El sonido de un gallo pronunció su kikiriki que produjo que Marián abriera los ojos. Expresó una sonrisa al sentir el confort. Le agradaba vivir un poco retirada de la ciudad. Odiaría que fuese la bulla del tránsito en la calle lo que la despertara cada mañana. Y lo mejor de ser una trabajadora independiente era que no tenía jefes que la obligaran a trabajar los días feriados.-Hoy no abriré la tienda. Cristina estará con su familia y yo, pasaré el día en casa –dijo para sí misma y subió la cobija hacia la parte superior de la cara antes de cerrar los ojos…Milésimas de segundos después levantó su cuerpo repentinamente al llegarle un recuerdo a su cabeza.-¡Alberto! ¿Se habrá ido? –Se interrogó y luego salió de su habitación, bajó las escaleras y llegó a la sala de estar.El sillón estaba vació y no percibió la presencia del hombre por ningún lado.-Sí, probablemente se fue, un problema menos –Dijo para sí misma cuando iba en dirección a la cocina, se puso a hacer un café y luego empe
-Dije que no quería verlo más, y siento que mientras más deseo alejarme de él más lo tengo cerca.-Pero, ¿cómo se te ocurre dejarlo dormir en tu casa Marián? ¡Estás loca!-No lo sé Cristina, es que él no tenía donde quedarse, y por más que le dije que se fuera no se quiso ir.-Para mí que es mentira lo de su apartamento y llegó a tu casa de noche para acosarte.-Es verdad que se quedó sin apartamento –afirmó Marián.-¿Cómo estas tan segura?A la mente de Marián llegó el recuerdo del día sábado en la mañana cuando llegó al edificio donde vivía Alberto.-Solo digo que podría ser verdad –Fue la respuesta de Marián. Le daba vergüenza comentarle a su prima que había estado en ese apartamento con un escándalo por ese hombre.-Lo que te digo Marián es que tienes que decidirte si lo quieres o no, porque te veo mal, deprimida. Siento que él te tiene la vida atormentada y tú sigues detrás de él.-Yo no estoy detrás de él ni él me tiene acosada Cristina. Solo quería que yo le ayudara con hospeda
-Lo intenté, pero ella no quiere nada conmigo, Marián era la indicada para firmar por la empresa, el nombre de Alberto Carrasco está rallado –decía para sí mismo mientras conducía en dirección a un hotel. También era su intención convencer a Marián para quedarse en su casa, pero percibió el corazón de ella como una piedra.-¿Realmente le hice tanto daño? Si el que quedó perjudicado de esta relación fui yo. Antes de que ella apareciera en mi vida lo tenía todo. Menos… Amor… ****Eran las ocho y cuarenta y cinco de la mañana cuando Marián llegó a la oficina correspondiente para finiquitar el divorcio.-Buenos días, vengo a firmar un divorcio. Mi ex esposo dijo que traería un documento hoy a primera hora, y espero que haya sido así –Habló con tono serio.-Usted es la señora Marián ¿cierto?-Sí, veo que ya me reconoce, de tanto que he venido aquí.-Claro, y puede que no necesite regresar más. El señor Alberto traj
-¿Qué es eso de ‘‘la necesitamos’’? -Preguntó Marián luego de entrar a la oficina.-Necesitamos tus aportes como socia, esa expresión no debería extrañarte –respondió Alberto mientras hojeaba unos papeles.-‘‘Claro, necesitan mi dinero’’-Dijo mentalmente- ‘‘¿Será que estaré haciendo lo correcto? …No lo dudaré, esta es una oportunidad para mí ’’.¿Lo decía para su trabajo o para su vida profesional? Ella permanecía sentada frente al escritorio de Alberto mientras él le hablaba explicándole el proyecto, Marián solo quería hundirse entre los ojos marrones de él…Una hora más tarde Marián conducía en su auto blanco con dirección a su casa.-No cristina, hoy no abrí la tienda –Le habló a su prima a través del celular- ¿Estas allá? Bueno, espérame. Pasaré por la pastelería.Marián se mordía los labios mientras analizaba la mejor manera de explicarle la decisión que había tomado a su prima.-Ya me iba cuando me dijiste que no abrirías hoy –Expresó Cristina con la cartera guindada en su hombr
