—Estás tardando demasiado —se quejó Asher mientras veía bajar por las escaleras del pórtico a Nila, a las espaldas de esta la puerta de la mansión Lestter se cerró con premura. De inmediato se percató de que ella traía puestos los tenis y los pantalones joggers que se le habían prestado, pero además, se permitió la libertad de tomar una sudadera negra con algunos diseños rojos en los brazos—. ¡Oye, yo no te dije que podías usar eso! —exclamó el muchacho un poco molesto al ver que habían tomado una de sus prendas favoritas. —Pues te jodes por dejarme sola en tu cuarto… —respondió Nila con cierto tono de satisfacción, como si hubiera consumado una especie de venganza contra el chico que la rechazó. Al bajar el último peldaño quiso saber— No iremos en esto, ¿Verdad? —preguntó refiriéndose al enorme caballo que el hijo de los terratenientes sostenía por las riendas. —Los lobos siempre se adentran en el bosque y me temo que este es el vehículo más eficiente para ese terreno —respondió Ash
El tropel de la yegua rompió la tierra, hundió el barro y moldeó el camino hasta el bosque con la forma de sus herraduras. Los jóvenes que iban sobre la espalda del animal, no solo vibraron por la fuerza de la carrera, sino que además la cercanía de sus cuerpos les hizo estremecer desde la carne hasta el alma. Asher mantuvo su pecho pegado a la espalda de Nila, al tiempo que su mejilla rozaba suavemente el cabello de ella. Al darle la espalda al muchacho, y también debido a la concentración de este puesta en el sendero, la chica no reprimió sus anhelos de contacto, y hundió la espalda en el pecho de él todo cuanto le fuera posible. Aquella cercanía extrema le obligó a soltar un sincero y extenso suspiro, salió de manera autónoma, le hubiera sido imposible contenerlo aún poniendo hasta la última gota de su voluntad. El paisaje rural no solo se abría frente a ellos coronado con una hermosa acuarela de nubes grises, además parecía engullirlos dentro, el caballo se hacía pequeño en medi
Los pelos sobre el lomo del licántropo se erizaron y mostró sus fauces antes de soltar un profundo rugido que consiguió estremecer hasta la vegetación circundante. El efecto de la plata comenzó actuar dentro de su brazo, Gratter pudo sentir en su propio ser como su fuerza mermaba, no le fue en absoluto difícil deducir que debía actuar rápido y quitarse la bala de su interior. Hundió sus filosas uñas dentro de la herida, justo por encima del bíceps, y ayudándose con su grandes y fuertes dedos se abrió paso por la carne hasta percibir el objeto, tocar el metal puro le produjo un terrible malestar. Sin embargo, la fortaleza de Gratter le permitió sobreponerse tanto al dolor físico como a la plata. Cualquier otro hombre lobo habría caído rendido desde el primer impacto. Bastián yacía a un costado de toda esa escena, su transformación seguía presente, aunque poco a poco iba recobrando la forma humana. El sol ya había causado mucho daño en su cuerpo y le era completamente imposible moverse
12La habitación matrimonial de la mansión Lestter era uno de los cuartos más amplios. Nila ya lo conocía, cuando la curiosidad nocturna no le permitió quedarse quieta y encontró a los esposos amándose con desenfreno. Pero ahora Erick también descubrió aquel espacio. Tanto el matrimonio, como el hijo, los mayordomos y los huéspedes, todos estaban allí congregados alrededor de la cama matrimonial, donde reposaba Bastián que había recobrado su forma humana. Completamente inconsciente, con graves heridas en todo su cuerpo y serias dificultades para mantener el ritmo cardiaco. Deva fue la más expresiva en aquel pesar, pues todo su maquillaje se encontraba desgastado por las lágrimas y aún le costaba contener algunos sollozos que se escapaban de manera automática. Sostenía la mano inerte de su esposo mientras se mantenía sentada en el colchón junto a él. —Amado mío… —dijo la esposa con voz suave al tiempo que su pulgar acariciaba la mano de Bastián—. Le arrancaré el corazón al responsab
