Lia miró su teléfono sorprendida. Se aseguró que en realidad había hablado con los gemelos. Parecía una idiotez, pero ellos no habían actuado como lo hacían usualmente. No había habido sermones, ni advertencias. Lo único que habían dicho era que ella estaba grandecita y luego de decirle que estaban ocupados se habían despedido de ella.
Ellos no eran buenos mintiendo, no a ella. El resto podía tragarse sus patrañas, pero Lia los conocía muy bien. Por eso se preguntó qué era lo que estaban tramando y si debía mantenerse alerta solo por si acaso.
El celular vibró en su mano y ella casi lo tiró al suelo pensando que se trataba de ellos. No sería novedad que recién hubieran procesado lo que les había dicho y ahora llamaban para regañarla. Pero cuando miró el identificador vio que se trataba de Matteo.
—Hola, Matteo —saludó alegre.
—Estoy abajo —dijo él—. Subiré por ti.
—Aún no he desayunado —avisó ella.
—No te preocupes, el día de hoy soy e
Lia salió de la clínica después de su turno de noche. Sentía los párpados pesados y las plantas de los pies la estaban matando. No era nada sorpresivo después del turno que había tenido.Estaba cansada a extremo y lo único que podía pensar en meterse a la cama a dormir. Vio el auto parado esperándola. Fabio debía haber ido por el mientras ella se estaba cambiando.No iba a negar que tenía sus ventajas tener a alguien cuidando de su seguridad. La principal era que no tenía que preocuparse por andar hasta el metro estando tan cansada. Sin embargo, no le molestaría que la esperara un poco más lejos. Incluso se lo había comentado al hombre, pero él la había ignorado.Su celular comenzó a sonar en su bolso. Lia lo buscó un poco ansiosa. No tenía que ser adivina para saber que se trataba de Matteo. Él procuraba llama
Lia seguía observando a Chiara tratando de descifrar que pasaba por su mente. El silencio se había instalado en la mesa y no quería ser ella la primera en romperlo.—Él me amó una vez —continuó la mujer al ver que ella no tenía que decir—.Yo sé que si tu desapareces de su vida él lo volverá a hacer.Se preguntó cuánto de verdad tenía las palabras de Chiara. Era cierto que Matteo no amaba a Lia, pero tampoco era alguien tan desleal. Jamás la dañaría intencionalmente, o eso quería creer. Si era honesta, tenía ciertas dudas; sin embargo, ese no era el momento para que las dejara salir. Si la mujer sentada frente a ella se daba cuenta de sus dudas, se aprovecharía de ella.Lia sonrió con arrogancia. Era la única cosa de todo lo que tenía en mente que podía hacer sin llamar la atenció
La noche anterior Lia se había quedado a dormir en casa de su hermano. Había pasado una tarde increíble junto a sus hermanos. No se habían juntado hace un buen tiempo. Siempre uno estaba ocupado con algo y no podían encontrarse.Le gustaría decir que había podido averiguar que le estaban escondiendo sus hermanos, pero no era así. Ellos se habían hecho los desentendidos y no respondieron a ninguna de sus preguntas.El tema de Matteo casi no se había tocado, es más todos habían preferido concentrarse en ponerse al día. Lia había escuchado como los gemelos habían recibido un par de encargos importantes que los pondría en un nivel superior. Por otro lado, a Adriano le estaba yendo mejor que bien desde la inversión de Matteo.Algo que había llamado la atención de Lia, era lo diferente que notó a Valentino. Era como si algo lo tuv
Lia se sentó frente a Bianca. Fabio había elegido un restaurante rústico. Desde que entró ella amó el lugar. Los muros de madera estaban adornados con recuadros de lugares de ensueño, las mesas tenían manteles apropiados con el ambiente. Los colores predominantes eran sobrios, pero no aburridos. Quién diseñó aquel restaurante tenía un don para usar el ambiente como medio de atracción de clientes.La mayoría de mesas estaban llenas, ellas habían escogido un lugar cerca de una ventana. La vista daba hacia la calle donde más allá se veía una plazoleta.Bianca, al igual que Lia, miró todo el restaurante y luego observó a Fabio a través de la ventana.—¿Por qué tienes que tener seguridad?Lia le había comentado en el viaje que él no solo era su conductor, sino también su guardaespal
