Charlotte HuxleyLlegar a casa de mi padre de improviso y ver la alegría en su rostro no tiene precio, especialmente por todo lo que ha pasado en la última semana. El regreso de Lily, saber lo que mi madre hizo y que eso nos alejó de mis sobrinos, todo ha sido muy duro para nosotros.Abraza a Charisse y se la lleva a la cocina para comer algo antes de dormir, mientras yo me siento en la sala a mirar afuera, recordando todas las cosas que viví en esta casa y también las que debería olvidar, pero que por alguna razón no puedo.—¿No vienes a comer, hija? —veo a mi padre con su sonrisa y camino hacia él, que me rodea con uno de sus brazos por los hombros—. Siento que te pasa algo, se nota mucho cuando estás pensativa.—No es importante, sólo pienso en si me quedaré sola o si encontraré alguien que me ame… lindo.—¡Y no es importante! —dice mi padre espantado y se para frente a mí—. Hija, encontrarás a alguien y si no lo has hecho es porque esa ahora no es tu prioridad. Cuando uno prioriza
Charlotte HuxleyEl tercer muchacho que llega me coquetea descaradamente y me hago la que va cayendo porque la conquista que propone es demasiado básica. Pero cuando le digo que tengo una hija de tres años, se disculpa con una llamada que no existe y se va. Tomo notas en mi teléfono y me giro para ver el lugar, se supone que así dejo abierta la puerta para que otro llegue.Desde hace rato siento que alguien me observa, esa sensación que te eriza algo y que quieres buscar, pero en cuanto lo intento, se acerca otro chico, debe tener unos veintitrés años, es alto, aunque no tanto como… no es tan alto.—Hola, ¿puedo sentarme? —dice señalando la silla vacía a mi lado.—Por supuesto, nadie está sentado allí.—¿Y no hay nadie que vaya a llegar para ocuparla? —me pregunta con voz ronca y niego mientras tomo mi vaso de piña colada sin alcohol, porque para eso debo estar lúcida.—No, soy una madre divorciada, solitaria y algo aburrida —bebo de mi copa sin perder de vista su reacción, creyendo q
Charlotte HuxleyEl trayecto a departamento de Jacob lo hacemos en un silencio cargado de expectativas y deseo, de vez en cuando lo miro de reojo y veo cómo con expresión seria se mantiene atento al camino, las luces de la ciudad lo iluminan a ratos y me otorgan una vista extraña de luz y oscuridad a partes iguales y me pregunto, una vez que suba a ese departamento, ¿cuál de las dos será la que gobierne a este chico tan varonil y decidido?Baja la velocidad cerca de uno de los edificios de departamentos más lujosos en la ciudad y me imagino que sus padres lo consienten bastante como para darle un lugar así. Sin embargo, antes de entrar se detiene y me mira con seriedad.—¿Aún quieres entrar?—Sí…—Bien —introduce la clave del estacionamiento privado y se detiene muy cerca del elevador. En la pared veo las letras de «Reservado Pent-house» y no tengo tiempo para sorprenderme, porque mi puerta se abre y me extiende la mano—. Vamos, hermosa.Se la doy como si él fuera un imán poderoso, un
Charlotte HuxleyDescribir la manera en cómo me siento ahora no es posible, sencillamente no encuentro las palabras para hacerlo. Jacob me ha demostrado que sabe lo que hace, que la intimidad no tiene nada que ver con la edad sino con la experiencia.Siento cómo acaricia mis nalgas que están expuestas, debería tener vergüenza de estar así, pero esa parte liberal que escondí para no parecer una cualquiera se está soltando poco a poco y es que con este chico creo que no hay otra manera para aguantar el ritmo.—¿Alguna vez te lo hicieron así, preciosa? —me pregunta mientras deja un reguero de besos en mi espalda y luego se estira para sacar otro preservativo.—No…—Te advierto que de esta manera puedo llegar más adentro, así que si te duele… sólo dímelo.—¿Acaso vas a detenerte?—¡Claro que no! Pero podemos intentar otra posición.—¡¿Cuántas más conoces?! —me río mientras él se alista para volver a invadirme.—Las suficientes para estar toda la noche, pero no será hoy, porque me imagino
