Capítulo LVII

Tres meses habían pasado, tres meses desde que cuento las semanas para que el final de mi castigo llegue. Era lunes y aún daba vueltas en mi cama. La iglesia ese día se mantenía cerrada, como la mayoría del pueblo. Un lunes para un pueblo como Buturrumin, es un día muerto, los negocios raras veces abrían, las tiendas se mantenían cerradas y la poca gente que transitaba, seguramente salía de sus casas por alguna emergencia o al trabajo.

Hablaba por Whatsapp con Idara, ella estaba visitando a su madrina en la finca Sousa. Suspiré al recordar las veces que nos hemos visto. Ella trabaja con mi hermana en su tienda de martes a sábados, los domingos estaba conmigo en la iglesia y los lunes iba donde su madrina, por ello, todos los lunes me ponía nervioso. Estaba al tanto de mi historia con Luciana, no obstante, Luciana no sabía de lo que había entre nosotros.

Pero, sinceramente&

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