— ¡Te llevaré a casa! —sentenció Asher, haciendo que Siena sintiera el verdadero peligro que se cernía sobre ella.
— No, no es necesario. Llamaré un taxi para que me lleve. No quisiera perturbar su tiempo, señor — Siena retiró su bolso y sus manos, saliendo prácticamente huyendo de su jefe.
Asher la siguió para abrir él mismo la puerta del taxi a su asistente. Aunque estuviera enojado, no iba a dejar de ser caballeroso. Cuando el taxi partió, alguien del restaurante trajo su automóvil. Sin duda, la seguiría. Siena, ajena a las sospechas de su jefe, estaba contenta de regresar a casa. Bajó del taxi y se dirigió hacia el edificio, uno que Asher conocía perfectamente, como varias otras propiedades que poseía en la ciudad.
El joven empresario decidió no bajar y averiguar personalmente. No quería verse envuelto en una situación comprometedora, pero al menos ahora sabía dónde vivía su asistente.
—Hola Kent, tengo un trabajo para ti. Te enviaré los datos de una persona; quiero que averigües todo sobre ella y me mantengas informado —demandó Asher. Kent, su hombre de confianza y mejor amigo, solía estar a cargo de las demás empresas y, por lo general, viajaba por motivos de negocios.
— Sí, Asher, está bien. En el transcurso de la semana te enviaré el informe del hotel Techo de Cristal —Kent era muy eficiente y rara vez dejaba pendientes las tareas que debía presentar ante Asher.
— Y Kent... Esto es confidencial, nadie de mi familia debe saber sobre esta persona aún —para el joven empresario, esa asistente elegante y llena de secretos lo había cautivado desde el primer momento en que la vio.
El domingo pasó rápido y, de repente, Siena estaba acostada junto a su hijo, jugando con sus manitas y observando cómo crecía rápidamente. Se sentía feliz de estar haciéndolo bien como madre soltera. Ambos se estaban conociendo poco a poco, adaptándose día a día. Siena aprendía a ser una mejor madre, mientras que Dylan disfrutaba de la leche materna y del amor más puro que alguien puede tener al llegar a la vida.
— ¡Buenos días, señorita Siena! — Siena se quedó paralizada al ver a su jefe ya en la oficina, miró su reloj y apenas eran las siete y media.
— Señor Asher... ¿Usted aquí a estas horas? —pregunta con extrañeza. Asher, en cambio, camina hacia ella. Siena, al ver que se acerca de manera amenazante, retrocede a medida que avanza el joven empresario. Cuanto más retrocede, más nerviosa se pone. La fría puerta detrás de ella le deja claro que no tiene más lugar donde retroceder y que se encuentra acorralada ante aquel hombre.
— Señorita Siena, ¿por qué siento que mi presencia la incómoda? —ella sujeta con firmeza los dos vasos de café que lleva para poner en el escritorio de su jefe.
— No, son ideas suyas, señor —respondió con voz temblorosa. Lo cierto es que cada vez que tiene cerca de Asher Crosetti, todo en ella se activa en alerta.
— ¡Estupendo! Entonces prepárese porque viajaremos a Londres por negocios —Asher toma los dos vasos de café que Siena sostenía para salir de su espacio personal.
Ella queda perpleja al escuchar aquella noticia, el pánico la estaba acechando, dejándola fuera de sí. Asher seguía hablando mientras bebía su café, mirando por aquel ventanal y admirando la belleza que podía ver desde allí.
Un golpe seco logra llamar la atención del joven empresario. Al voltear para ver qué sucedía, nota a su asistente tirada en el suelo, completamente inconsciente. Verla así alarma a Asher, se apresura a ir y sostenerla en sus brazos.
— ¡Señorita Siena, abra los ojos!... ¿Me oye? — Asher golpea las mejillas de Siena, no demasiado fuerte, pero lo suficiente para que ella recupere el conocimiento.
Al ver que Siena aún estaba inconsciente, la preocupación de Asher iba en aumento. Verla así en sus brazos provocaba una sensación extraña que empezaba a crecer en su interior.
