El fin de semana fue un poco lento y aunque debería estar descansando, he decidido venir a la agencia para hacer las sesiones de fotos atrasadas. He procurado no estar por mucho tiempo de pie y obviamente no estoy usando zapatos de tacón. Estoy tomando las medicinas al pie de la letra y mi pequeño Erick tampoco ha experimentado más ataques de asma, aunque no lo hemos descuidado en ningún momento.Por mi parte prefiero venir a trabajar que ver la cara de Jhonson, siento que ya no lo soporto y apenas se me cruza en el camino mi día parece haber sido arruinado por una energía maléfica... Acabo la última sesión y me marcho junto a Donna hacia la escuela de Erick para llevarlo a conocer a su abuelo Christopher. Al llegar, rapidamente se lanza a mis brazos y subimos al auto con prisa, pero antes saludo a algunas madres que me observan atentas y tenemos una corta charla. Ellas saben quienes somos, por lo cual me incomoda que lleguen a pensar que soy una engreída, pero lo que sucede es que s
¡Por Dios! ¡No sé ni donde esconder la cara! Me alejo de él y bajo la mirada, muy desconcertada por lo que acaba de suceder. Suelta mis brazos despacio, ya que casi caigo al tropezar con su pecho que parece hecho de roble.—Discúlpeme señorita, yo no miré por dónde iba... —dice aquello, en voz baja y muy avergonzado.Humedezco mis labios y después de recuperar el aliento, por fin levanto la mirada y me echo a reír.—¿Qué ha sido eso? —Cubro mi boca con ambas manos—. No te preocupes, fue un accidente. ¡Sentí que me choqué contra un árbol!Estallamos en risas.—Casi termina en el suelo, discúlpeme...Me pide perdón como cuatro veces más, con una carita de culpa que hasta enternece. Me pregunta a dónde iba y se ofrece a acompañarme para ayudar con las bolsas, obviamente yo no me niego, su ayuda me viene de maravilla. Compramos unos bizcochos, galletas y una bolsa del café en grano favorito de mi padre, le prometí que se lo compraría en la tienda orgánica qué está muy cerca de aquí.Regre
Esta mañana no me siento bien, tengo náuseas y vómitos. He ido al inodoro unas seis veces, y tal parece no querer acabar el malestar. Sigo tomando las medicinas y no he vuelto a sangrar, pero las náuseas me están matando a tal punto de llorar debido a la desesperación.No hay casi nadie en casa, me encuentro yo sola y las personas encargadas están en sus labores. Tomo mi cartera y las llaves, voy para el médico ya mismo, antes que las cosas empeoren.Bajo las escalinatas con dificultad, llego al final y cuando estoy a punto de dar un paso más, siento que voy de frente contra el suelo, pero Johnson se interpone y me sostiene por la cintura con fuerza.«¡Meryl! ¿Estás bien?», escucho sus gritos desesperados y abro los ojos despacio, viendo su mirada de color miel posarse sobre mi pálido rostro, con preocupación. —He vomitado tantas veces, creo que estoy muy débil... Por favor, llévame con mi médico... Las arcadas regresan, pero ya no parece haber nada más en mi estómago para arrojar.
