos días con Ava y Alessandro, el día anterior habían optado por regresar. Fue la primera noche que dormían allí desde su vuelta de casa de sus padres. Lia no sabía cómo iba a sentirse estando allí, pero resultó mejor de lo que espera. Ya no sentía que las paredes se cerraban sobre ella y tampoco se sentía infeliz en ese lugar. Parte de su tensión se había evaporado cuando notó a Matteo más tensó que ella. Eso le había parecido tierno y a la misma vez divertido. Al despertar esa mañana se sintió como en su hogar y sonrió con felicidad. Ahora estaban sentados desayunando con Matteo, él se iría para la oficina dentro de poco. Ella había insistido en que él volviera trabajar. Aunque apreciaba que estuviera allí porque se preocupaba por ella, él tenía cosas que hacer y lo entendía. Al parecer Matteo no pensaba igual porque no parecía muy contento con la idea de irse. —Hablé con mi jefe ayer por
El día del juicio llegó con rapidez. Como Lia y Matteo habían acordado pasaron los días anteriores disfrutando de estar juntos. Aunque en algunos momentos Matteo había tenido que atender algunos asuntos de negocios, ella había aprovechado esos momentos para hacer sus cosas.Se miró en el espejo y soltó un suspiro. Estaba lista para ir al juzgado, al menos en apariencia, en el interior se sentía nerviosa y no podía alejar ese sentimiento. Lo único que la confortaba era que después de ese día podría olvidarse por fin de Chiara y de todo el daño que había causado. Una vez diera su testimonio y escuchara el veredicto, que estaba segura cual sería, podría continuar con su vida.—Todo saldrá bien —dijo Matteo mirándola por el espejo. En algún momento él había entrado al baño.—Lo sé, pero no puedo evitar pensar en todas las demás posibilidades.Matteo la rodeo por detrás y beso su cabeza. Luego le dio la vuelta y la besó en los labios. Su intención era clara, l
Todos estaban sentados en la sala conversando. Habían terminado de cenar no hace poco y luego se trasladaron allí para estar más cómodos. El tema de Chiara fue dejado en el olvido, lo cual a Lia le parecía estupendo. No quería seguir hablando de ella más. En cuanto Adriano se puso de pie y le pidió que le acompañara a la terraza supo que había llegado el momento de las explicaciones. Lo había esperado desde que Leonardo había soltado la noticia del compromiso. Matteo hizo ademán de ir con ellos, pero Lia lo tranquilizó con una mirada. Su hermano solo quería hablar. Dejaron a todos en la sala y salieron al exterior. —No sabía que planeabas casarte —dijo su hermano cuando estuvieron en la terraza. Los dos estaban apoyados en la baranda con la mirada al frente. —Matteo me propuso matrimonio antes de que perdiera al bebé. Luego que lo perdí no me sentía capaz de continuar con eso. —¿Así que lo pospusieron? —No exactamente. Lia no t
Un par de semanas transcurrieron en un ambiente lleno de felicidad y tranquilidad. Aunque a veces Lia y Matteo tenían sus diferencias trataban de solucionarlo hablando y llegar a un acuerdo. Algo que a veces era difícil si se tenía en cuenta que los dos eran obstinados. Sin embargo, al final su amor era más fuerte.Lia salió de la clínica cerca de las siete de la mañana. Era domingo y había hecho guardia nocturna el día anterior. En la puerta le esperaba el carro de Matteo, lo cual no le hubiera parecido extraño de tratarse de otro día. El solía pasarse en las mañanas solo para llevarla a desayunar antes de marcharse al trabajo.Matteo se había reintegrado por completo a sus labores, pero había bajado bastante su ritmo de trabajo. Siempre desayunaban o cenaban juntos. Además en esas últimas semanas él no había viajado ni una sola vez, seg
Era como si el mundo se hubiera detenido. Allí estaban los dos, Matteo apoyado con una rodilla sobre el suelo y Lia apenas conteniendo las ganas de llorar y reír al mismo tiempo. Se sentía la mujer más feliz del mundo. —Aquí empezó nuestra historia, aunque yo no lo hubiera sabido entonces, y es aquí donde quiero que demos un nuevo paso en nuestra vida —musitó Matteo—. No sé si fue el destino o la suerte quién nos juntos de nuevo, pero quiero ser yo quien se aseguré de que permanezcamos juntos. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y me has enseñado lo maravilloso que puede ser el amor. Lia Morelli ¿Me permitirías convertirme en tu esposo? Lia se quedó en silencio y no porque no tuviera una respuesta clara. Sabía que quería. Soñaba con pasar el reto de su vida junto a Matteo, despertar e irse a dormir a su lado, compartir los buenos y malos momentos. Si tan solo pudiera decir algo, pero su boca estaba seca y las palabras no salían de su garganta. Respiró pr
Lia no podría asegurar si era por costumbre o por emoción, pero al día siguiente despertó temprano. Se giró en los brazos de Matteo que aun la sujetaban con firmeza y lo observó. Sonrió cuando recordó todo lo transcurrido el día anterior. Pensar que pronto sería esposa de Matteo la llenaba de ilusión y él parecía sentirse de la misma manera.Toda duda o inseguridad que había tenido hasta hace unas semanas, había terminado de desaparecer. En su mente y en su corazón ahora solo quedaba seguridad. Aun no tenía una certeza del futuro, pero no encontró una razón por la que debía seguir preocupándose por algo que no podía controlar.Miró el anillo en su dedo y la ilusión del día anterior la volvió a embargar. Le gustaba como sonaba ser la esposa de Matteo. No faltaba mucho para que eso sucediera.
—¿Ya me vas a decir a dónde vamos? —preguntó Lia después de quince minutos de viaje.Esa mañana Matteo la había despertado temprano y luego del desayuno le dijo que iban a salir. Hasta ese momento no sabía a donde se dirigían y conociendo a Matteo, él no le diría nada, pero al menos tenía que intentarlo.—Llegaremos en breve y lo sabrás.—No puedes simplemente decírmelo —insistió.—Eso arruinaría la sorpresa.—Puedo fingir estar sorprendida de todos modos.Matteo soltó una carcajada y luego se inclinó para darle un beso fugaz. Él devolvió la vista a la pista y no dijo nada más. Lia soltó un suspiro y se rindió, sabía que no iba que él le dijera que estaba planeando.Las casas a los lados de la pista comenzaron a aparecer con men