HOLA, DÉJAME TUS COMENTARIOS O RESEÑAS GRACIAS POR LEER REGÁLAME TU LIKE EN EL CAPÍTULO ♥
Emma y Bernardo rompieron el beso, y por un instante se miraron a los ojos, como si en ese silencio se hubieran dicho todas las palabras que nunca habían podido pronunciar.—No sé si sea correcto… —murmuró Bernardo, su voz quebrada por un temor que no sabía cómo callar—. No sé si soy bueno para ti, Emma.Ella no apartó la mirada, y en su rostro no había más que una mezcla de ternura y determinación.—Eso lo decido yo, Bernardo. Y te aseguro que eres bueno para mí.El corazón de Bernardo, tan acostumbrado al peso del arrepentimiento y el dolor, pareció latir con una ligereza que no reconocía. Por primera vez en años, se sintió digno de algo más que sus errores.—Entonces… quiero ser bueno para ti —dijo al fin, con una sonrisa que hablaba de esperanza.Emma se inclinó hacia él, sus labios tocando los suyos con una ternura que desarmaba cualquier resistencia que pudiera quedarle. El beso era breve, pero en él latía una promesa, un inicio que ninguno de los dos se atrevía aún a nombrar.**
Un año despuésLa fiesta de aniversario de la empresa Aragón brillaba con luces doradas y una atmósfera de celebración.Todos los invitados lucían radiantes, como si aquel evento marcara el fin de un ciclo turbulento y el comienzo de algo nuevo. La música suave llenaba el salón, mientras las copas de champán tintineaban entre risas.En el centro de la pista de baile, Mora y Darrel se movían al ritmo de una melodía romántica, completamente ajenos al bullicio a su alrededor.Darrel sostenía a su esposa con ternura, sus ojos no se apartaban de los de ella.—Te amo, ¿te lo he dicho hoy? —preguntó, su voz llena de calidez.Mora sonrió, fingiendo pensar mientras deslizaba los dedos por la nuca de su esposo.—Mm… Creo que no lo he escuchado en media hora. Ya lo necesitaba.Darrel soltó una carcajada antes de besarla, un gesto lleno de dulzura que los hacía parecer la pareja perfecta.No muy lejos, Salvador y Alma también bailaban. Salvador susurraba algo al oído de Alma, lo que provocó una ri
Cinco años despuésEl salón de eventos estaba lleno de luces deslumbrantes y un ambiente de celebración.Dylan, de pie en el centro del escenario, sostenía el micrófono con firmeza, pero había una chispa de emoción en su mirada que era imposible ocultar.Frente a él, los invitados aplaudían con entusiasmo, sus rostros reflejando admiración y respeto.—Hoy es un día especial —comenzó Dylan, su voz resonando con orgullo—. Estoy inmensamente feliz de anunciar que mi hijo, Darrel, tomará el mando como el nuevo presidente de la empresa Aragón. Sé que guiará esta compañía hacia un futuro brillante. ¡Un aplauso para él!El estruendoso aplauso llenó la sala, pero los ojos de Dylan no se apartaban de su hijo.Darrel, con porte seguro y una sonrisa agradecida, subió al escenario y abrazó a su padre.Marella, observando desde la primera fila, no pudo evitar que las lágrimas brotaran de sus ojos.—Hijo —susurró Dylan al abrazarlo—, estoy tan orgulloso de ti. Recuerda que lo más importante siempre
Darrel y Mora les informaron que debía ir de viaje todos juntos.Dylan estaba sorprendido, casi se negaba, pero cuando escuchó a sus hijos, aceptó.—¡Es su regalo de aniversario!Dylan y Marella se miraron, aceptaron felices, todos fueron hasta ahí, condujeron hacia el lugar que Darrel y Mora indicaron.***El aire en la casa de campo estaba lleno de una suave calma, como si el mundo entero hubiera dado un paso atrás para dejar que la felicidad se instalara sin prisa.Dylan y Marella se miraron con una mezcla de asombro y gratitud mientras se acercaban al lugar que sus hijos, Darrel y Mora, les habían preparado como regalo de aniversario.Nunca imaginaron que una vida llena de tormentas, de luchas y victorias personales, podría culminar en algo tan sereno, tan perfecto.Dylan estaba casi incrédulo, pero cuando escuchó las risas de sus hijos y vio la felicidad reflejada en los rostros de los pequeños nietos, decidió rendirse ante la magia del momento.La idea de tener un refugio, un lug