— ¡Starling!... ¡Starling! — grita desde el interior de su oficina. Mientras llamaba a su gerente y jefe de personal, toma en sus brazos a Siena y la lleva al salón que se encontraba en su oficina.
— Sí, señor... Estoy aquí — dice Starling, entrando de manera improvisada en la oficina de su jefe. Lo que ve deja a Starling sin palabras. Como era costumbre, detrás de él, entran sus otros empleados. Martina, al ver que Siena se encontraba desmayada, se acerca a ella.
— ¿Qué le ha pasado a Siena? —preguntò sin reparos, tomando las manos de Siena entre las suyas.
—Starling, ve y trae algún perfume o algo que la pueda despertar. ¿Qué esperas? ¡Starling, apúrate!—eleva su voz Asher.
—Sí, sí, señor — responde Starling, saliendo apresuradamente de allí.
—Yo, yo tengo una colonia, eso le ayudará a despertar —dice Martina antes de salir de la oficina. Antes de que regrese Starling, Martina ya estaba despertando a Siena con la ayuda de la colonia. Poco a poco, Siena Brabery estaba volviendo a sus sentidos. Los demás que estaban allí observándola no entendían qué le había ocurrido para que se desplomara en el suelo. Asher, sentado a un lado de ella, fija sus ojos en ella. En su interior, se instalan ciertas preguntas, pero para él no era el momento de hacerlas.
— Siena... ¿Qué ha ocurrido? Tienes el semblante pálido, es como si hubieras visto un fantasma —pregunta Martina mientras seguía frotándole las manos.
— Estoy bien, les pido disculpas por el susto. No me he sentido bien estos días, quizás fue la lluvia de la otra vez. Supongo — Siena no supo qué disculpa dar. Lo único que se le ocurrió decir fue eso, sin dejar claro que se había desmayado por el susto de tener que viajar y dejar a su pequeño hijo aquí.
— Starling acompañó a Siena al médico y le dijo que le hiciera un recetario; yo me encargaría de sus seguros y medicamentos si los necesitaba —Siena y los demás estaban atentos a las palabras de su jefe.
— No, no es necesario, señor. Ya me siento recuperada —replicó Siena, tratando de evitar la mirada de Asher sobre ella.
— Solo dile que irás, créeme, no querrás verlo enojado tan temprano —Starling se acercó a Siena para hablarle cerca de su nuca.
— Está bien, iré —respondió de forma seca antes de que Asher pudiera decir una palabra más. Los demás, al ver que tanto Starling como Siena se apresuraban en salir de la oficina de Asher, hicieron lo mismo. Nadie quería quedarse allí delante de su jefe un segundo más. Sabían que tenía un mal genio y nadie quería estar cerca del temido y autoritario Asher Crosetti. Mientras Siena y el gerente de Cielo Digital estaban en el hospital para realizar un chequeo, Kent estaba en el edificio donde vive Siena. Haciéndose pasar por cartero, Kent tenía la excelente excusa de averiguar sobre los nuevos inquilinos. Selim, ajena a que un intruso estaba averiguando por ellos, estaba acunando en sus brazos al pequeño Dylan. Ninguna de las dos mujeres tenía en mente que alguien estaba rondando ese edificio para descubrir sus secretos.
— Doctor, ¿puedo pedirle un gran favor? Como verá, estoy atravesando una situación un tanto compleja. ¿Habría una posibilidad de que me otorgara un reposo por unos días? —Starling, quien tenía la obligación de estar pendiente de lo que decía el médico, no tenía idea de lo que Siena estaba pidiendo al profesional.
— Doctor Valladar, ¿cómo está la paciente? —Starling preguntó, mientras que Siena se encontraba encima de aquella camilla del sanitario.
— La señorita se encuentra con un estrés, supongo que es por el trabajo como también se puede sumar a esto al cambio de la ciudad. Sugiero que ella tenga un reposo un par de días— El Doctor Ciro estaba dando una oportunidad a la bella joven asistente, algo en ella le daba una cierta seguridad, como también la había convencido para acceder aquel pedido.
