JennaDespués de cruzar esa breve mirada con Hugo, tuve que bajar la cabeza ya que no me atrevía a seguir mirándolo. La reunión no duró mucho y después de ese anuncio cada uno regresó a su puesto de trabajo. Yo salí de la sala de juntas lo más rápido que piernas podían porque no quería cruzarme a Hugo ni mucho menos tener que dirigirle la palabra. Al final mí temor más grande se había confirmado y ahora tendríamos que vernos las caras todos los días. Lo peor de todo es que, sí el señor Fausto se retira, eso significa que yo tendré que ser la asistente de su hijo.Una vez que crucé la puerta de mí oficina me dejé caer sobre el pequeño sillón que hay dentro mientras me cubría el rostro con las manos. Aún no entendía porque me estaba pasando todo esto, incluso llegué a pensar que se trataba de un castigo del cielo. Minutos después, escuché que abrieron la puerta y la imagen de Dina apareció frente a mí.—¿Dónde estabas? ¿Por qué demoraste tanto? —le pregunté.—El señor Fausto me llamó a
Hugo Me quedé parado en medio del estacionamiento viendo como su automóvil se alejaba de allí. Me sentía como un reverendo imbécil por haber dejado pasar tantos años lejos de mí hija. Es lógico que Jenna no quiera escucharme ni tampoco quiera que me acerque a ellas, pero como hago para demostrarle que estoy arrepentido, cómo hago para que me perdone y me dé otra oportunidad.Solté un suspiro pesado mientras me daba la vuelta para regresar a mi vehículo, me sentía derrotado al no saber qué hacer, y entonces, cuando levanté la mirada me encontré con mi padre, el cuál estaba frente a mí mirándome con el ceño fruncido.—Papá, ¿cuando llegaste? —le pregunté esperando que no haya presenciado esa situación.—Justo en el momento en el que estabas discutiendo con Jenna. Me vas a decir, ¿qué es lo que está pasando? ¿Por qué ella estaba tan furiosa contigo? —bajé la mirada hacia mis manos sin saber por dónde comenzar. No sabía cómo decirle a mí padre que tenía un cretino cómo hijo, pero tampoco
Hugo Después de confesarles la verdad, se generó un silencio incómodo que solo era interrumpido por el llanto de mí madre. Pasado unos minutos ella limpió sus lágrimas y luego esbozó una tierna sonrisa mientras sujetaba la mano de papá.—No puedo creer que la pequeña Sky sea mi nieta —pronunció emocionada —. ¿Entiendes lo que ésto significa, Fausto? Tenemos una nieta, una hermosa y maravillosa nietecita —le dijo a papá mientras este dejaba un beso sobre su mano.—Así es, mi amor. Ya somos abuelos —le respondió con una sonrisa.Ellos se abrazaron un momento y después mamá levantó la mirada hacia mí con una expresión de enojo en su rostro.—Y tú, óyeme bien. Más te vale arreglar todo este problema cuánto antes porque yo no voy a aceptar estar alejada de mi nieta por mucho más tiempo, ¿me oíste? —el tono de mi madre se oía amenazante y hasta incluso, papá tuvo que abrazarla para que se tranquilice.—Cálmate, mi amor. Estoy seguro que Hugo sabe muy bien que hacer —él me lanzó una mirada a
JennaA la mañana siguiente decidí ir al trabajo mientras una idea no dejaba de rondar en mi cabeza desde anoche. Después de pensarlo durante horas, había decidido renunciar a la compañía si la situación con Hugo se complicaba, y a pesar de que necesito el trabajo, prefiero marcharme antes que estar en medio de un ambiente hostil. Aunque primero tengo que organizarme y ver qué puedo hacer después de que renuncie, ya que debo pagar la renta y el colegio de Sky. Por lo pronto seguiré trabajando unos días más aquí y luego buscaré empleo en otras compañías. El resto de la jornada me limite a hacer mis tareas y casi no salí de mi oficina. Afortunadamente, Hugo no parecía estar en la empresa puesto que, no lo había visto en toda el día. Cuando llegó la hora de recoger a Sky fui directamente hacia el kinder y una vez que emprendimos el camino a casa, me dí cuenta que había olvidado mí teléfono en la compañía. —¡Demonios, olvidé el teléfono! —exclamé dando una vuelta en u.—Mamá, no debes
