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Capítulo 2: No otra vez

―β―

Tras escuchar las palabras de Harry, me quedé congelada.

–Tranquila Rai-Rai –me susurró Bren –Estoy segura de que debe de haber una explicación –

–No le des esperanzas Luna –gruñó Harry –Alan y yo te lo advertimos Raine, te dijimos que ese sujeto no te convenía, era igual de ligón que yo –

Al igual que Alan, Harry nunca ha aprobado a ninguna de mis parejas.

–Era, tú lo has dicho –dije soltando la mano de Bren con suavidad –Él ya no es así –

–No seas ingenua Raine –resopló Harry –Kendra siempre te ha envidiado, y esa mirada de suficiencia quiere decir algo –

–Odio admitirlo Rai, pero creo que Harry tiene razón –dijo Bren, quien había vuelto a clavar su mirada en Kendra

Al imitarla, comencé a flaquear, Kendra le decía algo a Sonia, su mejor amiga, quien no tardó en soltar una risita antes de clavar sus ojos en mí al igual que Kendra.

Diablos, puede que tengan razón.

–¿Quieres marcharte? –me preguntó Harry –Puedo encargarme de los entrenamientos –

–¿Para qué? ¿Para darles la satisfacción? –gruñí antes de ponerme de pie al tiempo que hacía crujir mis nudillos

–¿Qué vas a hacer? –preguntó Bren asustada por mi cambio de actitud

–Delta ¿Te encargas de dirigir el entrenamiento? –

–Encantado –dijo con una sonrisa estúpida, la cual, casi me hace reír y perder mi papel

–Pensé que te quedarías conmigo –dijo Bren riendo, pues al parecer, había captado mis intenciones.

Sí me hacía cargo de los entrenamientos, no podría enfrentarme a Kendra, quien justo en ese momento volvía a mirarme con una sonrisa burlona en el rostro.

Ignorándola, centré mi atención en Bren.

–Volveré por ti mi preciosa Luna –dije guiñándole un ojo antes de comenzar a atar mi cabello en una coleta –No tardaré mucho –

–Oh, de eso estoy segura –respondió ella sonriéndome con complicidad

Kendra era buena peleadora, pero no lo suficiente, había fallado tres veces las pruebas para ingresar a las fuerzas principales de la manada, encima, había perdido contra mí nueve de las nueve veces que nos habíamos enfrentado en combates de prácticas.

“Hoy será la décima” –gruñó Reika, mi loba

–¡Reúnanse! –exclamó Harry cuando se aseguró de que los lobos que participaban en los entrenamientos matutinos habían llegado –Como el alfa no estará presente en el entrenamiento de hoy, sólo practicaremos combate cuerpo a cuerpo, así que haré parejas –

Ante la ausencia de Alan, todos parecían aliviados, pues nuestro joven y exigente alfa, era muy duro con todos, incluso, era mas duro que su padre y el mío.

Con mucha paciencia, esperé a que Harry formara las parejas, sonreí cuando emparejó a Brenna con Karen, una novata, la cual, de hecho, se llevaba muy bien con Bren.

–Kendra Standford, tú vas contra nuestra beta –sentenció Harry, provocando que la cara de la loba se descompusiera

Dios, ojalá alguien hubiese grabado eso.

Una vez asignada mi pareja de prácticas, decido dirigirme a la zona designada para las peleas.

“Buena suerte, Rai-Rai”–me dice Brenna por el enlace– “No abuses de ella, no te busques problemas con Al”

“Es sólo un entrenamiento Bren ¿Por qué le haría daño?”

Allá van mis intenciones de romperle la nariz.

–Delta Harry –escuché la molesta voz de Kendra –¿Por qué me emparejaste con la beta Dubois? No estoy a su nivel –

–No, no lo estás, pero volviste a solicitar entrar a las fuerzas principales, así que, si esta vez quieres entrar, entrenar con Raine te servirá de algo –

Rayos, hasta yo me sentí humillada, y es que varios lobos comenzaron a reírse.

Al cabo de veinte minutos, Kendra y yo estábamos cara a cara en nuestro pequeño espacio designado, si las miradas pudieran matar, bueno, yo ya estaría cien metros bajo tierra.

–Por favor no sea muy dura conmigo beta Dubois –dijo con fingida inocencia

–Si vas a volver a presentarte en las pruebas para las fuerzas principales, me temo que tengo que ser dura contigo Kendra, de lo contrario, no progresarás nunca, ya que, con esta, es la cuarta vez que te presentas a las pruebas–

Su cara se congeló.

–Amargada…–masculló

–¿Disculpa? –

–Ya me escuchaste –dijo en voz baja –Eres una amargada, por eso Vince tiene que buscar afecto en otras lobas, justo como lo hizo anoche antes de volver contigo –

No estoy segura de cuál fue mi reacción, pero quince minutos después, ya me encontraba en la oficina de Alan.

