¡Ring, Ring, Ring!—Te quiero en mi habitación cuando llegué a casa. —Sarah se horrorizó al escuchar ese tenor de voz.—Hoy… Hoy es lunes y debo trabajar.—¿Me estás objetando? No te he preguntado qué día es hoy. Te he informado que te quiero en mi habitación cuando esté de regreso en casa.—¡Sí amo!—Ahora me gusta más. —él le deja unas especificaciones y termina la llamada. Ella se queda inmóvil.¡Ring, Ring, Ring!—Hello —responde ella lista para escuchar su voz, solo que esta vez a quien escuchó fue a su amiga April.—Te quiero ver y no quiero más excusas.—Tengo mucho trabajo atrasado y como te dije antes, estaba mal de salud.—¿Qué sucede Sarah? Yo era tu compañera y siempre nos hacíamos compañía mutua.—Tú eras libre y yo también. Ahora estamos casadas y tenemos más pendientes.—Tienes razón. Te pido disculpas por el asedio, pero es que no te escucho bien y siento preocupación cada vez que me comunico contigo. Tu voz o algo en ti me da a entender de qué no estás bien.—Estoy bie
Pasa una semana y Óscar sigue luchando para volver a ponerse de pie. Cada día hacía el doble esfuerzo, estaba feliz de ver los resultados, ya que podía mover sus piernas, esto lo llenaba de emoción. Ese domingo despertó temprano y en cuanto vio a April le pidió que lo ayudará con algunos masajes.—Es domingo y lo mejor es que trates de descansar. Mañana te toca hidromasajes y debes estar relajado.—Es lo que deseo, que me ayudes a relajarme.—¿Con los masajes?—Sí. Quiero que me ayude a estimular e intenté hacerme reaccionar. ¡Hoy es domingo! ¿Lo recuerdas?—¡Óscar! —protesta de inmediato.—¿No puedes ayudarme? ¿Tendré que llamar a alguien más?Ella reacciona enojada por sus palabras e intenta marcharse. —Solo trato de hacer que las cosas sean más llevaderas entre los dos.—Bien. Regreso en un momento.Él se sorprendió al ver que ella aceptó. Así que siente esa alegría, esa sensación y necesidad de una erección. Sentirse que podría perder su hombría, era algo que lo perturbaba, así qu
—Qué sonrisa tan radiante ¿Algo bueno para contar? —se presenta Daniel cómo siempre para saber de su hermano.—Ayer tu hermano recuperó sus fuerzas y pasó una tarde ardiente junto a su esposa.—¡Noo! Qué alegría. —se acercó para felicitarlo.—Eso no es todo. Mira esto. —él le muestra a su hermano que ya volvió a recuperar la movilidad en sus dedos y rodillas.—Qué gran noticia. Te dije que si ponías de tu parte esto podría ser posible.—Ayer le agradecí a April. Ella pasó todo el proceso a mi lado y me ayudó bastante.—Ustedes se ven muy bien juntos ¿Que sientes por ella? —¡Ah no! Ni pienses que por sentir cosas y volverte un hombre serio, todos haríamos lo mismo.—¿Me vas a decir que no sientes nada por ella?—"Placer" estar con ella en la cama es delicioso y adictivo.—Pienso que puede ser más allá del placer. —él lo mira directo y Óscar solo ríe.—Cuando tenemos a la persona correcta a nuestro lado, debemos cuidar de ella, pues es una oportunidad que se logra una sola vez en la vi
¡Ring, Ring, Ring!—Hello. —respondió Sarah acabando de abrir los ojos a las 6:00 AM.—Mi chofer irá a recogerte. La semana pasada no pude verte y no pienso esperar más.Después de decir esas palabras, él cerró la llamada y cuando ella observó por la ventana ya estaba su chófer. Ella tomó un baño rápido con esencias de vainilla y de inmediato se marchó —¡Al cuarto de juego! —le ordenó en cuanto la vio llegar.—Si mi amo.Ella se fue sola y encontró una nota en la puerta.Nota:Quita toda tu ropa, debes usar el perfume que está sobre la cama y viste con lo que encontrarás allí.—¡Maldita seas! —se lamenta y solo deseaba desaparecer cada vez que le tocaban esos encuentros tan desagradables para ella.Trata de poner su mente en blanco y camina hasta la cama, dónde queda muy sorprendida al ver que el perfume era de hombre y sobre la cama había un cinturón con un consolador (cinturón Levítico) ¿Por qué demonios él quería usará eso? ¿Acaso deseaba ser penetrado? Ella se quedó con miles de
