El Barón Jones sonrió dulcemente, aún teniendo sus ojos marrones dirigidos en la hermosa Reina de origen Gorianito. — No te preocupes Vini, yo no pienso exponerte, no a ti, jamás haría algo así contigo. — No le puedo creer señor Jones, en la posición en la que estoy, no puedo confiar ni depender de nadie más que de mí misma. — Decía Virginia tensando su rostro. Allen exhaló pasando su mano enguantada por su cabellera rubia. — Entiendo, sé lo que debes estar pensando Virginia. — Comentó Allen, ahora con una expresión bastante fría. Virginia solo había visto esa expresión en ese Barón una vez y fue cuando ella llegó la primera vez cautiva a Maita y ese hombre la vió toda desaliñada y con desprecio hablándole fuerte pero únicamente por las órdenes del Rey. Ella había olvidado ese primer encuentro que tuvo con el Barón Jones, quien en ese entonces hace más de un año atrás, estaba vestido impon
— ¿De… Dejar de… Ser el Rey? — Preguntó Virginia titubeante. — ¿Por qué dice algo como eso Barón? Es… Es su Rey, su amigo. — Decía Virginia tartamudeando. — Era. No lo es más desde que hizo un baño de sangre en la familia Jones todo por su ira descontrolada. — Recalcó Allen molesto. — Pero usted lo traicionó al ayudarme… — Recordó Virginia confundida. — Sabía que había consecuencias y dijo no arrepentirse de ayudarme… — No lo hago, no me arrepiento de ayudarte a ti…pero él pudo castigar al único culpable, que fuí yo. — Allen apoyó su mano en su cabeza suspirando con pesar. — ¿Necesitaba ir al extremo de acabar con mi familia? Fue ahí, cuando realmente supe cómo tú debiste sentirte, tú como la princesa Gorianita, Virginia, a la que le quitaron todo. Virginia apoyó sus manos sobre los fuertes brazos de ese Barón que la retenían de la cintura, ella los fue apartando y en esa ocasión, Allen Jones sí permitió que ella se al
La Reina Virginia iba caminando por el pasillo interno en su castillo. Ella apoyó su mano derecha en el costado del mismo sector de su cuello, justo donde el Barón Jones la había besado con dulzura solo minutos atrás. Virginia hizo una expresión de tristeza. "Él me aconsejó sobre Lady Abril, como… como si realmente la conociera muy bien…" "Por supuesto que lo hace, ¿Cuánto tiempo deben estar viéndose antes de la fiesta de compromiso?" "Seguro, mucho antes de que yo llegara de regreso a Maita…""Él señor Jones no ha hablado de eso ni una sola vez, pero…""¿Qué tanto ha avanzado la relación de él con Lady Abigail Haltón?""¿Qué tan bien la a tratado?""¿Qué tan cariñoso ha sido con ella?""¿Es solo caballerosidad?"Tras esos pensamientos Virginia detuvo sus pasos y volvió a ver por la enorme ventana de cristal en el pasillo
En el castillo del Rey Maitano. — ¿Qué has dicho? — Preguntó Lance quien apenas se dirigía a tomar su almuerzo. — Su majestad la Reina, aceptó una invitación de la concubina Abril para almorzar. — Informó uno de los secretarios del Rey. — ¿Por qué no me lo habían dicho antes? — Su majestad, ha estado muy ocupado estos días con los asuntos del príncipe y el título de heredero. Lance se molestó. — ¡Tienen que decirme todo lo que sucede alrededor de esa mujer! ¡No me importa que tan pequeño sea, hagan bien su trabajo! — Exclamó el Rey tomando otro camino. — Su majestad, ¿Hacia donde va? — Preguntó uno de los mayordomos que acompañaban al Rey. — A ver a mi Reina. — Respondió él seriamente. — Me saltare el almuerzo de hoy, prepara alguna merienda para esta tarde. — Sí, su majestad. — Obedeció el mayordomo retirándose. Los demás guardia
