Gia se quedó a dormir esa noche en casa de Bianca, porque cuando regresaron del hospital era tarde y no quiso despertar a Carmelo. Además, como Lorenzo no quiso dejar a su esposa sola le pidió que en la mañana hablara con Gianna y le dijera que su mamá había tenido un accidente con el coche, que estaba en el hospital, pero que estaría bien. Ellos le harían una videollamada cuando Gia les dijera.―Sí quieres mañana paso por ti para ir a ver a Bianca, ese hospital donde está siendo atendida permite la visita todo el día ―ofreció Fabricio a Gia cuando iban en el coche a la salida del hospital.―Gracias por la oferta, pero Lorenzo me dijo que la darán el alta a primera hora. Me quedaré con las niñas hasta que ellos lleguen.Cuando el chofer estacionó el coche frente a la casa de Lorenzo y Bianca, Fabricio y Gia se bajaron y Dante se marchó a su casa prometiendo regresar al día siguiente.Fabricio no quería marcharse, lo sucedido ese día con el secuestro de Bianca había sido tan increíble
Bianca se encontraba sentada en la cama del hospital, esperando por el alta médica cuando su padre entró en la habitación, su expresión era tan seria que en el momento ella supo que algo había pasado.―¿Qué ha ocurrido, papá? ―preguntó preocupada.Lorenzo la miró extrañado antes de desviar la mirada hacia su suegro.―Tengo un amigo en la policía, me ha llamado hace unos minutos para decirme que en las pesquisas realizadas en el teléfono de Carmina se encontraron conversaciones de ella con Ofelia.―Ellas se llevaban bien, se tapaban una a la otra, no me extraña que mantuvieran el contacto ―respondió Bianca encogiéndose de hombros, era consciente de lo mucho que su madrastra la odiaba.―Carmina era una fugitiva buscada por la ley si ella la hubiese denunciado la policía pudo haber descubierto su ubicación y pedido su extradición, encubrirla fue un delito ―señaló Lorenzo.―No solo eso, Ofelia le pasaba información de tu vida y movimientos y a cambio Carmina le enviaba dinero, el fiscal l
Ofelia se paseaba nerviosa por el salón de su apartamento. No había tenido noticias de Carmina y aunque había llamado a Danetta la noche anterior y esa mañana esta no le comentó nada sobre el secuestro de Bianca. Solo le dijo que Gia había pasado la noche en casa de Bianca y que su padre había llegado muy tarde. Por su parte, Mateo solo le contó del nuevo juego de video y de los amigos con los que jugaba en líneaOfelia pensó que cada día le era más difícil que su hija le diera información de su padre y sus hermanas mayores. Solo le contaba las tonterías de su colegio que para nada le interesaban. En cambio Mateo era más fácil de manipular, sin embargo, era más despistado y menos observador, como todo adolescente vivía en su propio mundo.Había pasado medianoche despierta sin atreverse a enviarle un mensaje a Carmina.La televisión sonaba en el canal de noticias de veinticuatro horas y no había ninguna información sobre el secuestro de Bianca, solo habían hablado de un coche al que hab
Fabricio estaba sentado en la barra del bar donde había quedado con Gia, eran casi las diez de las noches y ella no había llegado. Su mirada se paseó por el lugar y vio que la gran mayoría eran jóvenes, aunque no podía dejar de mirar a un grupo de personas con edades similares a la suya que la estaba pasando bien, al parecer celebraban un cumpleaños. Por enésima vez miró su móvil, eran casi las diez de la noche y no tenía ningún mensaje de Gia. Un par de minutos después cuando estaba a punto de marcharse vio entrar a un grupo de chicos y chicas que tenían pinta de no haber terminado la universidad. Sus ojos se salieron de sus orbita cuando vieron a Gia vestida con un pantaloncillo y top gris con brillos plateados, zapatos de plataforma y un minúsculo bolso que atravesaba su pecho y descansaba sobre su cadera derecha. Los ojos verdes de la joven recorrieron el bar hasta dar con su objetivo sentado en la barra. Una sonrisa seductora se instaló en su boca, se separó del grupo y se acer
