Klaus Santana
Cómo es posible, leía las revistas y no lo podía creer, mi padre ya estaba en mi oficina y hablaba furioso por teléfono, él conocía a algunos editores, no era la primera vez que debía sortear a la prensa, Amanda no contestaba su teléfono y Apolo me decía que ya había pasado una hora desde que se fue de la universidad, lo más seguro es que tampoco quiera volver.
Suelto el aire cuando Alhelí llega y me dice que tampoco la ha visto, respiro profundo tratando de calmarme, entonces llega Alex con algunas legalidades, pero sé que para que algo resultó debemos reconocer el compromiso, lo que más me duele es que ponga a mi bonita como una cazafortunas al haberse sabido que ella estuvo antes casada con mi hermano, antes de comprometerse conmigo.
– Antes de dar cualquier entrevista, debo hablar con Amanda – les aclaré – ella decidirá, si no quiere hacerlo, no lo haremos, nadie aclara nada, eso no nos ha afectado hasta ahora, de lo contrario, yo estaré all
Un golpe me despertó, su sonido hizo eco en nuestra casa, escuché a mi padre gritar y por la ventana me di cuenta de que había algunos hombres de traje parados en la entrada de nuestra finca, podía adivinar que eran del banco, este año la cosecha se había echado a perder, por lo que habíamos acarreado algunas deudas que amenazaban con quitarnos lo único que conocíamos.Samuel, mi hermano mayor trajo a Simona, ella aun pequeña no entendía muy bien y trataba de esconderse entre nosotros por los fuertes golpes en nuestra puerta, mi padre salió a atenderlos, mientras escuchábamos los sollozos de mi madre, ese día en particular lo recuerdo por completo.Ese mismo día por la tarde, mi padre nos ordenó empacar lo más esencial, una vieja maleta y un pequeño bolso de mano de mi hermano fueron lo único que teníamos, y junto a un par de bendi
Al cabo de una semana tuvimos noticias de nuestros padres, habían conseguido un aplazamiento de la deuda, Samuel quería que nos devolviéramos, pero mi padre tenía otros planes, mientras que nuestro tío lo apoyaba, de hecho, ese mismo día habíamos comenzado.Simona fue enviada a un colegio para señoritas, gracias a que mi madre también había estudiado en aquel lugar, y a la buena relación que tenía el padre Arminio con la madre superiora y directora del establecimiento, mi hermana recibiría el resto de sus estudios en aquel lugar, y aun que a ella no le había gustado mucho la noticia, las cosas debían ser de ese modo.En lo que a mi hermano y a mí nos concernía debíamos elegir algo que hacer, por mi parte siempre había querido estudiar algo que tuviera que ver con la medicina, porque a pesar de tener una educación básica, no
El avión aterrizó y a penas toque tierra brasileña pude ver a mi hermana de pie esperándome en las puertas del lugar, escuche cuando grito mi nombre y se arrojó a mis brazos, Simona estaba preciosa, toda una señorita, no era tan alta como mi hermano y yo, pero tenía sus formas espectaculares, cosa que me hacía recordar en como mi hermano se quejaba por los pretendientes que se aparecían.– Te he echado de menos ¿sabes? – dijo apenas la bajé – todo ha sido algo complicado sin ti – asentí, no quería que la emoción me embarga justo en ese momento – ¡Vamos! – tomo mi mano y me guio hasta su carro.– ¿Cómo sigue mamá? – pregunte una vez dentro del carro – por Samuel sé que no le ha hecho muy bien su tratamiento, pidió estar en casa …– Esperamos lo peor, ella pidi&
