Lárgate
— ¿Por qué tardan tanto? —cuestiona Kara desesperada mientras espera noticias del Don en una habitación que le otorgaron para que pueda descansar junto a sus cachorros.
—Tranquila está en mano de los mejores curanderos de la manada —murmura Eliecer—Usted será la primera en recibir la noticia del estado del alfa —comenta, Kara asiente pidiendo a la Diosa que no le arrebate lo mejor que ha llegado a su vida.
Las horas, minutos y segundos parecen una eternidad para Kara que no deja de mirar la puerta de la habitación en la que se encuentra con Mirian en espera de una respuesta del estado del Don. Pequeños toques en la puerta alertan a Kara.
—Adelante —murmura y Eliecer se asoma.
—Kara ya los curanderos han terminado y puedes ir con el alfa cuando guste.
— ¿Despertó? —pregunta ilusionada
El alphaUna semana ha pasado después de todo el percance por el cualpaso Kara y Leonardo sus cachorros fueron revisados por Mirian dándole un diagnóstico bueno. Leonardo se encarga de algunas cosas de la manada pero de igual manera convocóa todos para un discurso y aclarar cosas que están mal en la manada esperando que los miembros acaten sus órdenes.—Todos quedaron convocados para este domingo sin falta —informa Eliecer.—Perfecto, ya te puedes retirar a tu casa.—Feliz noche, Leonardo —este asiente y aun no se acostumbra a que lo llamen otra vez por su nombre y no por Don, suspira cuando queda completamente solo en el despacho apaga las luces para luego abandonar la oficina con dirección a su habitación donde sus cachorros ya están dormidos en su cuna y Kara aplica crema en su cuerpo lista para ir a la cama, Leonardo se acerca por
Epílogo —Mamma, Kiara quiere leche —Enzo carga a la pequeña Kiara en sus brazos mientras que Kara termina de cambiar el pañal de su hijo más pequeño y recién llegado.—Leonardo —llama y este sale del baño con su barbilla con crema para afeitar colocada, Enzo ríe—Ayúdame…—Donato —llama y enseguida su hijo entra a la habitación—Enzo y tu encárguense de alimentar a Kiara, busquen a su nana —los gemelos salen con Kiara de la habitación dejando a Kara con Dantes—Problema resuelto —comenta, Kara rueda los ojos.—No me agrada esa mujer —murmura y Leonardo rie.—No te agradan ningunas de las nanas que contratamos, dale la oportunidad a esta —vuelve a entrar al baño para seguir con lo que hacía.Leonardo y Kara tienen cuatro hijos Enzo y Do
Entonces hemos terminado algo más que paso por mi loca cabeza llena de estrés universitario, pero este pequeño espacio llamado agradecimiento es dedicado a ustedes mis perversos/as que me acompañan en cada loca idea que surge y que siempre están ahí motivándome a seguir adelante y diciendo lo bien que ha quedado esto y lo otro. Enserio yo estoy muy agradecido y espero que esta historia deje algo en cada uno de ustedes porque cada una llena mensajes ocultos para reflexionar y preguntarnos ¿Enserio estoy llevando un estilo de vida correcto? Es una pregunta que siempre nos hacemos e incluso yo suelo hacérmela a diario.Me siento eufórico, alegre, triste y nostálgico, lo sé son muchas emociones pero es lo que siento cada vez que termino una idea que solo comienza con simples palabras como ‘‘Loba, mafioso, armas, posesivo’’ anotadas en mi notas, pero no los agobio c
—¿Sabes que puedo matarte? —susurra con su cabeza gacha en total sumisión arrodillada en el suelo como le pidió que debía estar cada vez que entren a esa habitación.El Don se carcajea.—Tu naturaleza no te lo permite —suelta con toda la soberbia y arrogancia que posee.—No sabes cuánto lo deseo.—Ya cállate y chupa mi miembro. —Su mano derecha eleva su cabeza mientras que con la otra sujeta su grueso miembro.—No quiero —niega y frunce sus labios.—Aquí haces lo que yo pida, cachorrita. Si te digo que ladres, ladras. Si pido que muevas la cola, mueves la cola. Si te digo “Hazte la muerta”, obedeces. ¿Quedó claro? —Se queda callada, de modo que su mano presiona su mandíbula. Gime adolorida—. Te hice una pregunta, cachorrita.—Sí, Don.(...)Solloza c
