Lance sonriĂł ante el pedido de su Reina. — No tienes que pedirme algo como eso; es lo que he estado tratando de hacer. No por amabilidad, lastima o cualquier otro inĂştil sentimiento. Es por que de nada me sirve una Reina no apta. — Entiendo, hablas de un beneficio mutuo despuĂ©s de todo… Mi padre, ÂżQuĂ© tanto conociste a mi papá?— ÂżPor quĂ© me preguntas por Ă©l? — Mi padre los atacó… Yo quiero saberlo todo, quiero saber que sucediĂł en ese entonces. Quiero saber cĂłmo te volviste Rey y más sobre ti, si voy a ser una Reina no quiero ser una ignorante que crean que no te conoce de nada. Lance dejĂł la copa vacĂa sobre la mesa y seguidamente se levantĂł. — Está bien, hoy estoy de un excelente humor y solo por eso, te contarĂ© un poco~ — DecĂa el Rey Maitano poniĂ©ndose de pie. — Sin embargo, no será aquĂ. Vamos a la habitaciĂłn. "Debe decirlo por que alguien podrĂa escuchar" PensĂł la mujer Gorianita, quien ya habĂa terminado su merienda y se levantĂł siguiendo a ese Rey.••••••••••Dulce sema
— ÂżLance? Le buscĂł Virginia al salir y no ver a ese Rey en el dormitorio, dirigiĂ©ndose ella al anexo de la habitaciĂłn. Cuando ella abriĂł la puerta hacia la sala, ahĂ estaba ese hombre de cabello oscuro sentado en uno de los sofás individuales, tomando un poco de vino. — ÂżPor quĂ© no estás vestida aĂşn? — PreguntĂł Ă©l viĂ©ndo que ella llevaba la bata de baño. — Acabo de salir, pensĂ© que estabas en el dormitorio, Veo que tĂş ya estás en pijama… CreĂ que irĂas directo a la cama. — Mmm, ÂżEsperabas que hablemos en la cama? Por mĂ no hay ningĂşn problema, pero tĂş te alteras cada vez me tienes cerca. — ¡No me culpes! — ExclamĂł ella. — ÂżCĂłmo esperas que reaccione? TĂş has sido todo un tirano conmigo y ni siquiera te has disculpado por ello. Lo hacĂas por quĂ© creĂas odiarme, pero aunque ahora dices no hacerlo, sigues ignorando todo lo malo que me has hecho. — ExpresĂł Virginia avergonzada. Lance se sorprendiĂł, sin esperar un reclamo de su Reina. Él hizo un gesto pensativo apoyando los dedos
"Le eché" "Le dejé en la sala…"Pensaba Virginia sorprendida de su propio acto, sentada en la cama. ¿Fue muy exagerada? ¿Se dejó llevar por su enojo? Eran algunas preguntas que cruzaron por la mente de la joven extranjera, causando que ella se sintiera culpable. Virginia Wiztan exhaló y recostó su cabeza el la cómoda cama, ella cerró sus ojos intentando dormir… Sin embargo, solo unos segundos después, los abrió nuevamente. La mujer Gorianita se sentó sobre la cama. "No tiene caso…""¿Por qué tengo que ser as�""Me siento culpable" "No me siento nada bien y no me gusta nada estar asà de incómoda" "Pero él comenzó" "Quiere matar a todo el mundo y esa no es la manera correcta de pensar" "Sangre y vidas perdidas, para alguien que dice que le importa mucho su Reino, necesita un poco más de calma en esas exageradas decisiones" "Aunque… No sea yo la mejor persona para juzgar las exageradas decisiones" Tras esos pensamientos, ella se levantó de la cama y se dirigió solo unos min
••••••••••12: 30 am. Virginia Wiztan se encontraba sentada frente a la mesa comedor, sus ojos azules posados en los platillos exquisitos y coloridos, sin embargo… Ella se encontraba pensativa. Tiana, quien estaba de pie en el sector derecho a unos metros de distancia, observaba a su Reina. La mujer soldado se sentĂa preocupada. "Desde que se enterĂł de la desapariciĂłn de esa concubina, ella ha estado bastante seria perdiĂ©ndose en sus pensamientos" "Debe cuidarse más. DespuĂ©s de todo no es nuestro problema que le pase a esa mujer, todo lo contrario, serĂa perfecto para la Reina si esa concubina busca separarse del Rey, aunque dudo mucho que ese sea el caso" PensĂł la soldado pelirroja acercándose a la mesa. — Su majestad, disculpe mi interrupciĂłn, ÂżNo se encuentra bien? Virginia volviĂł a ver a Tiana. — No es nada, solo no tengo apetito. — ContestĂł Virginia cabizbaja. — El Rey me pidiĂł que omita las prácticas de hoy… — SusurrĂł Tiana acercándose a Virginia. — Pero podrĂa guardar