Aún estaba amaneciendo cuando llegamos a Butimerin. El carro de Simona, estaba frente a la plaza cuando bajé del autobús, pero antes de caminar hacia él, ayudé a Idara, a bajar, incluso, le ofrecí un aventón, pero ella me dijo que no podía. Antes de despedirme de ella, me di valor y le pedí su número de móvil. Sonrió y sin ningún inconveniente me lo ofreció.―Adiós, Joel.Dijo y se acercó para dejar un beso en mi mejilla.– Adiós, Idara,Dije casi en un susurro. La vi caminar hasta que dio la vuelta justo en la esquina.Camine hasta el carro de mi hermana y me di cuenta de que a pesar de ser temprano había varios ojos mirándonos. Ignore lo obvio y me subí al vehículo, estaba relajado y algo feliz. Simona me recibió con un abrazo y así nos fuimos hasta la casa que mi hermano estaba ter
Tres meses habían pasado, tres meses desde que cuento las semanas para que el final de mi castigo llegue. Era lunes y aún daba vueltas en mi cama. La iglesia ese día se mantenía cerrada, como la mayoría del pueblo. Un lunes para un pueblo como Buturrumin, es un día muerto, los negocios raras veces abrían, las tiendas se mantenían cerradas y la poca gente que transitaba, seguramente salía de sus casas por alguna emergencia o al trabajo.Hablaba por Whatsapp con Idara, ella estaba visitando a su madrina en la finca Sousa. Suspiré al recordar las veces que nos hemos visto. Ella trabaja con mi hermana en su tienda de martes a sábados, los domingos estaba conmigo en la iglesia y los lunes iba donde su madrina, por ello, todos los lunes me ponía nervioso. Estaba al tanto de mi historia con Luciana, no obstante, Luciana no sabía de lo que había entre nosotros.Pero, sinceramente&
Desperté, amanecía, el aroma a café era embriagador, ese día hacía frío, pero la casa estaba temperada, anoche no pude articular palabra y me dejé hacer por ella, pero sé que ella tiene preguntas, me di valor y me puse de pie, quería sacar todo lo que tenía dentro, pero cuando abrí la puerta para salir de mi habitación, vi a mi hermano y hermano, sentados junto a Idara, ella me sonrió tímidamente y luego volteo los ojos hacia mis hermanos.Saludé y me senté junto a ellos, nos quedamos en silencio, un nervioso e incómodo silencio, pronto el móvil de mi bella morena sonó, era su alarma, debía irse, debía dejarme solo con mis hermanos, ella observó y sonrió, yo mantenía la mirada en sus movimientos.– Señores – dijo, por primera vez desde que me senté a su lado - ¿llega a ab
Una semana había transcurrido desde la muerte de la señora Clara. Siete días en los que no había sabido nada de Luciana, de abogados, ni siquiera del pueblo. Todo ese tiempo estuve en la finca ayudando a mi hermano y haciendo los trámites para validar mi título en medicina, aunque ya no me dedicaría a ello. Por mi hermana me enteré que todo el pueblo estaba al tanto de mi relación con Idara, mi morena había tenido problemas con su madrina, pero no permitió que eso la afectara.Todos los días iba a dejarla al local de Simona y por la tarde iba a buscarla. Habíamos hablado mucho sobre nuestras metas, ya no era un veinteañero, quería hacer algo con mi vida sin depender del permiso de nadie. Aunque yo había elegido el sacerdocio, todos sabían que lo había hecho por mi familia, por el bien de mis dos hermanos. De mi parte, no hubiese sido capaz de manejar t
Parpadee un par de veces mi cabeza dolía y las paredes blancas con una fuerte luz no ayudaban mucho, trate de moverme, pero mi espalda era un asco, esto me hizo recordar las habitaciones en el primer seminario al que asistí, me reí y de pronto vi a mis hermanos delante de mí, los dos tenían caras de pocos amigos, se veían trasnochados, algo cansados, pero luego recordé todo.– Idara – dije y ellos se apresuraron a mí - ¿Cómo está Idara? – los dos se miraron y Samuel negó con la cabeza - ¡¿Dónde está Idara?! – un dolor a la altura de mis costillas me obligo a doblarme y poco a poco todo volvió a ser negro.Cuando volví a despertar todo estaba oscuro, Simona dormía a mi lado, sentada sobre un sillón, me estire y comprobé por mí mismo que el dolor de la espalda ya no era tan fuerte, suspire y me es