Perdóname, una vez más escucho esa palabra venir de su boca y asiento en silencio, bajo sus ojos miel que de repente parecen recobrar la esperanza al verme aceptar sus disculpas. Deshace el abrazo, acaricia mis mejillas y acerca mi boca a la suya, anhelando besarme, por un momento dudo, pero me dejo hacer y juntamos nuestros labios muy despacio. Las ansias rápidamente quedan a flor de piel, evidenciándose en lo apasionado que se transforma el momento, moviendo ambas bocas con necesidad y desesperación, disfrutando la cercanía y calidez del otro. Rememorando los momentos que tuvimos tiempo atrás, donde nos amábamos con pasión hasta quedar exhaustos y nos extrañábamos al día siguiente, deseando vernos una vez más...Toma mis manos con fuerza y nos levantamos para que yo desayune, le pido que él también lo haga y se va un poco más animado. Cuando regresa, ya estoy vestida y me han dado el alta, solo tengo que descansar unos días y tener algunos cuidados sencillos.En casa, hago mi maleta
Y así se sucedían los días que se convirtieron en semanas hasta que mi bebé cumplió cinco meses y seguía creciendo sana a pesar de las constantes hemorragias y alertas de aborto que han sido frenadas con inyecciones y hormonas que traen mi cuerpo en un vaivén.Debido a mi estado, renuncié a la agencia de Johnson y dejé el modelaje por completo. La prensa habla cualquier cosa, a veces se estacionan paparazzis afuera de la mansión de mi padre para ver qué fotografía logran tomar, sin embargo, nadie sabe dónde me encuentro exactamente, a excepción de Johnson, que por cierto, me busca día y noche hasta el punto de acosarme. Hasta este punto ya no sé si me ama o está obsesionado conmigo. Viene a la mansión a exigir que salga y culpa a mi padre por yo haberlo dejado, dice que Christopher me está lavando la cabeza y arruinando mis sentimientos. Siempre escucho su voz y esos reclamos que hasta cierto punto algunos son ciertos y otros son patrañas inventadas por él mismo, para justificar el da
Suelto una carcajada, no creo lo que me dice.—¿En serio?—En serio, comprar ropa e iniciar con los preparativos para la decoración de la habitación de tu bebé, te subirá el ánimo. Bueno, lo leí en una revista de maternidad... —Rasca su cuello, mostrando un poco de duda, sonríe levemente.Niego con la cabeza, es lindo, hasta se pone a leer revistas de maternidad para hacerme sentir mejor.—Muy bien, te sigo, señor experto...Dejo que tome mi mano y me guía hacia la salida de la casa, en busca de su Mercedes Benz. Espero que nadie me reconozca o iniciará una verdadera pesadilla, últimamente el tema de la separación entre Johnson y yo sin dar a conocer ningún motivo, parece haber inspirado a la prensa y nos persiguen para descubrir la famosa incógnita.Arribamos al centro comercial que no está muy lejos de la casa de mi padre, el viento sopla fuerte y refrescante. A mitad de camino Henry me abraza, es muy cariñoso y eso me gusta mucho. No siempre podemos vernos, porque él casi siempre e
Despierto con mi hijo dormido entre mis brazos, mi vientre está más grande que la semana anterior y creo que se interpone entre Erick y yo. Río ante mis pensamientos mientras le doy un beso a mi bebé en la cabeza. Bajo a la primera planta para hacer el desayuno, pero el cartero deja un sobre, así que tomo mi abrigo y camino durante un largo rato hasta llegar al inicio del jardín. Abro el buzón y tomo la única carta que hay, viene dirigida a mí, por lo que, muy ansiosa rasgo el papel y me topo con una notificación del juzgado donde dice que Johnson y yo estamos divorciamos oficialmente y que no me corresponde nada de su dinero o sus propiedades, solamente una pensión mensual para Erick y un régimen de visitas semanal, ya que al adoptarlo se convirtió en su hijo legítimo y tiene derechos sobre el niño.Mi cuerpo se sacude por la rabia y arrugo el papel con fuerza. Si bien yo solicité el divorcio primero, no pensé que Johnson iba a agilizar el trámite incluso antes de tiempo y anulando e
Ahí, frente a mí, dos descarados me observan en silencio: Johnson y Donna. Varias preguntas saltan en mi mente: ¿Qué hacen juntos? ¿A qué han venido? ¿Por qué Donna sostiene su mano?Me quedo paralizada y con la boca abierta, ni siquiera puedo pensar con lucidez o articular una sola palabra. Cuando, por fin, recupero un poco el control, me dispongo a girar mi rostro y salir ignorando su presencia antes de empezar a sentirme incómoda, no obstante, Donna dice algo que me hace parar en seco.—Después de tanto tiempo, ¿no piensas saludar?Regreso hacia ellos y me planto firme, no miro a Johnson, no puedo hacerlo. Si lo veo, tal vez yo... podría desmoronarme, todo este muro que he alzado para protegerme de mis sentimientos podría venirse abajo. —Pues... es un gusto verte de nuevo, Donna —Esbozo una sonrisa maliciosa.Su expresión cambia de enojo a una de altivez.—De ahora en más, soy Señora Donna. —Entrelaza su mano con la de Johnson.Trago en seco, creo que mi corazón se saltó un latido