Daniel no se detuvo y al día siguiente, a primera hora en la mañana abordó un avión y se reencontró con Sabrina. Sus miradas se encontraron y ella no logró controlar las lágrimas, pues pensaba que no sería posible volver a verlo jamás y allí estaba, esperando ser recibido. Ella, sin seguir pensándolo, corrió y lo besó mientras las lágrimas seguían cayendo sin control.—Espera, espera... ¿Por qué estás triste? Hoy es día de estar feliz.—No. No deberías de estar aquí. Yo...—Tú eres el motivo por el cual estoy aquí. No quiero escuchar cosas negativas. Yo vine a encontrarme contigo y solo quiero hacerte feliz ¿Pensaste lo que deseas hacer en estos dos días que estaremos disfrutando al máximo antes de nuestro regreso?Ella lo miró una vez más y luego se acercó y lo volvió a abrazar. —Aunque solo sea los dos sentados en el parque del hospital, en tu compañía todo es más llevadero.—Pues te cuento que no será en el parque del hospital, ya que te irás conmigo y regresaremos cuando mi amigo
—Hoy se presenta tu nuevo doctor e iniciaremos con los preparativos del viaje.Sabrina lo mira confundida. —¿De verdad quieres esto para ti? Te recuerdo que eres joven y no es tu carga.—No serás una carga. Eres y serás mi amor, y si estoy aquí es por qué estoy seguro y convencido de lo que quiero, y lo que quiero, eres tú.—¡No lo sé Daniel!—¿Qué no sabes? ¿No sabes lo que sientes y quieres?—No quiero sufrir, no quiero ser más una carga.—¿No estás segura de permanecer a mi lado y que sanemos juntos?—¿De dónde salió ese amor? —le pregunta en forma de reproche y sacando de adentro todo lo que estaba sintiendo en ese momento.—De aquí —le responde después de llevar la mano de ella a su pecho. —Todo lo que viví contigo fue lo que me trajo hasta aquí. No te niego que peleé en contra de los sentimientos, pero perdí, perdí y me di cuenta de que te necesito en mi vida. —Tengo miedo. —expresó llorando. Él la llevó a su pecho. —Tengo miedo de que no sea una buena decisión.—No nos debemos
El lunes de esa semana, cuando Sarah se dirigió a su trabajo, la recibieron con su carta de despido. Ella reaccionó muy asombrada, pues estaba en ese lugar por recomendación de su marido. Pero no objetó ni pronunció palabras, ella limpió su escritorio y regresó a casa sin saber que se llevaría la sorpresa de encontrarse con él a su llegada.—Bien, estaba esperando tu regreso.—¿Estás al tanto de lo que acaba de suceder?—Yo mismo hablé con mi amigo para que esto fuera posible.Ella se mostró sorprendida y confundida. —¿Qué pasa?—Pasa, que yo me enteré, que en cuanto me marché, fuiste a reunirte con tu amiguita. ¿Qué te había dicho sobre eso? —la mira fija y severo.—Tenía meses sin verla, pero te puedo asegurar que no le dije nada acerca de nuestro contrato. Solo fui a saludar.—¿Qué parte de "no desobediencia" no entendiste?Ella solo bajó la mirada. —Te quedarás sin trabajo como castigo a la desobediencia y te informo que esta noche es de orgía, debes estar preparada.—¿Orgía?—Est
Sarah pasó la tarde de un lado para otro pensando en cómo pondría una trampa para salir de la asfixiante decisión que tomó. Ella toma el celular y hace un pedido virtual que no tardó mucho tiempo en recibir. Compró unas cámaras diminutas que podían grabar hasta por 10 Hora seguidas gracias a su potente pilas. Ella creó un usuario nuevo y lo colocó de referencia para enviar lo que ya él le había informado que tenía en mente realizar. La primera que instaló fue la del cuarto de juego, una en el pasillo y la última con acceso a mirar hacia la puerta principal.—¿Qué haces? —escuchó la voz ronca de Philips que había llegado en ese momento.—Nada. —respondió de inmediato tratando de ocultar los nervios.—Veo que ya estás lista, espero que sea por entusiasmo y no por querer conquistar a uno de los amigos que nos acompañarán esta noche.—¿De dónde sacas todo este horror? ¿Cómo llegaste hasta aquí?—Estoy de buen humor y te contaré mi historia. Cuando era pequeño fui abusado sexualmente por a