LILY BENSONMe quedé observando el techo de la habitación que Monet me había ofrecido. Su casa era tan hermosa como ella, además de que era reconfortante y cálida, un refugio que te mantenía ajeno al resto del mundo. No había logrado pegar ojo en toda la noche. Desde que el señor B me pidió que lo buscara en la bodega abandonada, una tormenta de emociones había ocupado mi mente. ¿En verdad asistiría a esa cita? El peligro que él irradiaba era innegable, pero también lo era la atracción que sentía hacia él, algo tan fuerte como perturbador.Monet, ajena a sus pensamientos, entró con dos tazas de café y se sentó al borde de la cama.—Lily, ¿vas a quedarte así todo el día? —preguntó, entregándome la taza.—Lo estoy pensando —murmuré, aceptando el café con una sonrisa débil.—Por favor, no me digas que sigues dándole vueltas a lo de Bradley. Ese hombre es un parásito, y tú mereces algo mejor. —Monet dejó escapar un suspiro, mirándome fijamente con esa mezcla de preocupación y dureza que l
LILY BENSON—¡Te quejas de que yo cambié, pero no te das cuenta de que tú también lo hiciste! —gritó Bradley obligándome a regresar mi atención hacia él—. ¡¿Te crees muy santa?! ¡¿Te consideras una mártir porque yo me enamoré de Rebecca?! ¡Mírate en un puto espejo! ¡Tú me traicionaste con este hombre! ¡Eres una zorra que juega a sentirse dama! ¡¿Con qué cara quieres reclamarme algo?!Por un momento vi a Bradley llena de lástima. Gritaba y pataleaba cuando aún estaba amarrado, con el rostro magullado intentaba sonreír lleno de ira. Cerré los ojos por un momento, mientras sus palabras se juntaban en el mismo costal donde guardaba todos sus comentarios hirientes y egoístas.La rabia empezó a bullir en mi corazón y aunque en un principio quería abofetearlo, mi mano se convirtió en puño, el cual terminó en su nariz, haciendo que se fuera hacia atrás con todo y silla cayendo al sueño dejante de las miradas sorprendidas de ese par de hombres que lo custodiaban. Pensé que Ethan estaría igual d
LILY BENSONMe llevó hasta el interior de la enorme mansión, dándome cuenta de que era mil veces más costosa que la de Bradley.—Desde ahora vivirás aquí, conmigo… y deberás de acatar reglas para que esto funcione —sentenció con tranquilidad como si fuera algo cotidiano.—¿Reglas? —pregunté incómoda, cruzándome de brazos, pensando en darle el beneficio de la duda. ¿Qué reglas podrían ser? ¿No escuchar música fuerte después de las diez de la noche? ¿No hacer fiestas cuando el salga a un viaje de negocios?—La primera es no hacer preguntas, es más para tu propio beneficio, créeme —contestó con seriedad y entornó su mirada al clavarla en mi rostro, midiendo mi posible respuesta.Entreabrí los labios, pensando en romper justamente la primera regla y bombardearlo de preguntas, pero entre más lo pensaba, más lo entendía, un hombre como él de seguro tenía secretos que no planeaba dejar que descubriera y eso fue como una puñalada directo al corazón. De pronto risas infantiles rompieron mis pen
LILY BENSONEn la primera oportunidad que tuvieron Alex y Max corrieron emocionados hacia el jardín para jugar. Observé a los gemelos desde la ventana y mi sonrisa se ensanchó al escucharlos reír, parecían cachorritos brincando y rodando por el césped. Pronto sentí la presencia de Ethan a mi lado. No sabía cómo lo hacía, pero siempre parecía llenar la habitación con su mera existencia.—Son un par de tornados de energía, ¿nunca se cansan? —comenté intentando ignorar mi piel erizada y mi dificultad para respirar. Ese hombre me hacía colapsar cada vez que lo tenía tan cerca. Ethan se cruzó de brazos, con esa mezcla de desinterés estudiado y orgullo paternal.—Son tercos y de carácter difícil. —Una sonrisa ladeada curvó sus labios, pero se desvaneció tan rápido como rodara los ojos—. Rebeldes y sin miedo a los castigos. —Suena a qué se parecen mucho a ti… —susurré dirigiendo mi mirada hacia Ethan, quién de inmediato entornó los ojos, en el fondo victorioso de que sus hijos se parecier
