Capítulo 79 Marián cambiaba los pañales del bebé cuando escuchó un golpe que llamaban a su habitación. Abrió y una mano gruesa empujó la puerta hacia adentro. -¿Alberto que quieres? -Preguntó Marián y lo vio adentrarse sin recibir invitación. -Vengo a ver a mi hijo. ¿Cómo estás Leander? –Se sentó en la cama y cargó al niño que estaba acostado ahí. -Alberto, pero… -Se quedó paralizada sin saber lo que era conveniente. No podía evitar a que visitara al niño, de igual modo la demasiada confianza no se la debía permitir- Vas a ensuciar las sábanas. -Podría ensuciarse con esto, toma, es para ti –Alberto le dio un empaque de panadería. -¿Qué es? -Preguntó Marián con extrañeza con la caja envuelta en plástico en la mano. -Ábrelo, -Insinuó Alberto- sé que te gustan las tortas y no nos ha tocado como postre, es para que te endulces un poco. -Gracias, ¿quieres? - Preguntó Marián, sintió un poco de pena que él le estuviese brindando algo. -Sí, él abrió su boca para mordisquear sin usar l
-Será tu decisión porque nadie te está despidiendo. Si lo deseas puedes seguir con el cargo. Tengo idea de que empresas Bosques se expanda y necesitaré de tu ayuda –expresó Alberto. -¿No te das cuenta que lo que quiero es alejarme de ti y de tus negocios? Hago esto para reunir el dinero para completar la construcción de mi nueva pastelería –dijo Marián mientras caminaban hacia el interior de la casa. -¿Vas a construir otra pastelería? ¿En dónde y cómo? Cuéntame tus proyectos. -Es personal –le dijo Marián y se dirigió a la mesa del comedor donde el señor Braulio lo invitaba a sentarse. -Adelante, el almuerzo ya va a estar listo. -¿Y la señora Marta que no la he visto? -Está preparando los alimentos, si quieres puedes ir a ayudarla, nosotros esperaremos aquí y conversaremos y poco –dijo el señor Braulio sonriendo. Marián le devolvió la sonrisa colocó al bebé en los brazos de Alberto y seguidamente se aproximó hacia la cocina. -¡Mira quien tenemos aquí! ¡Nuestra invitada de honor
-¿Y a Leandrito dónde lo dejaste? –Preguntó Alberto al llegar a la oficina y ver a Marián frente a la computadora. -Con la niñera que me consiguió el señor Braulio y lo sabes –respondió Marián con seriedad, dándose cuenta que fue una pregunta innecesaria, que él la habría formulado para sacarle conversación. -Ese señor es muy amable, estuvimos conversando sobre emprendimiento y me contó que no siempre le ha sido fácil. Ha tenido bajadas y se ha levantado siguiendo adelante. -Es bueno que aprendas de él, a pesar de su edad mayor se ve que mueve bastante dinero. -Claro Marián, aunque no es fácil, nos toca un trabajo arduo levantar Empresas Bosques. -¿Nos toca? Te dije que te apoyaría solo en este proyecto porque el señor Braulio insistía en que fuese yo la cabeza de la construcción de su restaurante –aseguró Marián. -Eso lo sé, de igual modo podrías ayudarme a buscar más contratos. Piénsalo te ganarás un buen porcentaje al trabajar conmigo. -Concentrémonos en esto, eso lo veremos
-Vamos a la playa el domingo, tu, el bebé y yo –Invitó Alberto. -¿Llevaremos a Leander a agarrar sol? -¿O lo dejamos con la niñera? –Respondió con otra pregunta para dar otra opción. -Nos llevamos a la niñera también –Marián sonrió- Si tengo al niño en los brazos no podré nadar bien. -Me parece bien, así también tendremos un momento juntos los dos. -¿Para qué? ¿Para hacer una competencia de natación? –Preguntó como si no lo supiera. -Para darnos otros besitos –Él le dio un piquito a Marián sin importar que ella estuviera con un bocado a la boca. Lo que le dio fue por reírse y Alberto también soltó carcajadas. Un repique en el celular de Alberto produjo que él hiciera una expresión complicada. -No me dejan tranquilo ni en mi hora de descanso –lo dijo serio. -Vas a tener que apagarlo cuando salgas de la oficina. -Debería –Sonrió- Tengo que resolver unos asuntos, nos vemos –le dio un beso en la mejilla de Marián y se aproximó a salir por la puerta de la habitación. Su expresión
