Hola preciosuras, aquí estoy de nuevo. Las cosas se ponen interesantes desde ahora... ¡Descubrámoslo!
—¡Lea cálmate! – le dice un Damián completamente confundido por la información que Lea le acaba de proporcionar — ¿estás segura de que dijo Gretta?—¿Qué si estoy segura? – ya su tono no es de susto sino de enojo — ¡¿qué si estoy segura?! – Damián aparta el teléfono de su oído — ¡pues claro que estoy segura Damián! ¿por quien coño me tomas?Su abuelo alza las cejas en una pregunta tácita y él solo resopla negando hacia él. No es de mucho pensar, pero esto si que le causa una muy mala impresión ¿qué gana Gretta con enviar dinero a Málaga?—¡No grites, no seas grosera! – escucha el resoplido inconforme de la chica — voy para allá, por lo pronto no hagas nada por favor… solo espérame – mira a Mauricio — lo siento abuelo, pero creo que la conversación tendrá que esperar un poco – el hombre mayor asiente — espero que no te importe – le sonríe paternalmente.—Descuida hijo, cualquier momento es bueno para saber verdades y secretos – arruga la frente y Mauricio admira el gesto reconocién
— ¡No Damián, no quiero hacer esto! – la mente del aludido queda en blanco frente a esa declaración.— ¿El qué? – indaga sin saber que tanto le costará asimilar lo que le viene.— ¡Esto! - - gime una lea ya vestida y con la respiración entrecortada — no puedo hacer esto porque no quiero acos… - se detiene de súbito cayendo en la cuenta que lo sucedido fue muy real e incluso tangible.— ¡Lea! – intenta acercarse y se detiene, no desea asustarla más aunque él se encuentra bastante espantado por lo sentido y disfrutado antes —. Eso no… no volverá a pasar lo prometo, fue mi error – ella lo mira asintiendo con lágrimas en los ojos ya que ella no lo ve de ese modo —, no volverá a suceder nada como esto, solo nos apegaremos al plan ¿vale? – camina hacia atrás para tomar asiento como niño bueno en el sofá, traga saliva al borde del desespero por la negativa de ella.— Es que no quiero ser parte de su… ella no es buena persona, lo presiento y si le pasa algo a alguno de mis tesoros no sé
La expresión de Damián es casi de terror al mirar el atuendo de Lea, su horrorosa ropa de camionero le quita la belleza y de ese modo no saldrá con él.— ¿Qué? – inquiere ella ya incómoda frente al escrutinio del hombre que tiene enfrente — ¿qué pasa? Parece que viste un fantasma – se acerca a él y este se retira como si en realidad hubiese visto uno.— ¿Qué demonios traes puesto, mujer? – Lea mira su atuendo llevando la vista hacia abajo y pone los ojos en blanco ante la pataleta de Damián.— ¡Pues ropa genio! – resopla como si fuese un caballo, este hombre no es tan inteligente — ¿qué no ves? – se muestra ante él desfachatada y no puede hacer más que restregarse la cara porque se ve espantosa.Lea es hermosa, pero usa ropa horrenda y de mal gusto. Damián no sabe si reír o llorar ante el aspecto que tiene con unos vaqueros desgastados que tienen por lo menos dos tallas más que la de ella y esa camisa a cuadros horrorosa con la que asemeja un camionero.¡Parece indigente con ese p
— ¡Oye, loca! - le grita Damián — ¿quieres matarme? – ella gruñe mirando su cuerpo doblado hacia adelante.Recuerda sus momentos en Cuba cuando jugaba en la calle con los amigos de su barrio a la pelota y ella se veía como un chico más de cabello corto y uñas mugres, ya había olvidado lo mucho que extrañaba su tierra, sus vecinos, su gente. Esa vida que aunque se daba con suma estrechez le hacía mucho más feliz que la de ahora; ahogada en deudas, con una madre enferma y la abuela agotada y sin recursos para mejorar.Y ella estropeando la única oportunidad de hacer dignamente felices a sus tesoros golpeando lo que se podría decir “la gallina de los huevos de oro”.— Lo… lo siento – sorbe los mocos escurriéndolos en el brazo de manera muy desagradable — es... – suspira profundo para detener las lágrimas que quieren salir de sus bonitos ojos — que no sé… tal parece que he nacido para joder todo y ahora tú me ofreces la… - suspira de nuevo y ya él se siente incómodo porque no sabe có