Al día siguiente Fabricio aún se daba patadas mentales por lo idiota que había sido. Cuando la noche anterior le dijo a Gia que estaba enamorado de ella, su cara cambió y no para bien.―¿Crees que soy tan idiota como para creerte? ―dijo con la barbilla levantada, aunque su actitud fue desafiante su rostro reflejaba dolor.―No, Gia, no creo que seas idiota, te estoy diciendo lo que siento.―Mira, Fabricio, sé que nunca has estado enamorado de mí, así que esta intento de manipulación te deja muy mal parado, mejor vamos a dejar esto hasta aquí, por favor, vete y déjame en paz.Y se había levantado a bailar, se fue con sus amigos y lo dejó allí tirado.Ese día era sábado y estaba seguro de que la encontraría en casa, seguiría el consejo de Lorenzo y se arrastraría. Con esa nueva resolución se levantó temprano, desayunó y salió a la calle dispuesto a llegar a una floristería por un nuevo ramo de rosas rojas.Al llegar a casa de Gia una doncella le informó que la joven había salido sola e
―¿Dónde está Giorgia? ―preguntó Fabricio a Gia un domingo cuando daban un paseo por el parque ―Desde que regresé de Perú no la he visto, aunque debo confesar que tenía miedo de encontrármela.―Haces bien en temerle, Buelita fue la única que supo que Carmelo era tu hijo y creo que te ganarás un buen rapapolvo cuando te vea. Bueno, como su médico tú sabes como de independiente es la Nonna, así que está en su casa, no hubo poder humano que la hiciera quedarse en casa de Bianca, ni con nosotros una vez que se recuperó. ―Esa es Giorgia ―respondió Fabricio sonriendo mientras empujaba el cochecito de Carmelo.―Al menos aceptó que le contratáramos ayuda, Bianca y yo nos turnamos para ir a verla, esta semana le toca a ella, aunque no quería ir para no tener que contarle lo del secuestro. Imagino que tendrá que hacerlo porque los golpes en su cara aún se ven un poco, no la envidio.―Tuvieron suerte de que se mantuviera en secreto, pero si no se lo cuenta ahora saldrá a relucir en el juicio de
Bianca pensó que si lo único que necesitaba para que su Nonna volviese con ella a Roma era un secuestro se habría auto secuestrado hacía mucho tiempo. Giorgia no podía dejar de mirar los golpes en la cara de Bianca sin estremecerse de pavor.―Que cerca estuve de perderte, Bianca, creo que no podría soportarlo, cuando mi Anna se fue, te tenía a ti y a Gia para no derrumbarme, y cuando tuviste tu accidente agradecía al cielo el no haberte perdido, pero ahora me lleno de miedo al pensarlo. ¡Maldita, Carmina! Es tan mala como lo fue su padre.―Yo también quiero tenerte conmigo, Nonna, me has hecho mucha falta y no solo a mí, sino también a Gia y a mis hijas, sobre todo a Gianna.―Lo sé, he sido una vieja necia y testaruda aferrándome a esta casa, pero aquí están los recuerdos de Anna y a veces siento que la olvido porque se me desdibuja su cara en mi memoria. ¿Cómo puede una madre olvidarse de la cara de su hija?―Ha pasado mucho desde la muerte de mamá, Nonna, nuestros recuerdos tienden
Gia llegó al edificio y entró, saludó al portero y siguió al ascensor, el primer día que Fabricio la invitó a su casa con Carmelo, los anotó en el registro, a ella como la madre de su bebé y a Carmelo como su hijo por lo que podían entrar sin anunciarse.Subió al ascensor y cuando las puertas se cerraron el portero pensó que si debió decirle de la visita que el señor Fabricio acababa de recibir o si debió llamarlo a él para decirle que la señora Gia iba subiendo. Al final se encogió de hombros y siguió mirando su teléfono.Gia estaba nerviosa, sabía que era un atrevimiento presentarse allí o quizás estaba invadiendo su espacio personal, pero como Fabricio siempre le decía que su casa siempre estaba abierta para ella y que siempre era bien recibida no lo pensó más.Cuando las puertas se abrieron lo vio parado en el umbral de su apartamento, aunque iba vestido sus pies descalzos y cabellos húmedos le dijeron que acababa de salir de la ducha.Dos mujeres muy hermosas y de una edad simila