Capítulo 15
Jenna

Después de cruzar esa breve mirada con Hugo, tuve que bajar la cabeza ya que no me atrevía a seguir mirándolo. La reunión no duró mucho y después de ese anuncio cada uno regresó a su puesto de trabajo. Yo salí de la sala de juntas lo más rápido que piernas podían porque no quería cruzarme a Hugo ni mucho menos tener que dirigirle la palabra.

Al final mí temor más grande se había confirmado y ahora tendríamos que vernos las caras todos los días. Lo peor de todo es que, sí el señor Fausto se retira, eso significa que yo tendré que ser la asistente de su hijo.

Una vez que crucé la puerta de mí oficina me dejé caer sobre el pequeño sillón que hay dentro mientras me cubría el rostro con las manos. Aún no entendía porque me estaba pasando todo esto, incluso llegué a pensar que se trataba de un castigo del cielo.

Minutos después, escuché que abrieron la puerta y la imagen de Dina apareció frente a mí.

—¿Dónde estabas? ¿Por qué demoraste tanto? —le pregunté.

—El señor Fausto me llamó a
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