JennaTraté de contener el llanto para no preocupar a Sky, pero lo cierto es que estaba tan molesta, dolida y asustada que no sabía qué hacer. Después de dejar la compañía conduje directo a casa, y una vez que llegamos, dejé a Sky en la sala mirando su programa favorito, mientras que yo me encerré en el baño para tratar de tranquilizarme un poco. Luego de llorar en silencio durante algunos minutos, lavé mí rostro con agua fría y regresé a la sala para ver qué estaba haciendo mí niña.Fui hacia el sofá en donde estaba ella y después de sentarme a su lado, la rodeé con mí brazo apoyando su cabecita sobre mí pecho.—Mamá, ¿por qué te enojaste tanto con ese señor? ¿Él no te agrada? —me preguntó mirándome con sus grandes ojitos.—No es eso, pero hay cosas que ocurren entre los adultos, que los niños no pueden comprender.—No entiendo lo que dices, mamá, pero a mí sí me agradó ese señor.—Está bien cariño, ya no hablemos más de eso. Iré a cambiarme de ropa, ya regreso.Fui a mí habitación y
Jenna Anoche después de meditarlo bien, tomé la decisión de presentar mí renuncia a la compañía porque ya no puedo seguir trabajando en el mismo lugar que ese hombre, mucho menos, después de haberse acercado a mí hija sin mí consentimiento. Durante la mañana, después de dejar a Sky en su escuela, fui hacia la compañía con la carta de renuncia en la mano dispuesta a ponerle un punto final a esta situación. Lo primero que hice fue ir directamente hacia la oficina del señor Fausto, pero para mí desgracia, él no estaba allí. Entonces, cuando volví a salir de la oficina, me encontré de frente con Hugo, el cuál venía saliendo del ascensor.—¿Está buscando a mí padre, señorita Taylor? Él no vendrá a trabajar hoy. Lo que necesite hablar con él, puede decírmelo a mí —apreté los dientes de la rabia al ver lo cínico que es.—De acuerdo, entonces, vengo a presentarle mí renuncia —saqué del bolso el sobre que contenía mí carta de renuncia e inmediatamente lo extendí hacia él.Al oír con la firm
HugoJenna me sujetó de los brazos mientras un par de lágrimas se deslizaban por su hermoso rostro acongojado.—¿Dónde crees que pueda estar? —preguntó desesperada.—Es solo una corazonada, pero creo que puede estar en el parque. Tú quédate aquí con la maestra por si la encuentran y yo iré a ver si está allá. Me dí la vuelta en dirección al automóvil sintiendo que ella me sujetó del brazo evitando que me fuera.—Iré contigo. No puedo quedarme aquí sin hacer nada —asentí a sus palabras e inmediatamente le abrí la puerta del vehículo para que se subiera —. Señorita Lily, si la encuentran, llámeme de inmediato —le dijo a la muchacha y después se montó al carro.Jenna y yo fuimos hacia el parque siguiendo mí corazonada sin saber si ésta era cierta o no. En cuanto llegamos, dejé el automóvil estacionado a una orilla de la calle y luego ambos corrimos hacia el sector del parque en donde solía haber una estatua de un tigre. Al llegar al sitio donde yo solía jugar de pequeño, ví que no se p
JennaDejé a mi bebé en su cama, la arrope bien y después de darle un beso en la frente, regresé a la sala donde me esperaba Hugo. No voy a negar que estaba nerviosa y un poco temerosa por tener que enfrentar esta situación, pero tampoco puedo seguir huyendo de él toda mi vida.Al llegar ahí, lo ví mirando las fotografías de Sky que están dispuestas sobre la pared de la sala. Él no había notado mi presencia debido a que estaba de espaldas, y por eso tuve que aclarar la garganta para llamar su atención. Al escucharme, inmediatamente se giró en mi dirección y entonces le pedí que tomara asiento.—¿De que querías hablarme? —le pregunté sentándome en el sillón que estaba frente a él.Hugo bajó la mirada hacia sus manos, al parecer estaba nervioso y no sabía por dónde comenzar.—Jenna, ésto no es fácil para mí y entiendo que para ti, lo es mucho menos; pero quiero que sepas que estoy muy arrepentido de lo que hice. Lamento haberme comportado como un bastardo en aquella oportunidad. También