Starling ya tenía en su mano el recetario como el reposo que debía tener la mujer, algo en Starling llamaba su atención, y es que, no sabía a qué estrés estaría expuesta, ya que acaba de tomar el cargo de asistente de su jefe.
Después de haber acudido al hospital, Siena decide ir a su casa, en el momento en que ella estaba entrando al edificio donde vive, Kent, también estaba cruzando al costado de ella, Siena, ajena al verdadero peligro que estaba corriendo, decide ir a tocar el timbre, y así esperar que Selim le abriera la puerta. La curiosidad de Kent estaba al punto máximo, de manera cauto decide seguir a la bella joven de la fotografía que tenía en el celular, al constatar que se trataba de la misma persona, no duda en seguirla.
— Selim... ¿Dónde van? —preguntó curiosa Siena mientras que extiende las manos para tomar en brazos a su hijo.
— Pensaba en ir a dar una vuelta con mi adorado sobrino ¿No es así mi pequeño tesoro? —Selim responde mientras que con sus dedos juguetea en las mejillas del bebe.
— Vaya, entonces llegue justo a tiempo para ir de paseo con mi adorado príncipe, tesoro de mama —Siena llena de besos a su hijo, mientras que Selim cerraba las puertas de su apartamento. Kent, por otro lado, al escuchar las palabras de las dos mujeres y ser testigo del amor de una madre hacia un hijo, decide violar la privacidad de su víctima.
Con ayuda de un fino metal, estaba forzando la cerradura de la puerta para que finalmente abriera, esto sin romperla. Una vez dentro, Kent caminaba por el interior de aquel apartamento, prestando atención a cada detalle. Un audífono estaba colocado en uno de sus oídos, vinculado a su móvil. Kent decidió llamar a su amigo. Le pareció importante informar de lo que se había enterado, sintiendo que lo que le dijera a su jefe determinaría su posición en el departamento de las dos mujeres.
— ¿Qué sucede, Kent? — indagó Asher desde el otro lado de la línea.
— Señor, estoy en el departamento de las dos mujeres, una de ellas tiene un hijo... Señor, sentí que debía informarle de esto — Las palabras de Kent captaron toda la atención del joven empresario.
— ¿Podría ser su hermana la otra mujer? — se atrevió a preguntar Asher. Mientras escuchaba a su jefe y su amigo de tantos años, Kent ya se encontraba en el interior de la habitación de aquel apartamento.
— Señor, lo único que sé es que la mujer de la fotografía es la madre del bebé, pero por lo que pude ver, parece estar sola criando a su hijo — Todo en ese momento cobraba sentido para el joven CEO, finalmente entendía las verdaderas razones que llevaban a su asistente a actuar de manera extraña.
— Kent... Busca alguna fotografía en la que aparezca con el padre de su hijo. Algo me dice que esa fotografía será útil para mis planes — expuso con autoridad Asher, ya seguro de cómo presionarla aún más. El capricho de aquel joven ya estaba arraigado en el corazón del joven CEO.
Después de haber observado minuciosamente el lugar, Kent no encontró nada que pudiera vincularla con algún hombre. Solo tomó una pequeña fotografía donde aparecía Siena con su bebé. Esa foto llegaría muy pronto a manos de su jefe. Por otra parte, Asher se encontraba en su oficina. Por segunda vez, estaba revisando el registro de Siena, pero no había ninguna mención sobre un hijo. En ese momento, Starling interrumpió aquel pensamiento lleno de dudas, preguntas y curiosidad por conocer la historia detrás de la misteriosa vida que llevaba su asistente.
