—Yo no estoy saliendo con nadie más Andrés, y no sé quién puede haber inventado algo así— le digo y él se acerca a mí poco a poco con pasos pesados. Coloca una mano tomando mi brazo y presionando y… esto no me empieza a gustar absolutamente nada. —No me gusta que las chicas con las que ando estén
Sebastián Yo suponía que este imbécil no la merecía, pero había demostrado ser peor de lo que imaginaba. Ese bastardo le había dicho las palabras más horribles y yo sabía que la había herido. Un hombre no debería expresarse así de una mujer que le ha brindado su tiempo y cariño. —¡David llama a l
—¡Pues ya veo que te pusiste muy cómodo!— dice Tatiana y se ríe. Es tan hermoso verla reír. Ella me prepara dos filetes de carne y los coloca en un plato y están increíblemente deliciosos, y mientras lo hace me cuenta sobre el estúpido de Andrés y ahora me provoca ir a buscarlo al hospital y termi
Tatiana —De verdad no era necesario que vinieran chicos…— —¿Como que no? ¡Alguien intentó atacarte!— decían mis hermanos preocupados. Había sido un caos, tuve que limpiar el porche, y mis vecinos estaban preocupados. Henry había venido luego de revisar toda la casa y ahora hablaba con la policía
—¿Qué sucede?— pregunto y él se detiene como si esperara a que yo me acercara, como si me llevara a algún lado. —¿Quieres que te siga?— y veo que así parece ser. Él va caminando delante de mí mientras yo lo sigo y veo que la luz está entrando por los árboles y que vamos caminando hacia el bosque.
Tatiana —¿Qué?— pregunté luego de un par de segundos. O quizás fueron mucho más, pues la verdad para mí el tiempo parecía haberse detenido por un instante. Yo siempre había sido una persona muy comedida, amable y cordial que había aprendido agachar la cabeza y a pasar desapercibida. En la manad
Y peor que no tener un mate nunca… era tener uno y que te rechazara. Porque eso quiere decir que inclusive la persona creada para ti, elegida por la diosa Luna misma... no te quería, la persona que debería amarte... incondicionalmente, te hacía a un lado. Y si eso era así… entonces... ¿quién podría
Sebastián — Otra mujer, otra mate... alguien que mi manada estuviera dispuesta a aceptar— me decía ella mientras tomaba mis manos, era la primera vez que se acercaba a tocarme voluntariamente. Yo sabía que esto iba a ser complicado, pero honestamente no había imaginado cuánto. Me había dado cue