Lea cae en los brazos de Paula y llora, llora desconsolada por su infortunio y por la felicidad que siente en este momento al encontrarla, ella, Paula es como una brisa fresca en medio del calor que la asfixia y una especie de bálsamo para el dolor que siente. Sabe que la consolará y eso, no solventará sus problemas, pero le ayudará a hacerlos mucho más llevaderos. Paula la aprieta contra su pecho en una actitud no solo protectora sino cariñosa tratando de que ese gesto la consuele, pero Lea lleva acumulado el dolor, la angustia y el miedo, lo que le hace imposible dejar de llorar. Sin embargo no todo ese llanto es de sufrimiento también de sus bellos ojos brotan lágrimas de felicidad por haberla encontrado. Lo que espera es que no le de la espalda y que ese abrazo que siente tan fraternal sea de mentira ya que su “supuesta amiga” de la infancia: Sara, la ha ignorado por completo. — Mi niña, si continúas llorando de ese modo tendré que llamar una ambulancia – expone la hermosa mujer
Gretta tiene muchas ganas de lanzar el teléfono por la ventana de la habitación donde se encuentra recluida su madre. El plan va según lo acordado, pero al saber que Andrés no ha podido llevarse a Lea su paciencia la traiciona y quiere gritar, sin embargo guarda con mucha dificultad la compostura frente a Mariah que gime al lado de Mildred leyendo un pasaje de la biblia.La chica (ya no tan chica) grosera pone los ojos en blanco ya que sabe perfectamente que su madre está fingiendo absolutamente cada síntoma ya que es una actriz frustrada.— Me gustaría saber qué fue lo que sucedió para que Mildred llegara a este estado – mira a Gretta que hace una mueca de falso arrepentimiento.— Mariah, sabes perfectamente del respeto que le tengo a la familia Del Toro – la mujer mayor asiente con una sonrisa, extiende la mano hacia la arpía —, pero también es de tu conocimiento mi amor por Damián – el rostro de Gretta es todo vergüenza —, ayer cuando paso lo que pasó en el restaurante, en la noc
Lea degusta con emoción los alimentos servidos en la gran mesa del suntuoso restaurante donde se encuentra acompañada de Paula que es más un ángel de la guarda para ella que cualquier cosa, las mujeres a su alrededor la miran como si fuese un extraterrestre ya que ordenó de todo un poco: pollo al queso, salmón ahumado con patatas fritas, carne magra y ensalada césar para acompañarlo todo con un litro de gaseosa.Dados los acontecimientos del día anterior casi no comió nada y anoche igual que esta mañana solo probó un poco de café muy azucarado. La panza le dolía y sentía mucha debilidad porque su cuerpo ya le estaba pidiendo alimento. una de las mujeres (la que tiene al lado derecho ya que Paula se encuentra mirando el teléfono del lado izquierdo) la exhorta.— Creo que con todo eso engordarás… querida – Lea levanta la cara del plato con un poco de salsa en los labios —, deberías… comer un poco más balanceado – la mujer le pasa una servilleta con poco más que asco para que se asee la
El guardia hace espacio para que los jefes pasen sin ser fotografiados, el túnel improvisado sirve de tapadera para que los paparazzi se confundan ya que esperaban como siempre que Damián saliera dando declaraciones y que su abuelo las desmintiera o en el peor de los casos le siguiera el juego, pero hoy no fue de ese modo razón por la cual los medios se encuentran más atentos a sus movimientos.Ingresan al vehículo blindado con los vidrios tintados; Mauricio con la rabia bulléndole por dentro al leer en su laptop las vastas noticias de un escándalo en la familia Del Toro y Damián lamentando el error cometido con Gretta y ahora Lea debe pagar las consecuencias de acciones que no son de ella.— ¿Pero qué es esto? – dice el viejito en voz alta y Damián se acerca — ¿estas son Lea y Paula, verdad? – se miran al mismo tiempo y regresan a la pantalla.— “El par de mujeres se encuentra detenida en la comisaría por el delito de daños a propiedad privada” ¿qué? – grita Damián — ¿mi cuñada d
