11: 30 pm. — ¡Su majestad! Espere por favor, ¿Sabe que hora es? ¿Hacia dónde se dirige? — Preguntaba alterado el mayordomo de turno nocturno del Rey. Lance Lamparth caminaba hacia la salida de su castillo usando su pijama y bata roja de noche con una glamurosa decoración en dorado. — Iré a ver a la Reina, prepara el carruaje. — Exigió el imponente Rey. — ¿La Reina? Pero su majestad, ella está castigada. — ¿Crees que me importa eso? Haz como te estoy ordenando de inmediato. Al ver el aura fría del Rey, el mayordomo nervioso acató la ordenes. ••••••••••Mientras eso sucedía, en la habitación de la Reina en su propio castillo. — Así que… ¿Estás diciendo que yo… tengo que enamorar a ese hombre? — Preguntó Virginia sorprendida al Barón Jones. Allen asintió lentamente. — No es algo que me gustaría que hicieras, pero, es
"¡¿Lance aquí?!"Pensó sorprendido el Barón Jones. — Virginia… La bella Gorianita volvió a ver al hombre rubio que llamó su nombre. — Que el Márquez te haya dado ese polvo, quiere decir que caíste en desesperación por el hecho de tenerle hijos a Lance, ¿No es así? Ella asintió rápidamente, solo segundos después ambos volvieron a escuchar a la asistente y las doncellas tocar nuevamente a la puerta. — ¿Su majestad, se encuentra despierta? Si no tenemos su aprobación, nos veremos obligadas a irrumpir en su habitación a la fuerza. — Dijo una de las doncellas. Allen en el interior hizo una expresión de molestía. — ¿Qué les pasa a esas mujeres? — Susurró para si mismo. Seguidamente, él se enfoco nuevamente en la hermosa extranjera. — Sé que te preocupa quedarte embarazada de Lance. Pero no es necesario que atentes con tu vida ingiriendo
— Todos creen que he venido aquí para dormir contigo. Pero no te preocupes, no estoy interesado en eso. — Informó el Rey Lance. Virginia, quien lo veía fijamente, no dejó de sentirse incómoda aún con lo que le dijo ese hombre. — ¿Por qué me explicas algo así? Tú no eres alguien que se preocupa por mí. — Ja, eres mi pequeña ave~ — Se burló el Rey, para después ponerse de pie y acostarse debidamente en la cama. — ¿No vienes? No voy a tocarte. — ¿Cómo confiaría en ti? Eres un mujeriego… Todos saben que— — Virginia, es una órden, solo muévete y ven. — Exigió Lance. El cuerpo de la hermosa Gorianita temblaba y ella se sentía muy nerviosa, no confiaba en él para nada, pero aún así se levantó y se dirigió al costado derecho de la cama acostándose ahí. Virginia estaba rígida y tan nerviosa que sudaba frío. El silencio reinó en la habitación y la incomodidad seguía lat
4: 00 pm. — Ha sido todo por hoy, su majestad. — Sonrió Tiana, después de pasar dos horas ayudando a la Reina con sus prácticas. La bella extranjera que se encontraba sentada en el piso totalmente agotada, veía hacia arriba a esa guardiana. — ¡Esto es una locura, Tiana! — Exclamó Virginia encontrándose en ese salón amplio y ancho totalmente vacío, el cual tenía las paredes rodeadas de cristales que permitían una excelente claridad. Ahí, bajo una larga alfombra alcolchada para entrenamiento, la mujer pelirroja enseñaba a la Reina un poco de técnicas de defensa personal por órdenes del Rey Maitano. — Preparar su cuerpo físicamente por una mejor resistencia, que aprenda movimientos básicos de defensa personal, que use la espada de madera comenzando a acostumbrarse a sostener una en sus manos y las poses adecuadas para no lesionarse indebidamente… — La soldado Tiana se acercó a Virginia, para después inclinarse hacia ella.En ese momento, la mujer pelirroja extendió su brazo y Virgini