Damián espera pacientemente sentado en el elegante sofá de la tienda femenina donde llevó a una Lea contrariada con tanto lujo y confort. La dependienta lo ha mirado con tanto deseo y lujuria que ya se siente un poco alterado por la insistencia. — No entiendo que le sucede a esa mujer – dice en un resoplido captando de nuevo la coquetería de la chica — ¿no se ha dado cuenta que estoy acompañado? – se propina un puñetazo imaginario al percatarse de sus propios pensamientos.Y entonces se dedica a mirar disimuladamente a la pelirroja que espera pacientemente en la puerta del probador a que Lea salga con el vestido puesto. No puede negar que la mujer está bastante agraciada sea natural o no, eso nunca le ha importado a la hora de encontrarse sexualmente con alguna mujer por ahí. No es tan caballero, pero se considera un gran admirador de la belleza femenina y esa pelirroja es una muestra de lo bellas que pueden ser las mujeres. Sin embargo al ver salir a “su futura esposa” del fulano p
Los días siguientes fueron de locos entre más ropa, zapatos, la peluquería y joyas… muchas para su gusto, Damián le ha conseguido un apartamento bellísimo, amoblado con un gusto exquisito y las vistas… ¡Uff!— ¡Es precioso! – cubre su boca con las manos mientras el hombre teclea en su teléfono y gruñe como perro — ¿qué sucede? – la mira y sonríe preocupado observándola con la cabeza ladeada — ¿qué, tengo un grano o algo? – niega.— Almorzaremos con unos socios de la empresa, mi madre, el abuelo y una prima que es un grano, pero el culo – ella sonríe sin dar crédito a lo que acaba de escuchar, Damián cae sentado en sofá restregándose la cara — esto es obra de mi madre, de seguro ya sabe lo que paso con Gretta y está molesta – refunfuña.— O simplemente es una cena de negocios sin trucos – dice para calmarlo.— Es un almuerzo Lea, no una cena – pero ella se encuentra aturdida mirando el trozo de piel que se expone al estar abierta su camisa y él lo nota — ¡eh tú, pervertida! – lo
— Como ordene madame – expresa de manera teatral aun sin comprender el margen de locura que padece la mujer con la que va a casarse.Sin embargo decide que no hará ningún comentario al respecto para que el menudo, pero peligroso monstruo que vive dentro de ella no aflore en este momento.— ¡Gracias! - le responde con dulzura, como si nunca lo hubiese insultado y dejado tirando hablando solo como un perfecto tonto —. Ya estoy lista para irnos – dice mirándolo guardar los alimentos en la despensa y en el refri — se te da muy bien ser amo de casa – suelta junto con una risita de chocolate.— Tengo mis momentos – hace un movimiento graciosos con las cejas arriba y abajo — en un salto nos vamos, apenas termine – toma las bolsas y las arruga dejando en la encimera unas naranjas.— Muy bien “novio” – se siente muy bien al decir esa frase — cuando quieras – Damián entrecierra los ojos hacia ella sin poder evitar pensar que definitivamente le falta un tornillo.Lea observa sin perderse
El caballero en cuestión queda paralizado en medio del desastre que ostenta una vidriera hecha añicos, productos costosos derramados en el piso, una silla de barbería hecha pedazos, el hombre más cotizado del momento y lo más impresionante a sus ojos… la mujer quizás mas bella que haya visto en su vida.“Y vaya que he visto muchas mujeres por aquí”, piensa mientras pasa su castaña mirada por la figura pequeña, pero bien formada de Lea.— ¡Buen día señores! – estira la mano hacia Damián sin apartar la mirada de la mujer que tiene sujeta por la cintura —. Permítame presentarme: - dice con una sonrisa lobuna en los labios y Damián lo nota — Michael Patricks para servirles – el aludido aprieta con más fuerza de la debida la mano del susodicho.— ¿Para servirle a quien Patricks? – el sujeto mira a Damián con ojos muy abiertos saliendo del estupor — porque que sepa yo soy el del dinero y ella… es mía – marca el terreno casi meandola encima.— Me disculpo caballero, pero me ha llamado mu