LILY BENSONEn cuanto estuve sola, dejé caer mi cuerpo sobre la cama, sintiéndome pequeña en medio de todo ese lujo. Las emociones se agolpaban en mi pecho: euforia, miedo, incredulidad. Era abrumador pensar que alguien me valorara de esa manera, pero al mismo tiempo, todo estaba sucediendo demasiado rápido.Saqué mi teléfono y marqué el número de Monet. Necesitaba hablar con alguien que me trajera de vuelta a la tierra.—¿Lily? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —preguntó Monet al responder—. De repente desapareciste como si la tierra te hubiera tragado. —Monet, tengo que contarte algo —dije nerviosa. —Creo que me voy a casar.Un silencio cargado se prolongó por unos segundos antes de que Monet estallara. ¡Ya sabía yo que la noticia no le iba a gustar!—¡¿Qué?! ¿Con quién? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Te golpeaste la cabeza o algo así? —Cada pregunta salía más alterada de su boca.Me mordí el labio antes de responder.—Con Ethan Blackwood. —El silencio se prolongó, solo podía escuchar su respiración. ¿
LILY BENSONLa voz de Monet seguía resonando en el altavoz de mi teléfono mientras trataba de convencerme de que había perdido la cabeza. Me recosté en el sillón de la habitación, mirando el techo y suspirando. En eso, una suave pero decidida serie de golpes en la puerta me sacó de mis pensamientos.—Monet, te tengo que colgar. Nos hablamos después, ¿vale? —dije, cortando la llamada sin esperar respuesta.La puerta se abrió lentamente, y dos pequeños pares de ojos brillantes se asomaron con una expresión de inocencia. Max y Alex entraron caminando despacio, con las manos entrelazadas a su espalda y sonrisas que podrían derretir hasta el corazón más duro.—¿Qué pasa, chicos? —pregunté tratando de sonar amable y relajada.—Tenemos sueño… —dijo Alex, alargando la palabra como si estuviera cargada de dramatismo—. Es hora de nuestra siesta de la tarde.—¿Ah, sí? —respondí con una ceja levantada. No parecían para nada cansados.Max asintió con energía.—¿Podrías arroparnos? —preguntaron al
LILY BENSONLa expresión de Ethan dejaba claro que no aceptaría un «no» como respuesta y los niños, que al principio iban riendo detrás de él, comenzaron a disimular su preocupación conforme nos alejábamos de su cuarto. Ethan cruzó el umbral de nuestra habitación y me depositó con mucho cuidado en la cama, fue entonces cuando me percaté de lo fuerte que era, pues no parecía que le hubiera costado levantar mi peso. Giró ligeramente hacia los gemelos cuando estaban dispuestos a acercarse. Parecían apenados y la alegría de sus rostros había cesado.Ethan no tuvo que levantar la voz, pero la frialdad con la que los vio hizo que los pequeños bajaran la cabeza. Fue entonces cuando intenté interceder. —Ethan, está bien. No pasó nada… —No terminé la frase cuando él habló:—Habrá consecuencias. —Su voz retumbó en la habitación causando eco. Los niños apretaron los labios y lo vieron con determinación, aceptando lo que vendría. —Por favor, son niños, solo fue una travesura, estoy bien —ins
LILY BENSONSu sonrisa se volvió aguda y seductora, entornó los ojos dándole un aspecto más felino antes de que su boca se posara sobre la mía, al principio solo siendo una suave presión, una manera sutil de ejercer su dominancia sobre mí, pero cuando su boca invadió la mía y sus dientes comenzaron a morder mis labios, fue como si estuviera succionando mi alma y yo estaba más que dispuesta a dársela.Sus dedos se enredaron en mi cabello, apresándolo con fuerza, manteniéndome quieta para él. Cuando su boca se alejó, sus ojos disfrutaron de mis mejillas sonrojadas y mis suaves jadeos que suplicaban por más.—Si no eres una buena niña, tendré que enseñarte a obedecer —susurró con