— Señor Crosetti, le traje el certificado de la señorita Brabery — dijo Starling, dejando el papel sobre la mesa de su jefe antes de retirarse. Asher tomó el certificado y lo leyó; una leve sonrisa se formó en la comisura de sus labios, para luego arrugar el papel con las manos. Era evidente que el certificado estaba poniendo a prueba la entereza de aquel arrogante empresario.Mientras Asher Crosetti estaba centrado en descubrir la vida pasada de su asistente, en la casa de Omar Crosetti, su padre, se estaban instalando. De alguna manera, Katherine había convencido a su tío de dejarlos vivir un tiempo bajo el mismo techo. Samuel, aunque no toleraba la presencia de Asher, prefirió omitir aquel detalle para complacer a su esposa y al padre de Asher. Para él era sumamente importante tener a ambos de su lado. Nada de lo que dijera su enemigo en negocios lo afectaría; poco a poco, se estaba introduciendo en el núcleo de aquella familia. Su único objetivo era tomar el puesto de vicedirector
— ¿Qué haremos ahora? — preguntó con temor a decepcionar a Asher Crosetti.— Starling, si no nos apresuramos quedaremos mal frente a todos. Tenemos cinco horas. — dijo Siena, haciendo que los demás se miraran entre ellos.— Bueno... Yo puedo encargarme de los decorativos. Con ayuda de los demás, puedo hacerlo — Martina sabía que todos tendrían problemas si no intentaban arreglarlo.— Starling, ¿crees que podrás conseguir los ingredientes para preparar los aperitivos? — Starling miró sorprendida a sus compañeras.— Bueno, yo... está bien. Lo haré. Solo espero que lo que estén pensando resulte. ¡O estaremos todos condenados! — Los tres se pusieron manos a la obra.Durante las horas restantes, Siena se dedicó a cocinar todos los aperitivos para la cena. Aunque no era chef profesional, cocinaba muy bien. Ella, al igual que Martina, sentía la necesidad de hacer lo que fuera para conservar su empleo.Martina tenía a su madre con una enfermedad terminal, y más que nunca necesitaba el trabajo
« ¿Se ha vuelto loco? » se pregunta Siena mientras Samuel la lleva a un lugar más íntimo. Después de unos minutos, Samuel la lleva a un pasillo cercano a una habitación, lo que incomoda a Siena.— ¿Qué haces aquí? ¿No acordamos encontrarnos? — Samuel no espera mucho para cuestionarla sobre su presencia en la empresa de su cuñado.— ¡Suéltame!... No sabía que estarías aquí. Si lo hubiera sabido, no vendría. No quiero tener contacto con alguien como tú — afirmó Siena, dejando clara su postura ante la presencia de Samuel.— ¿Qué haces con Asher? —preguntó seriamente. Siena no puede creer que Samuel esté de alguna manera reclamándole por verla con otro hombre.« ¿Quién se cree para reclamarme? ¡Es un idiota! » Piensa ella, atenta a las palabras de Samuel. No puede creer que, después de tanto tiempo de haberse encontrado, él se atreva a reclamarle algo.— ¡Disculpa! ¿Me estás reclamando? ¿Quién te crees que eres para hacerlo? —reprocho Siena las acciones de su exesposo.Con la espalda haci
— Lo sabía, sabía que me pediría algo a cambio... ¿Qué quiere el CEO más atractivo y autoritario de Nueva Italia? —dijo Siena desafiante. Asher no pudo evitar reír en voz alta al oír aquellas palabras.— Es algo sencillo, seguirás fingiendo ser mi novia, y algo más; te mantendrás alejada de Samuel Crawford. Supongo que no será tan difícil hacerlo, ¿no es así, señorita Brabery? — Asher se acercó a ella peligrosamente, pero Siena no mostró intención de alejarse ni de apartar su mirada de la suya.— ¿Qué sucederá si no lo hago? —preguntó, dejando a Asher sin palabras, mientras lo miraba directamente a los ojos.Exhausta. Esa era la exacta condición en la que se encontraba Siena. Trabajar sin descanso e intentar proteger aquel secreto de todos aquellos que consideraba una amenaza para su estabilidad emocional era una verdadera hazaña.— Si no aceptas, entonces me veré obligado a exponer tu secreto. Eso implicaría que te despidieran y que tu secreto fuera expuesto ante los demás. Entonces,