— ¡No me importa si estamos en Maita! — Exclamó Virginia estando aún sobre Abril. — Si tienes a muchos que te respalden, si solo soy una extranjera a la que todos menosprecian… ¡No hables de mi Reino, mi gente, ni familia creyendo que saldrías ilesa! — Gritaba molesta Virginia a Abril. — ¡Quítate! ¡Déjame en paz! — Gritaba Abril. Chantelle quien había estado riéndose, dejó de hacerlo y corrió en ayuda de Abril, en ese instante, Abigail Haltón quien ya se había puesto de pie, la detuvo. — ¡No te metas! — Pidió la hija del archiduque Haltón. Chantelle frunció el ceño y ante la familia que respaldaba a esa mujer rubia, la amiga de la concubina decidió no hacer nada. — Suficiente las dos. — Pidió autoritaria una voz masculina, que ambas mujeres reconocieron de inmediato. Las dos se habían quedado inmóviles y nerviosas. Sabían perfectamente como era ese hombre y no tenían idea de
El carruaje avanzaba y ya había salido del territorio de la familia Real en la capital. Lady Abigail Haltón veía por la ventanilla del mismo. "¿Por qué la Reina me eligió a mí para ser testigo de tan escandalosa escena?"Se preguntó la mujer de cabello corto rizado y rubio exhalando. "Pensé que la Reina podría morir en cualquier momento, esa Gorianita se ve débil, frágil, como alguien que necesita de mucha protección" "Pero la manera en la que atacó a la concubina Abril, no parecía ser de alguien débil" "Escuché que mi prometido la cuidó y protegió cuando ella estuvo cautiva anteriormente en Maita" "He querido ser cercana a la Reina, saber más de mi amado Allen Jones" Sonrió soñadora la hija del archiduque. ••••••••••Mientras eso sucedía, en el castillo de la concubina Maitana, ella platicaba con su mejor amiga y confidente, Lady Lorens. — ¿Cuál es el plan? — Preguntó Abril quien sostenía en su mano una copa de vino intentando dejar de lado el enojo que la invadía. — Sabes
Al día siguiente. — ¡Propongo que se le lleve al castillo del castigo, fuera de la capital! — Decía uno de los hombres en el consejo del Rey, esa mañana. — ¡Estoy de acuerdo! — Exclamó otro. — Es vergonzoso lo sucedido en el harem, su majestad; que una simple extranjera enemiga tratara así a la primera concubina. Lady Abigail Haltón es la hija del duque Brown. — Propongo que se le obligue a disculparse públicamente frente a la concubina Abril Brown y que después se le dé una sanción a la Reina, un mes completo en su castillo sin poder salir de ahí. — Decía más indulgente uno de los ancianos del Reino. El Rey Lance Lamparth, quien escuchaba con aburrimiento las quejas y absurdas proposiciones de su gente, se levantó de su trono, en ese instante todos guardaron silencio en el gran salón del consejo Real Maitano. — ¿Qué piensas tú qué debería hacer? — Preguntó el Rey a su consejero principal.— Lo que sea que su majestad haga, me parece que será lo más justo. — Respondió, el Barón
Encerrada. Sin el apoyo o favor del Rey. Sin importar a quien buscara utilizar siempre estaría en desventaja por ser una extranjera. Un Reino entero que la degrada y la odia. Virginia Wiztan se había quedado el día entero en su habitación, ella no quiso salir, recibir sus lecciones con el profesor de clases Maitanas y tampoco comió. Para los sirvientes era evidente que era una protesta por parte de la Reina. Para los nobles solo era una dramática que hacía un berrinche. Pero solo para un hombre… Ella fue injustamente sancionada. …..11: 00 pm. En la habitación de la Reina, Virginia intentaba dormir en su cama, su estómago hacia sonidos pidiendo que alimente su cuerpo, mismo el cual estaba débil al pasar el día en ayunas. Sin embargo, la joven Gorianita no pensaba tomar nada de la cena que fue entregada y dejada en el