Lia se quitó los zapatos junto con las medias antes de correr hacia el mar. No le importó que sus pantalones se mojaran. Estaba más preocupada por llegar al agua.Las olas que se habían retirado, regresaron hasta estrellarse contra sus pies. Casi soltó un grito por el cambio de temperatura cuando sus pies entraron en contacto el agua. No tardó mucho en acostumbrase.No era como estar en casa, pero casi se le acercaba. Debería haber venido antes, pero en su época universitaria trataba de enfocarse en sus estudios para poder regresar a su casa durante las vacaciones. Salir de fiesta o de paseo no había estado en sus listas de prioridades y no se arrepentía. Ahora podía disfrutar de todo aquello que había dejado para después.Se giró para ver a Matteo. Él aún estaba parado a las orillas mirándola con una sonrisa en el rostro y las manos en los bols
Después del paseo regresaron a la casa de la playa. Trajeron del muelle su cena y se sentaron en el porche a comer. Ni siquiera se molestaron en usar cubiertos. Disfrutaron de la simpleza del momento.Las luces de la casa estaban encendidas e iluminaban aún más allá del porche. Lia se sentía como en esas películas románticas.Había una calma en el ambiente que parecía adormecerla, pero no lograba que olvidara el tema de Chiara pendiendo sobre ella. Los pensamientos sobre esa mujer habían llegado en algún momento cuando Fabio había aparecido para cerciorarse de que todo estaba bien con ellos.Lia sabía que debía hablar sobre eso; sin embargo, se sentía demasiado cómoda como para romper el ambiente mencionando a Chiara. Se prometió que le diría a Matteo de eso al día siguiente.—¿Qué te tiene tan pensativa?
—Para ser más precisos, fue ella quien habló conmigo. —Matteo tenía toda su atención puesta en ella—. Nos encontramos en la cafetería que queda cerca de la clínica hace unos días atrás cuando salía del trabajo. Luego me pidió hablar, fue muy convincente y acepté.—¿Qué te dijo? —Matteo no mostraba ninguna emoción.—Primero me pidió que me hiciera a un lado para que ella pudiera volver contigo.Lia vio como él presionaba la mano que tenía en la mesa. Ella extendió la suya para tratar de calmarlo. Con su caricia él se calmó un poco.Ella espero un tiempo antes de seguir, quería tener cuidado con lo que diría a continuación. Chiara no le agradaba, pero tampoco quería sentirse como una bruja cruel esparciendo maldades.—Continua —pidió él. —Cuando me negué, hizo algunas amenazas. No es necesario que te diga cada palabra.—Claro que lo es. —Se notaba que él estaba tratando de manejar sus emociones.Ella lo conocía lo su
Era lunes por la mañana, Lia estaba sentada en la cama que compartía con Matteo. Había llegado de la clínica hace media hora. Se supone que debería estar recuperando las horas de sueño perdidas, pero en su lugar estaba mirando los objetos esparcidos sobre su cama.Matteo estaba en el trabajo, no había mejor oportunidad que esa para hacer lo que tenía en mente. Pero seguía sin animarse. Las cosas estaban a punto de cambiar porque, aunque todavía no se había hecho la prueba de embarazo, tenía la leve sospecha de la cual sería la respuesta.Los malestares habían comenzado hace una semana. Mas sueño de lo normal, un poco de nauseas matutinas, asco por algunas comidas. Había pasado cada una de las señales por alto, sin darles demasiada importancia. No pudo seguir fingiendo que nada pasaba cuando tres días atrás su periodo no llegó. Nunc