Nikolaus Hoffman.
Besé su frente y salí de la casa, tengo un mal presentimiento, lo he tenido desde la mañana, desde que la vi sentarse a desayunar conmigo.
—¿Estás segura de que estarás bien? —pregunté, ya he perdido la cuenta de cuántas veces formulé la misma pregunta—. En verdad puedo quedarme.
—No detendrás tu vida por mí, Hoffman. Ve, volverás dentro de un par de días. —dijo ella con un tono suave y una sonrisa que ilumina su rostro.
Muchas veces me dije a mi mismo que Eva es una muñequita, una mujer hermosa, pero eso fue antes de ver ese brillo en sus ojos. Ahora mismo, se ve como toda una diosa. La seguridad que tiene en sí misma y ver todo lo que ha logrado desde que llegamos aquí… simplemente me emociona verla.
Salí de su casa y me dirigí rápidamente al a
Eva DaviesCómo lo pensé, no dejaron que Sophie se quede conmigo en la sala de parto, pero siempre estuve sola, digo… me rechazaron toda la vida.Debo ser fuerte y demostrarme que puedo sola, mi bebé merece una madre que no tenga miedo de estar sola y que sea fuerte.Varias enfermeras estuvieron presentes durante todo el proceso. Llegué al hospital con seis centímetros de dilatación, por lo que mi bebé por poco y nace en el maldito auto.No hubiésemos podido esperar a la ambulancia.El dolor fue horrible y por poco tuvieron que hacerme una cesárea de emergencia cuando casi pierdo el conocimiento, pero todos mis sufrimientos pasaron cuando me entregaron a mi bebé.—Es un niño. —dijo el obstetra—. Un niño bastante sano. Debido a la espontaneidad de todo lo que pasó mi doctora no pudo traer a mi pequ
Nikolaus Hoffman. El maldito vuelo se retrasó más de lo que debió. El wifi es de lo peor en este lugar, maldita aerolínea comercial, con la rapidez de todos los acontecimientos inesperados, Kuno no encontró un vuelo en primera clase y viendo mi urgencia opté por el primero, sin importar la aerolínea.Pero jamás pensé verme así de incomodo en un taburete tan estrecho.Cuando por fin logro tener algo de recepción de wifi, el maldito celular termina sobrecalentándose con mensajes de mis padres, de Kuno, de Opa y también amenazas de Katherine. La última no me importa en lo más mínimo.Mi concentración está en el chat con Sophie, ella me está informando lo que pasa con Eva.Mensaje Sophie: Ingresaron a la señora Eva a la sala de partos, pero no me dejan entrar con ella.Mi
Eva Davies —Eva. —dijo él apenas me vio al ingresar a la habitación, tengo a mi pequeño en mis brazos y por alguna razón lo abracé fuerte—. Estás tan hermosa. —susurró sonriéndome.No puedo hablar, las emociones son tantas que él se acerca para asegurarse de que todo está bien, sonreí sintiendo lágrimas cayendo por mis mejillas.Las emociones en sus ojos son tantas… me pregunto si está pensando lo mismo que yo ahora mismo.—Dime algo, cariño. —susurró posando sus ojos en mi pequeño.—Qué bueno que llegaste. —respondí.—Siempre llegaré a ti, Eva. —respondió besando mi frente tiernamente—. Perdóname por no hacerlo a tiempo.—Lo importante es que estés aquí, conmigo, con nosotros. &md
Hoy Niklaus cumple una semana de nacido y recién podemos abandonar el hospital, el trato ha sido maravilloso, sin embargo, muero por retomar todo lo que dejé en casa.Tengo una licencia de maternidad por seis meses que planeo aprovechar, quizás hasta pueda cursar online el resto de las materias que me quedaron pendientes y no pude congelar a tiempo. Sonreí cargando a mi pequeño príncipe.—Es hermoso. —dijo Nikolaus ingresando a la habitación—. Cómo tú.Mis mejillas se sonrojan y no pude evitar sentirme en las nubes con sus palabras.—Gracias por cuidarnos todo este tiempo. —respondí acercándome a él y dejando un tierno beso en su mejilla.Nikolaus y yo somos cómplices y creo que pocos entenderían la clase de amor que nos profesamos. Nuestra compañía lo es todo, el silencio y las largas conversaciones acerca d
—No debes sentir nada, Eva. —mencionó acariciando mi cabello—. Opa está con mi madre y ambos están fascinados con el pequeño Niklaus.—¿Eso es bueno? —pregunté lentamente—. Tu padre… Kuno, ellos no quieren…—No me importa, aún si todos estuviesen en desacuerdo conmigo no me importaría Eva, quiero estar contigo y con el bebé. —respondió abrazándome—. Te amo.Aquellas dos palabras me sacudieron por completo, escucharlas por primera vez de alguien que no es mi abuelo se sintió extraño, especialmente porque siempre están acompañadas por un “no”, al comienzo de la frase.—Nikolaus… —intenté responderle.—Tranquila, Eva, comprendo que hemos retrocedido un poco, pero me esforzaré por lograr tener todo ese amor y reparar tu corazó
Adán García Un año desde que Eva se fue, seis meses desde que me casé con Victoria. Hoy mis mellizos están naciendo…Sé que debo estar feliz, al fin tengo la oportunidad de serlo junto a la mujer que amé durante toda mi vida y será la madre de mis hijos, pero no puedo olvidar a Eva y todo lo que ella fue estando conmigo.Eva sigue estando presente en mi mente, cada día desde que desapareció y no puedo evitar preguntarme si pude haber hecho algo para retenerla a mi lado, si aún era demasiado tarde para nosotros.—¡Adán! —escucho como Victoria grita mientras toma mi mano, pero mi mente se encuentra en blanco y todas mis acciones son automáticas.—Uno de los bebés no está posicionado, debemos hacer una cesárea de emergencia. —dijo el doctor que atiende el parto de mi esposa.&mdas
Eva DaviesCinco meses después. El clima no es el idóneo y rápidamente nos dimos cuenta de que Niklaus es más enfermizo que el resto de los bebés de su edad. Problemas a los bronquios, es decir, un simple resfriado pasa rápidamente a tratamiento con un kinesiólogo.Ahora mismo se encuentra enfermo, mi titulación será al medio día y ni siquiera sé si podré asistir a la ceremonia.—Buenos días, Eva. —dijo Nikolaus acercándose a mí por mi espalda.—Buenos días, Nik. —respondí sonriendo.Él ha sido de gran apoyo desde que lo conozco y se ha comportado como un verdadero padre para mi bebé, Emma y Otto han sido los mejores abuelos que pude esperar para mi pequeño, de hecho, viajarán para estar presente en mi ceremonia de graduación.<
Nos quedamos algunos minutos más en la mesa que previamente nos otorgaron, compartí con la directora y con los maestros todo el tiempo que pude, pero se hace tarde y lo mejor es irme con mi pequeño.—Bueno, señores, ha sido todo un placer poder compartir junto a ustedes, pero debo atender a mi pequeño. —mencioné levantándome de la silla, al igual que Nikolaus.—Nos veremos pronto. —menciona el alemán poniéndose a mi lado.—¿No se queda, señor Hoffman? —interviene la señora Paxton.—No, es un día para pasar en familia. —enarca Nik—. No perdería jamás tiempo con ellos.—Eso habla muy bien de ustedes y de su crianza. —espeta el señor Paxton—. Sin duda nos veremos pronto. Eva, ha sido todo un placer conocerte.—Lo mismo digo, señor Paxton. —respo