7. . . .Tiene su reacción.

SAMANTHA

Hubo un momento de calma, en que no tuvimos clientes, aprovechamos para tomar un descanso y una taza de café.

-¿Nunca descansa? - pregunté a Carlos, mi guardaespaldas. Le habiamos dado una silla alta, para que no estuviera todo el tiempo de pie.

- No, señorita, es mi trabajo, el señor dijo que es muy importante.

- Oh, bien - le di un bocadillo, lo tomó y lo comió lentamente, sin dejar de vigilar.

La puerta de abrió y alguien entró.

-Así que esta es la famosa tiendita de ropa de la qué todos hablan, no es la gran cosa.

- Señorita, retírese por favor- Carlos se había levantado de su asiento, interponiéndose entre Susana y yo.

-¿Que quieres? - dije arrogante, tomando la actitud de Gabriel.

- Solo vine a decirte, que no te hagas ilusiones con Gabriel, tú eres solo una distracción, volverá conmigo, más pronto de lo que crees.

- ¿Tienes miedo? - levanté el mentón- porque de otra forma no habrias venido aquí a molestarme.

- Tú no eres nadie, pero estás advertida.

Salió disparada, tal como llegó, respiré aliviada, miré a Carlos.

- Gracias - solo asintió y volvió a su lugar.

Pasó un momento y mi teléfono sonó, era Gabriel.

- Creí que su majestad no tendria tiempo de llamarme.

- Acabo de salir de una reunión, mis súbditos me ofrecieron café, ahora dime qué paso.

- ¿Qué pasó? no entiendo.

- Por favor Sam, te dije que yo lo sé todo, ¿qué te dijo Susana?

No sabia que responder, no podía creerlo.

-¿Cómo es que sabes eso?¡acaba de pasar!

El solo se rió. Carlos debió avisarle de alguna manera.

- ¿Y bien? dime, mi tiempo es limitado.

- Solo intentó intimidarme, algo muy tonto por cierto, dijo que solo soy algo pasajero para ti - me reí por la ironía - y que volverás con ella, Carlos no la dejó acercarse a mi.

- Bien - sonó preocupado - ten cuidado con ella, no creo que sea tan inofensiva, no quiero que hagas nada sin que Carlos te acompañe,¿entendiste?- no respondí- Sam.

- ¡Si, entendi!- exclamé. Adiós a mi libre albedrío.

- Tengo que colgar, mañana hay una cena con los socios, prepárate, cómprate algo lindo, formal, no tan elegante.

- ¿Estará Susana?

- Probablemente, su padre es uno de los socios.

- Bien, adiós.

Debia verme espectacular, y tenía el vestido perfecto para eso.

***

GABRIEL

Llegué al lugar de la cena, Samantha aún no aparecía, aunque sabía que estaba en camino, por sugerencia de ella, llevaba un traje gris con un pañuelo rojo, sin corbata.

Vi a Susana a lo lejos, hablando con las esposas de los socios, que me veian y sonreían.

Sono una alerta en mi teléfono, ya había llegado.

Fui a su encuentro, se veia espectacular, con un vestido rojo, ajustado, tenía sus hombros al descubierto, era algo corto, pero me dejaba ver sus hermosas piernas y tenia unos apetecibles labios rojos.

- Estás muy hermosa - me acerqué y la besé brevemente.

Ella se sonrojó y desvío la mirada.

En la cena tenia que hacer un anuncio, así que me levanté y todos se quedaron en silencio.

- Creo que ya todos saben porqué estamos aqui, esta es una celebración, ya que obtuvimos el contrato para hacer la rutas internacionales hacia Japón, además estamos en negociaciones para adquirir una empresa que se encargue de construir los barcos para nosotros, llevando las Empresas Ferrer y asociados a otro nivel.

Todos aplaudieron ante las buenas noticias y después continuamos con la cena.

Samantha no habia sido asignada cerca de mi, y se veia algo incómoda, discretamente pedí a mi abogado, que estaba sentado a mi lado, que cambiara de lugar con ella, asintió con una sonrisa, fue por ella y Samantha se sentó junto a mi.

- Disculpa, esta cena ya estaba programada, y ya todos los lugares estaban asignados, Antonio te cambió el lugar.

- Gracias, estaba un poco perdida.

No pase por alto todas las miradas sobre nosotros, tomé su mano, acariciando discretamente sus nudillos.

- ¿Café señor? - ofreció la ayudante

- Dos, con crema y azúcar.

*

-¿Quieres ir afuera?- pregunté cuando terminamos de cenar - este lugar tiene un jardín impresionante.

- Claro, gracias.

Caminamos un poco en el sendero y ella se estremeció, la noche estaba fría y no habia traído abrigo, me quité el saco y lo coloqué sobre sus hombros.

-¿Está mejor?- dije mientras se lo acomodaba.

- Mucho mejor, gracias- estabamos muy cerca y simplemente le robé un beso.

- Te extrañé, Sam, mucho más de lo que crees. - le susurré.

Bajó la mirada.

- No quiero que me extrañes, recuerda que solo es un contrato. - respondió sin mirarme, levanté su barbilla, y vi algo más en su mirada.

- No princesa, no puedo dejar de extrañarte y sé que tu también lo hiciste- le besé exigente, tomando sus labios, como si mi vida dependiera de ello.

- Basta Gabriel- dijo sin aliento- no es lo que acordamos. . .

La besé de nuevo y ella respondió colgándose de mi cuello, acariciando mi cabello, como deseaba arrancarle el vestido y hacerla mía en ese momento.

- Por favor- dijo en un susurro- para.

- Lo siento- sonreí- me dejé llevar.

Levanté mi saco del piso, que se habia caído cuando me abrazó, y se lo coloqué de nuevo.

-¡Qué linda parejita! - Susana se apareció- ¿saben que es de mal gusto dejar a sus invitados? sobre todo para toquetearse.

-¿Qué quieres, Susana?- exclamé molesto- además yo puedo toquetear a mi novia cuando yo quiera.

Ella miró a Samantha con desagrado.

- Yo sé que sólo estás haciendo esto para darme celos, ya entendí, no es necesario todo esto -dijo cambiando el tono de voz.

Sonreí, porque yo había terminado con ella, no al revés.

- No te creas tan importante, además dudo mucho que Máximo esté de acuerdo con eso, recuerda que te vi con él en una situación incómoda.

Ella palideció, y ya no dijo nadamás, se dió la vuelta y se alejó rápidamente.

- ¿Por eso la dejaste? ¿te engañó? - preguntó Samantha.

- En parte, pero no es todo, no era la mujer que buscaba, es muy voluble y es una mimada, honestamente, nunca sentí nada por ella.

- ¿Y te acostaste con ella?.

- ¿Te molestaría si así fuera? - la miré fijamente, tratando de adivinar su respuesta.

Se encogió de hombros - Es que entendería porqué esta tan prendada de tí.

- Yo te diré porqué, le dicen cuenta bancaria.

- ¿Y? - me miró frunciendo el ceño, y sonreí.

- Aunque te parezca increíble, no, no me acosté con ella.

Parecía aliviada con mi respuesta, en este momento, la única con la quería hacerlo, era con ella, pero sabia que no iba a pasar.

- Vamos adentro, no quiero que se molesten por que salí a toquetear a mi novia.

Ella se rió, me tomó de la mano y volvimos.

La reunión terminó hasta entrada la madrugada, Samantha se quedo dormida, pero no la llevé a su departamento, si no al mío. Esperaba no provocar un problema entre nosotros por eso.

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