–¿Tenías que romperle la nariz? –me preguntó al tiempo que se masajeaba las sienes

–Me dijo amargada…–dije usando la voz más inocente que pude

–¿Y eso qué? Rai-Rai, eres la beta, se supone que eres mejor que eso…–

–Al…–

–Eres la que pone el ejemplo en mi ausencia, ¿crees que yo no quiero romper narices cuando me dicen amargado? Rai-Rai, debes ser fuerte y mantenerte en control, me temo que voy a tener que… –

–Al, me restregó en la cara que Vince me es infiel, y al parecer, anoche lo hizo con ella –

–Desterrarla –gruñó Al poniéndose de pie para correr a abrazarme –¿Estás bien Rai-Rai? –

–Estoy bien Al –

–No tienes que fingir conmigo Rai –susurró mientras me apretaba más fuerte

–No, de verdad Al, no me siento triste, sólo, no sé, estoy decepcionada …–

–Deja de fingir, sé que te duele –me dijo en voz baja

–No dije que no me doliera, pero, justo ahora, me duele más tu abrazo –

–¿Te sientes bien? ¿Te hizo algo más? –me pregunta separándose de mi para tocar mi frente con su mano –La última vez que sucedió esto lloraste una semana –

–Bueno, la diferencia entre Vince y Carl es que Carl quería que me ablandara con él para después poder robarme el puesto, Vince es sólo un idiota infiel…–

–Rai-Rai…–

–Estaré bien, yo… ¿Te importa si me quedo con mi abuelo y con Dan? –

–No pequeñita, ve, Bren y yo iremos a cenar con ustedes, ¿vale? –

–Vale alfa –

–Tonta –me dice en voz baja antes de besar mi mejilla –No soy tu alfa en este momento, soy tu hermano ¿vale? –

–Vale, por cierto, hermanito –dije con un tono burlón para tratar de aligerar el ambiente –¿Sabes dónde está Vince? –

–Lo sé, y no te lo diré, como te dije, no estoy en modo alfa, primero voy a partirle la cara a ese infeliz y luego puedes ir a verlo –

–No estoy en contra de tu venganza, pero, primero debo ir a terminar con él –

–Entonces iré contigo –

–Al, puedo terminar con un novio yo solita –

–Sé que puedes, no quiero que lo hagas, venga, vamos a buscarlo –

No lo iba a aceptar, pero, de hecho, estaba agradecida.

Aunque no me sentía triste, sí que me sentía decepcionada y no quería estar sola, por eso quería volver a casa con mi abuelo y con mi hermano.

–Vale, te dejaré acompañarme –dije aferrándome a su brazo

–Gracias, me haces un tremendo favor –

Ambos reímos y salimos de su oficina.

Como no sabía dónde estaba la pequeña ratita, dejé que Alan me guiara, pero, por la dirección que tomamos nada más salir de la casa de la manada, me di cuenta de que volvíamos a la casa principal.

–¿Enserio? –pregunté arqueando una ceja –¿No ha salido de mi habitación? –

–Salió de tu habitación, apenas nana me avisó que se había despertado, lo envié a revisar el coche en el que viajaremos Bren y yo mañana –

–Deberías pedir que alguien más lo revise después de esto –

–Oh, lo haré, no tengas dudas de eso –

Asentí y seguí el camino que llevaba al garaje, sin embargo, cuando escuchamos unos gemidos, ambos nos detuvimos a medio camino.

–Vince…–escuché la voz de cierta lobita que vi esta mañana

“Con amigas como esa…”–gruñó Reika

Tras intercambiar miradas, Alan y yo nos acercamos lentamente al portón.

–Cállate –gruñó Vince –No digas mi nombre, no tienes ese derecho…–

–¿Y quién lo tiene? –preguntó Sonia

Ahora me pregunto si le rompí la nariz a la loba equivocada…

–¿Kendra? –preguntó Sonia con voz burlona

Ah, no, loba correcta.

–Raine –gruñó Vince excitado –Oh, Raine…–

–Parece que te desea –me susurró Alan, quien trataba de controlar su risa

–Asco…–

*Plaf*

Toma bofetada, creo que a alguien no le gustó ser usada.

–Esa hasta a mí me dolió –dijo Alan al tiempo que llevaba su mano a su mejilla

–¿Cómo te atreves? –gruñó Sonia

–Si sabes que sólo hago esto para satisfacerme, ¿para qué viniste aquí? –gruñó Vince molesto

–¡Pensé que sería diferente! –exclamó Sonia –He visto cómo me miras –

–Tienes buen culo –

*Plaf*

–Tan guapo como idiota –dije en voz baja

–Cierto…–masculló Alan mientras negaba con la cabeza

–¿Por qué estás con ella? Si vas a engañarla, ¿por qué estar con ella? –preguntó Sonia con la voz quebrada –Puedes estar con una loba que te dé todo lo que necesitas ¡Esa zorra no vale nada, Vince! –

–¿Cómo te atreves? –rugió Vince –¡Respeta a tu beta! La única zorra aquí eres tú –

–¡Idiota! ¡Te juro que le diré todo! –

–No es necesario que lo amenaces, Sonia –dije entrando por el portón que estaba a medio abrir

–Beta…–masculló Sonia al tiempo que se acomodaba su top

¿Había estado discutiendo con él con los pechos al aire? Asco

–Abejita, ¡no es lo que crees! –se apresuró a decir Vince, quien, de hecho, estaba completamente vestido –Lo has entendido mal…–

–¿Estás diciendo que tu alfa y tu beta no te escucharon coger con una loba en mi garaje? –preguntó Alan con calma

Dios, las caras de Sonia y de Vince son un poema.

