4: 00 pm. — Ha sido todo por hoy, su majestad. — Sonrió Tiana, después de pasar dos horas ayudando a la Reina con sus prácticas. La bella extranjera que se encontraba sentada en el piso totalmente agotada, veía hacia arriba a esa guardiana. — ¡Esto es una locura, Tiana! — Exclamó Virginia encontrándose en ese salón amplio y ancho totalmente vacío, el cual tenía las paredes rodeadas de cristales que permitían una excelente claridad. Ahí, bajo una larga alfombra alcolchada para entrenamiento, la mujer pelirroja enseñaba a la Reina un poco de técnicas de defensa personal por órdenes del Rey Maitano. — Preparar su cuerpo físicamente por una mejor resistencia, que aprenda movimientos básicos de defensa personal, que use la espada de madera comenzando a acostumbrarse a sostener una en sus manos y las poses adecuadas para no lesionarse indebidamente… — La soldado Tiana se acercó a Virginia, para después inclinarse hacia ella.En ese momento, la mujer pelirroja extendió su brazo y Virgini
Chantelle, estando a solas con el Márquez, comenzó a hablar: — No puedo quedarme mucho tiempo, podrían haber rumores que es mejor evitar, aún así quería verte, Sebastián. — Sonrió la mujer de cabello corto oscuro, posando sus hermosos ojos celestes en ese hombre.Él se acercó hasta Lady Chantelle Lorens y la abrazó. — Te extrañé. — Sonrió él Márquez mintiendo sin titubeo alguno. — Yo también lo hice… — Susurró ella acercando sus labios hasta ese hombre besándole con ternura.Una vez Chantelle se distanció un poco de él, le veía fijamente. — Mi amiga está muy molesta con el castigo del Rey. — Ella se lo ha ganado, más bien, obtuvo menos de lo que realmente merecía; ella hirió el brazo de la Reina. — Sí, pero esa Reina es una indigna y extranjera inútil que desconoce Maita, ¿Vale la pena ser tan buenos con alguien así? — ¿Así, cómo? — Ya sabes, destinada a morir pronto… — Ten cuidado con tus palabras. — La regañó él Márquez. — Si alguien cercano al Rey o la Reina te escuchan h
Un día después, en horas de la noche. La Reina Virginia, recién terminaba de completar sus tareas de clases Maitanas con ayuda como era de costumbre, de Tiana. — ¿Tomará la cena ya, su majestad? — Preguntó la mujer pelirroja recogiendo los libros. — Sí, ya que espero dormir temprano, me siento exhausta con tantas prácticas físicas y clases. — Sonrió Virginia. — Iré a avisarle al mayordomo, vuelvo enseguida. — Decía Tiana yéndose. Virginia terminó de guardar y salió de su salón de estudios. Justo en ese momento escuchó varios toques a la puerta y la Reina posó su mirada azul en esa dirección. Nuevamente bajo la puerta, había un sobre. Virginia lo tomó y abrió de inmediato, ella leyó lo que decía en la carta. No habían muchas palabras en ella, una pequeña oración en la hoja era todo lo que estaba escrito. >> vendré esta noche. Esp
"El señor Jones… Está celoso" "Él no deja de decirme que me ama, que le importo, que le preocupo…""¿Por qué dudo tanto?""Solo debería confiar en este hombre que quiere ayudarme" Pensaba Virginia finalmente bajando su guardia por completo. Él, quien seguía con su cabeza apoyada en el hombro de esa hermosa y joven Gorianita, sintió los brazos de ella rodeando por su espalda, dándole un abrazo. Allen apartó su rostro del hombro de ella, viéndola fijamente a esos hermosos ojos azules como joyas de zafiros. La distancia que separaba sus labios de los de esa Reina, era mínima. Allen Jones, volvió esa distancia nada, besándola con ternura. Virginia abrió sus ojos de par en par sorprendida, ella no esperaba que él cruzara la línea. ¿Por qué ahora lo hacía? Esa era la pregunta fugaz que se cruzó por la mente de la Gorianita. Allen Jones rodeó a Virginia con sus brazos aferrándose a esa mujer aún más. El miedo de aventurarse en lo prohibido invadió a esa joven de diecinueve años, s
