Ese día.

April sentía su cuerpo pesado y lo único que deseaba era que todo terminará. Ella antes de su entrada siente un fuerte mareo y deciden sentarla en una silla en la entrada de la capilla para así tratar de controlar sus nervios y lo que en ese momento estaba sintiendo.

—¿Ya te sientes mejor? —Ana, como siempre, se mantuvo a su lado para cuidarla en todo momento.

—Les pido una disculpa, mi embarazo y todo el cansancio me tienen mal. Aún estoy mareada.

—Quédate aquí sentada mientras voy a informar lo que sucede. No te ves bien y es necesario que descanses por un rato ¿Te puedes quedar sola?

—No te preocupes por dejarme sola, ve y cuenta lo que sucede para que no se desesperen por la tardanza.

Ana preocupada se aleja y en cuanto la dejó sola, Óscar aprovechó y se acercó. —Nos vamos.

Ella de inmediato reconoció la voz, pero igual se asustó mucho al ver que venían con el rostro cubierto. —¿Qué haces aquí?

—He venido por ti. —él no deseaba hablar y ella se opuso a marchars
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