El avión aterrizó y a penas toque tierra brasileña pude ver a mi hermana de pie esperándome en las puertas del lugar, escuche cuando grito mi nombre y se arrojó a mis brazos, Simona estaba preciosa, toda una señorita, no era tan alta como mi hermano y yo, pero tenía sus formas espectaculares, cosa que me hacía recordar en como mi hermano se quejaba por los pretendientes que se aparecían.
– Te he echado de menos ¿sabes? – dijo apenas la bajé – todo ha sido algo complicado sin ti – asentí, no quería que la emoción me embarga justo en ese momento – ¡Vamos! – tomo mi mano y me guio hasta su carro.
– ¿Cómo sigue mamá? – pregunte una vez dentro del carro – por Samuel sé que no le ha hecho muy bien su tratamiento, pidió estar en casa …
– Esperamos lo peor, ella pidi&
Aún estaba amaneciendo cuando llegamos a Butimerin. El carro de Simona, estaba frente a la plaza cuando bajé del autobús, pero antes de caminar hacia él, ayudé a Idara, a bajar, incluso, le ofrecí un aventón, pero ella me dijo que no podía. Antes de despedirme de ella, me di valor y le pedí su número de móvil. Sonrió y sin ningún inconveniente me lo ofreció.―Adiós, Joel.Dijo y se acercó para dejar un beso en mi mejilla.– Adiós, Idara,Dije casi en un susurro. La vi caminar hasta que dio la vuelta justo en la esquina.Camine hasta el carro de mi hermana y me di cuenta de que a pesar de ser temprano había varios ojos mirándonos. Ignore lo obvio y me subí al vehículo, estaba relajado y algo feliz. Simona me recibió con un abrazo y así nos fuimos hasta la casa que mi hermano estaba ter
Tres meses habían pasado, tres meses desde que cuento las semanas para que el final de mi castigo llegue. Era lunes y aún daba vueltas en mi cama. La iglesia ese día se mantenía cerrada, como la mayoría del pueblo. Un lunes para un pueblo como Buturrumin, es un día muerto, los negocios raras veces abrían, las tiendas se mantenían cerradas y la poca gente que transitaba, seguramente salía de sus casas por alguna emergencia o al trabajo.Hablaba por Whatsapp con Idara, ella estaba visitando a su madrina en la finca Sousa. Suspiré al recordar las veces que nos hemos visto. Ella trabaja con mi hermana en su tienda de martes a sábados, los domingos estaba conmigo en la iglesia y los lunes iba donde su madrina, por ello, todos los lunes me ponía nervioso. Estaba al tanto de mi historia con Luciana, no obstante, Luciana no sabía de lo que había entre nosotros.Pero, sinceramente&
Desperté, amanecía, el aroma a café era embriagador, ese día hacía frío, pero la casa estaba temperada, anoche no pude articular palabra y me dejé hacer por ella, pero sé que ella tiene preguntas, me di valor y me puse de pie, quería sacar todo lo que tenía dentro, pero cuando abrí la puerta para salir de mi habitación, vi a mi hermano y hermano, sentados junto a Idara, ella me sonrió tímidamente y luego volteo los ojos hacia mis hermanos.Saludé y me senté junto a ellos, nos quedamos en silencio, un nervioso e incómodo silencio, pronto el móvil de mi bella morena sonó, era su alarma, debía irse, debía dejarme solo con mis hermanos, ella observó y sonrió, yo mantenía la mirada en sus movimientos.– Señores – dijo, por primera vez desde que me senté a su lado - ¿llega a ab
Una semana había transcurrido desde la muerte de la señora Clara. Siete días en los que no había sabido nada de Luciana, de abogados, ni siquiera del pueblo. Todo ese tiempo estuve en la finca ayudando a mi hermano y haciendo los trámites para validar mi título en medicina, aunque ya no me dedicaría a ello. Por mi hermana me enteré que todo el pueblo estaba al tanto de mi relación con Idara, mi morena había tenido problemas con su madrina, pero no permitió que eso la afectara.Todos los días iba a dejarla al local de Simona y por la tarde iba a buscarla. Habíamos hablado mucho sobre nuestras metas, ya no era un veinteañero, quería hacer algo con mi vida sin depender del permiso de nadie. Aunque yo había elegido el sacerdocio, todos sabían que lo había hecho por mi familia, por el bien de mis dos hermanos. De mi parte, no hubiese sido capaz de manejar t
