Una semana había transcurrido desde la muerte de la señora Clara. Siete días en los que no había sabido nada de Luciana, de abogados, ni siquiera del pueblo. Todo ese tiempo estuve en la finca ayudando a mi hermano y haciendo los trámites para validar mi título en medicina, aunque ya no me dedicaría a ello. Por mi hermana me enteré que todo el pueblo estaba al tanto de mi relación con Idara, mi morena había tenido problemas con su madrina, pero no permitió que eso la afectara.
Todos los días iba a dejarla al local de Simona y por la tarde iba a buscarla. Habíamos hablado mucho sobre nuestras metas, ya no era un veinteañero, quería hacer algo con mi vida sin depender del permiso de nadie. Aunque yo había elegido el sacerdocio, todos sabían que lo había hecho por mi familia, por el bien de mis dos hermanos. De mi parte, no hubiese sido capaz de manejar t
Parpadee un par de veces mi cabeza dolía y las paredes blancas con una fuerte luz no ayudaban mucho, trate de moverme, pero mi espalda era un asco, esto me hizo recordar las habitaciones en el primer seminario al que asistí, me reí y de pronto vi a mis hermanos delante de mí, los dos tenían caras de pocos amigos, se veían trasnochados, algo cansados, pero luego recordé todo.– Idara – dije y ellos se apresuraron a mí - ¿Cómo está Idara? – los dos se miraron y Samuel negó con la cabeza - ¡¿Dónde está Idara?! – un dolor a la altura de mis costillas me obligo a doblarme y poco a poco todo volvió a ser negro.Cuando volví a despertar todo estaba oscuro, Simona dormía a mi lado, sentada sobre un sillón, me estire y comprobé por mí mismo que el dolor de la espalda ya no era tan fuerte, suspire y me es
Una semana más tuvo que pasar para que mi morena saliera del hospital. Pasé cada día junto a ella y durante ese tiempo, tuvimos buenas visitas; unas algo inesperadas y otras de familiares y amigos.Habíamos hablado mucho y nuestro siguiente paso era ir por Emilio. Mi hijo no merecía estar de casa en casa, tenía a su familia y es el lugar en el que debía estar. Esta vez, decidimos tomar un avión a São Paulo, nos quedaríamos en la casa familiar. Partiríamos al día siguiente, porque antes queríamos pasar por la casa que habíamos comprado para vivir en familia, queríamos terminar de acondicionarla antes de ir por nuestro hijo.Salimos un lunes por la mañana, Samuel nos llevó hasta el aeropuerto, me entregó un manojo de llaves que eran de la casa en la ciudad. Llegamos un par de horas después. Antes de que emprendiéramos camino hasta la
Isabel, se fue corriendo directo al auto y se encerró con nuestro hijo, mientras Idara, llamaba a las personas correspondientes, no quería poner a nadie en peligro, menos a mi familia.―Amor ―esas palabras me produjeron asco, viniendo de quien no corresponde―, ven a ver a nuestro hijo ―su voz estaba llena de sentimientos―, es hermoso ―Luciana tenía los ojos clavados en la manta que cargaba, mi miedo más profundo era que hubiese robado un bebe para hacer todo esto―, estrellita dónde estás…Comenzó a cantar, mientras yo me mantenía en la puerta de la casa y ella se paseaba como meciendo el bulto.―Dicen que pueden estar aquí en diez minutos, la idea es no alterarla, distraerla a como dé lugar ―mi morena se puso a mi lado, pero estaba nerviosa al igual que yo―, pero amor, ese bulto que lleva en los brazos es su bebé ―sentí un profundo dolor y un gran vacío en mi interi