—Dime, Marella, si un accidente ocurre ahora, ¿A quién piensas que salvaría tu prometido, a ti o a mí?Glinda conducía ese auto, Marella iba en el asiento de copiloto.La mujer tenía una sonrisa maliciosa en sus labios rojos.Marella sintió miedo, un escalofrío la recorrió hasta la columna vertebral.—¿Por qué dices cosas así, Glinda? Basta, conduce con cuidado.Glinda sonrió. Miró al frente.—¿Quieres apostar? Él dijo que te quiere, que se casará contigo, pero solo fue por mi pequeño error, porque en realidad, Eduardo lo dejaría todo por mí, incluso a ti.Marella quería gritar, ¡cuánto quería maldecirla! Odiaba a Glinda como nunca odió a nadie, pero no podía hacer nada, Glinda era la viuda del mejor amigo de su prometido Eduardo y, además, su primer amor imposible, le tenía mucho cariño.Glinda siempre fue la fuente de problemas, un problema con ella sería uno con su prometido, estaban a días de casarse, iban camino a su fiesta de compromiso, no quería arruinarlo.Marella se quedó ca
Marella escuchó el ruido de las sirenas, miró alrededor y vio a los paramédicos, la sacaron del auto, su cuerpo estaba adolorido, tenía una herida en la frente, la subieron a la camilla y notaron que tenía sangrado vaginal.—¡Estoy embarazada…! ¡Ayúdame por fa! —susurró débil—¡Está embarazada! Apúrense, está sufriendo un aborto, debemos llegar rápido para que la auxilien —dijo el paramédico.Le suministraron oxígeno y pronto estuvo en la ambulancia.Iba consciente, a veces perdía el conocimiento y luego volvía en sí.***En el hospital.Eduardo Aragón caminaba de un lado a otro con una gran desesperación.Su corazón latía al recordar las palabras de Glinda.Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando vio a Glinda en una camilla, era trasladada a una habitación, él se acercò y tomó la mano de la mujer, besando su dorso con ternura.—Todo va a estar bien, cariño, nuestro bebé va a sobrevivir.Marella despertó de su aturdimiento, iba en la camilla, pero, pudo ver a lo lejos a Eduardo y
Marella despertó, miró alrededor, nadie estaba en su habitación, se sentía tan cansada.Tocó su vientre, sintió un gran miedo, lo recordó, todo lo que vino a su mente era que Eduardo la había abandonado en un accidente, y eligió salvar a su primer amor, a la mujer que tanto le causaba inseguridad en su relación.Comenzó a gritar desesperada.Hasta que una enfermera apareció.—¡Señorita, cálmese, por favor!—¡Mi bebé! Por favor, dígame, ¿Cómo está mi hijo?La enfermera titubeó, hundió la mirada, no supo qué decir.El doctor apareció y la enfermera se hizo a un lado.—Señorita Ruiz… cuando llegó al hospital su estado era muy crítico, por desgracia, el sangrado era muy intenso, no pudimos hacer nada…—¡¿Qué?! ¿Qué dice? —exclamó, las lágrimas se aferraban a sus ojos ensanchados que miraban al doctor sin entender—. ¿Mi bebé…?El doctor negó.—Lo siento, no pudimos salvarlo, cuando llegó aquí, ya lo había perdido, no pudimos hacer nada, tuvimos que hacer un legrado.Marella parecìa tan des
—¡Ella está embarazada, abuelo!Los ojos del anciano se abrieron enormes al escuchar las palabras de su nieto, le miró con rabia.De pronto, el abuelo lanzó una bofetada a Eduardo.El hombre tocó su mejilla, mientras su madre le abrazaba.—¡Por favor, suegro, no le pegues a mi hijo! —suplicó Yolanda, la madre de Eduardo.—¡Cállate! Esto es tu culpa, Yolanda, siempre defendiendo a este cobarde, bueno para nada. ¡No puedo creerlo! Si te quedas con esa mujerzuela, ¡no serás el CEO de ninguna empresa! Solo un empleado más.Eduardo le miró sorprendido.—¿De verdad? ¿Prefieres que mi hijo quede sin padre?El abuelo sintió que eso le dolía.—¿Prefieres que Glinda sea solo una madre soltera y mi hijo pague por mis pecados? —exclamó EduardoEl abuelo sintió que no tenía fuerzas, hundió la mirada.—Bien, cásate con esa mujer, pero nunca la aceptaré, ya veremos si tú o tu hijo heredan algo, porque en este momento prefería dejar todo a la beneficencia pública que a ti, o al estúpido de tu padre,