Parpadee un par de veces mi cabeza dolía y las paredes blancas con una fuerte luz no ayudaban mucho, trate de moverme, pero mi espalda era un asco, esto me hizo recordar las habitaciones en el primer seminario al que asistí, me reí y de pronto vi a mis hermanos delante de mí, los dos tenían caras de pocos amigos, se veían trasnochados, algo cansados, pero luego recordé todo.– Idara – dije y ellos se apresuraron a mí - ¿Cómo está Idara? – los dos se miraron y Samuel negó con la cabeza - ¡¿Dónde está Idara?! – un dolor a la altura de mis costillas me obligo a doblarme y poco a poco todo volvió a ser negro.Cuando volví a despertar todo estaba oscuro, Simona dormía a mi lado, sentada sobre un sillón, me estire y comprobé por mí mismo que el dolor de la espalda ya no era tan fuerte, suspire y me es
Una semana más tuvo que pasar para que mi morena saliera del hospital. Pasé cada día junto a ella y durante ese tiempo, tuvimos buenas visitas; unas algo inesperadas y otras de familiares y amigos.Habíamos hablado mucho y nuestro siguiente paso era ir por Emilio. Mi hijo no merecía estar de casa en casa, tenía a su familia y es el lugar en el que debía estar. Esta vez, decidimos tomar un avión a São Paulo, nos quedaríamos en la casa familiar. Partiríamos al día siguiente, porque antes queríamos pasar por la casa que habíamos comprado para vivir en familia, queríamos terminar de acondicionarla antes de ir por nuestro hijo.Salimos un lunes por la mañana, Samuel nos llevó hasta el aeropuerto, me entregó un manojo de llaves que eran de la casa en la ciudad. Llegamos un par de horas después. Antes de que emprendiéramos camino hasta la
Isabel, se fue corriendo directo al auto y se encerró con nuestro hijo, mientras Idara, llamaba a las personas correspondientes, no quería poner a nadie en peligro, menos a mi familia.―Amor ―esas palabras me produjeron asco, viniendo de quien no corresponde―, ven a ver a nuestro hijo ―su voz estaba llena de sentimientos―, es hermoso ―Luciana tenía los ojos clavados en la manta que cargaba, mi miedo más profundo era que hubiese robado un bebe para hacer todo esto―, estrellita dónde estás…Comenzó a cantar, mientras yo me mantenía en la puerta de la casa y ella se paseaba como meciendo el bulto.―Dicen que pueden estar aquí en diez minutos, la idea es no alterarla, distraerla a como dé lugar ―mi morena se puso a mi lado, pero estaba nerviosa al igual que yo―, pero amor, ese bulto que lleva en los brazos es su bebé ―sentí un profundo dolor y un gran vacío en mi interi
Habían pasado unas cuantas semanas desde lo sucedido. Nos mudamos a una nueva casa e hicimos algunos ajustes en nuestras vidas. En el pueblo seguían comentando sobre lo sucedido con Luciana, incluso, cuando paseábamos juntos por las calles o asistíamos a algún evento del gremio cafetalero, se nos quedaban mirando y comentaban a nuestras espaldas, pero ya no les hacíamos caso a las habladurías. Con el tiempo lo olvidarían.Sin embargo, estaban reacios a olvidar que un día fui padre y que ahora era un hombre casado. Incluso, cuando fuimos a hablar con el director de la escuela, este, nos cuestionó.―¿Estás seguro? ―mi morena me preguntaba, confirmando si aún quería vivir en el pueblo―, podemos irnos de aquí si es lo que quieres, educar a Emilio lejos de este lugar, al menos por los primeros años. De todas formas, si él quiere ir a la universidad, tendrem