Había sido una tarea titánica, pero nada que Lucy Hunter no pudiera conseguir. Ella, Giselle y Lilly estaban sentadas en el despacho de la casa, dejando que las peinaran y maquillaran para el día más importante de la familia Hunter en mucho tiempo.
Lo mejor de todo era que aquella mujer había terminado de dejar en su lugar a su suegra y ahora la mujer hasta estaba acompañando a su único hijo para entregarlo en el altar. Las chicas no podían sentir más admiración por quien sería su suegra y que hasta ahora las aconsejaba como una madre.
—¿Y los muchachos consiguieron ponerse de acuerdo? —le pregunta Lilly acerca de quién la entregará, porque hasta el día antes aún no lo conseguían.
—No, así que me tocó poner orden —las mira a través del espejo instalado para la ocasión y pone esa expresión que tanto les gusta a las chicas—. Luego de una palmada en la nuca a cada uno, les dije que los dos lo harían.
—Era tan sencillo, pero ellos prefieren pelear —se ríe
Afortunadamente, Evan es casi tan alto como ellos, así por tamaño no se intimida. El primero en hablar es Max.—Senador Idiota… —murmullos se oyen entre los presentes, por el tono de voz desafiante y el insulto, pero Evan solo sonríe—, te entrego un brazo de mi madre, con la clara advertencia que debes hacerla feliz, porque esta mujer no merece menos que eso.«Cada lágrima que le provoques, que no sea de felicidad, será un puñetazo en tu linda cara de niño pende…—Max… —le dice Lucy en tono de advertencia y Max se aclara la garganta.—Bueno, ya sabes, esa es la advertencia. Pero en verdad me hace feliz que seas tú quien llegara a alegrarle los días, ¡si hasta dejó de regañarme desde que apareciste!Max le da un abrazo, de un amigo a un amigo y luego toma la mano de su madre para dársela a Evan. Lue
Hacía cuatro días que Evan y Lucy se habían ido a su luna de miel a Hawái, con el encargo de que siguieran buscando al hijo de Megan.Max y Giselle estaban sentados en la hierba de su jardín, ella afinando algunos detalles de su boda y él acariciando su vientre, deseando que los gemelos se movieran ya.—Tengo ganas de helado de fresa con chispas de chocolate y galleta oblea… —le suelta ella sin levantar la mirada.—¿Segura que quieres eso? —le pregunta Max, mientras saca su teléfono.—Mmm… ya no sé, puede que sea de naranja mejor —Max la mira con el ceño fruncido y ella se ríe—. ¡Es una broma! Sí quiero de fresa con chispas de chocolate y las galletas.—Bien, lo pediré entonces —teclea rápido en su teléfono y luego lo deja a un lado—. ¿Puedo hacerte el amor mi
El hombre se acerca totalmente afectado, el niño se lo queda viendo unos segundos y abre la boca, pero sin decir nada. Es como si fueran la versión pequeña y la más adulta de una persona, como una línea de tiempo que se enfrenta.—Hola, soy Elijah —dice al fin el niño y el hombre se acerca para estrecharle la mano.—Hola, Elijah, yo soy Esteban.—Buenas tardes —dice una enfermera, interrumpiendo el momento, quien viene con una cajita para transportar muestras—. Vengo para sacar unas muestras de sangre, te haremos unos exámenes para saber cómo estás.—¿Me dolerá? No me gustan las agujas —dice el niño y Giselle le toma una mano.—Yo estaré contigo, no te dejaré solo.Mientras la enfermera le toma las muestras, Giselle le cuenta acerca de un lugar muy bello que hay en la ciudad y que podrí
