—Está bien, pero son dos no una—. El lleva su mano a mi vientre y empieza a buscar no sé qué.

—Te encontré pequeña—. Susurra, pero lo logré escuchar no digo nada.

Y después de eso Astaroth no se separó de mí, hasta en el mundo de los mortales iba, a Darían le molestaba ya que él demonio no se separaba de mí.

—Mi reina le traje frutas frescas para que meriende—.

—Gracias Astaroth—.

—Aléjate de mi mujer ella es mía—. Los ojos de Darían están rojos.

—Lo se Alpha, pero eso no quita que yo esté pendiente de ella como uno de sus fieles servidores y ahora más que está en periodo de gestación hay que cuidarla—. Dice como si eso en verdad fuera hacer que Darían entre en razón.

—Ya lárgate hacer tus cosas de demonios todo el día no puedes estar pegado a ella, ya es de noche, vete—.

—Me iré, no porque usted lo quiera así Alpha Supremo—. Coloca su mano en mi vientre. —Nos vemos mañana pequeños—. Recibo una patada que me deja sin aire.

—Por la diosa pequeños dejen la violencia, el vientre de mamá