—¡Su Majestad ruego clemencia! ¡Es lo único que me queda de mi familia! ¡No puedo perderlo!— decía ella angustiada. Sebastián gruñía así como todos en la sala. —Parece que nadie apoya que ella se quede con la manada. Y yo comparto esa idea, pero tampoco quiero dejar Razzio a su suerte— dice el rey
Tatiana Habían sido días de muchas preparaciones, y estaba segura de que si fuera por luna Nancy, la ceremonia hubiese sido en un par de meses. Ella quería que todo estuviera perfecto y junto con mis hermanos y mis amigos, se había abocado a arreglar todos los detalles para hacer lo que ella llama
—Gracias mate... y muchas gracias amigos. Mi madre tuvo una vida dura, pero... creo que finalmente en este lugar encontró la paz... —digo viendo el pequeño espacio, detallando las flores y el canto de los pájaros. Sí, realmente era un lugar hermoso. —Salvó a su querida hija... estoy seguro de que
Sebastián Cuando vi a mi mate caminar hacia mí, me sentí en el cielo. Nadie me había preparado para este momento. Yo siempre soñé con conseguir a mi mate destinada, aun cuando sabía que era difícil, y por un momento pensé que iba a ser cualquier chica que fuera de una buena manada y nos trajera be
—Sebastián... puedo escucharlos— dice ella sonriente y yo le hablo a través de mi mente. —¿Puedes escucharme?— pregunto y ella sonríe. —¡Puedo escucharte! —responde y yo la beso, la beso como si estuviéramos solos bailando en el medio de nuestra casa del árbol, o si estuviéramos bañándonos en el
Sebastián Estaba seguro de que la mejor parte venía ahora, no solo estaría con mi mate como quisiera… sino que nuestra vida juntos se abría a nosotros con todas sus posibilidades. —Tengo toda la noche queriendo hacer esto…quería quitarte ese vestido… tenerte como quisiera— le digo mientras la rec
—Hueles al bosque…— decía ella pasando sus labios por mi piel, mi ombligo y yo rugía. —Mi mate… — le dije desesperado y la recosté en la cama mientras quitaba su ropa interior de un solo movimiento y vi como volaban los pedazos de tela y su expresión de sorpresa. —Cada vez que te tengo así… me s
Sebastián Sabía que ella estaba nerviosa, pocas veces una Luna se convertía en la líder indiscutible de la manada, por derecho propio y por herencia. Y solo por si acaso íbamos realmente preparados. La familia Razzio ya no existía y prácticamente se había desintegrado, pero desde el momento es q