••••••••••1: 00 pm. Los hermosos ojos dorados de ese Maitano veĂan con gran atenciĂłn a la mujer recostada en esa cama de sábanas blancas. Alta, de un cabello rubio, lacio y largo; la mujer tenĂa sus ojos cerrados, aĂşn estaba inconsciente. Ella que utilizaba una bata larga, blanca y de tirantes; tenĂa en su cuerpo vendajes y algunos raspones, golpes y heridas visibles, a pesar de que ya habĂa sido limpiada por las sirvientas; el estado en el que estaba la concubina Abril Brown, era lamentable. ÂżQuiĂ©n le hizo eso? ÂżEs un alocado plan de ella misma? ÂżBuscaba llamar la atenciĂłn ya que era la dulce semana? Eran algunas de las preguntas que se hacĂa asĂ mismo ese Rey Maitano. Con su rostro serio y pensativo, no le quitaba la vista de encima a esa concubina inconsciente. El mĂ©dico que habĂa terminado de examinarla junto a sus dos asistentes, se alejĂł de la cama donde se encontraba la concubina rubia. — ÂżY bien, quĂ© fue lo que le pasĂł? — PreguntĂł Lance de inmediato. — Su majestad,
— ¡Espera un momento! — Exclamó la Reina Virginia. — Sé que acepte y te dije que lo haré… Pero… — Ella se ruborizó sintiéndose avergonzada. — ¿Qué es exactamente lo que tengo que hacer? Lance se volvió a poner de pie, él sonrió viendo a ese Gorianita. — Ven conmigo. — Pidió dirigiéndose a la salida. Virginia asintió y le siguió de inmediato. …..Una vez los dos iban en el pasillo, seguidos a una distancia considerable por los guardias y el consejero del Rey. — Lance… — Susurró Virginia acercándose a ese alto hombre. Él posó sus ojos dorados en ella. — ¿Algún problema? — No… Es solo que me incómoda… Esos hombres siguiéndonos. Desde que estoy aquà he estado sola o con Tiana. — Tienes que acostumbrarte. Es probable que cada vez estés más rodeada de personas. Virginia asintió inconforme ante la respuesta de ese Rey. — Tú debes estar bastante acostumbrado a este ambiente, ¿No es as� — Continuaba ella hablando en un tono bajo de voz. — Creciste como único heredero al trono, aun
— Entre el Duque Brown, el BarĂłn Allen Jones, Abril y el marquĂ©s Forsten… El que es más peligroso para ti es el Ăşltimo mencionado, sin duda alguna. — ContinĂşo Lance hablando a su Reina. — No necesariamente por ser el más poderoso e inteligente, todo lo contrario, pero es el más atrevido y actĂşa rápido.  Virginia guardĂł silencio, ella sintiĂł su cuerpo ligeramente tembloroso. — Oh… Si… Él… ActĂşa rápido. — DecĂa ella recordando que hubiese muerto intoxicada con el polvo que Ă©l le diĂł anteriormente. "MentirĂa si dijera que no tengo miedo" "Estoy aterrada… Cada vez todo se hace más real, más peligroso" "Todo apunta a mĂ, que soy la carnada y herramienta de este Rey"  Pensaba ella dirigiĂ©ndose a la silla detrás de ese glamuroso escritorio.Lance se puso de pie, notando rápidamente que Virginia lucĂa bastante pálida e inquieta. Él se acercĂł a la joven Reina y le tomĂł
— Habla, ÂżQuĂ© sucediĂł? — PreguntĂł el Rey Lance sobre Abril al mensajero. — Su majestad, la concubina ha despertado, no deja de llorar y gritar por usted. Lance hizo una expresiĂłn de aburrimiento, para segundos despuĂ©s volver a ver a Virginia que estaba tras de Ă©l expectante de lo que sucedĂa. — Ven conmigo. — PidiĂł el Rey Maitano. — ÂżEh, yo? — Por supuesto que tĂş. — RespondiĂł Lance tomándole de la mano. Virginia sintiĂł una emociĂłn causando un ritmo acelerado en su corazĂłn. — Está bien. — AcatĂł, caminando de la mano de ese alto hombre. "Hay una gran cantidad de sirvientes y guardias en los alrededores y tambiĂ©n algunos siguiĂ©ndonos" "Supongo que fue esa la razĂłn de que me pudiera ir con Ă©l" "Aparentar… Solo es por nuestra reputaciĂłn… Si… Solo eso…" PensĂł Virginia mientras sus ojos azules se posaban en ese Rey que caminaba a su lado. ••••••••••Solo unos minutos más tarde. En la habitaciĂłn donde se estaba quedando Abril despuĂ©s de ser encontrada por Lance esa misma mañana