–Lárgate, a menos que quieras que te rompa la nariz a ti también…–le dije a Sonia, quien retrocedió unos pasos

–Sí beta, como digas –dijo Sonia dedicándome una profunda reverencia antes de salir despavorida del lugar

–Abejita… ¿Qué hiciste? –preguntó Vince intentando acercarse a mí

–Intenta tocarla y te rompo las manos –dijo Alan, quien se había recargado en el auto más cercano a nosotros con los brazos cruzados

La sola advertencia de Alan bastó para que Vince se congelara en su lugar.

–No me digas abejita Vince, por si no lo has adivinado, lo nuestro se terminó –

–No digas eso abejita, entiéndeme, tengo necesidades, siempre he sido activo y tú te has rehusado a que tengamos…–

–Sólo vine a decirte eso Vince, se acabó –me apresuré a interrumpirlo

¿Enserio quería culparme? Lo que me faltaba

–Pensé que discutiríamos el tema pues no tenía evidencia más que la palabra de Kendra, pero atraparte con las manos en la masa hizo todo más sencillo, por favor, no vuelvas a acercarte a mí –sentencié antes de darme la media vuelta para marcharme

–Abejita, espera –

Escuché sus pasos intentando seguirme, sin embargo, Alan fue mucho más rápido y lo sujetó de su muñeca haciéndolo gritar.

–Te lo advertí Vince…–

–Alfa, por favor, sólo intento salvar mi relación…–dijo Vince tratando de controlar el dolor

–¿Cuál relación? –rugió Alan –¡Si amas a alguien no la engañas! Si ella no se sentía lista para tener relaciones, ¡la esperas! No la engañas pedazo de…–

–Basta Alan, acompáñame a casa –le pedí a mi alfa antes de que perdiera la compostura por alguien como Vince

Alan gruñó, sin embargo, soltó a Vince y se apartó de su camino.

–Ve a que te revisen la muñeca –le ordenó –Y mantente alejado de Raine –

Vince agachó la cabeza y se apresuró a pasar por mi lado, no sin antes dirigirme una mirada lastimera. Si esta no hubiera sido la cuarta vez que me engañan, tal vez lo hubiera seguido, por lo menos, para asegurarme de que Alan no le hubiera roto la muñeca.

–Quédate aquí Rai-Rai, les diré a Elliot y a Dan que vengan a quedarse aquí, si te vas a su casa, seguramente irá a buscarte más tarde –

–¿No necesitas ayuda con el reabastecimiento? –

–No, y si la necesito, se la pediré a Harry o a Jess, tú ve a descansar –

–Vale –dije encogiéndome de hombros antes de continuar mi camino

–¿Pizza? –me preguntó Alan haciendo que me detuviera por un instante

–Y helado de menta –dije sonriéndole antes de seguir andando

–Vale…–lo escuché susurrar.

Por primera vez desde que era la beta de la manada, quería ir a mi habitación a tomar una siesta, y por la diosa que me iba a dar ese gusto, así que, acelerando el paso, entré a la casa y subí las escaleras.

Antes de dirigirme al pasillo que llevaba a mis dominios, pude escuchar a Camille haciendo limpieza en el pasillo de Harry, por lo que me apresuré en ir en esa dirección.

–Nana…–la llamé en voz baja

–¿Rai? ¿Qué haces aquí? ¿Sucedió algo en los entrenamientos? –me preguntó extrañada

No eran ni las nueve, que yo estuviera en casa realmente era algo raro de ver.

–Le rompí la nariz a Kendra…–

–Oh, cariño, te he dicho que debes medirte con las lobas que son más débiles que tu –me dijo Camille entre risas –¿Te ha regañado Al? –

No pude evitar reírme, en lugar de preguntarme por Kendra, o por los motivos del por qué hice lo que hice, Camille se preocupó por mí y por si Alan me había regañado, ¿cómo no querer a esta mujer?

–No me ha regañado, me ha enviado a descansar…–

–Si es así, ¿por qué no aprovechas la oportunidad para estar con Vince? Está en el garaje asegurándose de que el auto esté en óptimas condiciones para la partida de Alan y Bren –

–Él me ha engañado nana, con Kendra, con Sonia y seguramente con otras más, después de todo hemos salido por seis meses…–

–Oh no cariño, no otra vez…–

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