Tres días más tardes, Marián aún tenía la duda…-¿Será que mi madre tiene razón? ¿Ese viaje podrá ser un peligro para mi embarazo? -Pensó mientras visualizaba la montaña de ropa que tenía en la cama. Debía escoger las necesarias para empezar a empacar-. No puedo dar marcha atrás. Ya le deposité el dinero del préstamo a su cuenta. –Sentada mientras doblaba las blusas se inclinó para tomar su celular- A él también le debe interesar la seguridad de nuestro hijo –Se quedó mirando su teléfono antes de marcar.-Aló… Sí, estoy decidida a ir, no, no me voy a echar para atrás. Lo que te quiero preguntar es que, como estoy embarazada… ¿no habrá ningún riesgo en aquel trabajo?- Le preguntó al hombre a través de la línea telefónica.-No te preocupes por eso, allá solo estarás en una oficina cómoda manejando los requerimientos del proyecto. Y no será por mucho tiempo. Luego que arranque el proceso de construcción probablemente puedas regresar –Alberto colgó el teléfono y se inclinó a sentarse en l
Marián rodó la maleta hacia el interior de su nueva habitación prestada. La sentía acogedora, pero el pensamiento en su cabeza impedía que se pusiera cómoda. -Alberto no me ha dirigido ninguna palabra, solo el saludo en el aeropuerto de la otra cuidad. Ni siquiera me quiso decir donde se hospedaría. ¿Me estará evitando? Sacó su celular para ver la respuesta de su mensaje. -‘‘Nos vemos en la oficina de trabajo mañana a las 10 am. Te mando la dirección’’. Movió la cabeza hacia los lados para eliminar esa tonta idea de su comentario anterior. –Ese hombre solo está ocupado. Esperaré a mañana para conversar con él. –Expresó una sonrisa y empezó a desempacar lo que se iba poner después de ducharse. Ya casi caía la noche y el viaje corto, pero agotador le incitaban a su cuerpo a permanecer en reposo hasta el día posterior. **** Contando las horas desde que salió el sol, Marián esperaba con impaciencia el encuentro con su socio.
-No creo que las secretarias estén enamoradas de Alberto –dijo Marián mentalmente mientras lavaba su cabello en la ducha- Solo están envidiosas de que él me tome en cuenta y que me dé un cargo en la empresa… ¿Pero que estoy haciendo? Ayer me encerré en mi habitación toda la tarde porque no me necesitaban en la oficina. Como una niña regañada. ¡Pero soy socia! Es decir, soy como la jefa de la empresa. Y si mi nombre estaba escrito en los documentos principales quiere decir que soy la cabeza del proyecto, y tengo derecho a mandar.Al entrar al cuarto envuelta en una toalla, mirándose al espejo continuaba reflexionando.-Y así jamás recuperaré a mi esposo. Ayer no lo vi en toda la tarde. Quizá quiere invitarme a cenar y yo escondida.El aire caliente del secador se esparcía sobre su cabeza mientras se miraba en el espejo -Tengo que arreglarme y ponerme bella. Debo impresionarlo. Se empezó a vestir y al bajar la cabeza sintió un poco de desánimo cuando vio su barriga. -Se está empezando
Marián acercándose a la puerta se encuentra con Alberto que sale de la oficina. -Buenos días Alberto ¿cómo estás? -Bien Marián ¿y tú? ¿Te has sentido cómoda en la nueva ciudad? -Me ha costado adaptarme, pero el hotel es cómodo. ¿Cómo van con la residencia? -Pronto empezaremos a construirla. En el departamento de arquitectura está un documento que necesito que lo firmes –Alberto dio un paso adelante con la intención de retirarse. Pero Marián volvió a llamar su atención.-Alberto… este… bueno –Marián balbuceaba sin hallar como formular las palabras.-Dime, ando apurado.-Siempre andas apurado, casi no hablamos. -¿Es necesario? –Preguntó Alberto extrañado. -Sí… Si no has escuchado que te diga que te perdonaba, te perdono. -¡¿Que me perdonas que?! Y yo que te hice. -Digo, por todos los inconvenientes que nos hicieron separarnos. -Marián, tú fuiste la que echaste a perder nuestra relación. -No tuve la culpa totalmente… bueno, pero al seguir siendo tu socia, tenemos la oportunid