Habíamos llegado a louisiana, tan mágica como siempre. Su aroma me envolvía, tomamos el autobús que nos dejaba en el pueblo al que íbamos. No quedaba muy lejos de la ciudad, si no poco mas de una hora. Era acogedor y muy rural, se vivía de las siembras y cosechas durante las estaciones. También era conocido por sus viñedos, los padres de Shels le heredaron una casa de campo cerca al lago, tenia un viñedo, siembra de café y algunas hortalizas. Era el lugar perfecto para pasar unos días hasta que saliéramos de la mira de la agente de la DEA y de Alessandro. El taxi se detuvo frente al enorme recibidor de la casa de Shels, la fachada era un poco antigua, pero seguía intacta, seguro la cuidaban muy bien. Entramos y nos recibió una señora.
—¿Shelsey? ¿Qué haces aquí? —preguntó con sorpresa una señora muy mayor.
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—¿Mia? ¿Sigues ahí? —preguntó con su voz ronca—, No nos hagas esto, podemos arreglarlo…—También te amo, Alessandro—respondí firme y pude escuchar un suspiro de alivio de su parte—, Pero Annie siempre estará primero que cualquier hombre, no estoy dispuesta a perderla. Lo siento…—¿A perderla? ¿De que estas hablando? —preguntó confundido.—Alessandro sé que eres perseguido por la DEA, me contactaron y amenazaron. —respondí segura, no quería estar en medio de nada—, Esa chica dijo que me quitarían a Annie si no colaboraba para ellos, no pienso hacerlo. Ella es lo único y lo mas importante que tengo, jamás la pondría en riesgo por nada ni nadie. —sentencie.—¡Por un carajo, Mia! ¿Por qué no me lo dijiste? Ellos no te harán n
—Sabes que no fue a propósito, no estábamos en la misma sintonía—intentó defenderse, el ambiente se colocó algo tensó.—¿Quién quiere algo de beber? —preguntó Esteban, rompiendo la tensión.—Yo, por favor—respondí alzando mi mano, me dio una sonrisa nerviosa y me tendió una cerveza. Le quité el seguro, abriendo la lata, le di un sorbo. —, ¿Y bien? ¿Qué ha sido de tu vida, Jace? —pregunté ignorando nuestro drama amoroso de hace años, no podíamos ser inmaduros, después de todo fue una relación jovial, de cuando éramos tontos adolescentes.—¿Quieres bailar, Shels? —le preguntó Esteban a mi amiga, quien asintió huyendo de nosotros.—Nada interesante, ya sabes. Herede la casa y producción de mis padres, estudio en la
Mis manos sudaban tanto que se me resbalaban por el volante, mis piernas flaqueaban y mi mirada iba del retrovisor al camino. Mi corazón iba a mil por hora, estaba muy asustada. Uno de los lobos golpeo con fuerza la parte trasera del auto, Shels gritó, nos volcarían. Respire hondo intentando controlar mis nervios y acelere mas el auto, maniobre un poco para evitar los empujones de esas bestias y cruce por una calle que no conocía. Había sacado un poco de ventaja, pero no podía perderlos. La desesperación me hacia temblar, pensaba en Annie y solo le rogaba al cielo que estuviera bien. No podía distinguir cual lobo era Jace o esteban, desde su transformación deje de razonar. Mi mente estaba dando muchas vueltas y no podía dejar de juntar las piezas en mi cabeza, Jace dijo que yo olía a lobo, ¿Qué significaba eso? ¿Acaso su olor se contagia? Ahora que lo pensaba, comprend&iac
Miraba por la ventana atentamente, estaba lloviendo con fuerza y las gotas resbalaban con fluidez por el cristal. Íbamos en el auto de Alessandro con dirección a donde estarían Samuel y Annie, moría de ganas por abrazarla, temí tanto no volver a verla. Si no hubiese sido por él, probablemente todo hubiese sido diferente. No comprendía porque quisieron atacarnos, mi abuela solía decir que los lobos eran los guardianes de los habitantes de los pueblos. ¿Si mi abuela fue una loba eso nos hacía a nosotras también descendientes? No lo creía, mi madre no fue una criatura, Hannah tampoco y yo…pues nunca sufrí una transformación. Era la mate de un alfa, eso me volvía la luna de su manada. O al menos eso había leído y recordado de los cuentos de mi abuela, ella lo fue para la manada de mi abuelo. Buscaría entre nuestras pertenencias en el apartamento al volver,