Charlotte HuxleyAbrir los ojos y no verlo a mi lado es… raro. Sobre todo porque no he pasado ni una sola noche con él jamás. Han pasado unos días de nuestro encuentro y quise llamarlo, pero por Lily supe que se había ido a la universidad nuevamente por unos asuntos pendientes y no quise intentarlo.Birmingham no está lejos, pero tampoco es como que yo vaya a caerle por allá.De pronto, me cae una llamada de mi padre y le respondo rápido, porque no suele llamarme tan temprano.—Papi, buenos días, ¿cómo estás?“Extrañándolas, ¿cuándo vendrán de nuevo?—¿Te parece que me vaya hoy? Sólo tengo citas en la mañana y el resto de la semana la tengo libre.“¿Vas mal con tu trabajo?—No, papi, sólo esta semana quedó así de libre, pero voy bien, no te preocupes.“Bien, las espero por la tarde.Salgo de la cama para alistarme, levanto a mi pequeña Charisse y mi madre nos ha preparado el desayuno. Nos sentamos las tres a la mesa y le digo a mi madre.—Luego de mi cita del mediodía me iré
Charlotte HuxleyMiro de reojo a Jacob y camino fuera de su alcance, aprieto el teléfono con rabia antes de contestarle a Louis.—En primer lugar, deja de llamarme esposita, porque hace años que dejé de serlo. Y en segundo lugar, no tienes por qué pedirme explicaciones de dónde estoy.“Si te llevas a mi hija, sí. Creí que eso había quedado claro.—Tuve una emergencia, no tuve tiempo de llamar a nadie y créeme, tú eres el último al que llamaría para algo como esto.“¡No me provoques, zorra!—OK, hasta aquí llega la conversación —le corto y apoyo mi sien en la ventana para refrescar mi cabeza, que repentinamente comienza a dolerme. Una manos me abrazan y estoy a punto de mandar al demonio a Jacob, pero no es su perfume el que me llega.—¿De nuevo ese tipo?—S&
Charlotte HuxleyDebo decir que nunca me puse la playera o alguna prenda de un hombre, pero por alguna razón me siento sumamente sexi con la ropa de Jacob. Tal vez por la mirada oscura y lujuriosa que me dedica sin apartarla de mi cuerpo.—Deja de verme así —le digo algo nerviosa mientras me siento a los pies de la cama con las piernas cruzadas.—¿Así cómo? —y más encima se hace el desentendido.—Como si fueras el lobo que se comerá a la caperucita.—Tal vez hay algo de cierto… quién sabe —se encoge de hombros, pero le dejo claro lo que no pasará.—Nada de sexo para ti por hoy, no te entusiasmes… —hace un puchero adorable y estoy segura de que cedería sin protestar, así que cambio la conversación—, mejor dime si puedo sacarte ropa interior para colocarme.—Mejor te quedas así, más fácil de comer por la noche —¡¿es que sólo piensa en sexo?!—Debo ir a recibir la comida y no creo que quieras que salga con las pompas al aire.—En el closet… revisa allí, hay… sólo mira —me dice apresurado
Jacob LloydDespertar con ella a mi lado es de otro nivel. Si acaso un par de veces me desperté con alguna de las chicas con las que tuve sexo fue sólo porque estaba pasado de copas y el cansancio me ganó.La respiración de Charlotte es lenta, tranquila y su cuerpo cálido se acomodó perfectamente al mío. No puedo evitar que la excitación me recorra y se despierte esa parte de mí que quiere reclamarla otra vez.Trato de pensar en otra cosa, pero ella se remueve un poco y se pega más a mí, dejando sus nalgas justo ahí.—¿Hasta qué hora tengo que esperar a que hagas lo que tienes en esa mente sucia tuya? —susurra y me río.—Lo siento, mi ama… ya le cumplo —no hay tiempo para preámbulos, entro de una vez y ella deja salir el primer grito de placer.Un rato después estamos los dos en la ducha, ella con su cabeza apoyada en mi pecho mientras mis manos le lavan el cabello. Cuando salimos limpios y sonrientes, nos vestimos sincronizados como si viviésemos juntos desde hace mucho tiempo.Salim