Harold empuja al sujeto con la cámara, pero es fotografiado por una docena más, uno de sus guardaespaldas lo detiene haciéndole ver el escándalo y cierra los ojos por un momento, respira profundo sosegándose o al menos tratando de hacerlo.Con dificultad, esquivando el montón de intrusos con cámaras y micrófonos ingresa al recinto policial, pero en la puerta de cristal tintado antibalas lo intercepta un hombre vestido como agente policial. Harold pone los ojos en blanco y respira profundo, de nuevo.— ¿En qué puedo ayudarle ciudadano? – está tentado a decirle que no le importa, pero este caballero le brinda una sonrisa que parece sincera y no de indulgencia como los paparazzi —. Pase por aquí por favor – lo dirige a una pequeña oficina que parece un cubículo donde apenas caben los dos.Le ofrece asiento y este lo toma sin poder esconder la sonrisa de agradecimiento, no se considera un hombre con mal humor diferente a Albert e incluso a Damián que se ha criado también como su hermano
Alguien grita: “reo libre” y Lea corre con más ahínco al escuchar y va tropezando con las personas a su alrededor, pero con la suerte de que no saben quién es, hasta que alguien la reconoce señalándola como el “reo”. No sabe de dónde saca la agilidad de trepar por las mesas y escritorios, pero se les dificulta sobremanera poder atraparla.La viscosidad en su ropa que aún no seca le hace más sencillo escurrirse entre las manos de los hombres (que ahora son muchos), antes de saltar de un escritorio toma una gran porción de carpetas y las lanza hacia sus agresores, uno de ellos se parquea de frente a ella para sujetarla cuando salte y no lo hace. Baja por el lado contrario a gatas por entre las piernas de los otros que luchan por quitar las carpetas de sus rostros.Suena una alarma y el caos reina en el recinto en el momento que una llave cae al piso y ella la toma. Abre dos rejas más, pero la tercera es otra llave y lo deja de lado. Sale un hombre enorme del calabozo y ella lo mira pidie
Dos días antes…Gretta llora desconsolada en la sala de espera que se halla fuera de la habitación donde está recluida su madre. Lleva más de cuatro horas y media sentada en esa incómoda silla derramando lágrimas, y desviando las llamadas de un Andrés irritado por estar encerrado en una celda.El hombre fue descubierto usurpando no solo la vestimenta sino el lugar de uno de los agentes el cual encontraron atado y amordazado en uno de los cubículos donde se guardan los artículos de limpieza, en el momento que el pobre hombre fue rescatado, señaló a Andrés Navarro como su agresor.— No es buen momento – responde de mala gana ya que lo último que desea es hablar con él — estoy con mi madre en la clínica…— Pues lo siento mucho por la señora Stanford, pero este servidor está encerrado en una celda y sabes que soy un alma libre, cuando me encuentro estresado comienzo a cantar como un pajarito… cariño – Gretta se siente acorralada también, pero no se puede permitir ser descubierta por el
Damián pierde el conocimiento y Mauricio lo sostiene con dificultad dada la altura y complexión del personaje. Gretta grita ante la impresión.— ¡Dios mío Damián! – ayuda al hombre mayor a sostenerlo, pero pesa demasiado para ellos y las sillas se encuentran lejos — ¡auxilio, ayuda por favor! – la chica (ya no tan chica) se siente desesperada porque no solo su madre se encuentra mal sino que ahora su futuro esposo – sonríe ante el solo pensamiento – también está enfermo.Un par de médicos seguidos de un hombre vestido completamente de blanco que empuja una silla de ruedas ayudan a sostenrlo mientras lo acomodan en la silla, la cual le queda pequeña según piensa Mauricio con un dejo de ironía.— ¡Doctor! – se refiere al hombre vestido con un traje azul — ¿qué tiene mi muchacho? – las manos del viejito lindo tiemblan y su voz rota conmueve al hombre.— Por ahora es un simple desmayo, pero lo vamos a atender y se aliviará – expresa el médico como si estuviese hablando como un niño —