No había forma de comprobarlo, tendríamos que esperar hasta que Annie cumpliera su mayoría de edad. Al llegar al aeropuerto, nos bajamos del jet y subimos a otro auto de Alessandro. Quizá en las pertenencias de la abuela, encontrara información de todo lo relacionado a los lobos. Annie miraba animosa por la ventana, la navidad era su época favorita del año y ya las calles estaban siendo decoradas con renos, santa Claus y duendes. Las luces de navidad, los bastones de caramelo y los obsequios.—Mia, deberían venir a quedarse en mi casa un tiempo. Así despistamos un poco a la agente de la DEA—dijo Alessandro desde el asiento del copiloto, las tres nos encontrábamos en el asiento trasero. —, ¿Qué opinan?Les di una mirada a cada una y para Annie era la mejor noticia, adoraba a Alessandro, pero mas su enorme casa y piscina. Shels se encogió de hombros con simplicida
Caminaba por la verduzca pradera, la recordaba muy bien. La casa de mis abuelos quedaba en un valle muy alto, donde el aire era tan fresco y puro que limpiaba tus pulmones de la toxicidad de la ciudad. Había una cascada bastante alta su agua era tan cristalina, que dejaba ver a través de ella las especies de peces. El espeso bosque con tantos animales silvestres y diversidad de plantas exóticas. Solía jugar aquí con Hannah, teníamos un lugar secreto. Una cueva en medio de la montaña, la encontramos hace un par de años. Se encontraba detrás de la cascada, había que atravesar el enorme velo de agua para poder entrar. Por eso siempre regresábamos empapadas, tiritando de frio y días después nos daba gripa. Nos veía siendo inocentemente felices, jugando, disfrutando nuestra niñez. Sentí como presionaron mi hombro, me giré encontrándome a la responsable, mi abu
Tomando el sobre en mis manos, le di vuelta y no tenia nada mas escrito. ¿Era correcto abrirlo? Suponía que si mi abuela lo había guardado allí era por algo importante. Además, había soñado con ella, quizá era una señal o una especie de casualidad que me guio hasta aquí. Al intentar abrirlo, noté que ya estaba abierto, me sorprendí de sobremanera. Saque la hoja, estaba desgastada, amarillenta y arrugada. La letra cursiva en tinta negra perdía un poco la intensidad, pero se alcanza a leer todavía. ¿Quién pudo haberla leído antes?“Querida, Mia. Siempre te dije que eras especial, que te deparaba un futuro prometedor. Todas las historias que solía narrarte cuando eras niña, no eran cuentos. Fueron mis aventuras como luna y loba de nuestra manada, tu abuelo fue un poderoso alfa en aquellos tiempos. Tienes sangre del linaje m&aacu
—Lo sabias todo este tiempo y nunca lo mencionaste. ¿Por qué? —Le pregunte confundida.—¿Me hubieses creído? —preguntó con una sonrisa triste—, ¡Nadie lo hubiese hecho sin verlo primero! Espera, ¿Cómo es que lo crees? Tú no puedes transformarte…—musito en voz baja.—¿Por qué no me transforme si lo soy? —pregunté con curiosidad—, ¡Todo este tiempo supiste que Annie era una loba! ¿Cómo es que lo es?—Mia, nuestra madre hizo una locura en un intento por protegerte…—respondió con una expresión neutra—, Annie es hija de un beta, un hombre lobo de una manada de la ciudad. No podía criar a una bestia, ¡Es inaudito!—¿Qué locura, Hannah? Necesito saberlo todo, si estoy en peligro Annie también—respond&iac