Un sonido viscoso llegó hasta los oídos del mensajero cuando la líder masticó el bocado de carne, los modales no eran su fuerte, por lo que ni siquiera cerró la boca para comer. Un líquido rojizo descendió por la comisura de sus labios mientras prestaba mucha atención al relato de Gratter. La mirada de la mujer era profunda, con claros destellos de experiencia, aquellos eran los ojos de alguien que había superado muchas batallas, y no estoy hablando de peleas físicas. Pareció divertirse al principio cuando escuchó el secuestro de las ovejas, incluso soltó un par de carcajadas por donde se escaparon trozos de carne desde sus dientes. Sin embargo, el semblante se fue oscureciendo cuando apareció en escena el terrateniente, al escuchar la masacre que sufrieron los lobos a manos de aquel rifle una clara expresión de odio se marcó en todo el rostro. Una furia que no pudo disimular la invadió por completo. Aunque no interrumpió la narración de su compañero de tribu, oyó cada detalle, sufri
Deva escuchaba con atención la historia que el inversor relataba, no podía evitar conmoverse. Y también comenzaba a comprender el tipo de persona que la misma Nila era, pues aunque no era una certeza absoluta, saber la clase de padre de algo ayuda a conocer a los hijos en cierto punto. Siempre hay una herencia, sea positiva, o por lo contrario. —Es increíble la manera en la que el destino actúa a veces… —dijo la mujer, asombrada por la casualidad que salvó la vida de Erick.—Pues sí, es algo que he pensado muchas veces. Siendo yo un hombre de números, la naturaleza de mi trabajo me ha llevado a reflexionar en varias ocasiones, ¿Cuáles son las probabilidades de que él me haya encontrado en un sitio tan remoto en el momento justo? Siempre me doy cuenta de que es casi imposible desde un punto de vista lógico… —Por lo que puedo deducir, desde ese momento se hicieron muy buenos amigos. Por eso te ha confiado el cuidado de su hija. —Sí, él era un hombre bastante particular. Sin embargo,
Ella se acercó hasta él, los pies humedecidos chapoteaban suavemente mientras avanzaba por el suelo húmedo de la cripta. Los dos amantes se encontraron de pie, desnudos, en algún lugar perdido de las mazmorras. —¿Por qué huyes de mí? —quiso saber la chica a unos metros de distancia—. Tú eres el vampiro, soy yo la que debería tener miedo… Pero… —No lo entiendo —interrumpió él mientras la luz de la luna caía sobre su tez pálida a través de la ventana—. Sabes bien que no puedo amarte, no hay nada dentro de mí que se parezca a un sentimiento… ¿Por qué no me dejas en paz? —Es que no me lo puedo creer, no es posible que seas tan frío… —replicó ella avanzando unos pasos lentamente. —No es mi culpa… —él retrocedió para evitar la cercanía—. Los de tu especie, los hombres lobo, han invocado una magia muy poderosa, han sellado mi corazón, no soy capaz de amar, solo de sufrir… —levantó la mano para señalar su pecho. Una marca oscura con bordes violáceos se encontraba justo en medio del mismo,
El cielo de aquella noche fue incapaz de lucir sus estrellas. La totalidad del firmamento estaba cubierto por una espesa capa de nubes grises que de vez en cuando destellaban para anunciar la proximidad de un trueno. Sucesos sumamente escandalosos, algunos incluso rozando lo violento con cada conexión a tierra. Con cada descarga la parte posterior de las nubes se teñía de un blanco tan poderoso que encandilaba a cualquier que estuviera concentrado en aquella lluvia. Y ni hablar de aquellos que estando distraídos eran sorprendidos por el rugido de los truenos, responsables de pequeños infartos a lo largo y ancho de la región. Las calles de la ciudad y los barrancos de las carreteras parecían unos pequeños arroyos que encontraban su destino en los desagües estratégicamente colocados en la arquitectura de las zonas habitables. Aunque aquella ingeniería humana sólo servía para que las calles no se inunden por completo, convirtiéndose en peligrosos ríos artificiales que se lleven en su c