Habían pasado unas cuantas semanas desde lo sucedido. Nos mudamos a una nueva casa e hicimos algunos ajustes en nuestras vidas. En el pueblo seguían comentando sobre lo sucedido con Luciana, incluso, cuando paseábamos juntos por las calles o asistíamos a algún evento del gremio cafetalero, se nos quedaban mirando y comentaban a nuestras espaldas, pero ya no les hacíamos caso a las habladurías. Con el tiempo lo olvidarían.Sin embargo, estaban reacios a olvidar que un día fui padre y que ahora era un hombre casado. Incluso, cuando fuimos a hablar con el director de la escuela, este, nos cuestionó.―¿Estás seguro? ―mi morena me preguntaba, confirmando si aún quería vivir en el pueblo―, podemos irnos de aquí si es lo que quieres, educar a Emilio lejos de este lugar, al menos por los primeros años. De todas formas, si él quiere ir a la universidad, tendrem
Entre corriendo a la sala del hospital, habían pasado 5 años desde la última que estuvimos aquí, esta vez era por algo diferente, algo hermosamente diferente, pregunte a la enfermera por la sala de maternidad, ella dijo que estaba en el tercer piso y seguido por mi hermano, Javier y tío Arminio, subimos casi corriendo.Allí en una de las puertas estaba de pie mi hermana, y en los asientos de afuera mi hijo, junto a Isabel, ellos sonrían y yo entré directo a la habitación, Idara había comenzado con contracciones, nuestros bebés nacerían y aunque sabía de sus dolores, apenas me vio sonrió.Me acerqué a ella, mientras una enfermera monitoreaba sus signos, bese su frente, sin importarme su sudor o sus quejas, le susurre al oído cuanto la amaba, agradecí su fortaleza y en silencio eleve un rezo.Dos horas después y 7 centímetros de dila
Kira AndradeTermino de llenar un par de informes, estoy en la oficina, sé que en cualquier momento las chicas interrumpen aquí y nos vamos al centro, hoy es un día especial y sospecho que Max lo quiere hacer aún más especial.Hoy se cumplen cinco años desde que nos hicimos oficialmente pareja, tomo mi móvil y comienzo a ver nuestras fotos, estos años han sido tan exquisitos, llenos de viajes, llenos de momentos fantásticos compartidos por los dos junto a nuestra hija, junto a nuestra Marie que cada día está más grande, es tan parecida a su padre, incluso sus gestos son idénticos a los de mi italiano.Dejo salir un suspiro y recuerdo la sensación de hace un par de días y justo en ese momento siento que la puerta se abre, es Aimé quien trae una enorme sonrisa, me sorprende su vitalidad, me gusta el vestido que trae hoy, es corto y de seda, un color rosa
Salvatore D’AngeloDespierto con el cuerpo de mi ángel desnudo y apegado al mío, beso su frente y ella enseguida busca mis labios, han pasado cinco años desde que nos dimos el sí, hemos hecho nuestra familia, luego del nacimiento de Angelic vino el de Mía, ella llegó para darme una lección, jamás sufrí un embarazo como el de mi poroto, fue complicado, doloroso para Aimé y muy difícil de llevar, aunque ahora nos da los momentos más divertidos, su nacimiento me hizo un par de años más viejo.Por eso, decidimos cerrar la fábrica, si tenemos más hijos no serán biológicos, no quiero volver a correr el riesgo de perder a mi mujer.– ¿en qué piensas, amor? – mi preciosa pone sus manos sobre mi pecho y mientras observa mis ojos sonríe brillantemente.– Solo recuerdo la llegada de nuestra beba &n
Aimé Bombelles D’AngeloCinco años ¡Dios mío! Cinco años ya, suspire y recibí un mensaje de Lola, ella estaba arreglando los cursos de los niños, esta tarde se la tomarían libre, ya que al anochecer Max se casaría con Kira en el patio del viñedo, sonreí al ver una fotografía de mis hijos en el colegio, ellos ni siquiera sabían que había gente allí para ellos.Desde el nacimiento de Mía los accidentes habían bajado, la prensa ya no estaba tan interesada en nosotros y nos pudimos dar un respiro, aun manteniendo nuestra seguridad, suelto un suspiro y termino de revisar nuestro último caso, para mi suerte la madre superiora del convento en Roma nos puede ayudar y así darle asilo a algunas de las mujeres que llegan aquí, para no dejarlas desamparadas.Busco mi cartera y mi chaqueta, tomo mi móvil y salgo de mi oficina