Es evidente que Asher Crosetti no la dejará en paz, y que tarde o temprano ella tendrá que pagar por esa osadía.Los días pasaban y el proyecto, así como el trabajo en la empresa, no paraba. Siena, al igual que Starling y sus demás compañeros, estaba muy ocupada. Cada tarde, el lugar de encuentro era la cafetería de la empresa. Con el paso de los días y los meses, todos llegaron a tomar cariño a Siena.Sin embargo, las cosas se volvieron extrañas en la empresa cuando, estando sentados y disfrutando del almuerzo y las anécdotas, la presencia de una mujer interrumpió el ambiente.— ¡Qué bueno que todos estén reunidos aquí! Así podemos ponernos de acuerdo y, ¿por qué no?, llevarnos bien, ya que seremos compañeros de trabajo.Todos quedaron perplejos. Algunos con la boca abierta al darse percatarse de que se trataba de Ashly, la exnovia de su jefe, lo que cambió radicalmente el ambiente.Algunos observaron a Ashly para luego contemplar el rostro de Siena, quien se estaba frotando la nuca
— ¿Qué sucede, Siena? ¡Siena! ¿Qué estás haciendo? — Preguntó Asher. Siena intenta levantarse para salir de allí, pero Asher, quien la está observando, considera que no es prudente que lo haga.— Por favor, señor, debo ir al hospital. Dylan, él me necesita — manifiesta ella con voz temblorosa. Escuchar el nombre de Dylan en boca de Siena hace que Asher piense que podría tratarse de su hijo. Sin darle más explicaciones, Siena se abre paso para salir. Sus compañeros, que la están observando, la ven apresurarse fuera de la habitación, visiblemente angustiada.Asher, intrigado por la mención del nombre de Dylan, la sigue. La curiosidad sobre quién podría ser esta persona que ella nombra lo perturba. Después de llegar al hospital, Siena corre a ver a Selim.La impotencia de no saber nada sobre su hijo o qué es lo que tenía enfermo la estaba llevando poco a poco hacia el pánico. Dylan era todo para ella, su fortaleza y también su debilidad. Antes de ser madre, Siena no entendía por qué algu
Había sospechado que había alguna conexión entre Siena y Samuel, pero nunca imaginó que Siena Brabery fuera la exesposa de Samuel.— Ahora entiendo por qué estabas interesado en apartarla de la empresa. No esperaba que tuvieras una conexión tan especial con mi asistente y mi prometida — Samuel abrió los ojos con sorpresa, incapaz de creer que Asher Crosetti estuviera en el departamento de Siena.— ¿Qué hace Asher en tu departamento? — La pregunta de Samuel estaba cargada de sospecha y malestar. Los ojos de los dos hombres en la habitación parecían clavarse en Siena.— ¿Qué hago en su departamento? ¿Qué crees que hacemos cada vez que estoy solo con ella? — Samuel cambió su expresión, mirando a Siena desafiante. Jamás se había planteado la posibilidad de que su exesposa estuviera involucrada con otro hombre que no fuera él.— Eres un… — Samuel ya estaba acercándose a Asher, sus ropas se mezclaban mientras la tensión aumentaba. Siena no sabía cómo detener la confrontación que parecía inm
Este comportamiento dejó a todos atónitos, especialmente a Katherine, quien nunca había visto a su esposo de esa manera.Omar decidió dejarlo solo y retirarse. Sabía que si Samuel decía una palabra más, no podría reprimir las ganas de golpearlo hasta escucharlo suplicar.Katherine ayudó a su esposo a levantarse del suelo. A pesar de su intento de ser amable, Samuel la empujó nuevamente. Esta vez, estaba decidido a golpearla; era una persona completamente diferente a la que ella había conocido.Cuando estaba a punto de golpear a Katherine, alguien lo detuvo. Sorprendido, Samuel se enfureció aún más.— ¿Pero quién te crees que eres? — dijo Asher firmemente. Samuel estaba asombrado al ver a Asher sosteniendo su mano para evitar que cumpliera su propósito.—Asher, tú... tú me has quitado todo... No permitiré que seas feliz con ella. No permitiré que estén juntos — Escupió con molestia y sin pudor. Asher lo miraba fijamente mientras retiraba sus manos de encima de su ropa.— ¿En serio?...