Chantelle, estando a solas con el Márquez, comenzó a hablar: — No puedo quedarme mucho tiempo, podrían haber rumores que es mejor evitar, aún así quería verte, Sebastián. — Sonrió la mujer de cabello corto oscuro, posando sus hermosos ojos celestes en ese hombre.Él se acercó hasta Lady Chantelle Lorens y la abrazó. — Te extrañé. — Sonrió él Márquez mintiendo sin titubeo alguno. — Yo también lo hice… — Susurró ella acercando sus labios hasta ese hombre besándole con ternura.Una vez Chantelle se distanció un poco de él, le veía fijamente. — Mi amiga está muy molesta con el castigo del Rey. — Ella se lo ha ganado, más bien, obtuvo menos de lo que realmente merecía; ella hirió el brazo de la Reina. — Sí, pero esa Reina es una indigna y extranjera inútil que desconoce Maita, ¿Vale la pena ser tan buenos con alguien así? — ¿Así, cómo? — Ya sabes, destinada a morir pronto… — Ten cuidado con tus palabras. — La regañó él Márquez. — Si alguien cercano al Rey o la Reina te escuchan h
Un día después, en horas de la noche. La Reina Virginia, recién terminaba de completar sus tareas de clases Maitanas con ayuda como era de costumbre, de Tiana. — ¿Tomará la cena ya, su majestad? — Preguntó la mujer pelirroja recogiendo los libros. — Sí, ya que espero dormir temprano, me siento exhausta con tantas prácticas físicas y clases. — Sonrió Virginia. — Iré a avisarle al mayordomo, vuelvo enseguida. — Decía Tiana yéndose. Virginia terminó de guardar y salió de su salón de estudios. Justo en ese momento escuchó varios toques a la puerta y la Reina posó su mirada azul en esa dirección. Nuevamente bajo la puerta, había un sobre. Virginia lo tomó y abrió de inmediato, ella leyó lo que decía en la carta. No habían muchas palabras en ella, una pequeña oración en la hoja era todo lo que estaba escrito. >> vendré esta noche. Esp
"El señor Jones… Está celoso" "Él no deja de decirme que me ama, que le importo, que le preocupo…""¿Por qué dudo tanto?""Solo debería confiar en este hombre que quiere ayudarme" Pensaba Virginia finalmente bajando su guardia por completo. Él, quien seguía con su cabeza apoyada en el hombro de esa hermosa y joven Gorianita, sintió los brazos de ella rodeando por su espalda, dándole un abrazo. Allen apartó su rostro del hombro de ella, viéndola fijamente a esos hermosos ojos azules como joyas de zafiros. La distancia que separaba sus labios de los de esa Reina, era mínima. Allen Jones, volvió esa distancia nada, besándola con ternura. Virginia abrió sus ojos de par en par sorprendida, ella no esperaba que él cruzara la línea. ¿Por qué ahora lo hacía? Esa era la pregunta fugaz que se cruzó por la mente de la Gorianita. Allen Jones rodeó a Virginia con sus brazos aferrándose a esa mujer aún más. El miedo de aventurarse en lo prohibido invadió a esa joven de diecinueve años, s
Los labios de Allen se alejaron de los de Virginia. El rostro de esa hermosa Reina sonrojado, su sonrisa acompañada de esa dulce mirada de ojos azules claros que se posaban en el Barón que tenía sobre ella. Él posó su mano con delicadeza en la mejilla de Virginia, contemplando a esa mujer que había amado y deseado por más de un año. Finalmente podría hacerla suya. — Allen… — Ella susurró el nombre de él, con una voz llena de cariño. — ¿Si? — Contestó él Barón, ahora besando la misma mejilla de Virginia que recién había acariciado, pero en esta ocasión, bajando lentamente hacia el cuello de ella. — Pensé… Mmm~ pensé… Que no tenía a nadie más… — Comenzó a contar ella con su voz temblorosa así como su cuerpo que sentía las caricias que las manos desnudas que ese hombre le daban. — Creí que tenía que hacerlo todo por mi misma… Yo… — En ese instante, las lágrimas comenzaron a surgir por las comisuras de los bellos ojos de esa Gorianita. Allen Jones se detuvo volviendo a ver a Virgin