Capítulo 100: Un Patán enojado.Max no podía dejar de reírse de su hermano, quien no dejaba de saltar en su lugar, como si estuviera calentando para correr la maratón más importante de su vida.Llevaba un traje algo extraño y era porque Lilly quiso casarse en una boda temática, inspirada en el barroco, influenciada por su trabajo de restauradora de arte. Kevin llevaba un traje que lo hacía ver como Luis IV, en tonos azules.—Ya quédate quieto, que parece que tuvieras ratas en el traje —lo regaña Max y su hermano se ríe.—Lo gracioso es que, en aquella época, en las peluca sí podían tener ratones y varias cosas más —le dice Kevin, sentándose en una silla.—Tu mujer te lo dijo, ¿verdad?—No, eso lo aprendí en la clase de historia, con la señor
Tras partir el pastel y bailar un poco más, Giselle se para discretamente, se despide de Lilly y camina hacia la casa, en donde pide ayuda para que le suelten los botones del vestido, se mete al baño de invitados con un bolso que dejó en el despacho y se cambia.Sale de allí directo a la entrada, en donde está el chofer esperando. Si Max está tan enojado con ella por una nalgada que le dio a él mismo, puede ir a desquitarse como quiera a dónde sea, pero ella se irá a casa para descansar, porque un ligero dolor en el vientre la tiene bastante asustada.—A la mansión, Erick, por favor.Pero antes de que el auto arranque, Max se sube con el traje que usó para la boda. Giselle no lo mira, solo apoya el codo en la puerta y se queda mirando hacia afuera.—¿Pensabas irte sin mí? —le dice con todo seco, pero ella no responde—. ¿Vas a ignorarme
Aquella semana para Max había sido un tormento, el no poder hacerle el amor a su mujer era como si le hubiesen cortado los brazos. Peor que eso, Giselle seguí sin hablarle mucho, nada más que lo justo y no la culpaba, él solo había empeorado su estado de estrés con un enojo estúpido por algo que él mismo provocó.Giselle estaba sentada en un sofá cómodo que compró para ella, para que pueda relajarse en el jardín. Ella acaricia su vientre, con los ojos cerrados y una sonrisa de satisfacción, esa panza de diecisiete semanas se veía hermosa, porque parecía de mucho más.Los gemelos seguro se estaban peleando sus caricias en el vientre o eso es lo que ella cree, porque no dejan de dar pataditas.Max se la encuentra así, se acerca poco a poco y se sienta a su lado, ella lo mira unos segundos y luego baja la mirada.—Hola…
En otra época, a Giselle le habría molestado tener una comitiva tan grande solo para salir de la casa, pero luego de la amenaza directa de Megan sobre ella, no podía hacer nada más que aguantarse toda esa parafernalia y sonreír.Ese día tenía previsto ir al hogar de la señora Peck a ver a los chicos, hacía semanas que no podía hacerlo y ya los extrañaba. Lucy se ofreció a acompañarla, ya que Max debía atender la empresa, la había dejado algunos días por ella, pero considerando que Kevin seguía en su luna de miel, no podía seguir pegado a ella.—No me puedes decir que nuestros hombres no son exagerados —le dice Lucy cuando se sube a la parte trasera del auto, junto a ella—. Tenemos más agentes encubiertos que la primera dama.—En este momento eres más importante que la primera dama —le dice Gisel
Todo pasa en cuestión de segundos, el auto arranca, Lucy tira al asiento a Giselle y coloca su cuerpo sobre su nuera.Detrás de ellas se arma una balacera, pero nada importa, porque ahora mismo Lucy quiere saber quién carajos no se dio cuenta de que había peligro alrededor.Ya unas calles lejos del lugar, el teléfono de Giselle suena y Lucy se atreve a levantarse. La chica contesta y oye la voz de Max.—Hola, mi chica del choque…—Max, ahora no… nos acaban de atacar con disparos…—¡¡¿Qué?!! ¡¿Están bien?!—Yo sí, tu madre se lanzó sobre mí para protegernos, y ella… —mira a Lucy y ve un hilo de sangre en su brazo.—¡¿Y ella?! ¡¡Giselle!!—¡¡Chofer, al hospital, ahora!! —grita con todas sus fuerzas, se rasga el vestido