Los labios de Allen se alejaron de los de Virginia. El rostro de esa hermosa Reina sonrojado, su sonrisa acompañada de esa dulce mirada de ojos azules claros que se posaban en el Barón que tenía sobre ella. Él posó su mano con delicadeza en la mejilla de Virginia, contemplando a esa mujer que había amado y deseado por más de un año. Finalmente podría hacerla suya. — Allen… — Ella susurró el nombre de él, con una voz llena de cariño. — ¿Si? — Contestó él Barón, ahora besando la misma mejilla de Virginia que recién había acariciado, pero en esta ocasión, bajando lentamente hacia el cuello de ella. — Pensé… Mmm~ pensé… Que no tenía a nadie más… — Comenzó a contar ella con su voz temblorosa así como su cuerpo que sentía las caricias que las manos desnudas que ese hombre le daban. — Creí que tenía que hacerlo todo por mi misma… Yo… — En ese instante, las lágrimas comenzaron a surgir por las comisuras de los bellos ojos de esa Gorianita. Allen Jones se detuvo volviendo a ver a Virgin
Dulce semana. Noche 1: "No puedo cambiar mi decisión… Debo ser fuerte, debo afrontar de alguna manera esta situación" Pensaba Virginia Wiztan, sentada en un sofá largo de la sala en su habitación. Esa noche de verano, ella vestía nada más que una hermosa bata morada de encaje floreado bastante reveladora, llevando su cabello castaño claro suelto; su piel suave con una delicada aroma a rosas y un ligero maquillaje que la hacia lucir más radiante. Simplemente preciosa. La Gorianita sentía su corazón latir aceleradamente, habían anunciado que el Rey Maitano ya había llegado al castillo de la Reina. Frente a esa joven extranjera, estaba la mesita de noche con una copa con vino y la botella en un costado, así mismo otra copa vacía cercana. Virginia se había encargado de ello, pues su intención era charlar con el Rey. No necesariamente como el Barón Jones le sugirió, si no más bien… Sin mentiras de por medio. "Allen quiere deshacerse de todos los Lamparth…""Significa eso que tamb
1: 00 am. Virginia Wiztan se había quedado profundamente dormida después de estar dando vueltas en la cama con su mente hecha un lío de pensamientos. Ella abrió sus ojos en gran manera cuando despertó alarmada, después de haber tenido una pesadilla. "Sangre… Sangre y gritos… Fuego y sollozos…" Virginia estaba pálida y su cuerpo sudoroso, había tenido un horrible sueño que mezclaba la realidad en su pasado con hechos inexistentes. "Gorian en llamas, mis sirvientes ayudándome a ir a la habitación de seguridad" "Oh… Mamá… Mi querida Madre, la concubina Leticia… La extraño demasiado" "Cuando volví a Gorian, aunque visité su tumba, no fue lo mismo… Nunca pude darle el adiós, como sí pude con papá y mi hermanito Leonardo quien murió incluso en mis brazos" Tras esos pensamientos, el sentimiento de soledad invadió a la ahora, Reina Maitana. Las lágrimas se hicieron presentes deslizándose por las mejillas de esa joven Reina, quien rápidamente las secó al recordar que ese Rey que odiaba
Cuando la Reina abrió sus ojos, despertó adolorida en el sofá largo por dormir tan incómoda. Pensó que ese Rey ya no estaría en la habitación de ella, pero para su sorpresa, al levantarse y dirigirse al anexo donde estaba la cama, ahí se encontraba Lance aún durmiendo. Virginia llena de curiosidad se acercó. "Que extraño… Parece que ya es bastante tarde, ¿Por qué él aún sigue aquí?"Pensó ella sentandose al borde de la cómoda cama. Lance abrió sus ojos lentamente. Él de inmediato se sentó sobre la cama, quedando bastante cerca de su Reina, que lo veía sorprendida. — ¿Qué haces aquí? — Preguntó Lance. — ¿Aquí? ¿Que hago en mi habitación? — Preguntó ella confundida. — ¿Te sientes mal? Lance parpadeó varias veces. — Maldición… Me quedé dormido. — Susurró para si mismo. — Eso te pasa por trasnochar, ahí estabas a la una