El olor a perfume de caballero se esparce por toda la oficina, provino del cuerpo del socio que siempre andaba bien vestido; él le entregó unos papeles a Sara y salió para continuar hablando a través de su celular, ella, su asistente después de revisar las hojas le muestra unos planos, y le acerca unos crayones de colores.-Esto, ¿para qué? -Preguntó Marián sin entender, no había escuchado la conversación de Alberto, estaba distraída pensando en que debió haber alguna razón para que Rocío se comportara de esa manera con ella, y a su mente llegó aquella frase. ‘‘Si no lo sabes, no te lo ha dicho. Pregúntale’’- Debo hacer una llamada –Se levantó de la silla.-Eso no necesitamos ahorita Marián –expresó el señor William. Vamos a hacer el pedido de las pinturas.-Es más fácil de esta manera, de todas maneras, lo deberías plasmar en digital –dijo Sara.-De acuerdo –Ante la insistencia del personal Marián volvió a sentarse a terminar el trabajo- ‘‘La llamada podría esperar hasta la noche, de
A pesar de las sandalias sus dedos se llenaban de arena, lo causaba el peso de su cuerpo hundiéndose en ella. Cargaba al niño en sus brazos mientras se acercaban a la sombra de un árbol de coco.-¿Te ayudo? -Le preguntó Elena. A la niñera se la habían llevado para le cuidara al niño.-Ten –dijo Marián haciéndole con un gesto para que colocaras sus brazos a disposición de cargarlo.-¿Vamos a alquilar unas sombrillas? Preguntó Marián observando a su socio esperando una respuesta.-¿Y perdernos el contacto directo con la naturaleza? No es necesario –Alberto colocó su bolso de mano, un paño extendido sobre la arena y se agachó.-Marián copio su movimiento e igualmente ayudo a la niñera a sentarse.-Me sorprendes Alberto. Un empresario como tú que se preocupe por estar en contacto con la naturaleza.-Por la misma razón Marián. Vivo encerrado en el trabajo y no me da tiempo de descansar en ambientes naturales.-Igual yo, también me encanta los ambientes externos –opinó Marián.-Ya lo sé. Di
-Las mesas y sillas deberían ser cómodas para que los clientes pasen más tiempo en el restaurant –dijo Marián cuando llegaban a la mueblería.-No había razón para llegar aquí lo hubiésemos pedido por catálogo –expresó Fabricia.-Eso lo sabíamos, pero Marián insistió en venir –dijo Alberto.-Claro, la mejor forma de saber si algo es bueno es palpándolo personalmente –agregó Marián.-Me gusta ese juego de comedor –dice Marián señalando unos.-¿Como? ¿Aquél grande de seis sillas? –Preguntó Fabricia sorprendida.-Me gusta para mi casa, pero para el restaurante no son adecuados, bromeó Marián.-Ya decía yo, ‘‘busquemos a otra diseñadora de interiores’’ –expresó Fabricia entre risas.-Confiamos en ella, porque conoce el trabajo. ¿Cierto Marián? Preguntó Alberto.-Tengo poca experiencia, pero se lo que es bueno y es bonito –expresó Marián- Y este es mi lugar favorito –dijo acercándose al área de cocina.-¿Amas cocinar o solo te gusta preparar postres? –Preguntó Alberto.-Pues, aun no le he p
-Me gusta cómo está quedando, muy ejecutivo, y su personal trabaja rápido –expresó el señor Braulio al entrar al restaurante en proceso de decoración. -Me alegro de que le guste, hacemos el mejor trabajo –dijo Marián.-El fin de semana estará listo, estamos afinando los detalles.-Perfecto, estaré preparando el pago de la última parte, de igual modo podrían quedarse hasta la semana entrante, mi hija está de viaje y al regresar quiero darle la sorpresa y me gustaría que ustedes estuviesen presentes.-Debemos volver lo más pronto posible señor Braulio, tenemos otros proyectos de construcción por allá que esperan por nosotros.-¿En serio? -Preguntó Marián en voz baja sorprendiéndole esa noticia.-Qué lástima, quería que Rocío te conociera y recordara a Marián. Se llevaría una gran alegría al saber que ustedes fueron los encargados de la construcción de esta hermosa propiedad.-También nos hubiese encantado verla, de igual modo usted le comentará de nosotros e igualmente se alegrará.-Es