Un regalo para el DonLa noche en los hoteles de Las Vegas es sin duda loca, llena de lujuria, drogas, sexo y más sexo. Un solo descuido y puedes terminar en la cama de uno o dos desconocidos por un loco trío. Ese no era el caso de la recepcionista del hotel, ya que la noche para Kara es movida por el flujo de personas que entran y salen a pasar una noche de placer, así lo capta su olfato con cada cliente que llega oliendo a excitación o sexo que tuvieron en alguna parte del camino.—Que tengan una linda estadía en el Palacio Prince —le desea a la joven pareja gay entregándole las llaves del dormitorio que les corresponde.Ellos asienten y le dan una linda sonrisa. Se sienten cómodos con la atención que les da ella, por lo tanto, le dejarán su linda propina al finalizar su estadía. La pareja se marcha.La compañera de turno de Kara hace una mueca de a
No me digas alfa—Don, ya todo está listo para su regreso —anuncia el encargado de su seguridad desde el otro lado de la puerta.—En minutos estoy contigo. —Su voz ronca le informa muy bien a su hombre de seguridad lo que él hace ahora mismo—. Vamos, nenas —les ordena a las chicas que se comen su miembro.Ya que no puede joderlas, le toca recibir un oral para su despedida.Ambas chicas se esfuerzan por hacer llegar al Don, quien tiene su cabeza echada hacia atrás mientras lleva su habano a su boca.—Así, nena. —Aferra su mano derecha en el cabello de una de las chicas, incitándola a ir más rápido y provocando que se ahogue con su grosor.Jadea y deja salir un bajo gemido cuando su espeso esperma sale hasta llenar la boca de la chica que empieza a toser por lo ocurrido.Suspira, para nada complacido, y la aparta. Toma un pa
Una noche muy calienteEl enorme cuerpo del Don se pone caliente por cada gemido que deja salir Kara. Él da suaves embestidas esperando el momento para darle lo que le pide la loba. Kara se remueve en búsqueda de su propia liberación.—Cachorrita, estás tan caliente —murmura.Da una embestida profunda mientras aprieta su mandíbula y se contiene lo más que puede. Decide aumentar sus embestidas y sale casi por completo del interior de la loba, que aruña su espalda cada vez que entra en ella. Llena cada rincón de su concha.—Oh, joder —gruñe cuando siente la contracción que ejerce la loba a su alrededor.Sin duda alguna, el Don se siente tan complacido que no quiere acabar todavía.Mueve en círculos sus caderas y la embiste con fuerza.Kara suelta un gemido.El sudor comienza a desliza
La noticia del sigloCuando el Don está en su habitación, va hasta su baño y entra en la ducha. El agua fría recorre su enorme cuerpo desnudo mientras trata de pensar en otras cosas y no en los tormentosos sollozos de la loba.—Hago lo que quiera. Su cuerpo me pertenece —suelta como si fuera un mantra.Sus emociones son confusas. Una parte muy profunda dentro de él le grita que lo que acaba de hacer no es correcto, pero otra parte de su cuerpo se siente satisfecha por dominar a la loba. Él está acostumbrado a tomar lo que quiere en cualquier momento sin necesidad de que otros digan que está mal. Nunca necesitó que otros se metieran en su vida. La única persona que escuchaba sin dudar está a varios metros debajo de la tierra.Cuando vuelve a estar satisfecho, sale de la ducha, toma una toalla para secar su cuerpo y va hasta su armario. Saca un pantal&o