6. Toda acción . . .

SAMANTHA

Para mi desgracia, ya se había filtrado mi nombre en las redes, además de lo que había pasado anoche con Gabriel, tenía que tratar con el acoso que ya había comenzado. Me había asignado un guardaespaldas que era mi sombra, aunque debía decir que se lo agradecía, ya que constantemente se me acercaban para hacerme preguntas.

Mi madre, por supuesto fue la primera en llamarme, le expliqué a medias cómo lo conocí y le aclaré que solo salíamos, pero que en las redes inventaron que soy su novia.

- Mamá no te preocupes, todo va a estar bien, seguramente no saldremos por mucho tiempo, ya sabes, él es rico y yo no, somos diferentes.

- Esta bien, te creeré, pero cuidate, esas personas tienen muchos problemas encima.

"Si supiera"- pensé.

-Te veré pronto.- terminé la llamada.

-¿Sam? - dijo Julia entrando a la oficina -¿crees que pueda ofrecerle alguna bebida a tu adorable guardaespaldas?

- No lo sé, deberías preguntarle - respondí distraida.

- ¿Te sientes bien? él te advirtió de todo esto.

-Lo sé, pero, es un empresario, no una estrella de rock, es . . . ridículo.

- Solo serán 3 meses, puedes con esto.

Salió, dejándome pensativa, no sabía si serian 3 meses, tal vez sería mi socio y entonces no me desharia de él.

Sonó mi teléfono, asustándome, contesté sin ver.

- Princesa, te necesito mañana en la noche en casa de mi madre, informal, pero no casual, Raúl irá por ti a las 7.

- Entendido. - colgué.

Sonó nuevamente, era él.

- Espero que aún estes dispuesta a esto, a pesar de lo que pasó ayer, de verdad que no haré nada que tú no quieras.

- Se lo agradezco, señor. . .

- ¡Demonios Samantha! anoche nos besamos y aún así me llamas señor, de ahora en adelante, solo soy Gabriel para tí, y tú eres Sam para mi.

Sonreí, pero porque no lo habia escuchado decir palabrotas.

- Esta bien, . . . Gabriel, te veré mañana. . .

***

DIA SIGUIENTE

Después de un dia bastante movido, por fin llegué a casa, habiamos tenido más clientela que todos los meses anteriores, obviamente porque todos querían tener un vestido de la novia del CEO.

Me apresuré, me duché y escogí un vestido color aguamarina, suelto, me maquille un poco, resaltando mis ojos y unas sandalias plateadas.

Terminé a tiempo, Raúl tocó al timbre, tomé mi bolso y salí a su encuentro.

- Hola Raúl, ¿Cómo estás? - él se ruborizó.

- Bien señorita - respondió abriendo la puerta del auto.- Estamos a tiempo - dijo hablando a su manga.

La casa de su madre era imponente, creo que mi departamento entraba en su cochera, vi a Gabriel esperándome en la entrada, llevaba su habitual traje, pero sin corbata.

- ¿Eso es informal? - dije al verlo.

Se vió a sí mismo y sonrió.

- Para mí lo es, estás muy linda- me besó como siempre, en la mejilla.

- Bueno, debo admitir que también te ves muy bien.

Me ofreció su brazo y entramos, todo adentro era hermoso, y colorido, impresionante, me llevó hasta la mesa principal, dónde nos esperaba su madre, hablando con una persona que no conocía.

- Madre, llegó Sam.

Estaba nerviosa, no sabía si era verdad lo del interrogatorio.

- Señora Louis, me da gusto verla de nuevo- extendí mi mano y ella la tomó con firmeza.

- Creí haberte dicho que me llames Marie.

-Lo siento, Marie.

- Acompáñame un momento.

Me guió afuera, a través de unas puertas de cristal.

- Creo que sabes que Gabriel me informó de su acuerdo, solo queria decirte que no esperes nada más de él, serás su pareja por unos meses y nadamás, él es un empresario importante y respetado, no tiene tiempo para relaciones casuales - yo sólo escuchaba- no creas que soy sobreprotectora, solo . . . es mi único hijo, y me gustaría que estuviera con una mujer a su altura.

- Disculpe, Marie, creo que no es necesario todo esto, además el fué el que me hizo la propuesta, y estoy conciente de que Gabriel y yo pertenecemos a mundos diferentes, si acepté fue porque ambos tendriamos un beneficio, no soy una mujer oportunista, me gusta trabajar por mis sueños y su hijo me dará la oportunidad de realizar el mío.

- Bien, aclarado esto, volvamos adentro. - dijo satisfecha.

Gabriel se veía algo nervioso, cuando su madre y yo regresamos, sonrió.

- Ahora vamos a cenar - dijo Marie - Samantha, ella es mi amiga Rosy, está de visita en la ciudad y se quedará aquí.

-Marie me comentó que eres diseñadora, y que tienes buen gusto, bueno, por algo sales con Gabriel - me ruboricé - espero que puedas mostrarme algo de tu trabajo.

-Por supuesto señora Rosy, me encantaría.

A pesar de la charla previa, la cena transcurrió tranquilamente, Gabriel se portó muy atento y su madre solo nos observaba.

- Llevaré Samantha a su casa, te llamaré después, tengo algo que hablar contigo - le dijo cuando terminó la cena - se despidió de su madre y de su amiga.

- Marie, gracias por todo.

***

- ¿Que fue lo que hablaste con mi madre? no quiero mentiras Samantha.- Me preguntó en el auto.

- Lo que tú y yo ya sabemos, somos distintos, de diferentes circulos sociales que nunca encajarán y que no quiere que pase tiempo contigo más allá del contrato.

- Lo imaginaba, a veces es sobreprotectora. Tengo que ir a la sucursal que tenemos en la costa, voy a estar supervisando un par de dias, tal vez no pueda llamarte, estas visitas son . . . realmente fastidiosas.

Lo miré interrogante.

- Soy el jefe y todos me atienden como. . .

- Un príncipe, lo ves, eso eres - me reí.

Llegamos a mi casa, y él también bajó del auto.

Tomó mi mano y la besó.

- ¿Puedo pasar a tu casa? solo necesito un momento, el vino hizo efecto.

- Oh entiendo, si, solo, no te rias.

Abrí la puerta, había dejado dispersos en el sillón varios vestidos, de diferentes colores, el sonrió. Le mostré el cuarto de baño y desapareció un momento, que aproveché para meter todo a la recámara.

- Lo siento, es que tenía poco tiempo y no me decidía- exclamé cuando lo vi de nuevo.

- No te preocupes, además valió la pena.

- Te ofrezco . . . algo - dije nerviosa por su cercanía.

- Estoy bien Sam - se inclinó hacia mi, acercó sus labios, pero no me besó, deslice mis manos por su cuello y recorrí la poca distancia que nos separaba, hasta encontrar sus labios.

Un escalofrio cruzó por mi cuerpo y me estremeció, me dejé llevar por el momento, hasta que recordé las palabras de su madre.

- Creo que, ya debes irte, Gabriel.- susurré.

- ¿Estás segura de que no quieres hacer nada más? Tu cuerpo lo pide a gritos.

Evite verlo a los ojos, porque me perdía en su gris intenso.

- Mejor, vete, no quiero faltar a mi palabra.

Volvió a besarme, posesivo, exigente, tal como es él.

- Te veré después- exclamó.

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